El ajo está sumido en una profunda crisis en España. Y eso son malas noticias para un lugar en particular: Cuenca

El ajo está sumido en una profunda crisis en España. Y eso son malas noticias para un lugar en particular: Cuenca

España ocupa un lugar importante en el mapa mundial del ajo, pero eso no significa que los agricultores de Castilla-La Mancha o Andalucía que se dedican a cultivarlo lo tengan fácil. El ajo atraviesa turbulencias. El sector advierte de las dificultades con las que se encuentra para combatir las plagas, de los efectos de la sequía, la "burocracia excesiva" o la falta de relevo generacional, entre otros retos al acecho. Un panorama complicado que se mira con especial atención desde la provincia de Cuenca, donde se produce el Ajo Morado de Las Pedroñeras.

Al fin y al cabo el ajo es mucho más que una hortaliza que fluctúa en el mercado: el sector reivindica que es un cultivo que ayuda a "vertebrar" la España vaciada.

"En crisis". El recién nombrado presidente de la Mesa Nacional del Ajo, José Carlos Patiño, lo tiene claro: no corren buenos tiempos para su negocio. En una entrevista con elDiario.es el agricultor manchego, el nuevo rostro visible de los ajeros, advertía de que el sector "está sufriendo una crisis" agravada, entre otros factores, por la escasez de agua, la reducción de hectáreas de cultivo, la falta de relevo generacional y una burocracia que consideran "excesiva".

No es nada nuevo. Su predecesor, Julio Bacete ya usaba la misma palabra para describir la situación que encaran los agricultores dedicados al cultivo del ajo: "crisis". Hace un año, durante una charla con Xataka, admitía de hecho que el sector estaba pasando por "momentos complicados", una tendencia que se visibiliza sobre todo en la pérdida de hectáreas dedicadas a plantaciones.

Team Voyas Viiye0qdryo Unsplash

¿Y eso por qué? Por una suma de factores. Aunque no todos pesan igual. A la hora de explicar la situación los agricultores suelen señalar sobre todo la pérdida de recursos para combatir las plagas. Aseguran que su arsenal se ha visto recortado por las regulaciones, lo que les resta herramientas para proteger los cultivos… y sus inversiones. "No se trata de hablar mal de la Agenda 2030 ni del Pacto Verde, pero la reducción que llevamos en fitosanitarios nos está afectando mucho. Hay enfermedades, plagas, hongos que no podemos controlar", avisa Patiño.

"Tenemos una merma muy grande. Hay falta de rendimiento, simplemente en la propia semilla. En la nascencia hay parcelas que tienen una merma de un 30% de daño. Al final, eso son kilos de ajo", comenta el representante del sector. No es el único que opina así. El presidente de la Asociación Nacional de Productores y Comercializadores de Ajo (Anpca), Fernando Rubio, compartía hace poco un mensaje similar con El Confidencial: "Las plagas comienzan a ser resistentes porque tenemos muy poca variedad de materia activa que podemos usar".

Cuestión de plagas... y algo más. Aunque la escasez de recursos para tratar plagas y hongos suele ser uno de los hándicaps más citados por los agricultores no es el único que explica la "crisis" que encara el ajo. El gremio señala otros igual de graves, tanto de tipo estructural como coyunturales: escasez de agua, profesionales especializados y relevo generacional, "exceso de burocracia", pérdida de hectáreas, el coste del arrendamiento de la tierra, escasa visibilidad en el mercado doméstico o incluso el efecto de las importaciones y los aranceles de Donald Trump.

El sector lleva tiempo lidiando con la competencia de China, gran exportador mundial de ajo y que destaca sobre todo por sus precios. Con ese telón de fondo, en el gremio preocupa ahora que la guerra arancelaria y la imposición de gravámenes al comercio chino en EEUU acabe llevando a los agricultores asiáticos a redirigir su mercancía hacia otros destinos, complicándole las exportaciones a España. No es el único reto coyuntural con el que ha lidiado el sector, que en los últimos años ha tenido que vérselas con el encarecimiento de la energía o los fertilizantes.

Pendientes de las hectáreas. La transformación del sector puede medirse también en cifras. Por ejemplo, el de la superficie cultivada. Los datos no siempre coinciden, pero muestran una pérdida clara de suelo: el informe presentado hace un año por la Mesa Nacional del Ajo al Comité Mixto de Frutas y Hortalizas señala que se ha pasado de 29.826 hectáreas en 2021 a una previsión de 21.000. Otras fuentes señalan que se ha bajado de 24.900 h en 2023 a algo menos de 23.000 en la temporada de 2024. El descenso sería aun más acuciado en algunas regiones.

"Mucha inversión". "Poner una hectárea de ajo lleva mucha mano de obra, mucha inversión. Para iniciarla te puedes ir a 12.000 euros por hectárea. Llevamos unos años con falta de producción y no hay más ruina que esa", advierte Patiño en elDiario.es. Menos terrenos no tiene por qué equivaler siempre a menos cultivos. Algunos datos apuntan al elevado peso del ajo spring, variedad que destaca por su ritmo de producción y rendimiento, y una pérdida de terreno del ajo morado.

En cuanto a precios, el directivo espera buenos valores, por encima de los del año pasado. El Ministerio señala que los 100 kg de ajo seco están en 125 euros.

Cuestión de ajos (y algo más). No todo el mundo vive igual las turbulencias que atraviesa la hortaliza. Al fin y al cabo, como advertía hace poco Rubio, el ajo juega un papel clave como generador de empleo en parte de la España vaciada. "Se va a perder el cultivo que vertebra a muchos pueblos de la España rural, el motivo de unos 60 jornales por hectárea", añade el presidente de Anpca. En ese contexto, hay una variedad de cultivo a la que presta atención el sector: el ajo morado.

En un lugar de Cuenca… "En el ajo morado es un problema muy serio. Está en peligro y puede llegar a dejarse la producción", señala Patiño a El Confidencial. El motivo es sencillo: al resto de desafíos que atraviesa el colectivo ajero, la variedad morada añade la falta de visibilidad en las tiendas. Aunque el Ajo Morado de Las Pedroñeras cuenta con una Indicación Geográfica Protegida, el sector lamenta su falta de difusión en un mercado en el que el cliente valora sobre todo el coste.

Mirando al plátano de Canarias. "No pasa con el plátano, que se diferencia mucho de la banana. Aquí las calidades tampoco tienen comparación, pero no hay cultura de buscar el ajo de Las Pedroñeras en el súper"s, reflexiona Rubio. A esa falta de reconocimiento se añade el rendimiento de la variedad, menor que la de otros cultivos alternativos, como el ajo spring, y su exposición a las plagas.

"Es el más atacado por enfermedades y merma mucho. Llevamos dos, tres años con producción de 100.000 kg anuales por hectárea y así no salen las cuentas", señala el presidente de la Mesa NAcional. En su opinión es poco probable que el cultivo desaparezca, pero sí admite que "va mermando cada vez más". "Se está luchando para que no ocurra, además tenemos una IGP y se lucha mucho, pero el consumidor no tiene conciencia de lo que es el ajo morado y no lo valora".

"Acabará dejando las tierras". Esas advertencias centran la atención en la zona de Cuenca en la que se cultiva el ajo de Las Pedroñeras, un área de la Mancha Baja delimitada por el propio municipio de Las Pedroñeras, La Alberca de Záncara, Mota del Cuervo, El Provencio, Santa María del Campo Rus y San Clemente. Al fin y al cabo la sentencia de Rubio sobre los retos que afronta el sector del ajo a nivel general resulta rotunda, sobre todo para zonas ya afectadas por la despoblación: "La gente acabará dejando las tierras porque esto no sale a cuenta".

