Compré una navaja automática en Aliexpress y lo que me llegó fue una multa de 800 euros

Compré una navaja automática en Aliexpress y lo que me llegó fue una multa de 800 euros

Un usuario español de Aliexpress, a quien llamaremos Víctor por su deseo de preservar el anonimato, compró una navaja automática a principios de 2022. Le costó algo menos de 20 euros y lo hizo, según explica, por mera afición a las armas en general. Colecciona algunas, como un fusil AK74U de airsoft o un cuchillo nepalí con su correspondiente registro y documentación, y quiso añadir esa navaja a su repertorio.

Esa navaja nunca llegó a su domicilio, pero por el bajo precio pagado no le dio más vueltas... hasta que más de un año después recibió una carta certificada que resultó ser una multa de la Guardia Civil. Una sanción de 800 euros por haber comprado un "arma prohibida".

Si es automática, está prohibida... aunque a la venta

Esa consideración viene dada por el tamaño de la hoja de la navaja, como contempla el Real Decreto 137/1993:

Cuando se trate de armas blancas, de aire comprimido o de las demás comprendidas en las categorías 4.ª a 7.ª del presente Reglamento, la fabricación, reparación, almacenamiento, distribución y comercio de armas prohibidas o de armas reglamentadas sin autorización, con multas de 300,51 a 30.050,61 euros [...].

En su caso, la navaja, automática y con hoja de ocho centímetros, fue detectada por Vigilancia Aduanera y supuso esta multa.

Navaja

Resguardo del pedido de Víctor. Imagen cedida.

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Notificacion electrónica de la sanción. Imagen cedida.

"Se trataba de una navaja Stiletto clásica", dice Víctor. Aunque el modelo exacto que compró ha sido eliminado de la plataforma, pueden encontrarse algunos muy similares.

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Una de las navajas que se encuentran a la venta en Aliexpress, muy similar a la que supuso la multa de Víctor. Imagen: Aliexpress.

En España, las navajas automáticas están prohibidas, salvo en casos puntuales excepcionales, desde 1993, cuando la ley antes mencionada las clasificó como armas prohibidas, algo que reforzó la Ley de Seguridad Ciudadana de 2015. También lo están las navajas con hoja superior a once centímetros de longitud, sean automáticas o no, según recoge la web de la Guardia Civil.

Víctor contó su caso en Forocoches el mismo día en que recibió la sanción, y aunque varios usuarios le aconsejaron recurrir la sanción, decidió no complicarse y resignarse a pagar. "Preferí no meterme en jaleos y pagué la multa con reducción, que se quedó en 400 euros", explica a Xataka. "Imagino que con un abogado y metiéndote en juicios debe ser una multa bastante recurrible, pero para una persona normal como yo, sin ganas de entrar en pleitos, casi mejor pagar", añade.

Cuando recibió la notificación trató de ponerse en contacto con Aliexpress, pero según su versión, "se limpia las manos". De hecho, en su momento no le notificó de que la navaja había sido confiscada en aduanas, motivo por el que no se esperaba nada de lo que terminó sucediendo.

La única actualización del estado del pedido que apareció fue "Estado: Finalizado" y "Solicitud terminada". Recibió el reembolso íntegro y asumió que hubo algún tipo de problema con el envío, y al haber recibido el dinero de vuelta simplemente olvidó el tema. Hasta que llegó la sanción.

Final

Última actualización del pedido de Víctor. Imagen cedida.

Una de las dudas que surgen viendo este caso es qué ocurriría si alguien compra un arma como esta a nombre de otra persona con el ánimo de fastidiarle. Para responder a esta pregunta hemos contado con Carmen Serrano, jurista especializada en derecho penal. "Entiendo que en este caso, siendo una navaja, no tenía tanta relevancia y por eso ha ido por la vía administrativa y punto. Por una navaja imagino que no se van a meter en abrir diligencias, seguis un procedimiento... Por eso simplemente le llegó una sanción", explica.

"Otra cosa sería si hubiese sido un arma de fuego, o una gran cantidad de armas blancas, en ese caso quizás sí que desde Aduanas lo hubiesen puesto en conocimiento de la fiscalía, o de un juez instructor, y hubiese comenzado un procedimiento de verdad", nos cuenta.

"En ese caso, al iniciarse un procedimiento penal, la persona tendría que decir que no tiene ni idea de dónde ha salido esa compra, probar que no se pagó con su tarjeta y quizás denunciar usurpación de identidad con ánimo de cometer un delito". Eso en el caso de que el arma hubiese supuesto la apertura de un procedimiento judicial.

En el caso de haberse quedado en la vía administrativa... "Podrías recurrirla, ir a la policía con con esa multa y denunciar la usurpación de identidad. Y luego ya decides si quieres personarte y ejercer acciones penales, o solo dejar constancia del hecho", nos cuenta Carmen. La diferencia entre una querella y una denuncia. "Nunca me imaginé que por una simple navaja me fuera a comer un multón", concluye Víctor.

Desde Xataka nos hemos puesto en contacto con Aliexpress para incorporar sus declaraciones sobre el caso, sin haber recibido respuesta en el momento de publicar este artículo.

En Xataka | Este joven construía armas cuando era un chaval: ahora el Pentágono y Silicon Valley se disputan su talento.

Imagen destacada | Aliexpress.

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Estamos un poco más cerca de la era post-pantallas. La incógnita es si realmente queremos llegar a ella

Estamos un poco más cerca de la era post-pantallas. La incógnita es si realmente queremos llegar a ella

Humane lo tiene bastante difícil con su AI Pin. Parece caro, requiere otra suscripción adicional costosa, supone una difícil renuncia a todo lo que nos encanta de los smartphones y tiene algunas externalidades adicionales que dificultan aún más su compra. Quizás el recorrido del producto solvente los problemas de esta primera versión, pero a día de hoy creer muchísimo en ellos para otra cosa que no sea vender la empresa a una gran tecnológica que aproveche sus desarrollos es un acto de fe.

Dicho eso, son los penúltimos que se suben al carro de lo que podríamos llamar la era post-pantallas. No post-smartphone, sino directamente post-pantallas: la de los dispositivos que quieren comunicarse con nosotros e integrarse en nuestra vida trascendiendo a las pantallas tradicionales (smartphone, tablet, ordenador, reloj).

Voz, proyección y realidad aumentada

La propuesta de Humane es un bloque cuadrado que adherir a nuestra ropa para interactuar con él mediante la voz o mediante su proyector láser, aprovechando la palma de nuestra mano. Es complicado pensar que nos va a emocionar dejar el smartphone en casa para reemplazarlo por un dispositivo con el que no podemos hacer fotos ni vídeos, que se carga la intimidad de nuestras comunicaciones y con el que no podemos ni consultar un triste timeline de una red social.

