La OPEP+ está sentenciada a no entenderse: Rusia, Emiratos y Arabia Saudí están dinamitando el cartel desde dentro

La OPEP+ está sentenciada a no entenderse: Rusia, Emiratos y Arabia Saudí están dinamitando el cartel desde dentro

En 1973 estalló una de las mayores crisis energéticas del siglo XX. La guerra de Yom Kipur y el embargo petrolero decretado por los países árabes dispararon el precio del crudo, que se cuadruplicó en pocos meses. La consecuencia fue una tormenta económica: inflación, recesión y un profundo reordenamiento geopolítico que catapultó a la OPEP al centro del tablero energético mundial.

Han pasado cinco décadas, pero el petróleo sigue marcando el pulso de las tensiones globales. No hay un embargo formal, pero si conflictos bélicos a nivel mundial sumado a una guerra comercial impulsada por Estados Unidos. A pesar de toda esta situación inestable, la OPEP+ ha optado por seguir produciendo por tercer mes consecutivo, en un mercado ya saturado y con precios en descenso.

Señales inquietantes. Contra todo pronóstico, la OPEP+ ha decidido aumentar su producción en plena caída de los precios. En su última reunión, el cartel, con el impulso de Arabia Saudí, ha aprobado sumar 411.000 barriles diarios a partir de julio. La medida ha dejado perplejos a varios de sus propios miembros, según Bloomberg. El ajuste equivale a apenas el 1,2 % de la demanda global, pero su impacto político y estratégico es más profundo.

Razones muy dispares. Una posibilidad como ha apuntado The Economist es que Arabia Saudí y sus aliados del Golfo estarían intentando complacer a Donald Trump. Durante su reciente gira por la región, el expresidente presionó directamente para lograr una baja en los precios del combustible. A cambio, Riad y Abu Dabi esperan beneficios estratégicos, como acuerdos en sectores tecnológicos como en chips de inteligencia artificial.

Sin embargo, esta no es la única motivación. El plan de Estados Unidos basado en una expansión agresiva del fracking para abaratar el petróleo ha alterado el equilibrio del mercado global. En este escenario, Arabia Saudita ha optado por una respuesta contundente: inundar el mercado con crudo. Al aumentar la oferta y forzar una caída de precios, busca presionar a los productores de esquisto en Estados Unidos, cuya rentabilidad depende de precios más altos. Esta estrategia también le permite castigar a los miembros de la OPEP+ que no respetan las cuotas y, al mismo tiempo, recuperar parte de la cuota de mercado perdida frente al petróleo no convencional estadounidense.

El problema de fondo. La crisis de la OPEP+ no es solo una cuestión de estrategia o precios, sino de cohesión interna. La regla cardinal del cartel sobre no producir más de lo acordado está siendo ignorada por varios miembros. Según The Economist, los Emiratos Árabes Unidos (EAU) han declarado producir 2,9 millones de barriles diarios (mb/d), pero según analistas consultados por el medio han estimado que estarían produciendo entre 200.000 y 500.000 b/d, muy por encima de su cuota real.

Lo más preocupante para la OPEP+ es que incluso las “fuentes secundarias” que utilizan para verificar cifras parecen cómplices en mantener esta ficción. Muchas son consultoras que dependen de contratos con empresas estatales como Adnoc (EAU) o Saudi Aramco.

Aunque esto viene de antes. El primero en revelarse como tal fue Kazajistán, quien sobreproduce hasta 300.000 b/d por encima de lo pactado en abril. Mientras que Irak tiene dificultades para controlar su producción total, que incluye campos en manos kurdas. Estos tres países están debilitando la autoridad del cartel desde dentro.

Y hay una sorpresa más. El único miembro del grupo con poder geopolítico comparable al saudí, ha empezado a mostrar oposición. Bloomberg ha detallado que en la reunión más reciente, Rusia respaldada por Argelia y Omán, pidió congelar la producción en julio para evaluar los efectos de los aumentos anteriores, pero su propuesta fue ignorada. Arabia Saudí ha impuesto su plan sin consenso, una señal clara de que la era del liderazgo colegiado ha terminado.

¿Estamos ante una implosión? Si Arabia Saudita no logra controlar a los Emiratos ni contener las divergencias con Rusia, el cartel corre el riesgo de volverse irrelevante. La revisión de cuotas prometida para este año ha sido postergada hasta 2027, lo que ha desatado frustración en Abu Dabi. Los Emiratos, con una capacidad que ya casi alcanza los 5 mb/d, necesitan solo $50 por barril para equilibrar sus cuentas, frente a los $90 que requiere Arabia Saudita. La divergencia estructural entre ambos es profunda. Un analista con contactos en ambos gobiernos ha advertido para The Economist que es solo cuestión de tiempo para un choque abierto entre los dos gigantes, lo que podría precipitar una salida emiratí de la OPEP+.

Al borde del colapso. Durante 65 años, la OPEP ha sobrevivido guerras, pandemias y el auge del fracking. Pero parece que ha llegado a su límite en esta situación, donde la demanda de petróleo podría alcanzar su pico en la próxima década, y muchos petroestados están decididos a vender lo que puedan antes de que sea demasiado tarde.

Si la cohesión interna se sigue erosionando, si las cuotas se incumplen impunemente y si los grandes productores actúan de forma unilateral, la OPEP+ dejará de ser un actor estratégico global y pasará a ser una alianza simbólica. El actual “crack” no es solo de precios. Es un “crack” institucional. Y esta vez, puede ser definitivo.

Imagen | Pexels

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La OPEP+ está sentenciada a no entenderse: Rusia, Emiratos y Arabia Saudí están dinamitando el cartel desde dentro

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Alba Otero

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