Resolviendo científicamente uno de los grandes dilemas del plátano: si es bueno comerlo a diario o no

Resolviendo científicamente uno de los grandes dilemas del plátano: si es bueno comerlo a diario o no

Las guías alimentarias recomiendan que frutas y verduras formen un pilar básico de nuestra dieta diaria. Los plátanos suelen ser de gran ayuda a muchos para cumplir con estos requerimientos, ya que se trata de frutas disponibles todo el año y muy prácticas para llevar con nosotros.

Consumir esta fruta con frecuencia es sin duda beneficioso para nuestra salud pero, ¿hay algún límite?

En primer lugar podemos recordar qué es lo que hace a los plátanos una importante fuente de nutrientes, empezando por los básicos. Por cada 100 gramos de plátano, en promedio consumimos 20 de carbohidratos; 1,2 g de proteínas; y 0,3 g de lípidos o grasas según datos de la Fundación Española de la Nutrición.

Estas cifras son superiores a las de otros clásicos de nuestros fruteros como naranjas o manzanas. Esto viene acompañado con un mayor aporte calórico por cada 100 g de producto: si el plátano nos aporta 94 kilocalorías (Kcal), naranjas y manzanas aportan 42 y 53 Kcal respectivamente.

Los plátanos también son una importante fuente de fibra, pero sin duda el nutriente estrella de estas frutas es el potasio. Este elemento funciona como un electrolito, ayudando a regular funciones vitales como conducir las cargas eléctricas utilizadas por el sistema nervioso para, por ejemplo, contraer nuestros músculos.

Los electrolitos como el potasio y el sodio ayudan a regular los líquidos en el cuerpo. El potasio ayuda por ejemplo a contrarrestar el efecto del sodio en nuestra presión sanguínea.

¿El cielo es el límite?

El exceso de cualquier cosa puede acabar siendo nocivo, incluso el exceso de agua. Pero no siempre es sencillo pasarnos con la cantidad. En el caso de los plátanos son dos los nutrientes que nos aporta en cantidades relativamente altas, carbohidratos y potasio. Es por eso que, si nos preocupa el consumo excesivo de plátanos, tengamos que considerarlos.

El 90% de las calorías del plátano (una pieza de 160 g tiene unas 99 Kcal) proceden de los hidratos de carbono, pero la naturaleza de estos hidratos cambia a medida que la fruta madura: en los plátanos “verdes” estos hidratos aparecen en forma de almidones, que poco a poco van transformándose en azúcares.

La segunda cuestión a resolver es si el consumo de plátanos puede hacer que ingiramos demasiado potasio. Al exceso de este elemento en nuestro cuerpo se lo denomina hipercalemia.

Esta afección suele no suele aparecer tanto cuando consumimos demasiado potasio como cuando nuestro cuerpo tiene problemas para procesarlo y desecharlo como causa de un fallo renal. Aun así a los pacientes con este trastorno se les recomiendan cambios dietéticos, entre ellos reducir o evitar el consumo de plátanos y frutas como naranjas, kiwis o melones.

Se han dado casos en los que el consumo excesivo de plátanos se ha vinculado con la aparición de  hipercalemia. Sin embargo se trata de casos extremos, algunos asociados a consumos “obsesivos” de esta fruta.

Más difícil aún es la posibilidad de inducirnos una “sobredosis” de potasio por consumir demasiados plátanos. La dietista del hospital londinense de St George's, Catherine Collins, explicaba a la BBCque haría falta ingerir de una sentada unos 400 plátanos para causarnos una sobredosis de este elemento.

¿Podemos comer entonces plátanos a diario? La respuesta depende de muchos factores, pero una persona adulta, sana y con una dieta variada puede comer un plátano de forma diaria sin que esto suponga un riesgo para su salud.

El aporte calórico de una pieza plátano representa una pequeña fracción de nuestro consumo calórico diaria (entre un 4 y un 5% aproximadamente). Una unidad tampoco alcanza por sí misma a suplir el aporte en potasio que necesitamos, aunque esto también lo suplimos con otras fuentes.

