Llevamos décadas pensando que este fósil de 132 millones de años era una planta. Ha resultado ser algo muy distinto

Llevamos décadas pensando que este fósil de 132 millones de años era una planta. Ha resultado ser algo muy distinto

En 2003, el padre Gustavo Huertas hizo un descubrimiento que cambiaba radicalmente buena parte de la historia natural de Colombia y, por extensión, de América Latina. Clasificando unos fósiles que él mismo había recogido durante los años 60 en la Villa de Leyva, Huertas identificó dos especímenes de Sphenophyllum colombianum.

Hablábamos de un planta que los expertos creían que se había extinguido 100 millones de años antes de la edad estimada de esos fósiles y que, por si fuera poco, nunca se había encontrado en esa zona del país. El descubrimiento era realmente excitante porque metía a la provincia de Ricaurte en el mapa paleontológico internacional y presagiaba grandes descubrimientos.

El único problema es que Huertas estaba equivocado. De hecho, esos dos fósiles no eran ni plantas.

"Parecían plantas". Sí que lo parecían. Cuando Fabiany Herrera del Field Museum de Chicago y Héctor Palma-Castro de la Universidad Nacional de Colombia revisaron las piedras coincidieron con Huertas en que se trataba de plantas. Había iniciado el proyecto con temor de que fuera un 'fake' o una falsificación, pero ver que efectivamente parecían plantas les tranquilizó.

Las dudas llegaron "después de fotografiarlos". "Cuando los examinas en detalle, las líneas del fósil no se parecen a las venas de una planta; estaba casi seguro de que probablemente eran huesos", explicaba Herrera.

Tortuga

Fabiany Herrera y Héctor Palma-Castro

¿Huesos? ¿Plantas con huesos? No ten rápido. Confusos y preguntar a muchos colegas, los investigadores se pusieron en contacto con un paleontólogo, Edwin-Alberto Cadena. Este herpetólogo les confirmó que, en efecto, las líneas en las rocas podían ser el caparazón de una tortuga. Pero había algo sorprendente: las piezas eran extremadamente pequeñas.

Y es sorprendente porque al compara las piezas con el registro fósil, todo parecía encajar con un género extinto de tortugas marinas llamado Desmatochelys, las tortugas "más grandes y antiguas que jamás hayan existido". ¿Cómo podíamos tener unas tortugas de ese género tan extremadamente pequeñas?

Cuestión de tamaño. Los fósiles no tienen más de cinco centímetros de largo, pero estas tortugas marinas solían medir casi dos metros de largo. ¿Qué estaba pasando? La explicación de Cadena era extremadamente sencilla: estaban recién nacidas (o, como mucho, en su primer año de vida).

Así que, bueno, hemos perdido un enigma paleobotánico, pero hemos ganado unas piezas claves para entender la evolución de las tortugas. No está nada mal.

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Es hora de afrontarlo, los gatos son un problema: el primer censo mundial revela que comen hasta 2.000 especies (y 350 están en peligro)

Es hora de afrontarlo, los gatos son un problema: el primer censo mundial revela que comen hasta 2.000 especies (y 350 están en peligro)

Al fin y al cabo, ¿qué es un gato? El rey de internet es una cosa tierna, cuqui, blandita y preciosísima que, en su interior, esconde una máquina de matar.

Y, claro, eso genera muchísimos problemas. 

¿No estamos exagerando un poco? Nunca he ocultado que a mi los gatos no me caen bien, pero eso no tiene nada que ver con esto. El mejor ejemplo de esto fue el "experimento natural" que ocasionó la llegada de los felinos al continente americano. La llegada de estos bichos conllevó la desaparecieron más de 40 especies de cánidos. De hecho, el impacto de los "gatos" en el desarrollo de las especies de cánidos norteamericanos fue mayor que los cambios climáticos o los problemas ecológicos.

Son unas puñeteras máquinas de matar. 

Y el mundo es su menú. Porque es posible que no les guste el dulce, pero será de las pocas coas que no les gustan. Según un estudio que ha publicado la revista Nature Communications, los gatos domésticos en libertad (incluidos los salvajes) comen más de 2.000 especies. Eso significa muchas cosas, pero sobre todo una: en la medida en que su población no deja de crecer, son una auténtica bomba ecológica.

"Los gatos comen mucho más de lo que pensábamos". Afirmaba Christopher Lepczyk, profesor de ecología de la Universidad de Auburn y uno de los autores del estudio. Y de formas mucho más variadas de lo que pensábamos, cabría decir.

Porque aunque casi la mitad de las especies fueron aves (seguidas de reptiles y mamíferos), al hacer el censo de todo lo que son capaces de comer los gatos, los investigadores encontraron desde insectos (mariposas, polillas o libélulas) hasta camellos, vacas o tortugas marinas.