Imágenes | Rajesh Kavasseri (Unsplash), Wikipedia y Team Voyas (Unsplash)

En Xataka | No es cosa tuya, el precio del plátano de Canarias se ha disparado a niveles inéditos y hay una responsable: Dorothea

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China está moviendo bloques de edificios enteros a la vez para construir debajo. ¿Por qué? Porque puede

China está moviendo bloques de edificios enteros a la vez para construir debajo. ¿Por qué? Porque puede

En China los edificios andan. Literalmente. No importa lo pesados y grandes que sean o si se trata de delicadas construcciones de ladrillo y madera levantadas hace un siglo. Cuando hace falta, los ingenieros del país se las apañan para que sus casas se "levanten" y empiecen a "caminar" lentamente por las calles. Suena disparatado, pero es una técnica que han ido puliendo y les permite algo clave: respetar su patrimonio sin que eso frene el desarrollo de parkings o áreas comerciales.

El último ejemplo lo ha dejado Shanghái, que se las ha apañado para poner a andar un grupo de edificios que ocupa 4.030 m2 y ronda las 7.500 toneladas métricas.

Abran paso al edificio. Los medios chinos, como People Daily, China Daily o Xinhua, han estado publicando estos días un vídeo y fotos cuanto menos curiosas: en ellas puede verse cómo un grupo de edificios, casi una manzana, se desplaza en bloque a lo largo de varios metros, igual que en un enorme juego de Tetris. Lo de mover edificios no es nada nuevo. En España también se hace. Pero lo habitual es que los arquitectos se encarguen de enumerar, desmontar y volver a ensamblar las fachadas, no desplazar edificaciones enteras como si estuviesen sobre una cinta.

Whatsapp Image 2025 06 06 At 12 31 55

Click en la imagen para ir al tweet.

Una cifra: 7.500 toneladas. El bloque en cuestión está formado por antiguos edificios shikumen levantados en Shanghái hace un siglo y sus datos dan una idea del enorme desafío logístico y técnico que supone desplazarlos de una pieza: según la prensa china, el complejo, conocido como "Huayanli" y que está compuesto por tres estructuras de ladrillo y madera, mide 4.030 m2 y pesa 7.500 toneladas. La construcción se encuentra en Zhangyuan, en el distrito Jing´an, Shanghái.

¿Para qué lo han movido? Para construir bajo el suelo. Las autoridades chinas decidieron reubicar esa mole para facilitar las obras de un complejo subterráneo de tres plantas bajo Zhangyuan, un proyecto ambicioso, de algo más de 53.000 m2, que incluirá áreas comerciales y culturales, un parking con un centenar de plazas de aparcamiento y conexiones con varias líneas del metro de Shanghái.

No es la primera vez que China mueve grandes edificios de un punto a otro. En 2024 ya os contábamos que estaba desplazando viviendas shikumen levantadas a principios del siglo XX en Jing´an. Uno de esos bloques llegó a "viajar" la friolera de 230 m, mucho más que otras operaciones similares realizadas antes en el país, como el Templo del Buda de Jade de Shanghái, que se movió 30,6 m, o el edificio de la Asociación de Fuego Hankou Yiyong, que se deslizó 90 m sobre rieles.

Pero… ¿Por qué moverlos? Esa es la pregunta del millón. Si el objetivo es buscar nuevas ubicaciones o recolocar temporalmente los edificios mientras los operarios trabajan en la zona, como es el caso de las casas de Jing´an, ¿por qué desplazarlos de una  pieza? ¿Por qué no los desmontan piedra a piedra?

Cuestiones logísticas, de preservación y tiempo aparte, hay un elemento fundamental: Huayanli está construido con ladrillo y madera, en la línea de los edificios shijumen, un estilo arquitectónico surgido hacia la década de 1860, muy asociado a Shanghái y que combina elementos occidentales y chinos. La idea de los ingenieros es "levantarlo" sin causarle daños, desplazarlo y devolverlo luego a su emplazamiento original, una operación que está a punto de completarse.

La clave: 430 pequeños robots. Llegados a este punto la pregunta es obvia… ¿Cómo se las han apañado los ingenieros chinos para mover un bloque de casas de 7.500 toneladas? La clave son 432 pequeños robots. La empresa responsable de la obra recurrió a dispositivos de perforación que pueden manejarse a distancia y se desplazan por espacios estrechos, lo que facilita el trabajo en las cimentaciones.

Para evitar sustos con puntos de colisión o problemas estructurales, el equipo echó mano además de tecnologías de modelado de información de construcción (BIM) y escaneo de nubes de puntos, lo que le permitió trabajar en base a planos 3D.

Camina lento, camina seguro. Otro de sus recursos fue emplear robots pensados para el movimiento de tierras y dotados de brazos mecánicos plegables que les permiten trabajar en espacios muy reducidos, de menos de 1,2 m de ancho, distinguiendo además la arcilla o los diferentes obstáculos. A la hora de desplazar las construcciones los expertos diseñados diferentes rutas. La tarea, eso sí, no es apta para impacientes: desde el 19 de mayo Huayanli se ha modio 10 m por día.

Imagen | Xinhua

En Xataka | En China hay barcos del tamaño de rascacielos navegando a miles de kilómetros del mar. Todo gracias a sus grúas

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El último ejemplo lo ha dejado Shanghái, que se las ha apañado para poner a andar un grupo de edificios que ocupa 4.030 m2 y ronda las 7.500 toneladas métricas.

Abran paso al edificio. Los medios chinos, como People Daily, China Daily o Xinhua, han estado publicando estos días un vídeo y fotos cuanto menos curiosas: en ellas puede verse cómo un grupo de edificios, casi una manzana, se desplaza en bloque a lo largo de varios metros, igual que en un enorme juego de Tetris. Lo de mover edificios no es nada nuevo. En España también se hace. Pero lo habitual es que los arquitectos se encarguen de enumerar, desmontar y volver a ensamblar las fachadas, no desplazar edificaciones enteras como si estuviesen sobre una cinta.

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Una cifra: 7.500 toneladas. El bloque en cuestión está formado por antiguos edificios shikumen levantados en Shanghái hace un siglo y sus datos dan una idea del enorme desafío logístico y técnico que supone desplazarlos de una pieza: según la prensa china, el complejo, conocido como "Huayanli" y que está compuesto por tres estructuras de ladrillo y madera, mide 4.030 m2 y pesa 7.500 toneladas. La construcción se encuentra en Zhangyuan, en el distrito Jing´an, Shanghái.

¿Para qué lo han movido? Para construir bajo el suelo. Las autoridades chinas decidieron reubicar esa mole para facilitar las obras de un complejo subterráneo de tres plantas bajo Zhangyuan, un proyecto ambicioso, de algo más de 53.000 m2, que incluirá áreas comerciales y culturales, un parking con un centenar de plazas de aparcamiento y conexiones con varias líneas del metro de Shanghái.

No es la primera vez que China mueve grandes edificios de un punto a otro. En 2024 ya os contábamos que estaba desplazando viviendas shikumen levantadas a principios del siglo XX en Jing´an. Uno de esos bloques llegó a "viajar" la friolera de 230 m, mucho más que otras operaciones similares realizadas antes en el país, como el Templo del Buda de Jade de Shanghái, que se movió 30,6 m, o el edificio de la Asociación de Fuego Hankou Yiyong, que se deslizó 90 m sobre rieles.

Pero… ¿Por qué moverlos? Esa es la pregunta del millón. Si el objetivo es buscar nuevas ubicaciones o recolocar temporalmente los edificios mientras los operarios trabajan en la zona, como es el caso de las casas de Jing´an, ¿por qué desplazarlos de una  pieza? ¿Por qué no los desmontan piedra a piedra?

Cuestiones logísticas, de preservación y tiempo aparte, hay un elemento fundamental: Huayanli está construido con ladrillo y madera, en la línea de los edificios shijumen, un estilo arquitectónico surgido hacia la década de 1860, muy asociado a Shanghái y que combina elementos occidentales y chinos. La idea de los ingenieros es "levantarlo" sin causarle daños, desplazarlo y devolverlo luego a su emplazamiento original, una operación que está a punto de completarse.