Quizá por tanto la principal consideración a tener en cuenta es que los plátanos no pueden ser la única fruta de la que dependamos. Existen otros micronutrientes, como la vitamina D, que no están tan presentes en esta fruta como en otras. Es por eso que, si bien consumir un plátano al día pueda ser perfectamente saludable, debemos recordar también consumir otras variedades de fruta.

En Xataka | El plátano debe morir (y sólo la ciencia puede resucitarlo)

Imagen | Eiliv Aceron

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La noticia Resolviendo científicamente uno de los grandes dilemas del plátano: si es bueno comerlo a diario o no fue publicada originalmente en Xataka por Pablo Martínez-Juarez .

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Resolviendo científicamente uno de los grandes dilemas del plátano: si es bueno comerlo a diario o no

Resolviendo científicamente uno de los grandes dilemas del plátano: si es bueno comerlo a diario o no

Las guías alimentarias recomiendan que frutas y verduras formen un pilar básico de nuestra dieta diaria. Los plátanos suelen ser de gran ayuda a muchos para cumplir con estos requerimientos, ya que se trata de frutas disponibles todo el año y muy prácticas para llevar con nosotros.

Consumir esta fruta con frecuencia es sin duda beneficioso para nuestra salud pero, ¿hay algún límite?

En primer lugar podemos recordar qué es lo que hace a los plátanos una importante fuente de nutrientes, empezando por los básicos. Por cada 100 gramos de plátano, en promedio consumimos 20 de carbohidratos; 1,2 g de proteínas; y 0,3 g de lípidos o grasas según datos de la Fundación Española de la Nutrición.

Estas cifras son superiores a las de otros clásicos de nuestros fruteros como naranjas o manzanas. Esto viene acompañado con un mayor aporte calórico por cada 100 g de producto: si el plátano nos aporta 94 kilocalorías (Kcal), naranjas y manzanas aportan 42 y 53 Kcal respectivamente.

Los plátanos también son una importante fuente de fibra, pero sin duda el nutriente estrella de estas frutas es el potasio. Este elemento funciona como un electrolito, ayudando a regular funciones vitales como conducir las cargas eléctricas utilizadas por el sistema nervioso para, por ejemplo, contraer nuestros músculos.

Los electrolitos como el potasio y el sodio ayudan a regular los líquidos en el cuerpo. El potasio ayuda por ejemplo a contrarrestar el efecto del sodio en nuestra presión sanguínea.

¿El cielo es el límite?

El exceso de cualquier cosa puede acabar siendo nocivo, incluso el exceso de agua. Pero no siempre es sencillo pasarnos con la cantidad. En el caso de los plátanos son dos los nutrientes que nos aporta en cantidades relativamente altas, carbohidratos y potasio. Es por eso que, si nos preocupa el consumo excesivo de plátanos, tengamos que considerarlos.

El 90% de las calorías del plátano (una pieza de 160 g tiene unas 99 Kcal) proceden de los hidratos de carbono, pero la naturaleza de estos hidratos cambia a medida que la fruta madura: en los plátanos “verdes” estos hidratos aparecen en forma de almidones, que poco a poco van transformándose en azúcares.

La segunda cuestión a resolver es si el consumo de plátanos puede hacer que ingiramos demasiado potasio. Al exceso de este elemento en nuestro cuerpo se lo denomina hipercalemia.

Esta afección suele no suele aparecer tanto cuando consumimos demasiado potasio como cuando nuestro cuerpo tiene problemas para procesarlo y desecharlo como causa de un fallo renal. Aun así a los pacientes con este trastorno se les recomiendan cambios dietéticos, entre ellos reducir o evitar el consumo de plátanos y frutas como naranjas, kiwis o melones.

Se han dado casos en los que el consumo excesivo de plátanos se ha vinculado con la aparición de  hipercalemia. Sin embargo se trata de casos extremos, algunos asociados a consumos “obsesivos” de esta fruta.

Más difícil aún es la posibilidad de inducirnos una “sobredosis” de potasio por consumir demasiados plátanos. La dietista del hospital londinense de St George's, Catherine Collins, explicaba a la BBCque haría falta ingerir de una sentada unos 400 plátanos para causarnos una sobredosis de este elemento.