Parece probable que los camellos fueran consumidos como carroña y las tortugas cuando eran cías, pero (como señalaba Lepczyk) "es significativo". No hay que olvida que, de entre todas ellas, casi 350 estaban en peligro de extinción (o en riesgo de estarlo). Un gato suelto en un sitio sensible es un peligro.

¿Qué hacemos con los gatos? Porque aunque los gatos domésticos (que pasean en libertad) son una parte nada desdeñable del problema, los gatos callejeros juegan un papel central de todo esto. Y no parecen algo fácil de gestionar.

Lepczyk reconocía que el hecho de que no aparezcan recomendaciones "políticas" en su tabajo no es un descuido. Es un tema sensible y hay que dar pasos también desde la propia ciencia animal para analizar cuales son los mecanismos más potentes de intervención.

Lo que está claro es que en muchos sitios los gatos se han convertido en especies invasoras y tomamos cartas en el asunto o podemos perder mucho. La biodiversidad nunca tiene segundas oportunidades.

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La ciencia tiene un truco para solventar el gran problema del aguacate abierto: que no se ponga marrón

La ciencia tiene un truco para solventar el gran problema del aguacate abierto: que no se ponga marrón

En México llaman al aguacate "oro verde", pero basta con mirar las neveras de decenas de miles de personas para darse cuenta que se convierte en "oro marrón" a una velocidad de vértigo. Sin mucho motivo, además.

Y es que, aunque no lo parezca, el aguacate con sus diez tipos diferentes de vitaminas y sus altos niveles de ácido fólico y glutatión, es un producto que congela muy bien. Aunque hay que saber congelarlo.

Pero, ¿qué es realmente congelar? En este contexto, cuando hablamos de congelación, hablamos de un método de conservación de alimentos que prolonga su vida útil de una forma muy sencilla: manteniéndolos a temperaturas constantes de -18ºC o inferiores. Si lo hacemos así, los microorganismos que los alteran y descomponen se inactivan. Detiene el reloj de la degradación alimentaria.

Esto es importante por varios motivos: el primero es que no es un método de esterilización ni nada parecido. Los microorganismos siguen ahí y cuando la temperatura sube se reactivan. O sea, que cuidado al descongelar (es recomendable hacerlo en el frigorífico).

El segundo motivo es que el agua, al congelarse y convertirse en hielo, se expande. Como la mayor parte del agua está dentro de las paredes celulares, estas se suelen romper en el proceso casero de congelación. Por ello, los alimentos descongelados pueden perder color, entereza o textura: la estructura que los conforma se ve alterada.

Pero no su propiedades nutricionales. Y es que, aunque es uno de los mitos más extendidos, los alimentos no pierden nutrientes en el proceso. Es verdad que la rotura celular puede cambiar el sabor y, en algún caso, pueden perderse algunos nutrientes. No obstante, lo interesante del asunto es que los estudios son muy claros: mantenerlos en la nevera hace que (por ese procedimiento de degradación natural) se pierdan más nutrientes que mantenerlos en el congelador.

"Pero no es lo mismo". No, en efecto. Como digo, el proceso de congelado somete a los frutos y las verduras a algunos cambios físicos que cambian la sensación en boca (pero poco más). La solución a ello es entender lo que ocurre y hacerlo jugar a nuestro favor.

El aguacate es un ejemplo sensacional.

Porque el aguacate congela muy bien. Aunque es cierto que el proceso puede provocar que se realcen un poco sus sabores amargos (que se pueden disimular con un poco de limón), lo cierto es que un fruto tan graso como el aguacate congela a la perfección. Sobre todo, si hacemos caso al truco que compartían nuestros compañeros de Trendencias: si lo hacemos puré previamente.

¿Puré? ¿Antes de congelar? En general, muchos de los usos que se les dan a los aguacates no necesitan textura firme: cosas como el guacamole y otros tipos de cremas o aderezos, funcionan bien con la pulpa chafada. De ahí que mucha gente opte por "procesar" el aguacate antes de congelarlo.

Según explican, se tritura la carne, se le añade limón si se desea y se forman bolas pequeñas, usando una cuchara pequeña. Luego se meten en el congelador (primero en una bandeja - hasta que están duras - y luego en una bolsa hermética).  Cuando se va a consumir el aguacate, se descongela fácilmente y el resultado organoléptico es casi idéntico.