La clave: 430 pequeños robots. Llegados a este punto la pregunta es obvia… ¿Cómo se las han apañado los ingenieros chinos para mover un bloque de casas de 7.500 toneladas? La clave son 432 pequeños robots. La empresa responsable de la obra recurrió a dispositivos de perforación que pueden manejarse a distancia y se desplazan por espacios estrechos, lo que facilita el trabajo en las cimentaciones.

Para evitar sustos con puntos de colisión o problemas estructurales, el equipo echó mano además de tecnologías de modelado de información de construcción (BIM) y escaneo de nubes de puntos, lo que le permitió trabajar en base a planos 3D.

Camina lento, camina seguro. Otro de sus recursos fue emplear robots pensados para el movimiento de tierras y dotados de brazos mecánicos plegables que les permiten trabajar en espacios muy reducidos, de menos de 1,2 m de ancho, distinguiendo además la arcilla o los diferentes obstáculos. A la hora de desplazar las construcciones los expertos diseñados diferentes rutas. La tarea, eso sí, no es apta para impacientes: desde el 19 de mayo Huayanli se ha modio 10 m por día.

Imagen | Xinhua

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Alguien se ha propuesto mejorar las técnicas de negociación con un modelo peculiar: cómo los piratas extorsionaban a España

Alguien se ha propuesto mejorar las técnicas de negociación con un modelo peculiar: cómo los piratas extorsionaban a España

Hace siglos los piratas berberiscos suponían un auténtico quebradero de cabeza para los marineros españoles, una amenaza al acecho desde las costas de Túnez, Trípoli o Argel que podía hacer que una expedición acabase de la peor de las formas: con la tripulación presa, convertida en cautivos de los corsarios o, peor aún, en esclavos que se vendían al mejor postor si nadie pagaba su rescate. Hoy aquellos piratas del norte de África y los negociadores españoles que trataban con ellos suponen algo distinto para los economistas: una oportunidad única para estudiar técnicas de negociación.

Y ya nos han dejado unas cuantas lecciones.

Aprendiendo gracias a los piratas. Suena extraño, pero eso es lo que se propuso hace un tiempo un grupo de economistas de las Universidades de Duke, Harvard y Viena: aprender de las negociaciones entre los piratas del Mediterráneo y los emisarios encargados de pagar por rescates de rehenes. Para ello incluyeron datos de miles de cautivos apresados por los berberiscos hace más de tres siglos, entre 1575 y 1692. El resultado lo publicaron hace unos años en un artículo firmado por Attila Ambrus, Eric J. Chaney e Igor Salitskiy.

Pero… ¿Por qué? Por varias razones. La principal, porque los investigadores detectaron en esos 'tira y afloja' con piratas un ejemplo interesante de negociaciones con "información asimétrica", es decir, aquellas en las que una de las partes que busca un trato maneja más datos que la otra. Al fin y al cabo cuando los piratas apresaban al pasajero de un barco no podían tener la certeza de cuál era su estatus social, si venía de una familia con más o menos dinero o si había gente dispuesta a pagar una buena suma a cambio de su libertad.

"Existía una asimetría de información sustancial entre los españoles y los piratas", explican los autores en su paper, en el que añaden que, entre otras cuestiones, los corsarios no podían saber si el retraso de un rescate se debía a falta de interés en el rehén, una estrategia para que bajasen el precio o sencillamente las dificultades para desplazarse en la España preindustrial, en la que las noticias podían tardar días en llegar desde África al centro de la península.

Captain Walter Croker Horror Stricken At Algiers 1815e

La incertidumbre, la clave. "Aunque los argelinos sabían que los españoles preferían rescatar a cierto tipo de cautivos a y a menudo podían identificar a los individuos de mayor rango, existen evidencias de que se enfrentaban a la incertidumbre sobre qué presos querían rescatar los españoles y cuánto estaban dispuestos a pagar", señalan los investigadores. De hecho citan instrucciones de la época que aconsejaban a los equipos de rescate fingir desinterés por los rehenes que querían. Para evitarlo los corsarios animaban a los compañeros de cautiverio a identificarse entre sí.

Un problema no tan antiguo. La segunda razón por la que el análisis resulta interesante es porque el problema de la piratería y los rescates no es en realidad tan antiguo. En su artículo los investigadores recuerdan que entre 1530 y 1780 los piratas capturaron y esclavizaron a miles de personas y aseguran haber usado registros de 4.680 rehenes rescatadas en 22 expediciones, pero la realidad es que los secuestros y rescates siguen a la orden del día en pleno siglo XXI, una realidad que también señalan los autores.

Ambrus, Chaney e Salitskiy recuerdan por ejemplo que el pago de rescates ha sido una fuente importante de ingresos para grupos terroristas como el ISIS o Al Qaeda o que los piratas somalíes lograron recaudar varios cientos de millones de dólares (hablan de 360) de esa forma entre 2005 y 2012. De hecho el pago o no de rescates a cambio de liberar rehenes ha sido un dilema político y motivo de polémica a lo largo de los últimos años, con casos particularmente sonados.

¿Y qué han descubierto? Tras analizar las negociaciones con piratas mediterráneos, los expertos llegaron a una conclusión interesante: las prisas no son buenas compañeras para aquellos que quieren pagar rescates… O directamente quienes persiguen un acuerdo lo más favorable posible en un escenario de "información asimétrica". ¿El motivo? Tras analizar datos que incluyen miles de cautivos rescatados de las garras de los piratas berberiscos entre los siglos XVI y XVII, los economistas llegaron a la conclusión de que los retrasos en las negociaciones abarataban los pagos.

"Documentamos una sólida relación negativa entre los retrasos en la negociación (medidos por el tiempo de cautiverio) y los precios de los rescates", concluyen los investigadores, y añaden: "Cabe señalar que los resultados son probablemente más relevantes para las situaciones de rescate y negociación actuales, que se caracterizan por una información privada unilateral". De hecho consideran que el modo de actuar con los corsarios berberiscos "puede aportar ideas" para tratar con los modernos piratas somalíes.

Un porcentaje: 8%. Los investigadores incluso fueron más allá y concluyeron que un aumento de un año en el cautiverio del rehén se asociaba con una disminución en el precio del rescate de alrededor de un 8%. Es una rebaja aún mayor que la que se puede asociar al propio envejecimiento del prisionero, que también influía en los rescates. "Dado que las fuentes sugieren que los piratas se preocupaban por preservar el valor de los cautivos que esperaban rescatar, esto sugiere que la mayor parte de la disminución del precio a lo largo del tiempo se debía al valor de la demora".

Sentido común… y algo más. Esa relación de 'a más tiempo, menor coste' puede parecer sencilla (incluso intuitiva), pero no resulta tan fácil establecerla. El motivo es que entran más factores en juego. Por ejemplo, los piratas podían identificar los cautivos de mayor "valor", a cambio de los que pedían cantidades más elevadas y por los que estaban dispuestos a embarcarse en negociaciones más largas. En el caso de los presos con una menor "valoración", con precios de rescate bajos, el proceso resultaría más rápido.

Otro factor a tener en cuenta es que en la España preindustrial no todas las negociaciones se alargaban por una cuestión estratégica. En ocasiones lo hacían sencillamente porque las noticias sobre los cautiverios tardaban días o semanas en llegar de Argel a los puertos de Alicante, Cartagena o Valencia y desde allí a los pueblos donde vivían las familias de los rehenes. Eso sin contar con el tiempo que llevase recaudar los fondos y desplazarlos, algo de lo que solían encargarse las órdenes religiosas.

La importancia de la estrategia. Todos esos factores son relevantes porque influyen, entre otras cuestiones, en el desequilibrio de información que tenían los captores y los rescatistas, pero la investigación de Ambrus, Chaney e Salitskiy señala que en la bajada del precio de los rescates no solo influían esos condicionantes "exógenos". Una pieza clave es lo que denominan "demora estratégica", que buscaba directamente que los piratas mejorasen sus ofertas.

