Hemos llenado nuestras ciudades de espinas “anti-aves”. Los cuervos las están utilizando para sus nidos
“Estos son los nidos de pájaros más locos que he visto jamás”. En boca de cualquier otro no tendría mayor interés, pero quien ha pronunciado esa frase es Auke-Florian Hiemstra, un biólogo holandés que lleva tiempo estudiando cómo las aves están empleando nuestros desechos plásticos para crear sus refugios. Y no, no exagera. Lo que Hiemstra y sus colegas acaban de estudiar es quizás la prueba más sorprendente de hasta qué punto son inteligentes los córvidos y hasta qué punto se están adaptando a nuestra ciudades, espacios en los que en ocasiones resulta más fácil encontrar basura que unas buenas ramas con las que fabricar un nido.
Su descubrimiento también nos recuerda otra cosa: que los humanos no somos tan inteligentes como creemos. Y que un cuervo puede “trolearnos” perfectamente.
¿Qué es eso de un nido “loco”? Pues un nido fabricado por pájaros con materiales que los humanos hemos diseñado para… ¡ahuyentar pájaros! Nada más, nada menos. La historia la aclara el Centro de Biodiversidad Naturalis, institución en la que trabaja Hiemstra: hace un tiempo un paciente de un hospital de Amberes se dio cuenta de que las urracas estaban fabricando un nido en lo alto de un árbol del patio. Hasta ahí todo en orden. Lo que llamó su atención fue el aspecto peculiar de aquel refugio, muy distinto de las delicadas estructuras de ramitas entrelazadas que estamos acostumbrados a ver asomando entre las copas de los árboles. En vez de hojas y tallos, el nido en cuestión estaba fabricado con púas metálicas.
¿Púas metálicas? Así es. Aproximadamente 1.500, para ser precisos. Más interesante que las púas en sí es sin embargo de dónde las asacaron las urracas: para conseguir semejante cantidad tuvieron que arrancar del alero hasta 50 metros de “pinchos antiaves”. El resultado es una construcción sorprendente, un amasijo de alfileres punzantes y tiras minuciosamente entrelazados entre las ramas de un árbol. Y como una imagen vale más que mil palabras, Naturalis se ha encargado de compartir varias fotos en las que puede apreciarse el nido. Si quieres verlo puedes pasarte por su sala LiveScience, donde está expuesto desde esta semana.
¿Es el primero nido de ese tipo? He ahí lo más interesante. El nido de Amberes es sorprendente, pero no único. Expertos como Hiemstra han visto más córvidos aprovechando “púas antiaves” para sus refugios. En el estudio que acaban de publicar en la revista ‘Deinsea’ sobre el tema explican de hecho que ese mismo comportamiento se ha documentado en Países Bajos, Bélgica y Escocia.
Durante sus observaciones los científicos han constado además que las púas metálicas que solemos colocar en nuestros tejados o alfeizares para ahuyentar pájaros no son lo único que aprovechan las urracas para fabricar sus nidos. Se ha encontrado también alambre con púas o incluso agujas de tejer. Otros córvidos que utilizan la misma treta son los cuervos, aunque en su caso solo se han encontrado refugios con “púas antiaves” en Países Bajos. En el artículo de ‘Deinsea’ se incluyen de hecho varias fotos de un nido de cuervos carroñeros fabricado parcialmente con “púas antiaves” en Rotterdam (Holanda) y de estructuras similares construidas por urracas en Glasgow, Enschede y Amberes entre 2021 y el pasado abril.
¿Y por qué quieren las púas metálicas? Por irónico que resulte, para el propósito con el que las hemos diseñado. “Las urracas parecen estar usando los alfileres exactamente de la misma manera que nosotros: para mantener a otras aves alejadas de sus nidos”, explica Hiemstra, quien compara el refugio localizado a las afueras de un hospital de Amberes con “una fortaleza inexpugnable”.
Cuando están en el campo las urracas construyen cubiertas en sus nidos para evitar que otras aves o comadrejas puedan robarles los huevos, solo que en esos casos suelen echar mano de plantas espinosas. En la ciudad han encontrado una peculiar alternativa en las “púas antipájaros”. Los cuervos buscarían aprovechar las estructuras metálicas a modo de materiales para crear nidos más resistentes. “Las púas apuntan hacia adentro para que no dañen al ave”, precisa Hiemstra.
¿Cuál es la conclusión? Que estas aves muestran una capacidad asombrosa para adaptarse a su entorno. Y de paso que son lo suficientemente listas como para burlarse de nuestros diseños. “Justo cuando crees que lo has visto todo tras medio siglo estudiando historia natural, estos ingeniosos cuervos y urracas realmente te vuelven a sorprender”, comenta Kees Moeliker, director del Museo de Historia Natural de Róterdam y uno de los autores del artículo de ‘Deinsea’.
Su centro exhibe también un nido de cuervo elaborado con “alfileres antiaves”, una de las piezas incluidas en una exposición dedicada a animales urbanos.
¿Solo usan alfileres metálicos? No. Hiemstra está preparando un doctorado sobre cómo los animales están utilizando desechos para elaborar estructuras como nidos y sus conclusiones son tan sorprendentes como alarmantes. De momento se ha encontrado con mascarillas, plásticos, preservativos, papelinas de cocaína, gafas de sol, restos de fuegos artificiales, limpiaparabrisas… “Si hasta las puntas afiladas que repelen a los pájaros se usan como material de nidificación, parece que hoy en día cualquier cosa puede acabar en un nido. No hay nada más loco, ¿verdad?”.
Imágenes: Robing Teng, Alexander Schippers, Auke-Florian Hiemstra y Kees Moeliker
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La noticia
Hemos llenado nuestras ciudades de espinas “anti-aves”. Los cuervos las están utilizando para sus nidos
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por
Carlos Prego
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