Imagen: Humane.

Imagen: Humane.

Hay más: en primavera, Sightful, una startup israelí, presentó Spacetop, un ordenador sin pantalla como tal: solo consta de teclado y trackpad... y unas gafas de realidad aumentada. Su propuesta, tener el equivalente a una pantalla de 100 pulgadas y múltiples escritorios superpuestos sobre el mundo real.

Imagen: Sightful.

Imagen: Sightful.

Por supuesto, las Vision Pro de Apple siguen un principio similar, aunque con una batería mucho más limitada, un diseño algo más aparatoso, más capacidades en torno al posicionamiento espacial y un sistema operativo, visionOS, más enfocado como iOS que como macOS: más que un ordenador computacional, es una tablet computacional.

Sightful, al contrario que Humane, sí podría tener un desarrollo futuro mejor, con un factor de forma más pequeño y un campo de visión mayor. Al menos como un producto más vinculado a la productividad en movilidad que como un dispositivo de entretenimiento. Sabemos desde hace un tiempo que en general estamos dispuestos incluso a trabajar con dispositivos no-tan-estables si a cambio ganamos más ventanas simultáneas. De la droga se sale, de la multiventana no.

Luego están los que buscan dar una información más íntima que la de Humane, para un uso más continuado y en segundo plano que la de Sightful o Vision Pro, y permitiendo la retroalimentación. Son las que se enfocan en auriculares cada vez más inteligentes. Aunque a veces la inteligencia venga de la nube.

Es lo que está ocurriendo con ChatGPT desde hace unas semanas, que a través de su aplicación móvil permite conversar por voz con él, acercándonos un poco más al concepto que la película 'Her' popularizó en 2013 y que sigue pareciendo lejano... pero bastante menos que hace un año.

Este concepto viene de lejos si en vez de auriculares pensamos en altavoces inteligentes, pero hasta ahora su desarrollo comercial y de producto no ha sido el que podíamos esperar en 2015 y se han quedado en usos residuales.

La llegada de los LLM podría dar la vuelta de tuerca que este tipo de dispositivos necesitan para acercarse a las expectativas que teníamos sobre ellos, e incluso ir más allá. Por ejemplo, con la monitorización y codificación de todo aquello que decimos y escuchamos para crear un registro vital. Lo que propone Rewind con Pendant.

Imagen: Rewind.

Imagen: Rewind.

Avi Schiffman está lanzando un dispositivo similar a un AirTag, pero con el grosor de dos, para convertirse en un asistente personal basado en IA que llevar sobre nuestra ropa, otra promesa en torno a poder escapar de las pantallas.

Y también están las Ray-Ban Meta, que no proyectan nada al frente ni sobre su lente, pero sí permiten ser controladas por voz, escuchar a través de sus auriculares y hacer fotos y vídeos (y no mucho más que eso).

Parece complicado de todas formas que empecemos a querer alejarnos de las pantallas si no es con una fuerte determinación causada por la voluntad de buscar eliminar una adicción. Las pantallas enganchan, como sabe cualquier niño que se pega a ellas como van las polillas a la luz, y como saben los adultos que pasan más tiempo del que les gustaría admitir haciendo scroll en su smartphone.

Pero también parece evidente que empieza a haber una cierta tendencia para reducir el consumo de pantallas que tanto nos sedujo en los años diez hasta llegar a un nivel preocupante para demasiada gente.

Imagen destacada | Xataka con Midjourney.

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Del 0% de Filmin al 100% de Apple: así han aumentado sus precios los servicios de vídeo bajo demanda en los últimos años

Del 0% de Filmin al 100% de Apple: así han aumentado sus precios los servicios de vídeo bajo demanda en los últimos años

Hace cinco años se vivía bien. No habíamos sufrido una pandemia, la gasolina se pagaba a 1,20 €/l, la electricidad no había pegado el subidón de 2022, los tipos de interés estaban bajos, la inflación era residual y el coche nuevo no era todavía un bien de lujo. Otros tiempos.

Además de todo esto, el vídeo en streaming todavía era algo bastante asequible. Sus precios eran muy manejables y todavía no se había segmentado tanto la oferta.

Definitivamente, eran otros tiempos.

Más caros y cuentas compartidas perseguidas

En estos años, no solo hemos visto cómo casi todos subían sus precios (hay una muy honrosa excepción patria: Filmin), sino que también hemos visto una cierta tendencia, la de desglosar la oferta en varios planes, y cada vez más.

En estas gráficas hemos reunido los precios de distintos servicios de vídeo bajo demanda, separándolos en internacionales y en nacionales para facilitar la legibilidad.

Y aunque las subidas son reales, tienen algunos matices. Por ejemplo, además de un catálogo creciente o ciertos aumentos de calidad (como el de HBO, que con el paso a HBO Max empezó a ofrecer 4K), también está la comentada desagregración de paquetes.

Netflix lo hizo desde el principio, pero su tarifa más barata ya no existe y fue reemplazada por otra sostenida con anuncios. Disney+, similar: aunque tampoco ha cambiado el precio de su plan estándar, antes era el único que ofrecía, mientras que desde este año es el paquete intermedio, y posibilidades como el 4K quedan relegadas al Premium. Dicho de otro modo: el plan Estándar mantendrá el precio, pero no equivale a la tarifa base anterior.

Estos son los porcentajes de subida de cada plan desde 2019. La inflación acumulada en España desde entonces hasta hoy es del 15,5%, por lo que las subidas que se queden por debajo de ese marcador no son subidas reales, pues no alcanzan a la subida del resto de precios.

La mayor subida en estos últimos años es la de Apple TV+, que ha pasado de sus 4,99 euros mensuales originales a 9,99 euros con la subida de estas últimas semanas. Un 100% de aumento. Luego está el de Movistar Plus+, que ha pasado de 8 a 14 euros mensuales, pero que también tiene matices: incorpora un partido de LaLiga y otro de Champions League (no a elegir), cosa que nunca ofreció Movistar Plus+ Lite.

Atresplayer Premium cierra el podio de los mayores aumentos de estos últimos años, aunque en su caso partía de la posición más barata, 2,99 euros, ahora convertidos en 4,99 euros al mes.