¿Podemos comer entonces plátanos a diario? La respuesta depende de muchos factores, pero una persona adulta, sana y con una dieta variada puede comer un plátano de forma diaria sin que esto suponga un riesgo para su salud.

El aporte calórico de una pieza plátano representa una pequeña fracción de nuestro consumo calórico diaria (entre un 4 y un 5% aproximadamente). Una unidad tampoco alcanza por sí misma a suplir el aporte en potasio que necesitamos, aunque esto también lo suplimos con otras fuentes.

Quizá por tanto la principal consideración a tener en cuenta es que los plátanos no pueden ser la única fruta de la que dependamos. Existen otros micronutrientes, como la vitamina D, que no están tan presentes en esta fruta como en otras. Es por eso que, si bien consumir un plátano al día pueda ser perfectamente saludable, debemos recordar también consumir otras variedades de fruta.

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Hay un motivo por el que olvidas apuntar cosas en la lista de la compra: la memoria prospectiva

Hay un motivo por el que olvidas apuntar cosas en la lista de la compra: la memoria prospectiva

¿He apagado el gas? ¿Dónde he dejado las llaves? ¿Qué venía yo a hacer a la cocina? Son algunas de las preguntas que nos hacemos a menudo. De las tres la última sea quizás la más interesante, la que involucra una forma de memoria con la que no estamos muy familiarizados: la memoria prospectiva.

¿Qué es exactamente la memoria prospectiva? Esta forma de memoria es la que alude a nuestra capacidad de recordar acciones planificadas o futuras, de recordar intenciones. Puede ser acordarnos de qué íbamos a buscar en la nevera o la cita con el dentista del jueves.

La memoria prospectiva es algo con lo que lidiamos en nuestro día a día, pero no es un concepto con el que mucha gente esté familiarizada. Tampoco los expertos: la investigación sobre esta forma de memoria era, hasta comienzos del presente siglo, virtualmente inexistente.

Pero en los últimos años hemos logrado averiguar algunos aspectos clave de esta memoria. Por ejemplo, ahora tenemos una idea de qué regiones del cerebro trabajan para el correcto funcionamiento de la memoria al futuro. Un estudio de 2010 halló tres regiones del cerebro cuya actividad estaba vinculada a los resultados en memoria prospectiva: el giro parahipocampal, el lóbulo parietal inferior izquierdo, y el cíngulo anterior izquierdo.

Sin embargo aún queda mucho por investigar en este sentido. Otros estudios, por ejemplo han dado mayor importancia a la activación de lóbulo derecho en relación con esta memoria. Otros, por ejemplo, enfatizan el rol de la corteza prefrontal anterior y del lóbulo temporal medio. Pero no todo es neurobiología.

¿Por qué olvidamos qué es eso que íbamos a apuntar en la lista de la compra? La memoria prospectiva no es muy distinta en esto a otras formas de memoria. Aquí la atención es clave. En una entrevista para la radio RAC1, el neuropsicólogo Saul Martínez-Horta explicaba, partiendo del “qué venía yo a hacer a la cocina”, explica cómo es que tengamos esta facilidad para olvidar cosas.

Las distracciones son uno de los principales factores que afectan a esta memoria. Si vamos a la cocina a por sal, pero entretanto nos acordamos de que nos hemos dejado el horno encendido, este segundo hecho nos hará despistarnos y hará más probable que nos olvidemos de la sal.

En palabras del propio Martínez-Horta “normalmente lo que nos hace olvidar qué es lo que debemos hacer es la saturación del sistema y la distracción mediada por otro evento. La capacidad del cerebro es limitada y sensible a la distracción, por lo que es relativamente fácil que dirijamos nuestra atención a algo distinto a lo que estamos haciendo.”

La concentración es, por consiguiente, clave si queremos que nuestra memoria prospectiva (o nuestra memoria en general) de más de sí. La memoria puede ser entrenada, pero generalmente los ejercicios que nos permiten hacerlo no resultan útiles más allá de la función de la memoria que buscan entrenar. Es decir, no hay pruebas de que resolver crucigramas vaya a hacer que nos acordemos de comprar palomitas para cuando tengamos visitas.

Eso no quiere decir que estemos desamparados. Algunos hábitos saludables repercuten en la capacidad de nuestro cerebro para realizar sus tareas, y aunque los estudios centrados en memoria prospectiva escaseen, puede ser buena idea incorporarlos.