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El paciente que ha sobrevivido a 12 tumores distintos y esconde el “santo grial” de la lucha contra el cáncer

El paciente que ha sobrevivido a 12 tumores distintos y esconde el

Esta historia empieza con un bebé y un tumor. Cada año detectamos 1.100 nuevos casos de esa cara especialmente cruel de la naturaleza a la que llamamos cáncer infantil. Sin embargo, este tumor y este bebé no eran normales. Pocos años después de sobrevivir al primer episodio, sufrió otro y luego otro y, así, hasta los doce tumores (cinco de ellos malignos) que ha tenido que padecer durante sus menos de 40 años de vida.

Estamos ante un caso excepcional que abre nuevas vías de diagnóstico precoz e inmunoterapia del cáncer. Un caso excepcional que se ha estudiado aquí en España.

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La azitromicina es uno de los antibióticos más utilizados del mundo. Y corremos el riesgo de que no nos sirva más

La azitromicina es uno de los antibióticos más utilizados del mundo. Y corremos el riesgo de que no nos sirva más

Hace unas semanas, la Agencia Europea del Medicamento anunciaba que iniciaba una revisión sistemática en torno a la azitromicina. En principio, no es nada especialmente llamativo. La EMA (y el resto de agencias nacionales) realizan controles periódicos sobre centenares de medicamentos.

El único problema era que la azitromicina no es un un "medicamento más": es uno de los antibióticos más utilizados del mundo y está perdiendo eficacia a marchas frozadas.

¿Qué pasa con la azitromicina? Es decir,¿hay algún problema con ella? En la azitromicina en sí misma, no. Descubierta a finales de los años 70, por su versatilidad y facilidad de administración, este antibiótico se convirtió en uno de los medicamentos más vendidos y ha salvado millones de vidas en estas últimas décadas.

De hecho, ese es el gran problema: que es tan bueno, que lo estamos usando mucho. Quizás demasiado. Y la consecuencia es que “las resistencias bacterianas frente la azitromicina están aumentando en  la Unión Europea" (según algunos estudios, algunas bacterias tienen ya más de un 30% de cepas resistentes). Por ello "y en vista del amplio uso de estos  medicamentos", la EMA se plantó y está repensando para qué la usamos.

Y no estamos en disposición de perder antibióticos. Porque (por ejemplo) pese a que en los últimos años hemos mejorado la forma en la que encaramos la búsqueda, nos hemos pasado décadas sin encontrar nuevas clases de antibióticos efectivos contra las bacterias gram-negativas y su barrera celular. Justo uno de los usos que le damos a la azitromicina.

Si perder un antibiótico por las superresistencias es una pésima noticia; en un mundo en el que cada día ya mueren 3500 personas debido a las resistencias, perder la azitromicina sería una catástrofe. De ahí que la EMA quiera tomar cartas en el asunto y "racionalizar" su uso.

¿Pero por qué ahora? ¿Qué ha pasado para que crezcan las resistencias? Un factor clave de este boom parece estar en la pandemia. Según contaba Oriol Güell en El País, durante la pandemia, se multiplicó por 2,5 el uso de este antibiótico en los hospitales españoles.  En plena confusión coronavírica, algunos estudios señalaron que la azitromecina podía mejorar el pronóstico de la enfermedad. Posteriormente, se descartó que eso fuera así, pero el "daño" estaba hecho.

“Fue uno de los gazapos en los inicios de la crisis y algo que, además,  se siguió utilizando durante un tiempo. Como la presentación de las  neumonías era atípica y para intentar ayudar al paciente ante la falta  de alternativas terapéuticas, muchas veces se les daba azitromicina", explicaba José Miguel Cisneros, jefe de servicio de Enfermedades Infecciosas en el Hospital Virgen del Rocío.

Sea como sea, el problema va más allá. El mismo Güell recoge una revisión de las prescripciones de azitromicina en la zona de Valladolid que realizó Maite Jorge Bravo, responsable del Grupo de Enfermedades infecciosas de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG). "El 96% estaba fuera de indicación", explicaba la especialista.

Es decir, el problema va más allá de la pandemia y, a la vista está, es muy difícil de frenar.

resistencias

Un mundo sin antibióticos. "El mal uso de la penicilina, con dosis demasiado elevadas, podría hacer  que los microbios se volviesen resistentes y revertir así sus beneficios". Eso fue lo que dijo el mismo Alexander Fleming en su discurso de recepción del Nobel. Solo habían pasado 15 años desde el descubrimiento de la Penicilina. Sabía de lo que hablaba y al ritmo al que crecen las resistencias es posible que nuestro hijos también lo sepan. De primera mano.