Y hay más matices: Netflix y Disney están liderando la persecución de las cuentas compartidas en estos últimos años. Esa posibilidad, a veces incluso impulsada y usada como instrumento de marketing, ha pasado a estar restringida. Esto no se refleja en las gráficas de los aumentos de precios, pero en la práctica supone algo similar, sobre todo en un país con una fuerte cultura de la contraseña compartida entre familiares y amigos como España. 2023 ha sido el año en que vimos este cerrojazo y HBO ya ha adelantado que hará lo mismo.

Netflix, por cierto, no refleja una gran subida en esta última gráfica, de 2019, pero si vamos un poco más hacia atrás, los porcentajes aumentan. Además de que ha eliminado el plan Básico (el único que nunca subió de precio en España, 7,99 euros al mes), los planes Estándar y Premium de Netflix han subido un 30% y un 50% respectivamente desde su llegada en 2015.

Imagen destacada | Xataka con Adobe Firefly.

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Españoles, el ‘xD’ ha muerto

Españoles, el 'xD' ha muerto

Ayer usted estaba preguntando si ese 'xD' enigmático que le habían enviado por correo electrónico significaba "por dios" o qué era lo que quería decir exactamente antes de descubrir que era una cara riéndose. Hoy no hay apenas rastro de él y utilizarlo habla de nosotros mismos, concretamente de nuestra edad y de lo lejos que estamos de las nuevas modas.

Tempus fugit, también para los emoticonos, que han pasado de ser el no va más de la modernidad al equivalente a un discman. 'xD' fue devorado por su emoji, 😂, cuando el auge del smartphone los incorporó a nuestra rutina. Pero la vida también es efímera para los emojis. La youtuber Ter lo explicó perfectamente en uno de sus vídeos.

Como cualquier otra moda

Los emojis son un elemento comunicativo más, y por tanto también están sujetos a la evolución de todas las lenguas. Hace treinta años era de jóvenes decir "me las piro, vampiro" o "qué me estás container", hoy es de trasnochados y gente que no ha superado el paso del tiempo. De la misma forma, 'xD' es cada vez menos frecuente. Si acaso, su significado ha cambiado: ya no significa la risa a carcajadas, sino una entonación que vendría a significar "ni siquiera yo me estoy tomando esto demasiado en serio", o simplemente aclarar un tono sarcástico que por escrito no siempre se deduce. Pero así y todo, cada vez se usa menos.

Olga

Ahora la risa se indica con otro emoji, la calavera 💀, o sobre todo, otro tipo de recursos, como los stickers. Nos lo explica Olga Cruz, vicedecana de Calidad y Comunicación en la Facultad de Humanidades de la Universidad Pablo Olavide de Sevilla: "El emoji 😂 se ha usado tantísimo que los jóvenes, que son los que innovan y crean nuevas modas, no lo encuentran divertido, por eso han pasado a usar otros. Es como el apelativo 'tío', tiene una marca de edad. Los jóvenes dicen 'bro', o 'hermano', o 'hermana', pero no 'tío', que es de otra edad. Lo mismo ocurre con los emojis: no quieren usar los que usan sus padres, está más desgastado".

Es decir, 'XD' ya suena demasiado primitivo, pero 😂 lleva un camino similar, aunque todavía le queda camino por recorrer. Sobre todo entre las personas de 30 a 50 años, que no paran (paramos, ejem) de usar emojis. Ahora los stickers ocupan la posición que antes tenían los emojis y todavía antes los emoticonos.

Emojis 001

Esta gráfica es una adaptación de lo mostrado en el estudio 'Sticker and Emoji Use in Facebook Messenger: Implications for Graphicon Change', que explica cómo ha evolucionado el uso de emoticonos, emojis, stickers y otra clase de recursos gráficos para acompañar al texto.

Emojis 2

Imagen: Xataka.

Los stickers animados son la tendencia más reciente. Pero no GIFs. No son lo mismo, y de hecho los GIFs también son otra marca de edad que suelen rehuir los jóvenes.

Otro aspecto interesante al que apunta Olga tiene que ver con que cada vez tenemos más posibilidades de personalización. "Con emoticonos y emojis tenías unas opciones muy marcadas, pero con los stickers hay mucha más personalización. A quien le gustan los gatos puede usar stickers de gatos para expresar risa, sorpresa, tristeza... A quien le gusta La Casa de Papel, pues de esa serie, y así... Es menos estándar que antes".

Precisamente con los stickers también se busca lograr un impacto, una capacidad de sorprender, que los emojis han perdido con el paso de los años. "Igual que 'xD' ya dejó de producir sorpresa y ser novedad, lo mismo ha pasado con 😂, ya no es igual que cuando empezamos a usar emojis. Con los stickers sí se puede volver a conseguir si para expresar risa usas a un famoso con una risa muy estridente, o una imagen icónica. O por supuesto, tus propios stickers, que es algo muy buscado: creas tu propio sticker riéndote, le pones un texto y ya lo tienes totalmente personalizado. O de un conocido".

Aquí merece la pena rescatar otra moda que ya pasó hace mucho tiempo: la de usar deliberadamente las abreviaturas de teclado que se traducían en emoticonos de MSN Messenger. Por ejemplo, (L) formaba un corazón, (8) una nota musical, (H) una cara con gafas de sol o (K) unos labios que indicaban un beso.

En la primera década de este siglo era muy habitual ver esos caracteres entre paréntesis, incluso en soportes donde se podía usar directamente el glifo que representaban, como una dedicatoria en la agenda ajena de un instituto. Ahora esto tiene un significado similar al de irse a contemplar unas obras o sacar un pañuelo de tela del bolsillo: otra marca de edad.

emoticonos msn

Imagen: MSN Messenger.

'El MSN' fue efímero y la moda no perduró tanto como las demás, pero a 'xD' ya le ha ocurrido lo que le está empezando a ocurrir a los emojis, otra tendencia de la que nos habla Carmen Pérez Sabater, profesora del Departamento de Lingüística Aplicada de la Universitat Politècnica de València: "La gente joven apenas usa ya emojis, lo vi en un estudio que hice a partir de conversaciones que sumaban medio millón de palabras, viendo cómo se comunican adultos y jóvenes. Lo presenté en un congreso mundial en Bélgica este verano y lo que más nos llamaba a todos la atención fue que el 80% de mensajes de los adolescentes era solo texto. Sin emojis ni nada más. El otro 20% incluía fotos, vídeos, stickers, stickers animados... Pero emojis, muy pocos".

Carmen

Su uso en este grupo de edad se centra en los nombres de contactos de su agenda. Por ejemplo, acompañar el nombre 'Sergio' con una pelota de fútbol si juega al fútbol, o el de 'Marcelo' con una bandera argentina si es argentino. O conejitos, unicornios y corazones en el caso de chicas en su adolescencia temprana. Solo se salva la calavera y poco más (para indicar risa) como emojis conversacionales.