Una dieta variada, ejercicio y dormir adecuadamente pueden ayudarnos con nuestra memoria. Quizás, también puedan ayudarnos a recordar qué es eso que buscábamos en el armario antes de recibir el WhatsApp de nuestro cuñado.

En Xataka | ¿Cuánta información puede llegar a almacenar nuestro cerebro?

Imagen | Cottonbro studio

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Las primeras muestras de Bennu ya han llegado a Europa. Y con ellas una esperanza: comprender el origen de la vida

Las primeras muestras de Bennu ya han llegado a Europa. Y con ellas una esperanza: comprender el origen de la vida

Hace poco más de los meses la NASA recuperaba la cápsula que traía a la Tierra restos del asteroide Bennu, recogidos por la misión OSIRIS-REx. Al abrir la cápsula los responsables de la misión descubrieron una gran cantidad de material en los compartimentos debidamente sellados del asteroide. Ahora los científicos comienzan a analizar estas muestras.

Hace 4.500 millones de años… La edad de Bennu es clave a la hora de entender por qué es tan importante. El asteroide podría ser casi tan antiguo como nuestro sistema solar, más de 4.500 millones de años.

Durante todo este tiempo esta roca gigante habría estado surcando el vacío espacial sin sufrir cambios como los que afectan a piedras y minerales aquí en la Tierra. Esto hace que Bennu sea una cápsula del tiempo que nos muestra cómo eran los asteroides de nuestro sistema solar en sus etapas primigenias.

Esto es importante porque es probable que fueran asteroides como Bennu los que permitieron que a la Tierra llegaran compuestos clave para la aparición de la vida, desde el agua hasta moléculas orgánicas. El asteroide puede tener la clave para entender cómo apareció la vida en nuestro planeta.

Por ahora, todo encaja. Los primeros análisis realizados por los equipos de la NASA de los materiales que componen este asteroide nos muestran dos elementos clave. Uno es un elemento propiamente dicho: el carbono. El carbono representa aproximadamente el 5% de la masa de la muestra y parte de él forma moléculas orgánicas.

El segundo elemento clave es en realidad una molécula: agua. Las primeras pesquisas mostraron materiales arcillosos en la muestra. Estos materiales son capaces de atrapar las moléculas de agua, y este sería el caso en este asteroide según explicaba hace unas semanas la propia agencia espacial.

Primera muestra en Europa. Pero ahora es el turno de que otros equipos de investigadores se pongan manos a la obra y comiencen el (previsiblemente largo) proceso de estudiar las muestras. Una de ellas ha llegado recientemente al Museo de Historia Natural (NHM) en Londres. Se trata de 100 miligramos de material, “una cucharadita de materia [que] guarda pistas de la formación de los planetas y de nuestro sistema solar,” explicaba el museo en una nota de prensa.

“Hemos estado esperando siete años para que esta muestra regresara a la Tierra, así que es muy emocionante para nosotros el tener ahora algo de ella en el Museo de Historia Natural,” añadía en la nota Sara Russell, quien liderará el equipo británico que analizará esta muestra. “Este material (…) nos mantendrá atareados por años mientras estudiamos cada mínimo grano para entender su composición y estructura y ver que secretos podemos desentrañar.”

Hermetismo obligado. La muestra se conserva herméticamente sellada en una caja de guantes de nitrógeno para evitar cualquier forma de contaminación. Esta pulcritud es imprescindible si queremos aprovechar el potencial de estas muestras.

A lo largo de la historia hemos descubierto en nuestro planeta incontables muestras de asteroides en los meteoritos que nos alcanzan de cuando en cuando. Aunque gracias a estas rocas hemos descubierto muchos aspectos del espacio que nos rodea no dejan de ser muestras contaminadas por la fricción atmosférica y por el contacto con los elementos.

Nuestra capacidad para mantener estas muestras a salvo de contaminantes será quizás un buen entrenamiento para cuando lleguen a la Tierra las primeras muestras de otro planeta. Aún queda mucho para eso, tanto que ni siquiera sabemos quienes serán los encargados de traer esta futura muestra.

