En un futuro no muy lejano todo el parque automovilístico europeo estará conectado. Esto significa que tu coche sabrá a qué velocidad circulan los demás y recibirá notificaciones cuando otro vehículo del entorno frene o tenga un problema. Asimismo, podrá comunicarse con los semáforos para que le adviertan de un cambio inminente, con los ciclistas para evitar accidentes al no verlos o con la Dirección General de Tráfico para eludir retenciones por sucesos imprevisto. Todo en aras de una mayor seguridad.
Pero, para que todo eso sea posible, los fabricantes y la Administración deben elegir el estándar de telecomunicaciones por el que se regirán esas conexiones. En la actualidad existen dos tecnologías en liza, la basada en Wi-Fi y la que usa redes móviles 4G y 5G. Los Estados Unidos y China ya han apostado decididamente por la segunda, mientras que en Europa, en cambio, el debate sigue siendo intenso y hay tantos partidarios de una como de la otra.
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