"Estas instrucciones parecen haberse seguido en la práctica, ya que se han conservado evidencias de que dejaban a los presos en cautiverio durante más tiempo para obtener precios más bajos", deslizan los autores. "Por ejemplo, en el registro de una misión de rescate de finales del XVI el escribe señala que algunos rehenes no fueron rescatados en ese viaje porque sus precios eran 'demasiado elevados'".

Imágenes | Wikipedia 1 y 2

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Y ya nos han dejado unas cuantas lecciones.

Aprendiendo gracias a los piratas. Suena extraño, pero eso es lo que se propuso hace un tiempo un grupo de economistas de las Universidades de Duke, Harvard y Viena: aprender de las negociaciones entre los piratas del Mediterráneo y los emisarios encargados de pagar por rescates de rehenes. Para ello incluyeron datos de miles de cautivos apresados por los berberiscos hace más de tres siglos, entre 1575 y 1692. El resultado lo publicaron hace unos años en un artículo firmado por Attila Ambrus, Eric J. Chaney e Igor Salitskiy.

Pero… ¿Por qué? Por varias razones. La principal, porque los investigadores detectaron en esos 'tira y afloja' con piratas un ejemplo interesante de negociaciones con "información asimétrica", es decir, aquellas en las que una de las partes que busca un trato maneja más datos que la otra. Al fin y al cabo cuando los piratas apresaban al pasajero de un barco no podían tener la certeza de cuál era su estatus social, si venía de una familia con más o menos dinero o si había gente dispuesta a pagar una buena suma a cambio de su libertad.

"Existía una asimetría de información sustancial entre los españoles y los piratas", explican los autores en su paper, en el que añaden que, entre otras cuestiones, los corsarios no podían saber si el retraso de un rescate se debía a falta de interés en el rehén, una estrategia para que bajasen el precio o sencillamente las dificultades para desplazarse en la España preindustrial, en la que las noticias podían tardar días en llegar desde África al centro de la península.

Captain Walter Croker Horror Stricken At Algiers 1815e

La incertidumbre, la clave. "Aunque los argelinos sabían que los españoles preferían rescatar a cierto tipo de cautivos a y a menudo podían identificar a los individuos de mayor rango, existen evidencias de que se enfrentaban a la incertidumbre sobre qué presos querían rescatar los españoles y cuánto estaban dispuestos a pagar", señalan los investigadores. De hecho citan instrucciones de la época que aconsejaban a los equipos de rescate fingir desinterés por los rehenes que querían. Para evitarlo los corsarios animaban a los compañeros de cautiverio a identificarse entre sí.

Un problema no tan antiguo. La segunda razón por la que el análisis resulta interesante es porque el problema de la piratería y los rescates no es en realidad tan antiguo. En su artículo los investigadores recuerdan que entre 1530 y 1780 los piratas capturaron y esclavizaron a miles de personas y aseguran haber usado registros de 4.680 rehenes rescatadas en 22 expediciones, pero la realidad es que los secuestros y rescates siguen a la orden del día en pleno siglo XXI, una realidad que también señalan los autores.

Ambrus, Chaney e Salitskiy recuerdan por ejemplo que el pago de rescates ha sido una fuente importante de ingresos para grupos terroristas como el ISIS o Al Qaeda o que los piratas somalíes lograron recaudar varios cientos de millones de dólares (hablan de 360) de esa forma entre 2005 y 2012. De hecho el pago o no de rescates a cambio de liberar rehenes ha sido un dilema político y motivo de polémica a lo largo de los últimos años, con casos particularmente sonados.

¿Y qué han descubierto? Tras analizar las negociaciones con piratas mediterráneos, los expertos llegaron a una conclusión interesante: las prisas no son buenas compañeras para aquellos que quieren pagar rescates… O directamente quienes persiguen un acuerdo lo más favorable posible en un escenario de "información asimétrica". ¿El motivo? Tras analizar datos que incluyen miles de cautivos rescatados de las garras de los piratas berberiscos entre los siglos XVI y XVII, los economistas llegaron a la conclusión de que los retrasos en las negociaciones abarataban los pagos.

"Documentamos una sólida relación negativa entre los retrasos en la negociación (medidos por el tiempo de cautiverio) y los precios de los rescates", concluyen los investigadores, y añaden: "Cabe señalar que los resultados son probablemente más relevantes para las situaciones de rescate y negociación actuales, que se caracterizan por una información privada unilateral". De hecho consideran que el modo de actuar con los corsarios berberiscos "puede aportar ideas" para tratar con los modernos piratas somalíes.

Un porcentaje: 8%. Los investigadores incluso fueron más allá y concluyeron que un aumento de un año en el cautiverio del rehén se asociaba con una disminución en el precio del rescate de alrededor de un 8%. Es una rebaja aún mayor que la que se puede asociar al propio envejecimiento del prisionero, que también influía en los rescates. "Dado que las fuentes sugieren que los piratas se preocupaban por preservar el valor de los cautivos que esperaban rescatar, esto sugiere que la mayor parte de la disminución del precio a lo largo del tiempo se debía al valor de la demora".

Sentido común… y algo más. Esa relación de 'a más tiempo, menor coste' puede parecer sencilla (incluso intuitiva), pero no resulta tan fácil establecerla. El motivo es que entran más factores en juego. Por ejemplo, los piratas podían identificar los cautivos de mayor "valor", a cambio de los que pedían cantidades más elevadas y por los que estaban dispuestos a embarcarse en negociaciones más largas. En el caso de los presos con una menor "valoración", con precios de rescate bajos, el proceso resultaría más rápido.

Otro factor a tener en cuenta es que en la España preindustrial no todas las negociaciones se alargaban por una cuestión estratégica. En ocasiones lo hacían sencillamente porque las noticias sobre los cautiverios tardaban días o semanas en llegar de Argel a los puertos de Alicante, Cartagena o Valencia y desde allí a los pueblos donde vivían las familias de los rehenes. Eso sin contar con el tiempo que llevase recaudar los fondos y desplazarlos, algo de lo que solían encargarse las órdenes religiosas.

La importancia de la estrategia. Todos esos factores son relevantes porque influyen, entre otras cuestiones, en el desequilibrio de información que tenían los captores y los rescatistas, pero la investigación de Ambrus, Chaney e Salitskiy señala que en la bajada del precio de los rescates no solo influían esos condicionantes "exógenos". Una pieza clave es lo que denominan "demora estratégica", que buscaba directamente que los piratas mejorasen sus ofertas.

"Estas instrucciones parecen haberse seguido en la práctica, ya que se han conservado evidencias de que dejaban a los presos en cautiverio durante más tiempo para obtener precios más bajos", deslizan los autores. "Por ejemplo, en el registro de una misión de rescate de finales del XVI el escribe señala que algunos rehenes no fueron rescatados en ese viaje porque sus precios eran 'demasiado elevados'".

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La crisis de natalidad y la pérdida de jóvenes están llevando a Italia a un escenario incierto: ser la Japón de Europa

2024 no ha sido un buen año para los italianos. No al menos si hablamos de demografía. Aunque el flujo de inmigrantes le ha permitido suavizar el golpe, el país ha visto cómo su tasa de fecundidad caía a mínimos históricos, las familias seguían encogiendo, la edad media de la población mantenía su escalada hasta aproximarse a la barrera psicológica de los 50 años y el éxodo de ciudadanos que deciden buscar su futuro en el extranjero aumentaba un 36%, privando a la nación sobre todo de jóvenes cualificados, algo que ya preocupa a su banco central.

Italia no es el único país que soporta los gélidos vientos del invierno demográfico, pero su deriva ya amenaza con convertirlo en el Japón del viejo continente.