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Los japoneses tienen un sospechoso para explicar sus problemas de productividad: los malos hábitos de sueño

Los japoneses tienen un sospechoso para explicar sus problemas de productividad: los malos hábitos de sueño

Con una población muy envejecida y una falta de mano de obra casi endémica, la disminución de la productividad se ha convertido en todo un tema de estado en Japón. Y no es para menos. Algunas de las estimaciones más optimistas dicen que en 15 años faltarán 11 millones de trabajadores y, si los que quedan empiezan a ser menos productivos, las "tres décadas perdidas" se van a convertir en un siglo entero.

Por suerte, estos investigadores tienen una teoría sobre el asunto y, sobre todo, un culpable: la falta de sueño.

¿La falta de sueño? No vamos a descubrir ahora que (tradicionalmente) los patrones de sueño en Japón distan mucho de ser óptimos. Los vídeos de japoneses durmiendo en el metro (de las formas más delirantes) se han convertido en un género en sí mismo. Sin embargo, pasar de la "anécdota curiosa" a la "categoría con implicaciones para la economía de todo el país" es un salto importante.

Y no es exactamente una sorpresa. En los últimos años, muchas empresas niponas se "están centrando en iniciativas de gestión de la salud y la productividad" con la ide de mantener la salud de los empleados y, por supuesto, mejorar su desempeño. El problema es que eran intuiciones, no teníamos datos sólidos que relacionasen los hábitos de vida con la productividad.

El estudio. Un equipo de la Universidad de Tsukuba decidió comprobar qué había detrás de la caída de la productividad. En este sentido, analizaron el desempeño de 12.526 empleados (de entre 21 y 69 años) y lo analizaron con hasta 11 hábitos de estilo de vida. Eran cosas como fumar, hacer ejercicio, consumir alcohol o dormir adecuadamente.

Los resultados, como os podéis imaginar, van por esta línea. Según las conclusiones de los investigadores, la falta de sueño era el "hábito de estilo de vida" más fuertemente relacionado con el bajo desempeño laboral en ambos sexos. No era el único (caminar lentamente, fumar y saltarse el desayuno, en los hombres; o comer rápido, en las mujeres, también estaban relacionados con la productividad).

¿Y esto tiene algún impacto? Es decir, ¿se puede poner a una sociedad de 125 millones de personas a dormir bien? El estudio plantea vías para hacerlo. Cosas como la educación sanitaria o las intervenciones en el lugar de trabajo centradas en mejorar el sueño, la alimentación, los hábitos de ejercicio y el horario de la cena podrían tener un gran impacto en mejorar la productividad (y la salud) de los trabajadores.

Pero los cambios culturales son complejos y Japón no ha demostrado ser muy bueno con ellos.

¿Qué podemos hacer para dormir mejor?  Hay que recordar que, al margen de lo que podríamos denominar trastornos del sueño, dormir es pura rutina: los estudios nos dicen que un estilo de vida constante y organizado puede ayudarnos a dormir mejor. Cosas como no hacer deporte antes de dormir, no consumir estimulantes, usar nuestra fisiología a nuestro favor y controlar el ambiente en el que dormimos son estrategias "sencillas"  que nos pueden ayudar a vivir mejor.

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Imagen | Francesco Ungaro

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Hay un plan para recuperar al dodo de la extinción en Mauricio. Y por primera vez en la historia, parece viable

Hay un plan para recuperar al dodo de la extinción en Mauricio. Y por primera vez en la historia, parece viable

Cuando los portugueses bajaron del barco aquella mañana de 1507, no imaginaban lo que estaban a punto de encontrarse: una isla exuberante, deshabitada y llena de pájaros enormes (de un metro de altura, pelaje gris y 10 kilos de peso) que ni siquiera se inmutaban al verlos pasar.

Sin embargo, nadie les hizo mucho caso. El dodo entró en la historia de la humanidad como un ave insípida, hinchada y con el "culo gordo"; un ave prescindible, apenas una curiosidad de los mares del sur.

Mauricio, 1681. Eso explica muchas cosas, pero no todas. Explica, por ejemplo, que acosado por las ratas, los gatos y el resto de alimañas que habían bajado de los barcos, el último dodo muriera en Mauricio en torno a 1681. No hacía ni un siglo desde que el almirante Van Warwyck había reclamado aquella tierra para los Países Bajos; apenas 50 desde los primeros asentamientos comerciales que buscaban explotar el ébano y la caña de azúcar.

No explica, en cambio, por qué de los miles de especies que habrán desaparecido en los últimos siglos (y de las 873 que sabemos con certeza que ya no están sobre la faz de la Tierra), ha sido el dodo -- junto quizás con el mamut o el rinoceronte blanco del norte -- el que ha pasado a convertirse en el símbolo de la capacidad humana para destruir el mundo.