Nuevamente, una tendencia crónica que simplemente cambia la forma de manifestarse: no hacer lo mismo que sus padres. "Para sus padres, descubrir los emojis fue la bomba, sobre todo las mujeres los usan muchísimo. En cambio los adolescentes han nacido prácticamente con ellos, quieren diferenciarse y buscan otros juegos discursivos. Los stickers en movimiento son lo que más les gusta ahora", añade.

En cualquier caso, los emojis, como los emoticonos, no llegan a morir como tal, simplemente van perdiendo protagonismo hasta pasar a tener un uso residual. Y sobre todo, pierden su valor sorprendente o de marca identitaria. A nadie sorprende y seduce leer un 'xD' en pleno 2023, pero sí le puede hacer gracia que alguien le ría un chiste con la risa ridícula de un concursante del último reality de moda. Maneras de vivir.

En Xataka | Nuevos emojis de 2023: lista completa de las 118 nuevas incorporaciones de Emoji 15.1 de Unicode.

Imagen destacada | Xataka con Adobe Firefly.

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Apple vuelve a subir los precios de sus servicios. Y TV+ se ha encarecido tanto que en dos años ya cuesta el doble

Apple vuelve a subir los precios de sus servicios. Y TV+ se ha encarecido tanto que en dos años ya cuesta el doble

Hace justo un año, Apple anunció la subida de precio de algunos de sus servicios, aparentemente fueron los servicios o bien más populares (como Apple Music) o que un menor precio tenían respecto a su competencia (como TV+) los que sufrieron el aumento, mientras que los menos populares, como Apple Arcade, mantuvieron sus cifras.

Un año después, Apple vuelve a subir los precios de algunos de sus servicios, incluyendo los del paquete Apple One. Y esta vez afecta tanto a Apple TV+ por segunda vez en un año como a Apple Arcade, que se salvó en aquella ocasión.

Subidas de entre el 9% y el 43%

Así quedan los nuevos precios en los servicios que sufren la subida:

  • Apple Arcade: pasa de 4,99 euros al mes a 6,99 euros al mes.
  • Apple TV+: pasa de 6,99 euros al mes a 9,99 euros al mes.

Y así quedan los precios de Apple One en sus tres modalidades:

  • Apple One individual: pasa de 16,95 euros al mes a 19,95 euros al mes.
  • Apple One familiar: pasa de 22,95 euros al mes a 25,95 euros al mes.
  • Apple One Premium: pasa de 31,95 euros al mes a 34,95 euros al mes.

En Estados Unidos hay alguna subida más, con un servicio que fue anunciado hace casi cinco años pero todavía no ha llegado a España: Apple News+, el agregador de noticias de periódicos y revistas, ha pasado de 9,99 dólares mensuales a 12,99 dólares al mes.

El resto de servicios, como iCloud+, Apple Music o Apple Fitness+, mantienen de momento sus mismos precios.

Esta subida duele especialmente con servicios como TV+, que ha duplicado su precio respecto al de hace un año y una semana. De los 4,99 euros al mes que costaba a principios de octubre de 2022 ha pasado en este tiempo a 9,99 euros al mes.

Hay algunas posibles explicaciones lógicas a las subidas, como la inflación acumulada o el hecho de que algunos precios se han mantenido fijos durante bastantes años, con mención especial al de Apple Music, que pasó siete años sin variarlo (Spotify todavía más).

No obstante, estas subidas son bastante agresivas: la de TV+ supone un aumento del 43%... y hace un año ya tuvo otra subida del 40%. Luego está Apple Arcade, cuya cantidad de usuarios desconocemos pero no hay ningún indicador que haga pensar que está siendo un gran éxito. Sin embargo, también le ha llegado una subida del 40%.

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Imagen destacada | Apple, Mockuuups Studio, Xataka.

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La historia del GIF que aparece en todas (pero en todas) partes desde hace más de diez años

La historia del GIF que aparece en todas (pero en todas) partes desde hace más de diez años

A no ser que usted haya vivido debajo de una piedra durante los últimos diez años, es seguro que ha visto en al menos un centenar de ocasiones el siguiente GIF:

Elissa Slater Spit Take

Imagen: CBS.

Es, posiblemente, el GIF estándar para reír en una conversación online. No ha llegado hasta ahí por casualidad. En el buscador de GIFs de WhatsApp aparece al menos una vez tanto si buscamos '😂', como 'hahaha' como 'LOL'.

Wha

El GIF aparece en varias búsquedas de WhatsApp relacionadas con la risa. Imagen: Xataka, Mockuuups Studio.

Y también en Twitter, que usa a Giphy, como WhatsApp, aunque también a Riffsy.

Twi

En Twitter, también. Imagen: Xataka, Mockuuups Studio.

Ella siempre aparece. Basta una búsqueda rápida para encontrar una mención temprana a su origen en un foro de seguidores de Gran Hermano, el programa donde se originó el GIF.

Fue el 24 de agosto de 2013, y alguien publicó tres GIFs de la misma mujer riéndose. Uno durante una grabación del programa en sí, los otros dos, ya en plató. El primero fue el que se convirtió en viral —y perenne—, quizás por lo visual que resulta su risa escupiendo lo que estaba bebiendo.

Elissa Slater Spit Take

El origen. Imagen: coOol en JokersUpdates.

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La cara B del disco. Imagen: coOol en JokersUpdates.

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Y el tercero. Imagen: coOol en JokersUpdates.

En varias ocasiones ha sido confundida con Jennifer Lawrence, cosa poco reprobable: la compresión de haberlo cargado y descargado tantas veces es capaz de cualquier cosa. No es Lawrence, ni tampoco es actriz.

Su nombre es Elissa Slater, es estadounidense y el GIF es un fragmento de una emisión de Big Brother en su 15ª edición. Ahí fue cuando en un momento como cualquier otro le dio un ataque de risa que le hizo escupir el Sprite que estaba bebiendo (¿quién bebe Sprite en una taza?), según explicó a Mel Magazineen 2021.

Su fama llegó temprano respecto al resto de concursantes de aquella edición, puesto que la edición de un par de años antes la había ganado su hermana mayor, Rachel.

Elissa hoy tiene 37 años, diez más que los que tenía cuando el momento del GIF. Aunque algunos medios dicen que es nutricionista, en su perfil de Instagram dice ser enfermera estética y experta en el cuidado de la piel.