La natalidad, cuesta abajo. Hace unas semanas el Instituto Nacional de Estadística de Italia (ISTAT) publicó un balance global sobre la demografía de 2024 que deja pocas alegrías y alguna que otra decepción. El país cerró el año con 370.000 nacimientos, una mala noticia por partida doble. Primero porque supone un descenso del 2,6% con respecto a 2023 y agrava la caída de su tasa de natalidad. Segundo, porque deja su índice de fecundidad en mínimos históricos: 1,18 hijos por mujer. El anterior récord, de 1,19, se había alcanzado en 1995.

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Un problema estructural. Para ISTAT esa pérdida de bebés es preocupante porque releva algo más que un simple caída del índice de fertilidad. En su opinión entronca con la pérdida de hombres y mujeres en edad de tener hijos.

"La relevancia del aspecto estructural es evidente", advierte. "Si se considera la población femenina en edad productiva (15-49 años), ha pasado de 14,3 millones em enero de 1994 a 11,4 en enero de 2024". En el caso de los hombres el grupo en la misma franja de edad ha bajado de 14,5 millones a apenas 11,9. De ahí que la actual tasa de fecundidad del 1,18 sea mucho más problemática que la de 1995.

Camino de los 50 años. Otro de los problemas con los que lidia Italia es el envejecimiento de su población, un fenómeno sobre el que ha advertido también Eurostat. Según el organismo italiano, a comienzos de 2025 la edad media de la población que reside en Italia rondaba ya los 46,8 años, dos décimas más que hace un año. Los datos que maneja Eurostat dibujan un panorama incluso más aciago: sitúan la edad mediana en 48,7 años, el segundo mayor dato de toda la UE. Solo lo supera Mónaco, donde marca 50,5 años. La media europea es de 44,7.

En Italia los niños (menores de 14 años) representan el 11,9% del total y la población en edad laboral el 63,4%. Ambas franjas experimentaron retrocesos en 2024, a diferencia de lo que ocurrió con el grupo de ciudadanos que rebasan los 65 años: suponen el 24,7% del total, cuatro décimas más que hace un año. Entre ellos crecen además los octogenarios y nonagenarios. Si nada cambia, hay quien calcula que en 2040 habrá cinco millones de personas menos en edad de trabajar.

El otro desafío: el éxodo. Italia está afrontando otro problema que ha hecho saltar las alarmas de expertos y autoridades: la emigración. El año pasado salieron del país 191.000 personas, un 20,5% más que en 2023. La mayoría de ellas, unas 156.000, eran además italianos que optaron por buscarse la vida en el extranjero, lo que representa un aumento notable con respecto a 2023. El resto (alrededor de 35.000) son expats de otras nacionalidades, como la rumana, que llevaban tiempo residiendo en Italia y por una razón u otra decidieron hacer las maletas.

Buscándose la vida fuera. "Son cifras contundentes, aunque podrían quedarse cortas según algunos analistas, como Federico Fubini, quien hace poco publicó una columna en Corriere en la que recordaba que hay italianos que han abandonado el país sin tramitar el cambio de residencia, por lo que el fenómeno podría ser mayor.

"Cada vez más italianos optan por la vía de la autodeterminación y abandonan el país por situaciones que consideran mejores", señala. En su opinión, el fenómeno migratorio actual no es comparable al de la década pasada, cuando la pérdida de población estaba motivada básicamente por la falta de empleo en Italia. "Hoy sí lo hay y, en cambio, la gente, en su mayoría jóvenes, va a buscarlo en otros lugares".

"Crear oportunidades". Ese último matiz, el de los jóvenes que deciden marcharse, es fundamental. Tanto, de hecho, que ha llevado al gobernador del Banco de Italia, Fabio Panetta, a pedir que se tomen medidas para retener talento y capital humano. "Es necesario crear oportunidades de empleo atractivas para los muchos italianos que abandonan el país en busca de mejores perspectivas", advertía hace unos días en declaraciones recogidas por Financial Times.

El diario recuerda que entre 2014 y 2023 abandonaron el país más de un millón de italianos y más de un tercio de ellos eran jóvenes de entre 25 y 35 años, muchos de ellos con títulos universitarios. Durante ese período realizaron el trayecto inverso (nativos que optan por regresar) muchos menos jóvenes. De ellos apenas 50.000 tenían formación superior. El propio ISTAT calcula que el saldo migratorio de jóvenes graduados ha sido negativo, con una pérdida neta de 97.000.

Un saldo en números rojos. Con 370.000 nacimientos y 651.000 fallecimientos, Italia cerró 2024 con un saldo natural negativo de 281.000 personas. Esa pérdida consiguió suavizarla en parte gracias a la llegada de gente desde el extranjero. Aunque su flujo cayó con respecto al año anterior, se mantuvo en 435.000 (incluidos unos 53.000 repatriados), suficiente para compensar la fuga de italianos a otros países y dejar un saldo migratorio general positivo. El país despidió el año con un censo de unos 58,9 millones de residentes.

El ejemplo de Japón. Italia no es el único país que atraviesa turbulencias demográficas. De hecho si España ha alcanzado un récord de población (49,1 millones) es gracias al aumento de la población extranjera, que compensa la disminución de la nativa. El pinchazo de la natalidad y el paulatino envejecimiento son tendencias que van más allá de la sociología o la simple estadística para entroncar directamente con la política, la economía y el bienestar.

El mejor ejemplo lo deja Japón, que tras décadas con su motor demográfico gripado se enfrenta ahora a lo que ha bautizado como "Problema 2025", un nivel de envejecimiento que representa un desafío socioeconómico para la nación.

Imágenes | Ennio Berti (Unsplash) e ISTAT

En Xataka | En toda Europa la natalidad se desploma en cuanto las mujeres comienzan a ganar más dinero. Excepto en Suecia

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La crisis de natalidad y la pérdida de jóvenes están llevando a Italia a un escenario incierto: ser la Japón de Europa

La crisis de natalidad y la pérdida de jóvenes están llevando a Italia a un escenario incierto: ser la Japón de Europa

2024 no ha sido un buen año para los italianos. No al menos si hablamos de demografía. Aunque el flujo de inmigrantes le ha permitido suavizar el golpe, el país ha visto cómo su tasa de fecundidad caía a mínimos históricos, las familias seguían encogiendo, la edad media de la población mantenía su escalada hasta aproximarse a la barrera psicológica de los 50 años y el éxodo de ciudadanos que deciden buscar su futuro en el extranjero aumentaba un 36%, privando a la nación sobre todo de jóvenes cualificados, algo que ya preocupa a su banco central.

Italia no es el único país que soporta los gélidos vientos del invierno demográfico, pero su deriva ya amenaza con convertirlo en el Japón del viejo continente.

La natalidad, cuesta abajo. Hace unas semanas el Instituto Nacional de Estadística de Italia (ISTAT) publicó un balance global sobre la demografía de 2024 que deja pocas alegrías y alguna que otra decepción. El país cerró el año con 370.000 nacimientos, una mala noticia por partida doble. Primero porque supone un descenso del 2,6% con respecto a 2023 y agrava la caída de su tasa de natalidad. Segundo, porque deja su índice de fecundidad en mínimos históricos: 1,18 hijos por mujer. El anterior récord, de 1,19, se había alcanzado en 1995.

Cf83af2c 4ce1 44b9 9480 40b17a4e1f77

Un problema estructural. Para ISTAT esa pérdida de bebés es preocupante porque releva algo más que un simple caída del índice de fertilidad. En su opinión entronca con la pérdida de hombres y mujeres en edad de tener hijos.

"La relevancia del aspecto estructural es evidente", advierte. "Si se considera la población femenina en edad productiva (15-49 años), ha pasado de 14,3 millones em enero de 1994 a 11,4 en enero de 2024". En el caso de los hombres el grupo en la misma franja de edad ha bajado de 14,5 millones a apenas 11,9. De ahí que la actual tasa de fecundidad del 1,18 sea mucho más problemática que la de 1995.

