Las Big Tech siempre han copiado (o comprado) a sus rivales. Es justo lo que está pasando con la IA

Las Big Tech siempre han copiado (o comprado) a sus rivales. Es justo lo que está pasando con la IA

Los buenos artistas copian, los grandes roban, dijeron Steve Jobs o Pablo Picasso. Lo que no dijeron es que probablemente los mejores artistas no hacen ni una cosa ni la otra: directamente compran “obras” que acaban haciendo ver como suyas. Lo estamos viendo continuamente en el ámbito tecnológico, y el último ejemplo es lo que está pasando en el mundo de la IA.

Voy a comprarme una empresa. Google lanzó su propio YouTube antes que YouTube. Tres semanas antes, de hecho. El 25 de enero de 2005 anunciaba el lanzamiento de Google Video, mientras que YouTube se lanzaría el 14 de febrero. Ya sabemos cómo acabó la historia: YouTube arrasó mientras Google Video apenas lograba cuajar. ¿Qué hizo Google? Comprar YouTube para solucionar el problema.

Problema solucionado a golpe de talonario. Facebook hizo algo parecido con Instagram. La empresa creada por Mark Zuckerberg le vio las orejas al lobo, así que prefirió comprar a su potencial competidora, que efectivamente se convirtió en un éxito absoluto y es ahora parte integral de su ecosistema.

Los buenos artistas copian. Lo hemos visto otras muchas veces: las Big Tech copian ideas como si no hubiera mañana. Facebook e Instagram lo hicieron con las Stories de Snapchat, o los Reels copiados de TikTok, y hay otros muchos ejemplos. Hay veces en los que copiar funciona, pero hay otras en las que esos intentos acaban en un verdadero desastre.

El dilema del innovador. La conclusión evidente de todos esos movimientos es una ya conocida: las Big Tech no quieren que ninguna otra empresa acabe robándoles la cartera. Si alguien les empieza a hacer sombra, van a por él, no vaya a ser que acaben como BlackBerry o Nokia, que parecían inmortales y ahora son tan solo una mínima expresión de lo que fueron. Todas las grandes tecnológicas se saben bien lo del dilema del innovador, y ninguna quiere formar parte de ese grupo de empresas que dejaron que otra se le subiera a la chepa.

Cuidado que viene OpenAI. La situación actual es reflejo de esa realidad. Está pasando en el mundo de la inteligencia artificial. OpenAI se convirtió desde el lanzamiento de ChatGPT en la nueva gran estrella del panorama tecnológico. Su desmesurado crecimiento alertó rápidamente a casi todas las grandes tecnológicas (pero no a todas), que se lanzaron a aliarse con ella o bien a competir directamente con plataformas de IA análogas. Pero es que además de que las Big Tech se lanzaran a competir, también lo hicieron muchas otras. Y absolutamente todas esas startups están en peligro, porque las Big Tech no van a permitir que las “pequeñas” puedan robarles la cartera.

Agentes de programación a la carta. El último ejemplo de este fenómeno lo hemos visto con las plataformas agénticas de IA para programar. Cursor fue todo un descubrimiento para los programadores, y desató la fiebre por estas herramientas. En las últimas semanas, no obstante, hemos visto cómo una de sus competidoras, WindSurf, ha sido comprada por OpenAI, que no contenta con eso sacó además su propia herramienta de programación, Codex. Pero es que Cursor y otras startups como Devin o Replit Ghostwriter lo tienen complicado, porque Anthropic (Claude Code), Google (Jules), Microsoft (GitHub Copilot) o Amazon (CodeWhisperer).

Concentración a la vista. Esa variedad de opciones en ese campo específico de la IA se extiende a otros muchos ámbitos: hay decenas de opciones para crear imágenes con IA, y lo mismo si lo que buscamos es crear música o incluso vídeo. Y lo mismo para herramientas que transcriben audio, que hacen resúmenes de contenidos o que ayudan en tareas específicas de otros tipos. El problema de todas ellas es que si una de esas ideas se populariza, las Big Tech van a 1) copiarla o 2) si eso no funciona, comprarla. Salvo casos excepcionales, lo normal es que el mercado siga dominado por un pequeño grupo de grandes empresas, dejando en un segundo plano muy lejano a las startups que logren sobrevivir.

Imagen | TechCrunch | Anthony Quintano

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Las Big Tech siempre han copiado (o comprado) a sus rivales. Es justo lo que está pasando con la IA

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Javier Pastor

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