En YouTube está el momento exacto del GIF, un clip que explica el contexto de aquel instante. El el 0:45 es cuando vídeo y GIF coinciden. Y por cierto: se ve que la botella que tiene a su lado sí es de Sprite.

El ataque de risa fue provocado por algo no demasiado gracioso para la persona promedio, pero que causó esa reacción en Elissa, como explicó a Mel Magazine: otra concursante estaba quejándose de su actitud y la de otra participante en tono acusador, a lo que siguió la carcajada.

Dest Gif

Imagen: CBS, Elissa Slater en Instagram.

Haberse convertido en un GIF eterno no parece preocupar a Elissa: según dijo, encuentra divertido que la gente lo utilice, aunque matiza que le gustaría poder sacar algún provecho de ello, en lugar de ser únicamente algo provechoso para las plataformas que lo utilizan, incluida Giphy.

Así que si alguna vez creíste que era una opción: no, un GIF no incluye un sistema de atribución y compensación a quien aparece en él. Tampoco a quien emitió el clip original, en este caso, CBS. Al menos Elissa no lo lleva mal.

En Xataka | El nuevo fenómeno viral de la IA son mensajes subliminales. Son buenas noticias para la publicidad.

Imagen destacada | CBS.

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¿Te puedes fiar de GPT-4 para invertir? Le hemos pedido una estrategia, se la hemos pasado a un asesor y este es el veredicto

¿Te puedes fiar de GPT-4 para invertir? Le hemos pedido una estrategia, se la hemos pasado a un asesor y este es el veredicto

Hace unas semanas leímos en Fortuneun artículo en el que hacían un tipo de ejercicio que ya hemos hecho en el pasado, pero con un nuevo enfoque: enfrentaban a ChatGPT con un asesor financiero humano para ver quién podía ofrecer mejores consejos de cara a contar con un plan para la jublación.

Basándonos en ese artículo hemos querido hacer la variante local, adaptando la solicitud a un contexto más habitual en España, y solicitando esta estrategia a ChatGPT (usando GPT-4) para comprobar con un asesor de inversiones la eficacia o no de este enfoque.

Dicho de otro modo: ¿qué lagunas tiene ChatGPT como asesor financiero?

La propuesta de ChatGPT

Esta fue la petición que hicimos a ChatGPT, basándonos en una situación ficticia:

Estamos en 2023. Tengo 25 años, soy español, vivo en España y planeo seguir viviendo en España el resto de mi vida. Mis ingresos netos anuales son de 24.000 euros. No tengo deudas ni propiedades, mis ahorros son 15.000 euros.

Mis gastos fijos suman unos 9.000 euros anuales, mis gastos variables suman unos 6.000 euros anuales. Ahorro unos 9.000 euros anuales en mi situación actual. Me gustaría comprar una casa en los próximos 5-8 años, y aumentar mis ingresos tanto con aumentos de mi salario como con inversiones.

Basándote en toda esta información, ¿cuánto dinero crees que necesitaré para jubilarme a los 67 años y poder vivir de él, sin depender de una pensión del Gobierno?

¿De qué forma debería invertir desde ahora mi dinero para poder alcanzar esa meta, teniendo en cuenta la inflación, un promedio esperado de rentabilidad siendo conservador y los 42 años que quedan hasta ese momento?

Su respuesta se basa en tres pasos: hacer una estimación de gastos futuros, calcular la cantidad necesaria para nuestra jubilación, y planificar una estrategia de inversión.

Mediante varias fórmulas económicas nos resume que necesitaremos unos 586.000 euros para jubilarnos a los 67 años viviendo hasta los 85 años, añadiendo que con nuestra tasa de ahorro y una estrategia de inversión conservadora, podríamos acumular algo más de un millón de euros para el momento de nuestra jubilación, más que suficiente en base a la cantidad estimada.

La rentabilidad estimada para una cartera diversificada (acciones, bonos y bienes raíces) es de un 5% para ChatGPT, y la inflación, de un promedio de un 2% anual.

La respuesta del asesor

Nuestro asesor es Javier Acción, fundador de Acción Inversiones, una EAF (empresa de asesoramiento financiero). Tras analizar la propuesta de ChatGPT, concluye que es útil para dar unas líneas generales estandarizadas, pero no para seleccionar inversiones y productos concretos, además de dos factores diferenciales donde hoy por hoy no llega esta tecnología.

Javier Accion

Por un lado, la realidad cambiante. ChatGPT hizo unas estimaciones a partir de nuestra información para ofrecer cálculos, pero no se adapta a nuestra evolución vital: cambios en los ingresos y los gastos, nivel de riesgo asumible, imprevistos que reduzcan nuestros ahorros, paso a una vida en pareja, etc. Aquí podríamos ir actualizándole nosotros mismos la información, pero no tiene un rol activo para preguntarnos por ello, tenemos que ser nosotros quienes recordemos enviarle actualizaciones.

Por otro lado, el factor principal: el emocional. "Invertir es, en un 80%, tener 'estómago'", explica Javier. "Saber tomar decisiones con frialdad en los momentos complicados que siempre aparece periódicamente en los mercados es clave para los resultados a largo plazo. Un asesor financiero formado y experimentado puede ayudarte a comprender lo que ocurre y cuál es la mejor decisión posible".

El ser humano tiende a buscar la supervivencia, a protegerse frente a lo desconocido y a protegerse frente a la pérdida. En momentos de caída del mercado es muy habitual que, sobre todo los inversores menos experimentados, cierren sus posiciones asumiendo pérdidas para evitar que vayan a más.

"Esto es complicado incluso para los que somos profesionales de esto, ni los gestores de grandes fondos saben lo que va a ocurrir. Pero los que tenemos la suficiente experiencia sabemos que siempre hay un evento de proporciones grandes que provoca una caída del mercado. La gente que simplemente se indexa y no tiene un control emocional siempre se acaba enfrentando a la soledad de los grandes desplomes, ve sus ahorros caer un 4o% o un 50% y creen que tienen que irse a otro sitio, invertir de otra forma".

Además, esos eventos de gran magnitud que sacuden el mercado se dan con más frecuencia que antes. Si entre 2003 y 2019 solo hubo la crisis de 2008 (y a lo sumo, una réplica para la eurozona en 2012), desde 2019 hasta hoy, la cuarta parte del tiempo, hemos vivido una pandemia global, una guerra en el centro de Europa, la inflación más alta en cuatro décadas o la subida de tipos del 0% al 5% en poco más de un año. "La gestión emocional de todo eso es complicada, para entender cuándo es una oportunidad o una amenaza", añade Javier.