Camino de los 50 años. Otro de los problemas con los que lidia Italia es el envejecimiento de su población, un fenómeno sobre el que ha advertido también Eurostat. Según el organismo italiano, a comienzos de 2025 la edad media de la población que reside en Italia rondaba ya los 46,8 años, dos décimas más que hace un año. Los datos que maneja Eurostat dibujan un panorama incluso más aciago: sitúan la edad mediana en 48,7 años, el segundo mayor dato de toda la UE. Solo lo supera Mónaco, donde marca 50,5 años. La media europea es de 44,7.

En Italia los niños (menores de 14 años) representan el 11,9% del total y la población en edad laboral el 63,4%. Ambas franjas experimentaron retrocesos en 2024, a diferencia de lo que ocurrió con el grupo de ciudadanos que rebasan los 65 años: suponen el 24,7% del total, cuatro décimas más que hace un año. Entre ellos crecen además los octogenarios y nonagenarios. Si nada cambia, hay quien calcula que en 2040 habrá cinco millones de personas menos en edad de trabajar.

El otro desafío: el éxodo. Italia está afrontando otro problema que ha hecho saltar las alarmas de expertos y autoridades: la emigración. El año pasado salieron del país 191.000 personas, un 20,5% más que en 2023. La mayoría de ellas, unas 156.000, eran además italianos que optaron por buscarse la vida en el extranjero, lo que representa un aumento notable con respecto a 2023. El resto (alrededor de 35.000) son expats de otras nacionalidades, como la rumana, que llevaban tiempo residiendo en Italia y por una razón u otra decidieron hacer las maletas.

Buscándose la vida fuera. "Son cifras contundentes, aunque podrían quedarse cortas según algunos analistas, como Federico Fubini, quien hace poco publicó una columna en Corriere en la que recordaba que hay italianos que han abandonado el país sin tramitar el cambio de residencia, por lo que el fenómeno podría ser mayor.

"Cada vez más italianos optan por la vía de la autodeterminación y abandonan el país por situaciones que consideran mejores", señala. En su opinión, el fenómeno migratorio actual no es comparable al de la década pasada, cuando la pérdida de población estaba motivada básicamente por la falta de empleo en Italia. "Hoy sí lo hay y, en cambio, la gente, en su mayoría jóvenes, va a buscarlo en otros lugares".

"Crear oportunidades". Ese último matiz, el de los jóvenes que deciden marcharse, es fundamental. Tanto, de hecho, que ha llevado al gobernador del Banco de Italia, Fabio Panetta, a pedir que se tomen medidas para retener talento y capital humano. "Es necesario crear oportunidades de empleo atractivas para los muchos italianos que abandonan el país en busca de mejores perspectivas", advertía hace unos días en declaraciones recogidas por Financial Times.

El diario recuerda que entre 2014 y 2023 abandonaron el país más de un millón de italianos y más de un tercio de ellos eran jóvenes de entre 25 y 35 años, muchos de ellos con títulos universitarios. Durante ese período realizaron el trayecto inverso (nativos que optan por regresar) muchos menos jóvenes. De ellos apenas 50.000 tenían formación superior. El propio ISTAT calcula que el saldo migratorio de jóvenes graduados ha sido negativo, con una pérdida neta de 97.000.

Un saldo en números rojos. Con 370.000 nacimientos y 651.000 fallecimientos, Italia cerró 2024 con un saldo natural negativo de 281.000 personas. Esa pérdida consiguió suavizarla en parte gracias a la llegada de gente desde el extranjero. Aunque su flujo cayó con respecto al año anterior, se mantuvo en 435.000 (incluidos unos 53.000 repatriados), suficiente para compensar la fuga de italianos a otros países y dejar un saldo migratorio general positivo. El país despidió el año con un censo de unos 58,9 millones de residentes.

El ejemplo de Japón. Italia no es el único país que atraviesa turbulencias demográficas. De hecho si España ha alcanzado un récord de población (49,1 millones) es gracias al aumento de la población extranjera, que compensa la disminución de la nativa. El pinchazo de la natalidad y el paulatino envejecimiento son tendencias que van más allá de la sociología o la simple estadística para entroncar directamente con la política, la economía y el bienestar.

El mejor ejemplo lo deja Japón, que tras décadas con su motor demográfico gripado se enfrenta ahora a lo que ha bautizado como "Problema 2025", un nivel de envejecimiento que representa un desafío socioeconómico para la nación.

Imágenes | Ennio Berti (Unsplash) e ISTAT

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Estamos perdiendo la cabeza tanto por el té matcha que Japón se está quedando sin reservas

Estamos perdiendo la cabeza tanto por el té matcha que Japón se está quedando sin reservas

Durante siglos el té matcha ha sido uno de los símbolos más reconocibles de la cultura nipona. Ahora es eso y algo más: una bebida popularizada por las redes sociales y codiciada en el mercado internacional hasta tal punto que, en el propio Japón, hay tiendas que se han visto obligadas a limitar las ventas por cliente. El mundo tiene sed de matcha. Cada vez más. Y eso ha desencadenado un profundo desequilibrio en el mercado que no será fácil corregir en el corto plazo.

La gran pregunta es… ¿Por qué?

Compras limitadas. El mercado del matcha, un popular té en polvo japonés que se elabora con hojas tencha y destaca por su color verde brillante, se enfrenta a un escenario complicado: un considerable (y creciente) desacople entre la oferta y la demanda que incluso ha llevado a algunos proveedores a limitar la cantidad de producto que venden a sus clientes. Hace poco Nikkei Asia hablaba de tiendas online sin stock o locales de Uji y Kioto en los que solo se permite adquirir un único producto de matcha al día. Nada más.

Superados. "Debido al fuerte y continuo aumento de la demanda de productos durante los últimos meses, la demanda actual ya ha superado nuestra capacidad de producción", reconoce la tienda Marukyu Koyamaen en un mensaje publicado en su web. "Esto se traduce en un inventario extremadamente bajo de todos los productos de matcha en este momento".

Si el escenario no fuera complejo de por sí, se le añade que hay productores que quieren evitar que sus clientes históricos, como templos, santuarios y lugares en los que la bebida se usa con fines ceremoniales, se queden desabastecidos.

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Una cifra: 4.176 toneladas. Las cifras siempre ayudan a entender mejor las tendencias. Y la del boom del matcha no es una excepción. A pesar de que a lo largo de las últimas décadas el consumo de té verde y matcha ha ido perdiendo fuelle en Japón, su éxito entre los consumidores extranjeros ha disparado la producción del te molido. Si en 2010 el país produjo 1.471 toneladas, en 2023, según los datos del Ministerio de Agricultura nipón (MAFF), ese volumen se había disparado hasta las 4.176 toneladas. Casi el triple.

The Japan Times precisa además que en el último lustro el sector ha experimentado un cambio clave, orientándose cada vez más hacia el mercado internacional: hoy más de la mitad del matcha japonés acaba exportándose. En general Nikkei calcula que el año pasado el flujo de exportaciones de té verde alcanzó las 8.798 toneladas, diez veces más que hace un par de décadas. De ese volumen, el té en polvo, sobre todo matcha, representó algo más de la mitad.

El reflejo en los precios. El aumento de demanda no ha tardado en trasladarse a los precios, que dibujan una curva ascendente. Tras años a la baja, el valor del tencha empezó a repuntar tras la pandemia y ha ido consolidándose poco a poco. A principios de mayo el diario nipón The Asashi Shimbun reveló que, en la primera subasta del año de té verde tencha celebrada en el centro de distribución JA Zen-Noh Kyoto, el kilo alcanzó una media de 8.235 yenes, casi 67 dólares y 1,7 veces más que hace un año. El valor supera con creces el récord anterior, de 2016.

