Xi Jinping ha reaparecido tras 16 días de silencio. Lo que no imaginábamos era lo que se activó durante su ausencia
Xi Jinping ha reaparecido tras 16 días sin presencia pública. Lo ha hecho el 4 de junio en una reunión oficial con el presidente bielorruso Alexander Lukashenko en Pekín.
Su regreso pone fin a una ausencia inusualmente larga que, por el momento en que se ha producido y por el contexto internacional, desató una oleada de especulaciones sobre su salud, su poder dentro del Partido Comunista y el rumbo de la segunda economía mundial.
Por qué es importante. La desaparición de Xi coincidió con un repunte en las tensiones con Estados Unidos, marcado por amenazas de nuevas sanciones y un deterioro progresivo de las relaciones bilaterales.
En ese contexto, la falta de visibilidad del máximo líder chino ha generado preguntas incómodas: ¿estaba enfermo? ¿Había movimientos internos contra él? ¿Quién estaba tomando decisiones en su lugar?
Los hechos. Tres señales alimentaron el ruido, según reportó Nikkei Asia:
- El Politburó no celebró su reunión mensual de mayo, o al menos no la comunicó, algo estipulado por los estatutos del partido. Aunque no hay obligación de hacerla pública, su silencio resultó llamativo.
- El ministro de Defensa se ausentó del Diálogo de Shangri-La en Singapur, la conferencia de seguridad más importante de Asia.
- El nombre de Miao Hua, jefe del departamento político del Ejército Popular de Liberación, ha desaparecido de la web oficial.
En paralelo, se confirmó la muerte del ex vicepresidente de la Comisión Militar Central, Xu Qiliang, oficialmente por enfermedad. Pero su fallecimiento se produjo en un contexto de purgas constantes en el Ejército y rumores —no verificados— de suicidios entre altos mandos bajo investigación por corrupción o deslealtad. La opacidad del sistema, lejos de contener las conjeturas, las amplifica.
Entre bambalinas. Según recoge NTD —medio vinculado al movimiento Falun Gong, abiertamente crítico con el régimen—, se barajaban tres posibles escenarios:
- Xi podría estar enfermo tras años de concentración de poder.
- Estaría orquestando reformas internas sin precedentes.
- Afrontaría una rebelión de las facciones marginadas desde 2012.
La hipótesis más drástica: que altos cargos del partido habrían pactado su dimisión, posiblemente en agosto.
- Un matiz importante: NTD no es una fuente neutral. Conviene tener en cuenta su sesgo crítico con el Partido Comunista y su línea editorial militante. Las hipótesis que plantea no están contrastadas por fuentes independientes.
El contexto. China vive un momento especialmente sensible. La economía se desacelera, las tensiones con Taiwán se intensifican y Trump insiste con su guerra arancelaria. Como señalaba The Diplomat, la ausencia de Xi justo ahora proyecta debilidad en el peor momento posible.
No sería la primera vez que un líder chino responde al cuestionamiento con un gesto simbólico: en 1966, cuando se dudaba de la salud de Mao Zedong, el líder nadó públicamente a través del Yangtsé para demostrar fortaleza.
Y ahora qué. Xi ha reaparecido, pero el episodio deja una conclusión incómoda: incluso un apagón de dos semanas basta para activar el radar. Cuando el poder depende tanto de su imagen como de sus actos, cualquier vacío es percibido como una grieta.
La próxima gran cita será el Cuarto Pleno del Comité Central, previsto para agosto, y con él el tradicional retiro de verano en Beidaihe, donde se traza buena parte de la estrategia del partido. Habrá especial interés en volver a verle.
Imagen destacada | Partido Comunista Chino
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Xi Jinping ha reaparecido tras 16 días de silencio. Lo que no imaginábamos era lo que se activó durante su ausencia
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Xataka
por
Javier Lacort
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