Y la explicación de una diferencia: una cosa es una caída general del mercado, y otra cosa es la de una empresa o un valor individual. Javier no aconseja la inversión en estas últimas salvo en casos muy concretos de gran volumen, porque no compensa el elevado seguimiento que hay que hacer en ese topo de inversiones. "Esa inversión es mucho más compleja. En cambio, cuando una empresa individual va mal, pero el mercado está sano, la inversión irá normal".

Ejemplificamos esta diferencia con la acción de BlackBerry en 2008. Tocó máximos llegando a los 144 dólares, pero la llegada de Android y el iPhone le arrinconaron, no supo reaccionar y empezó su larga agonía. En 2012 no valía ni veinte dólares. Hoy, ni cinco.

¿Qué hubiera hecho usted entre 2007 y 2009 viendo la trayectoria de aquellas acciones? Hoy la respuesta puede sonar obvia, pero en ese momento la atmósfera era muy distinta.

"Invertir más dinero en una empresa que solo hace que caer es el camino más corto para descapitalizarte. En cambio, si estás indexado, da igual lo que pase con BlackBerry, porque será una porción muy pequeña. Y además, aparecerá Apple disparándose y compensará con creces la caída".

Si alguien invierte centrándose en unas pocas empresas, la quiebra de una de ellas puede comprometer su rentabilidad y buena parte de su patrimonio. Pero si se indexa o invierte en un gran fondo, es muy improbable que haya una quiebra generalizada. Y si llega una caída por situaciones como las antes descritas, en opinión de Javier, normalmente se tratará de una oportunidad, no de una amenaza.

"Cuando parece que hay tempestad suele ser el mejor momento para invertir. Por ejemplo, con la pandemia. Y al revés: cuando hay un momento de euforia, solemos recomendar mantener la calma. Todo esto no te lo dice ChatGPT, no te acompaña durante, te da la parte teórica, pero la práctica es mucho más compleja. Cualquiera con una cierta base puede entender las métricas cuantitativas y cualitativas. La gestión emocional ya es otra cosa".

Enfatiza en cómo las burbujas y sus posteriores caídas siempre han ocurrido, y siempre ocurrirán. Desde los bulbos de tulipanes en Países Bajos en el siglo XVII hasta las criptomonedas y los meme stocks pasando por la compañía del mar del sur en el siglo XVIII, los ferrocarriles del XIX o el boom inmobiliario en España a principios del siglo XXI. Y defiende que ese 'estómago' humano será lo que mejor pueda gestionarlo y entender qué es una amenaza, qué es una oportunidad y cuándo es mejor quedarse quieto.

"Ya antes de ChatGPT se hablaba de que los algoritmos y la gestión indexada aportarían una rentabilidad superior a la del mercado y suprimirían la gestión activa. Pero ha sido al revés: cada vez ocurren más cosas y no basta con indexarse, hay que tener un control emocional".

ChatGPT puede ser un gran punto de partida para entender nuestro contexto y las líneas maestras del objetivo antes de visitar a un asesor financiero. Una herramienta para llegar con los deberes hechos y una cierta propuesta de expectativas, pero difícilmente un reemplazo a largo plazo.

En Xataka | 19 apps, herramientas y programas para controlar los gastos y tu economía doméstica.

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Hemos mirado los datos de los últimos 30 años para saber si la música se está tiktokizando. La respuesta es rotunda

Hemos mirado los datos de los últimos 30 años para saber si la música se está tiktokizando. La respuesta es rotunda

Es posible que usted, estimado lector, haya notado que según ha pasado de escuchar música en vinilos a hacerlo en casettes, CD's y MP3 para acabar en los brazos del streaming, las canciones parecen durar cada vez menos. Y si es usted especialmente observador, quizás también haya percibido que los estribillos cada vez llegan más temprano.

Nosotros también lo hemos notado. Nos hemos puesto a tirar de datos para corroborarlo.

Está usted en lo cierto.

El streaming incentiva lo breve

Para este artículo hemos tomado las cien canciones que forman el Top 100 de Billboard en cuatro años seleccionados: 2022, el último año natural completo, y cinco saltos de diez años hacia atrás. A partir de ahí hemos registrado la duración de todas esas canciones y hemos hecho un pequeño análisis sobre esas duración en función de cada año.

Para el resto del artículo nos hemos centrado en los últimos cuatro rankings (1992-2022) para facilitar la legibilidad de los datos. En la década de los setenta y ochenta vimos un aumento de las duraciones propiciado por el éxito de géneros más pesados (hard rock, rock progresivo, opera rock...). A partir de ahí, la tendencia bajista que llevamos tres décadas arrastrando por distintos factores, pero acentuada en estos últimos años.

En primer lugar, un dato revelador: el promedio de las canciones del Billboard Hot 100 no ha dejado de caer. A principios de los noventa superaba los cuatro minutos y medio (272 segundos). A partir de ahí fue cayendo hasta no llegar ni a los cuatro minutos y medio (199 segundos).

Esto no es casualidad y tiene que ver con cómo el paso a la música por streaming ha cambiado los incentivos para los músicos y toda su industria. Por ejemplo, con el pago por reproducción: Spotify cuenta como reproducción cada escucha superior a los 30 segundos.

Si a un artista le cuesta, en promedio, diez horas de trabajo cada minuto de una canción, por dar cifras redondas y sabiendo que la realidad es más compleja, podrá sentirse tentado a crear tres canciones de tres minutos en lugar de dos de cuatro minutos y medio. Le costará aproximadamente el mismo esfuerzo, pero tendrá una pieza más que monetizar.

Luego están los algoritmos de las plataformas de streaming, que premian las canciones que son escuchadas en su totalidad, una forma de tener a la gente ocupada escuchando música con un menor número de saltos, lo que deriva en menos royalties que pagar, la clave que decide si Spotify es rentable como empresa o no.

Además, los estribillos suelen llegar más temprano, fruto de nuestra menguante capacidad de atención y lo fácil que nos resulta cambiar de estímulo cuando el presente nos resulta insatisfactorio. Los vídeos cortos han cambiado la forma en que las películas cuentan historias, y la suscripción por tarifa plana a una infinidad de música nos ha dado una mecha corta para pulsar el botón 'siguiente canción'.

Y hay otra explicación para el auge del estribillo temprano: es lo que suele acabar en TikTok, un actor muy importante para el descubrimiento musical, pero no por reproducir canciones completas, sino solo los fragmentos más pegadizos, como recoge un análisis de la propia Billboard. Será más fácil querer compartirlos si se han escuchado antes, para lo cual vamos al punto anterior: han de llegar temprano. O eso, o corren el riesgo de no llegar a ser escuchados.