Mirando fuera de Japón. Curiosamente la fiebre del matcha llega tras décadas en las que tanto el consumo de té en polvo como el de té verde en general ha ido perdiendo fuerza en los hogares de Japón, lo que explica también que haya disminuido la producción. Las causas de su renovado boom deben buscarse más allá, en una demanda internacional que según algunos analistas se mueve en máximos históricos. Solo los compradores estadounidenses absorbieron en 2024 el 44% de los envíos internacionales de té en polvo. En segundo lugar, a bastante distancia, están Alemania y Malasia.

Hay estimaciones que calculan que el mercado mundial de matcha rondará los 5.000 millones de dólares en 2028, una cantidad más que considerable si se tiene en cuenta que en 2023 se situaba en 2.800 millones. "A pesar del nivel récord de producción, Japón tiene escasez de matcha. Las tiendas lo agotan en cuanto llega a las estanterías, obligando a la gente a desviarse para encontrar el té en polvo. Algunos productores también han dejado de vender ciertos productos y limitan las latas que los clientes pueden comprar a la vez", relata en Bloomberg K. Oanh Ha.

¿A qué se debe ese boom? No hay un solo factor que explique la creciente sed mundial de matcha. Al analizar el fenómeno los analistas suelen señalar sin embargo una clave: la visibilidad que ha alcanzado en redes, tanto por su fotogénica tonalidad verde brillante como por los vídeos y comentarios que ensalzan sus beneficios para la salud, un mensaje que parece haber calado sobre todo tras la pandemia. A ese interés creciente se le añaden los cambios en el propio consumo del matcha, que ha dejado de ser una bebida exclusiva de ceremonias y reuniones caseras para incorporarse a bebidas embotelladas o incluso acompañar chocolates y helados.

¿Y por qué no cultivar más? La producción de tencha ha crecido a lo largo de los últimos años, expandiéndose más allá de las zonas tradicionales de Japón. Además sus agricultores han visto cómo llegaban al mercado internacional del matcha nuevos competidores de China y Corea del Sur. Así pues… ¿Por qué no se subsana ese desajuste entre oferta y demanda? La clave está en las limitaciones que se encuentra el propio sector para ampliar sus cultivos.

El país tiene terrenos, pero las plantaciones no se crean de un día para otro. Tardan años en estar listas y las hojas de tencha necesitan pasar una fase de almacenado y procesamiento. Sobre todo si los agricultores quieren usar molinos de piedra. El sector tampoco es ajeno a la escasez de recolectores y la falta de relevo generacional en un país que lidia con una grave crisis de natalidad. Tampoco a un flujo de turismo récord que tensa aún más la demanda.

Con ese telón de fondo, los agricultores afrontan además un temor que complica las inversiones en las plantaciones: que el boom del matcha se quede solo en eso, una moda puntual.

Imágenes | Matcha & CO (Unsplash) y T.Tseng (Flickr)

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Un futuro irremediablemente viejo: cada vez más países de Europa están más cerca de los 50 años de media que de los 40

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Europa envejece. Eso no es ninguna novedad. Ni un fenómeno exclusivo del viejo continente. En otras regiones del planeta, como Japón, Corea del Sur o incluso China, sufren también de forma más o menos clara los efectos de una demografía marcada por el desplome de la natalidad y el aumento de la esperanza de vida. Con todo y pese a que la tendencia es conocida, de vez en cuando surgen datos que nos ayudan a entender mejor el alcance del cambio. Eurostat ha compartido uno que muestra hasta qué punto la UE empieza a convertirse en un territorio de gente de mediana edad.

Los datos revelan además otra tendencia: el envejecimiento es mucho más claro entre la población autóctona, los nacidos dentro de la propia UE, que entre los inmigrantes.

Una cifra: 44,7. Hace poco los técnicos de Eurostat hicieron cuentas y calcularon que la edad mediana de la población de la UE se sitúa ya en 44,7 años. El dato es interesante por varias razones. La primera, porque confirma el paulatino envejecimiento de Europa. Hace una década ese mismo indicador estadístico se situaba en 42,5 años, hace dos estaba en 39,3 y si echamos la vista todavía más atrás, a 2001 (el primer ejercicio documentado por Eurostat), no llegaba a 38,5.

El segundo motivo por el que el dato es interesante es por lo que nos revela. La mediana no es lo mismo que la media, pero nos muestra el valor situado justo en la mitad de la serie estadística. En este caso eso significa que el 50% de la población de la UE se sitúa ya por encima de los 44,7 años. Probablemente sean incluso más porque la mediana se calculó en base a las estadísticas del enero de 2024 y el indicador no ha parado de crecer con el paso de los años.

Change Median Age 2024 2021

Diferencias en la UE. 44,7 es el dato del conjunto de la Unión Europea, lo que significa que hay países en los que la edad mediana es aún más elevada. Los casos más claros son Mónaco e Italia. En el primero el indicador se sitúa ya en 50,5 años y en el segundo marca 48,7. En Bulgaria, Portugal y Grecia se acerca o rebasa los 47 y en otra media docena de países la mediana supera holgadamente los 45 años. Es el caso de España, que arrancó 2024 con la mitad de su población por encima de los 45,6 años. En 2014 la mediana era de 41,8, hace dos décadas marcaba 38,3 y en 1994 no llegaba siquiera a los 35 años, lo que da una ida del envejecimiento.

Nativos vs extranjeros. Las tablas de Eurostat muestran algo más: cómo la inmigración está sirviendo para amortiguar el envejecimiento de la UE, igual que ha ayudado a algunos países (España incluida) a ganar población pese al pinchazo de la natalidad autóctona. Según los datos de la oficina estadística de la UE, a 1 de enero de 2024 la edad media de la población nacida fuera de los 27 países del club comunitario era dos años inferior a la de los nativos.

Es más, Eurostat reconoce que "en comparación con la población nativa, los nacidos en el extranjero están sobrerrepresentados entre los 20 y 54 años" e "infrarrepresentados" en los grupos situados en los extremos, aquellos de edades más jóvenes y más avanzadas. "El 59,7% de la población nacida en el extranjero tenía entre 20 y 54 años, frente al 42,1% de la nativa", precisan.

Un porcentaje: 6,1%. Los datos de Eurostat revelan además que la pirámide demográfica de la UE se estrecha cada vez por la base y crece en la cúspide, entre el grupo de población de mayor edad. Y de forma clara, además. Entre 2004 y 2024 la proporción de ciudadanos mayores de 80 años en la UE aumentó de 3,8 al 6,1%.

La oficina estadística precisa además que el crecimiento se registró en todos los países de la UE, con aumentos especialmente pronunciados en Grecia, Letonia y Portugal. Lo mismo ocurrió con el grupo de los mayores de 65 años: de suponer el 16,4 pasó a representar el 21,6%.

Age Structure Native Born Foreign Born Population Eu 2024

La otra cara de la moneda. La tendencia es diametralmente opuesta entre las personas menores de 15 años. A nivel estadístico, hoy los niños y adolescentes "pesan" mucho más en la UE que hace apenas dos décadas. Si en 2004 representaban el 14,6%, ahora suponen el 16,2%, un retroceso que ha sido aún más pronunciado en países como Malta o Chipre.

"Durante el mismo período la proporción de jóvenes (menores de 19 años) disminuyó en todos los países de la UE. A nivel de la Unión, la caía fue de 2,4 puntos porcentuales, del 22,4% al 20,0%", aclara Eurostat.

¿Por qué es importante? Porque la demografía es mucho más que matemáticas o simple estadística. La evolución de la edad mediana ayuda a entender hacia dónde camina el conjunto de la sociedad europea y comprender mejor el alcance de su envejecimiento con todas las derivas que ello implica a nivel social, económico, asistencial o incluso en defensa.

No es algo exclusivo de la UE ni Occidente. A finales de 2024 Corea del Sur se convirtió oficialmente en una sociedad "superenvejecida", una etiqueta que revela que cerca del 20% de la población supera ya la barrera de los 65 años.