Y eso puede salvarlo. A principios de 2023, la Mauritian Wildlife Foundation (MWF) se puso en contacto con Colossal Laboratories, una empresa de ingeniería genética que lleva años dedicada a la des-extinción: querían al dodo de vuelta.

Colossal es conocida en el mundillo porque ha hecho avances en la secuenciación del genoma de animales extintos. De hecho, los paleogenetistas de Colossal habían comentado en otras ocasiones que ya habían secuenciado al dodo y a dos de sus parientes más cercanos: el solitario de Rodrigues y la paloma de Nicobar, que aún resiste viva en algunas islas del sudeste asiático.

La clave, de hecho, estaba en esta paloma de Nicobar. Los equipos de Colossal han descubierto que podían usar un embrión de pollo para, con ciertas técnicas de ingeniería genética, criar palomas de este tipo. Aún las técnicas y procesos no están maduros, pero el espaldarazo de la MWF puede ser determinante para que el proyecto llegue a buen puerto.

En busca del nido. Y es que, pese a que aún no está claro que se puedan usar las células germinales primordiales de la paloma de Nicobar para desarrollar dodos, la gente de la MWF ya está trabajando en encontrar un hábitat capaz de acoger a estos animales.

No es algo fácil. Mauricio es una isla relativamente pequeña (60 kilómetros por 30) y, en las últimas décadas, ha sido devorada por el turismo, la agricultura y una urbanización poco ordenada. Tanto es así que, Vikash Tatayah, director de conservación de la fundación, explicaba en la CNN que "el sitio ideal no existe".

No obstante, son optimistas. Hay zonas del parque natural de Black River Gorges que tienen los bosques restaurados, también están estudiando las reservas naturales de algunas islas cercanas a Mauricio (isla Redonda o el islote de Aigrettes). Cada opción tiene sus pros y sus contras (en Mauricio hay una enorme cantidad de depredadores; en las islas e islotes sería muy difícil que nadie pudiera verlos porque están protegidas), pero el MWF sigue trabajando en ello.

¿Tenemos fechas? Según explicaba Tatayah, el regreso del dodo "no ocurrirá de la noche a la mañana...  estamos hablando de probablemente una década". Al fin y al cabo, las aves se crearían en Estados Unidos y tendrían que llevarse a la isla, aclimatarlos y controlar su adecuación al territorio.

Pero, cuando dice "una década", Tatayah está siendo optimista. Aunque las técnicas de "des-extincion" llevan años encima de la mesa, la comunidad científica internacional está preocupada por derivas de este tipo. Es decir, usar tecnología punta en animales llamativos que se extinguieron hace 400 años (o mucho más), pero olvidar algunos que desaparecieron hace unos pocos años (o que están a unto de desaparecer).

¿Des-extinción o atracciones de feria? No sabemos casi nada del dodo y, sin embargo, sí sabemos todo sobre el rinoceronte blanco del norte, la paloma pasajera o el bucardo pirenaico. ¿No tiene sentido empezar por los animales más cercanos y dejar las "atracciones de feria" para más tarde?, se preguntan algunos paleontólogos.

No obstante, aunque no dejan de tener razón, el hecho de que los proyectos que reciben atención sean siempre los de animales tipo dodo, mamut o tigre de tasmania dice mucho sobre cómo precisamente esas "atracciones de feria" pueden ser fundamentales a la hora de hacer avanzar un sector que, en otras circunstancias, podría ir mucho más lento.

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Imagen | Patricia M

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Los tres trucos científicos para estar calientes este invierno (tengamos o no tengamos calefacción)

Los tres trucos científicos para estar calientes este invierno (tengamos o no tengamos calefacción)

De media, los españoles gastamos unos 750 euros al año en calefacción. Esa es la primera conclusión de la Organización de Consumidores y Usuarios en su informe sobre un tema que, a medida que el frío invade el país, se va convirtiendo en la gran preocupación de los hogares españoles. La OCU ha calculado cuánto cuesta, de media, cada tipo de calefacción con vistas a encontrar la más barata y eficiente. Pero lo cierto es que, si de verdad queremos estar calientes en invierno, hay mucha tela que cortar.

La mejor calefacción (a día de hoy). Para encontrar el mejor sistema de calefacción, en la OCU han estimado el coste anual de calentar una vivienda de 90 m2 en una región fría. Sus conclusiones son bastante claras (y, en muchos sentidos, nada sorprendentes): las dos grandes ganadoras son la calefacción con biomasa y la aerotermia.

Con mucha diferencia, además. Mientras la bomba de calor tenía un gasto de 455 y las estufas de pellets de 545€; la caldera de gas natural (683€), la caldera de gasóleo (816€), los acumuladores eléctricos (1046€) y los radiadores eléctricos (1255€) parece mucho más caros hoy por hoy.