Esto ha derivado en que las canciones muy cortas, que antes eran residuales, hoy son una costumbre cada vez más extendida. En el Hot 100 de Billboard del año pasado hay 37 canciones inferiores a tres minutos, la barrera psicológica mínima. En los de 2012, 2002 y 1992 había el mismo número de temas con esta duración: tan solo dos.

Uno diría que en ocasiones incluso se lleva la canción más allá del minuto y medio por mantener unos mínimos, y hay incluso quien se lo salta. Fue lo que hizo el rapero Lil Yachty con la canción 'Poland', estrenada a finales de 2022. Dura menos de un minuto y medio.

En el otro lado de la balanza, honrosísimas excepciones como la cantante (un momento, que me pongo en pie) Taylor Swift, que colocó una canción de más de diez minutos, 'All Too Well', en el Hot 100 del año pasado.

Pero son eso, excepciones. Las canciones no ya de diez, sino simplemente superiores a los cuatro minutos, han pasado de ser casi tres cuartas partes del ranking a apenas superar el 10%.

Y si subimos el listón hasta los cinco minutos, de las 24 canciones que estaban en el ranking en 1992 hemos pasado a solo dos.

Y en estas estamos: más canciones que antes, pero más cortas, estribillos más tempranos que propicien ser descubiertos y compartidos para obtener el círculo virtuoso: me descubren por TikTok, me escuchan en Spotify. Y en el tiempo que antes sacaba diez canciones ahora saco quince.

Nos despedimos con la tabla que incluye todas las canciones usadas para este artículo.

En Xataka | El streaming ha salvado a la industria de la música. Pero sólo a algunos géneros concretos, y el jazz no es uno de ellos.

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Cuando pagas por un servicio y además te quieren usar como reclamo publicitario gratuito

Cuando pagas por un servicio y además te quieren usar como reclamo publicitario gratuito

Escribió Emilia Pardo Bazán, de cuyo fallecimiento se cumplieron 100 años no hace mucho, que la ingenuidad suele parecerse al descaro. Esa frase se me vino a la cabeza cuando tuve que acudir de urgencia a un peluquero que no era mi habitual. Una peluquería de barrio regentada por un chico de mi edad que al acabar el corte me comentó (más informándome que pidiéndome permiso) que me iba a hacer una foto para subirla a la cuenta de Instagram de su negocio.

Me pareció ingenuo usar imágenes de sus clientes para promocionar su barbería a pelo (nunca mejor dicho) en tiempos de la LOPD, la RGPD y otras siglas que custodian un poco nuestra privacidad. Pero definitivamente me pareció un descaro que se lo tomara como un trámite más, como algo inherente al degradado, sin darme la posibilidad de negarme. Le dije que ni hablar, que nada de fotos, aboné los diez euros y me marché pensando "...y precisamente a Instagram".

De las casillas de los datos a tu cara en su Instagram

Esa fue la primera de varias. Salió el tema hablando un domingo de paella y una familiar me dijo que lo mismo le sucedió en un centro de belleza: acudió a hacerse un tratamiento facial y la persona que le atendió le hizo una foto pidiéndole permiso (al menos tuvo esa deferencia) para publicarla en el Instagram de la empresa.

En la intersección de las empresas con el entorno digital se ha normalizado la aceptación de prácticas que solo van en su beneficio, no en el de los clientes

La última vez que me ha ocurrido algo así fue en una academia de baile, donde fui tratado estupendamente y en la última clase, con la cámara de un móvil apuntando hacia mí, escuché "¿no os importa que os grabe, verdad?". Repliqué que "no, siempre y cuando no lo publiques en ningún sitio ni lo enseñes a nadie". "¿Entonces para qué lo quiero?", me replicó decepcionada. "¿Y yo para qué quiero que me publiques?", pensé hasta los mismísimos.

Como ocurrió con la horrible normalización de firmar casillas de autorización de datos personales, como un automatismo más, como si fuesen necesarias para darnos un servicio que en su esencia no la requieren; que los negocios nos usen a nosotros, sus clientes, como reclamo publicitario gratuito, se ha ido haciendo costumbre. A qué mala hora.

Esos negocios nos dan un servicio, un corte de pelo, un tatuaje, una limpieza de cutis o unas clases de baile. A cambio, pagamos lo que nos piden. Con el auge de las redes sociales, parece que eso no es suficiente y tenemos que dejar que nos exhiban gratuitamente en ellas, como si estuviesen montando el Necronomicón de Podología Samuel, como si eso nos aportara un beneficio a nosotros. Solo se lo aporta al negocio.

Puedo llegar a entender a quien al menos tiene la deferencia de pedirlo de una forma humilde, sin dar por supuesto nada, y acepta una negativa sin malas caras ni reproches. Pero torcernos el morro o cambiar la forma de tratarnos —ni hablemos de actuar a las bravas sin consultarlo— por no querer formar parte del numerito social es, como se dice ahora, una red flag en toda regla.

Podemos entender propuestas humildes que comprendan nuestras negativas, pero no es lo que siempre encontramos

Uno, por la edad o por lo que sea, ya se hace una idea de las implicaciones de dejar que cualquiera sepa qué hacemos y dónde, y no tiene problema alguno en decir "no, no quiero" tantas veces como sea necesario, aunque sea a costa de poner cara de funcionario con el sueldo recién congelado. Otras personas, por ser demasiado jóvenes, o demasiado mayores, o demasiado tímidas, o por haberle pillado a destiempo el auge de Instagram y no comprender bien de qué va la vaina, quizás no tengan la capacidad de negarse.

Ahora añoramos los tiempos en los que las únicas señales del Apocalipsis que también nos traería Internet —no todo van a ser las cosas buenas— eran las webs hechas con Frontpage y decenas de GIFs con efecto purpurina. En aquella época Internet era algo que empezaba a escapar al entendimiento a los treintañeros y cuarentañeros y los más jóvenes asumíamos con naturalidad generacional. Quizás los mismos que ahora sentimos que esto empieza a escapar a nuestro entendimiento. Caballero, solo quería un degradado discreto, no que fotografiaran mi cara de póker para publicarla en abierto.

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La fiebre proteica ha invadido los supermercados. El problema es cómo sugieren que tomemos proteínas

La fiebre proteica ha invadido los supermercados. El problema es cómo sugieren que tomemos proteínas

El síndrome de la rana hervida también puede aplicarse al momento de ir a comprar al supermercado. En su momento no notamos nada extraño, otro día nos fijamos en que hay una nueva línea centrada en el aporte proteico, y cuando nos queremos dar cuenta hay lineales enteros con las palabras "pro", "fit", y sobre todo, "proteína" acaparando el embalaje de algunos alimentos.