El ejemplo de Japón. El caso más claro lo deja probablemente Japón. Tras décadas viendo cómo su tasa de natalidad colapsaba, en el país empieza a hablarse ya del "Problema 2025", marcado por el paulatino envejecimiento de los millones de ciudadanos que nacieron durante el Baby Boom de mediados del siglo pasado. Allí los expertos ya advierten del desafío que ese creciente desequilibrio entre la población en edad laboral y los ancianos tendrá a nivel social y económico.

Imágenes | Bennett Tobias (Unsplash) y Eurostat

En Xataka | Rusia está desesperada por aumentar su natalidad. Así que va a vetar las series que promuevan una "cultura sin hijos"

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España tiene su propia Mykonos. Y comparte con la ella algo más que la costa y las casas encaladas: el turismo masivo

España tiene su propia Mykonos. Y comparte con la ella algo más que la costa y las casas encaladas: el turismo masivo

Sus casas encaladas, terrazas, callejuelas y paisajes del litoral mediterráneo le valieron a Binibeca Vell el apodo de "Mykonos español", pero con el tiempo este pequeño poblado del sur de Menorca ha terminado pareciéndose a la famosa isla de las Cícladas por otra razón distinta: la saturación turística. Al igual que ocurre en el destino griego, la localidad se llena cada verano de miles de visitantes, una avalancha que no siempre es fácil de encajar en la rutina de sus vecinos.

De ahí que hayan decidido tomar medidas.

¿Un Mykonos español? Sí. De hecho ese título oficioso se lo disputan varias localidades del país, como Frigiliana, en Málaga, o la Isleta del Moro, en Almería. Ambas destacan por sus casas bajas de fachadas encaladas, callejuelas estrechas, terrazas y paisajes costeros bañados por la luz del Mediterráneo.

Exactamente igual que Binibeca Vell, una pequeña urbanización situada en el sur de Menorca, dentro del municipio de Sant Lluís. Sus paisajes han hecho que con el tiempo se ganase el apodo de "Mykonos menorquín" y un hueco en las webs de las agencias de viajes, blogs e incluso en la promoción de las instituciones baleares.

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¿Cuál es su origen? A Binibeca no solo se la conoce como "Mykonos de Baleares". Los lugareños también suelen referirse a ella como "Poblado de Pescadores", aunque en realidad su origen tiene poco que ver con la gente que se gana la vida faenando en el Mediterráneo. El asentamiento se sitúa en un antiguo refugio de marineros, pero lo que hoy vemos se levantó a principios de la década de 1960 como una urbanización residencial impulsada por el aparejador Antonio Sintes y el arquitecto Barba Corsini, quienes se inspiraron en Grecia.

El resultado es un pintoresco poblado de casas blancas pegadas entre sí, 165 construcciones repartidas por una superficie edificada de cerca de 8.000 metros cuadrados  situados en un entorno privilegiado, justo frente al mar. La Comunidad de Propietarios de Binibeca destaca otra de sus peculiaridades: el asentamiento es "una urbanización", "una propiedad privada" en la que son los propios residentes quienes se encargan de pagar una cuota para el mantenimiento de la zona.

¿Y reciben turistas? Sí. Muchos. La comunidad de propietarios asegura que durante los últimos años la visitas "se han incrementado notablemente" hasta superar las 800.000 anuales, un dato considerable si se tiene en cuenta que en la zona residen apenas 200 personas y durante los meses de invierno esa cifra se reduce al mínimo. Quizás sorprenda esa desproporción entre el número de residentes y el gran flujo de visitantes, pero tiene bastante sentido.

Para empezar por el éxito turístico de las Baleares en general y Menorca en concreto, que recibe cada año cientos de miles de turistas. En segundo lugar por la visibilidad y promoción que recibe el poblado, tanto en las redes como a través de agencias, foros e incluso instituciones baleares. "Si pones en Instagram la palabra Menorca, de cada 10 imágenes que aparecen, tres son de Binibeca Vell", aseguraba el año pasado a El País Óscar Monge, presidente de la comunidad de propietarios.

¿Cómo es la convivencia? Si algo saben los vecinos de la isla de Mykonos (la auténtica, la situada en las Cicladas) es que vivir en un paraíso mediterráneo no siempre es sencillo. En la web de la urbanización los propios residentes reconocen que la avalancha de turistas tiene un efecto directo en su día a día, "complicando la convivencia". "Parece Port Aventura, pero ellos por lo menos te cobran la entrada", resume Monge. En la práctica eso se traduce en lidiar con turistas ávidos por lograr el mejor selfie que no dudan en colarse en una terraza privada para conseguirlo.

"Los turistas lo tocan todo. Uno de nuestros vecinos tiene muchas plantas en macetas y los turistas las mueven para poder sacar una foto mejor. Se sientan en sillas en los porches privados", explicaba hace unos meses a The Telegraph uno de los habitantes de la urbanización. "Hablan muy alto y el ruido resuena porque el pueblo es pequeño y cerrado. Se sientan en las escaleras y, cuando el dueño les pide que se muevan, se niegan porque quieren conseguir la foto perfecta".

¿Y qué han hecho? Mover ficha. Que Binibeca sea una urbanización privada con una comunidad de propietarios, no un auténtico poblado de pescadores, hace que sus residentes afronten la saturación turística con un enfoque diferente al que han podido tener otros vecinos de Baleares. El año pasado la comunidad decretó que permitiría las visitas solo en cierta franja horaria, durante el día. El resto del tiempo el espacio se mantendría cerrado con cadenas con avisos.

En la web de la urbanización puede consultarse un pequeño plano en el que se detallan las áreas visitables, zonas de paso y el horario de visita, restringido de 10.00 a 22.00 h. También se dan ciertas pautas para los visitantes: se les ruega silencio, mantener el entorno limpio, no sacar fotos con fines comerciales ni dentro de las casas y, por supuesto, que no entren en viviendas particulares ni se sienten en las terrazas. "Cuando nos visites recuerda que has entrado en una propiedad privada y debes respetar la privacidad de los vecinos", subrayan.

¿Hay más? Sí. En 2023 la comunidad y el Consell de Menorca alcanzaron un pacto para aligerar la presión turística sobre el poblado, lo que pasaba entre otras cuestiones por regular la llegada de buses o ayudar en la conservación de la zona. El convenio no se renovó sin embargo y hace un año la comunidad amagó con ir más allá y votar el cierre total de la urbanización al turismo, una medida drástica porque el flujo de turistas es clave para los negocios situados en la zona.

"Pagamos caro ser la atracción turística más popular de Menorca", se lamentaba Monge. "Binibeca está promocionada por la administración insular y las empresas turística, pero ¿qué beneficio obtenemos de ello? No tenemos nada en contra del turismo, pero a veces parece que vivimos en Disneyland". Sus quejas de 2024 han servido de momento para fomentar un cambio en los turistas, entre los que aprecian (salvo excepciones) una actitud "un poco más moderada".

¿Y qué tienen pensado hacer? Hace unos días los residentes compartían con elDiario.es otra medida mucho menos drástica para ordenar el trasiego de turistas: crear una serie de itinerarios para que los visitantes puedan recorrer el poblado sin adentrarse en su interior. "Del convenio no sabemos nada, no nos han convocado a más reuniones. Aunque es verdad que el horario se respeta, tanta gente visitando un espacio tan pequeño es difícil que no genere molestias", aclara otro vecino.

Imágenes | Wikipedia y Markus Trienke (Flickr)

En Xataka | El norte de España lleva años quejándose del turismo masivo. Asturias ha descubierto las amargas consecuencias de perderlo

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La noticia España tiene su propia Mykonos. Y comparte con la ella algo más que la costa y las casas encaladas: el turismo masivo fue publicada originalmente en Xataka por Carlos Prego .

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