Si nos vamos a otros sistemas (los propios de lugares que no tienen calefacción integrada) los resultados son peores: la estufa de butano (0,453 €/hora), la estufa de parafina (0,902 €/hora), la estufa halógena (0,276 €/hora) o el radiador de aceite (0,575€/hora) dan, según la OCU, resultados peores de forma sistemática.

Más allá de la calefacción. Lo que ocurre es que, como con el calor, esto no lo único que tenemos que tener en cuenta. Somos seres endotérmicos; es decir, tenemos que mantenernos a una temperatura concreta (en torno a los 37 °C) y si no lo hacemos el cuerpo empieza a desplegar una complejísima maquinaria fisiológica para asegurar que nuestros órganos y tejidos no se ven afectados. La pregunta es... ¿podemos usar esta maquinaria a nuestro favor?

¿Cómo funciona la termorregulación? En general, todos estos sistemas de regulación de temperatura están relacionados con el hipotálamo. Ese es la estructura que se encarga de comprobar que el cuerpo se está enfriando (o calentándose) y regular los procesos que intervienen para mantener la homeostasis. Su objetivo principal, con todo, es asegurar el buen estado de los órganos centrales.

Por ello, cuando el hipotálamo detecta una caída de temperatura basal, los vasos sanguíneos que irrigan la piel se hacen más pequeños y el flujo de sangre se redirige hacia el tronco. Esa caída de temperatura no está relacionada del todo con la percepción del frío: esta sensación está mediada por muchas cosas y no siempre está vinculada con la temperatura interior del cuerpo. El ejemplo más claro son las mujeres que suelen sentir más frío porque, aunque suelen tener más grasa subcutánea que los hombres, esa misma capa dificulta la irrigación de la piel. Es decir, sienten más frío, sí; pero eso no afecta a su temperatura interior que está bien resguardado.

Estrategias (clásicas) que no son recomendables. Comer platos especialmente calóricos ha sido una forma tradicional de entrar en calor y eso se refleja a los recetarios de todo el mundo. A largo plazo, sobre todo en niños, comer para mantener el calor no es una buena estrategia (que puede afectar al crecimiento y al desarrollo del cerebro) Además, las mujeres (que, hablando siempre estadísticamente, tienen menos masa muscular que los hombres) o las personas mayores (con las tasas metabólicas reducidas) también tienen más problemas para convertir las calorías en calor.

Tampoco tiene mucho sentido beber alcohol, pese a que popularmente suele considerarse algo que ayuda a "entrar en calor". Antes explicaba que nuestra percepción del frío y el frío que realmente tenemos en el interior no siempre van de la mano. El alcohol es un vasodilatador y ese efecto va directamente contra el sistema fisiológico de mantenimiento de calor: al mandar sangre extra a la piel, la enfría y el riesgo de hipotermia aumenta.

Trucos para mantenernos calientes. Teniendo esto en cuenta, hay un puñado reglas y trucos que nos pueden ayudar a controlar mejor el frío.

  • Capas, muchas capas: Vestirnos con muchas capas finas nos ayuda a generar una capa de aire caliente que hace de capa de transición y nos 'aísla' del frío. La piloerección (la 'piel de gallina') es un mecanismo natural que intenta hacer algo similar. Eso sí, hay que evitar el viento: vestirnos con muchas capas y rematarlas con una aislante que impida el "efecto tuareg" (y perdamos aún más calor).
  • Taparnos la cabeza: Contra la idea popular, las estimaciones más precisas, el lugar por donde más calor perdemos no es la cabeza. Es decir, a nivel térmico, protegerse la cabeza no es tan importante como podría parecer. Sin embargo, la temperatura de la cabeza parece tener un papel importante en si tiritamos o no. Y tiritar es un mecanismo especialmente potente a la hora de entrar en calor (hasta tal punto que, como los bebés no pueden hacerlo, necesitan grasa marrón - el mismo tipo que usan los animales que hibernan - para mantener la temperatura)
  • Hacer cosas: Ejercicio, actividad física. Todos los procesos relacionados con este tipo de actividad acaban generando calor. Es cierto, como explica Katherine Latham, que no conviene pasarnos porque podemos activar los mecanismos fisiológicos para evitar el calor excesivo y el saldo final puede llegar a ser positivo. No obstante, movernos un poco nunca es mala idea.