Son los productos con un porcentaje de proteína más elevado de lo habitual, o bien porque es un producto naturalmente proteico y así lo han querido destacar, o bien algo que ocurre más a menudo: son los que tradicionalmente no se caracterizaban por un alto aporte de este macronutriente, pero una nueva composición la ha reforzado.

Y volvemos a casa cargados mascullando hacia nuestros adentros si no estaremos haciendo el tolili por no poner a la proteína en el centro de nuestra dieta.

Más que el qué, el cómo

La proteína como elemento clave en la dieta ha sido históricamente algo vinculado al mundo del deporte, y más concretamente al fitness y el desarrollo muscular. Ahora, en cambio, parece haberse abierto hacia el público general, con varios matices.

"Los supermercados se han subido a este carro para llevarlo más allá del fitness, pero lo quieren hacer mediante productos enriquecidos con proteínas, y no te dicen por qué has de comer más proteína, simplemente se deja entrever la idea de que adelgazarás o ganarás músculo", explica la doctora Miriam Ruiz, médico y nutricionista, creadora de la escuela online de alimentación y salud Edyal y autora del libro 'Alimenta tu salud con comida real' (editorial Aguilar).

miriam

En el pasado hubo modas similares. Vimos la época del 'todo light', con todo bajo en grasas, o productos si azúcar que se lo sustituían por otro tipo de edulcorantes y soluciones no-tan-diferentes al azúcar.

"O la moda de los alimentos funcionales: enriquecido en calcio, en fibra, en omega-3... Para el corazón, para la osteoporosis. Como si fuesen alimentos con una función concreta", cuenta Miriam. "Ahora los edulcorantes parece que también están siendo cuestionados y sacan productos sin azúcar y sin ellos, pero con otro tipo de soluciones, como los cereales hidrolizados para decir que no tiene azúcar, pero sí los tienen".

En este contexto llega una obsesión proteica que se va generalizado poco a poco, según Miriam, con una polaridad a este respecto: "Por un lado, durante muchos años se ha hablado mal de la proteína y de su exceso, con recomendaciones obsoletas como consumir 0,8 gramos por kilogramo de peso, como máximo, argumentando que una mayor cantidad dañaría riñón e hígado".

Una creencia generalizada que ha derivado en un consumo de proteína por debajo de lo que se considera óptimo de forma generalizada, sobre todo entre quienes, sin basar su alimentación en comida basura, tampoco cuidan demasiado su dieta.

Lo ideal para reforzar la proteína en nuestra dieta está en priorizar alimentos reales como carnes, pescados, legumbres o huevos, no productos procesados proteicos

"Los hábitos de alimentación se basan en harinas. Ese 0,8 es un mínimo para no sufrir enfermedades derivadas del déficit de proteína, al margen de mantenimiento de masa muscular, masa ósea, etc. Hay sectores, como mujeres que no estén en el mundo del fitness, o gente de edad avanzada, que suelen tener un consumo bastante pobre de proteína en general".

¿Dónde está el problema entonces de que los supermercados hayan enfatizado el consumo de productos proteicos, si en general hay cierto déficit de este macronutriente? En el 'cómo'.

"Es interesante para mucha gente ir a por comidas proteicas, pero no mediante productos procesados. Los productos que se anuncian como proteicos suelen serlo: yogur proteico, pan proteico, postres, incluso helados, con ingredientes que no son interesantes ni aportan valor nutricional. Pero como resaltan la proteína, es la opción fácil para quien quiere enfocarse en ella", explica la doctora.

Los supermercados siempre han estado repletos de productos proteicos: pollo, pavo, atún, salmón, marisco, ternera, guisantes, cerdo, legumbres... Solo que sin un embalaje que resaltase la palabra en cuestión y una imagen de marca asociada a un estilo de vida deportivo.

Pro 4

El lineal de lácteos ricos en proteína de Mercadona. No hace mucho tiempo ocupaba una décima parte del espacio actual. Imagen: Xataka.

Pro 3

Leche con énfasis en su aporte proteico. Imagen: Xataka.

Pro 2

Barritas proteicas, un germen ulterior del fenómeno venido a más. Imagen: Xataka.


Más que comidas, complementos

"Hay algunos productos con este enfoque que sí son interesantes. Por ejemplo, los yogures proteicos de Mercadona, pero los naturales, que prácticamente solo tienen leche fermentada. Pero claro, están al lado de los que tienen sabores, nos parece que son lo mismo, y escogemos los de sabores. Que no están mal como un complemento, pero no son lo mismo que el natural, solo hay que leer los ingredientes". Un matiz: aunque les llamemos yogures por pragmatismo, no son su nombre oficial: no pueden serlo por una cuestión legal que se basa en su composición exacta.

Una comparativa entre los ingredientes de estos postres y parte de su información nutricional:

Yogures


proteínas natural (hacendado)

PROTEÍNAS de sabor (HACENDADO)

ingredientes

Leche desnatada pasteurizada, fermentos lácticos (leche).

Leche desnatada, fresa (9,5%), fructosa, almidón modificado, aroma, espesante: pectinas, edulcorantes: acesulfame potásico y sucralosa, colorante: carmines, fermentos lácticos.

Proteínas (por 100 g)

10 g.

8,3 g.

hidratos de carbono (de los cuales azúcares)

5 g (4,6 g)

3,1 g (3,1 g)

En la alimentación diaria, Miriam explica que lo más habitual es que solo haya aporte proteico de buena calidad en la comida, y de peor calidad en la cena, siendo desayuno y snacks donde menos frecuentes son estos aportes. "Hay formas fáciles de integrarla. Por ejemplo, que la tostada de por la mañana no lleve mermelada o solo aceite, sino atún, o jamón. O cambiar los cereales por un yogur natural con fruta, frutos secos, etc".

Y sobre la recomendación de los 0,8 gramos de proteína por kilogramo de peso y día, Miriam considera que 1,2 o 1,5 gramos sería una mejor recomendación a la que aspirar. Sin que haga falta echar mano de calculadoras de macronutrientes ni básculas de precisión. "Basta con incorporar alimentos reales ricos en proteína en todas las comidas".

Y por supuesto, tampoco hace falta demonizar este tipo de productos, con una imagen de marca muy enfocada en su aporte proteico, solo priorizar los alimentos reales, no ultraprocesados; y dejar los otros como complementos.

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En Xataka | "Este producto es más pequeño y cuesta más": Carrefour Francia ha decidido batallar la reduflación de sus proveedores.

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