No me digas tu edad, dime tu fuerza de agarre: cómo simples gestos nos dicen lo bien que estamos envejeciendo
En los últimos días, diversos medios se han hecho eco de las declaraciones que hacía en su podcast Peter Attia, médico experto en longevidad. En su programa, The Peter Attia Drive, el sanitario explicaba que un hombre de entre 40 y 50 años debería ser capaz de poder cargar su propio peso (el 75% de su peso en el caso de las mujeres) repartido entre sus dos manos y caminar durante un minuto.
Esto nos plantea una curiosa duda: ¿qué tiene que ver nuestra fuerza de agarre con la longevidad?
Pues, aunque pueda parecer sorprendente, nuestra fuerza de agarre puede decirnos mucho sobre cómo estamos envejeciendo. Diversos estudios publicados en los últimos años parecen confirmar esta relación, convirtiendo a la fuerza de agarre en un importante biomarcador vinculado a un envejecimiento saludable.
“Las personas con mejor fuerza de agarre envejecen más lentamente. Tener una buena fuerza de agarre puede ralentizar el proceso de inmunosenescencia, o el deterioro de tu defensa inmune asociado a la edad”, explica Ardeshir Hashmi, médico en la Cleveland Clinic. “También puede mejorar tu habilidad para recuperarte de enfermedades, u homeostenosis. Finalmente, puede prevenir la fragilidad.”
La falta de fuerza de agarre es, para este experto, no solo indicador de un envejecimiento más rápido, también señal de un mayor riesgo de aparición de enfermedades crónicas e, incluso, de una menor esperanza de vida.
La literatura científica parece secundar esta relación. Un estudio publicado este mismo año en la revista Scientific Reports, es buen ejemplo de ello. El estudio analizó una población de 1.446 participantes de edades comprendidas entre los 50 y los 90 años de edad, la mayoría (1.095) mujeres.
El equipo midió la fuerza de agarre de cada participante, que también rellenó una encuesta enfocada en estimar su calidad de vida. El equipo halló una relación significativa entre agarre y la evaluación general del nivel de calidad de vida.
Otro estudio reciente, publicado en 2023 en la revista Journal of Cachexia, Sarcopenia and Muscle, empleaba relojes biológicos para estudiar la relación entre fuerza de agarre y envejecimiento. Los relojes biológicos son diferentes biomarcadores que indican en qué medida o a qué ritmo envejece nuestro cuerpo más allá de nuestra edad cronológica estándar.
El equipo responsable del estudio también encontró una relación inversa entre envejecimiento, medido a través de marcadores de la metilación del ADN, y la fuerza de agarre. En otras palabras: las personas con mayor fuerza de agarre tienden a envejecer de forma más lenta según lo observado en este estudio.
Publicado en la misma revista, pero un año antes, otro estudio halló que la escasa fuerza de agarre se asociaba a un mayor riesgo de padecer demencia y a una mayor mortalidad. Esto teniendo en cuenta factores asociados que pudieran llevar a error al establecer la relación.
Estos son algunos de los ejemplos recientes hallados en la literatura. En 2019, una revisión de la literatura publicada en la revista Clinical Interventions in Aging ya había encontrado, en análisis previos, evidencias de la vinculación entre la fuerza de agarre y la salud, a través de factores tan variados como fuerza general, densidad de minerales óseos, fracturas, malnutrición, impedimentos cognitivos, diabetes, depresión o calidad de vida, entre otros.
Remediando la pérdida
Algunos médicos, como el doctor Hashmi recomiendan el ejercicio para evitar la pérdida de esta fuerza de agarre, una pérdida asociada a la edad que tiende a comenzar alrededor de la edad de 50.
Según Hashmi, esto puede ser tan sencillo como apretar una bola (como las clásicas bolas antiestrés) durante al menos 10 minutos y dos veces al día. Esto sin olvidar ejercicios convencionales que nos pueden ayudar a mantenernos en forma también en edades más avanzadas.
Aunque la recomendación de hacer ejercicio y llevar una vida activa nunca esté de más, cabe resaltar que la relación entre la fuerza de agarre y nuestro bienestar y longevidad es compleja. La correlación no siempre implica una relación de causa directa. Por ejemplo, la fuerza de agarre puede perfectamente estar correlacionada con nuestro estado de salud general.
La gente que se ejercita con frecuencia tendrá probablemente una mayor fuerza de agarre y también un mejor estado de salud. Además, sabemos algunas formas de demencia y enfermedades neurológicas como la escleriosis no solo reducen nuestra calidad de vida, también afectan a nuestra movilidad y a nuestra capacidad de manejar pesos y desenvolvernos a la hora de hacerlo.
Imagen | RDNE Stock project
-
La noticia
No me digas tu edad, dime tu fuerza de agarre: cómo simples gestos nos dicen lo bien que estamos envejeciendo
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Pablo Martínez-Juarez
.