Imagen | Thom Holmes

En Xataka | Resolviendo la gran duda del invierno: si gasta más dejar la calefacción al mínimo o encenderla y apagarla

*Una versión anterior de este artículo fue publicada en noviembre de 2022

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La razón científica por la que el café no sabe igual en un vaso de cartón (y tiene que ver con las manos)

La razón científica por la que el café no sabe igual en un vaso de cartón (y tiene que ver con las manos)

Llevo años diciendo que, aunque pueda parecer una tontería, el café para llevar no sabe igual. No sabe igual. Yo no sé qué maldición extraña opera sobre el continuo espacio tiempo que ya puedes coger el más sofisticado y delicioso café del mundo que es caer sobre uno de esos recipientes de cartón y convertirse en agua de fregar el suelo. Es matemático.

Y lo decía y la gente me miraba con escepticismo. Con extrañeza. Como si estuviera loco, incluso.

Pero, ja, ahora me entero de que la ciencia está de mi lado.

Saborear con las manos, tocar con la lengua. Aunque cuando hablamos sobre el sabor de los alimentos solemos centrarnos en los "estímulos quimiosensitivos" y las propiedades organolépticas de los productos en sí, un número cada vez mayor de investigadores están demostrando que en "los atributos físicos" de lo que comemos y bebemos hay mucha tela que cortar.

No es solo que haya una íntima relación entre lo oral y lo táctil hasta el punto que en muchos casos perder uno afecta críticamente al otro; es que varios estudios han demostrado que las propiedades táctiles de la comida afectan a cómo percibimos su olor o sabor.

El mejor ejemplo, por supuesto, es el café.

Cups

Carvalho, Moksunova y Spence (2020)

¿El café? Pero si el café es líquido... En 2020, un equipo de investigadores utilizó sistemas de impresión en 3D para ver cómo afectaba la textura de las tazas a la percepción del sabor del café. Descubrieron, por ejemplo, que modificar las texturas lisas "aumentaban" la dulzura del producto, mientras que las superficies angulares hacían que el café se percibiera como más amargo.

Ocurre también con otros productos como el helado: tarrinas con "pinchitos" maximizaban el amargor del sorbete de limón frente al mismo sorbete en tarrinas lisas. El mismo efecto, en sentido contrario, afectaba al helado de vainilla: las lisas reforzaban su cremosidad.

Un truco para el bien... y para el mal. Es curioso porque, aunque aún no entendemos bien los mecanismos que están detrás y queda explorar si son fenómenos culturales o no, hemos descubierto que este pequeño truco tiene un impacto sutil (pero importante) en cómo apreciamos la dulzura, la acidez o la salinidad de los productos.

Y eso tiene implicaciones interesantes. Van Rompay, uno de los investigadores que han trabajado en esto, explicaba que esto puede tener un impacto claro a la hora de hacer menos apetecibles alimentos poco saludables. No obstante, por esa misma regla de tres, este tipo de 'trucos' puede ser utilísimo a la industria alimentaria para hacer justo lo contrario. De hecho, ya lo está siendo.

En Xataka | Este aparato recrea multitud de sabores al tener contacto con la lengua

Imagen | Dan Burton

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Hay una “Petra” en Andalucía y es espectacular, pero también la consecuencia de algo más: la turistificación

Hay una

"Una maravilla milenaria" en el corazón de Andalucía, "la joya más desconocida de nuestro país", "un lugar que podría ser Petra, pero que está en Sevilla". Esas son algunas de las cosas que se han dicho sobre el (cada vez más viral) coto de las Canteras de Osuna y, basta rascar un poco, para darse cuenta de que no es para menos.

Petra, en Jordania, es un yacimiento nabateo famoso por las alucinantes construcciones labradas en la misma roca del angosto valle en el que se construyó hace ya 25 siglos. El coto de las Canteras (o, al menos, la parte que se parece a l ciudad jordana) se hizo en 2004 con la intención clara de convertirlo en el auditorio natural más grande de Europa.

"No es necesario recorrer miles de kilómetros en busca de maravillas arquitectónicas que podemos encontrar en nuestro país", decían en otro reportaje. Y supongo que es cierto. ¿Qué iban a saber hacer hace 25 siglos que no seamos capaces de hacer ahora?

La "Petra de Andalucía". Del Coto de las Canteras de Osuna, se llevan sacando sillares de piedra desde hace miles de años, pero en los años 60 cerró sus puertas. Y en las siguientes décadas, como parte de los movimientos para recuperar paisajística y medioambientalmente el país, empezaron a llenarla. Hasta que en el 99, un empresario local Jesús Ramos lo rescató para convetirlo en un espacio en el que realziar eventos de todo tipo.

En 2004, la propiedad contrató a Francisco Valdivia para "realizar una serie de  esculturas y relieves replicando obras íberas tanto en el exterior como en el interior de las cantera". El resultado, como se puede ver en las imágenes, es una propuesta muy interesante. De hecho, fue el mismo Vargas Llosa el que, tras un evento en el Coto de las Canteras, dijo que se sentía "como en el corazón de Petra" e inspiró el "apelativo" popular.

¿La mejor campaña de marketing de los últimos tiempos? El Coto de las Canteras no deja de ser una iniciativa privada que (con mayor o menor apoyo del ayuntamiento ursaonense y la diputación de Sevilla) ha jugado bien sus cartas. Es evidente que no es tanto una "Petra andaluza" -- un yacimiento histórico -- como una recreación moderna que recuerda a la ciudad jordana. Y el hecho de que se haya vuelto viral en los últimos tiempos a hombros de un planteamiento mediático algo engañoso sería algo divertido, sino fuera porque es un síntoma de algo mayor.

Aunque para verlo con perspectiva tenemos que hacer un pequeño viaje.

Bilbao, años 90. La ciudad del Nervión había sido uno de los puertos más importantes del mundo durante el medio siglo anterior. Casi un tercio de todo el acero del mundo se había embarcado en la ría, pero el siglo XX se había hehco muy cuesta arriba y, tras las reconversiones de los años 80, se había convertido en "la ciudad menos hospitalaria de toda España".

Había dinero y un 'cementerio de elefantes' industrial, así que las autoridades las autoridades bilbaínas. decidieron construir el "edificio más grande del siglo" como parte de una serie de medidas que recuperaría, la ciudad, la ría y los restos que había dejado la industria vasca al morir. Ahí es donde la decisión de descartar la reforma de la Alhóndiga y la construcción del Guggenheim se convirtió no sólo en un movimiento simbólico, sino en una jugada de un alcance urbano mucho mayor. Una jugada que salió bien.

Muy bien. Cito a la BBC: "La nueva estructura ultramodernista atrajo a un gran número de turistas. Los nuevos ingresos alentaron una regeneración de la ribera de la ciudad y  surgieron nuevos bares, cafeterías y otros negocios, muchos de ellos de  alta tecnología. Actualmente hay seis restaurantes con estrellas Michelin en una ciudad con una población de solo 350.000 habitantes".

Extraordinariamente bien. "En muy, muy poco tiempo, realmente cambió toda la faz de Bilbao", explicaba Hileman Waitoller.

Tan bien que, de hecho, entorpece el análisis. Y, de hecho, la idea de que la transformación de las ciudades puede articularse a través de una intervención urbanística icónica es mainstream. Hasta el punto que ciudades como Madrid se plantea reiteradamente la idea de hacer algo similar al Guggenheim: buscar un edificio icónico que atraiga turistas y dé cuerpo a la imagen de marca de la ciudad.

Pero no basta con eso. Por supuesto, el "efecto Guggenheim" olvida que solo con un museo no se consigue nada: el museo solo era una de las patas de un proceso que hizo que se repensara la ciudad entera en torno al Nervión y que se transformara radicalmente a nivel físico, social y cultural. Sin esto último, lo primero solo es un elemento decorativo.

El mejor ejemplo de ello quizás sea Granada. La capital nazarí, pese a tener el monumento más visitado de España, ha sido incapaz históricamente de usarlo como palanca de transformación urbana. Al final del día, una altísima proporción de los millones de turistas que visitan la Alhambra acaban pernoctando, consumiendo y gastando dinero en los complejos hoteleros de la Costa del Sol.

Los beneficios y los problemas de poner el turismo en el centro. En los últimos años, la búsqueda de "yacimientos turísticos" (aunque sean engañosos) es una constante en un lugares con el atractivo como el de España. Al fin y al cabo, se trata de una fuente de ingresos relativamente fácil de desarrollar y para la que el país cuenta ya con una importante infraestructura.

Aparentemente, se trata de conseguir "dirigir" parte del flujo turístico nacional y conseguir reavivar partes de la economía. Pero tiene muchas consecuencias 'invisibles'. Porque como se ha visto estos meses en la costa del Cantábrico, apostar por el turismo es desarrollar una 'política industrial' decidida que afecta al resto de sectores productivos de la sociedad.

España se está llenando de joyas, de lugares imprescindibles, de atracciones turísticas... Pero no hay un gran debate sobre el lugar hacia donde nos lleva eso. Y, como hemos visto en los últimos años, es momento de discutirlo en voz alta.

En Xataka | Miedo a un Benidorm en el Cantábrico: cómo el turismo se está trasladando poco a poco al norte de España

Imagen | James Narmer

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La noticia Hay una "Petra" en Andalucía y es espectacular, pero también la consecuencia de algo más: la turistificación fue publicada originalmente en Xataka por Javier Jiménez .

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