Medio mundo a la espera. Entretanto, los científicos de la NASA siguen trabajando en la muestra principal, que se encuentra en la División ARES (Astromaterials Research and Exploration Science) en el  Johnson Space Center en Houston, Texas.

El reparto. La agencia será la encargada de hacer llegar pequeñas muestras como la que ha llegado al NHM londinense a los distintos laboratorios adscritos a este proyecto de investigación. 200 investigadores de 35 instituciones internacionales podrán investigar con el 25% de la muestra recogida, explican desde Space.com.

La Agencia Espacial Canadiense será una de las que se lleve un mayor “pellizco”: un 4% de la muestra. El motivo es la contribución de los canadienses a la instrumentación de la nave OSIRIS-REx.

La agencia japonesa JAXA se llevará un 0,5% de la muestra. Un quid pro quo si tenemos en cuenta que los japoneses compartieron en 2020 parte de su muestra recogida en el asteroide Ryugu con la NASA. La NASA guardará otro 70% de la muestra para ser estudiada en el futuro cuando se cuenten con mejores herramientas.

Bennu. A día de hoy Bennu se encuentra a casi 120 millones de km, un 80% de la distancia que separa a nuestro planeta del Sol (es decir, 0,8 unidades astronómicas). Las órbitas de estos cuerpos hacen que cada cinco años, aproximadamente Bennu se acerque a nuestro planeta. Será en en 2060 cuando el asteroide se acerque más a nosotros en el presente siglo, pasando a algo menos de 750.000 km.

Por pasos como este, Bennu es un asteroide potencialmente peligroso para la Tierra, con una probabilidad de 0,057% (o una entre 1.800) de que impacte con nuestro planeta en los próximos 270 años. El acercamiento más peligroso será en que realice en el año 2182, cuando la probabilidad de choque será del 0,037 (o una entre 2.700).

En Xataka | El robo del polvo lunar: cuando tres becarios de la NASA se llevaron muestras traídas por las Apollo (y acabaron entre rejas)

Imagen | Natural History Museum / NASA

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El robo del polvo lunar: cuando tres becarios de la NASA se llevaron muestras traídas por las Apollo (y acabaron entre rejas)

El robo del polvo lunar: cuando tres becarios de la NASA se llevaron muestras traídas por las Apollo (y acabaron entre rejas)

Hace unas semanas la sonda OSIRIS REx regresaba a la Tierra con muestras del asteroide Bennu. No era la primera vez que rocas de un asteroide llegaban a la Tierra, pero el botín con el que regresaba la cápsula era cuantioso. Aún no sabemos cuánto material llegó, pero probablemente supere los 250 gramos.

La muestra se ha mantenido desde entonces en condiciones muy controladas para evitar cualquier forma de contaminación y así poder ser estudiada en el futuro próximo. Todo este proceso se está llevando a cabo en las dependencias del Johnson Space Center de la NASA, el lugar donde se sitúa la división ARES (Astromaterials Research and Exploration Science Division).

El Johnson Space Center de Houston es, precisamente, el escenario de nuestra historia. El lugar donde se cometió el robo de las rocas lunares. Un robo casi de película.

Ahora, vamos con los protagonistas, tal y como los describía la prensa de la época. El protagonista principal de esta historia podría ser Thad Roberts. Roberts era un becario de la NASA que trabajaba en el JSC. Era piloto y estaba preparándose para convertirse en astronauta. Su sueño, según uno de sus alumnos: ser la primera persona en Marte.

Los compinches de Roberts fueron otros dos becarios de la NASA, Tiffany Fowler, que también era su pareja; y Gordon McWorter. El trío de becarios contó también con la ayuda de una cuarta involucrada, Shae Saur, la única persona del grupo que no estaba vinculada con la agencia espacial estadounidense.

También necesitamos un némesis, el policía, papel que le tocó desempeñar al agente del FBI (cómo no) James Jarboe. Finalmente, en esta historia también tenemos un confidente, no conocemos su nombre, pero lo llamaremos El Coleccionista.

Para el agente Jarboe la historia comenzó con un chivatazo procedente de Europa. Concretamente desde Bélgica. A oídos de los socios del Club de Mineralogía de Amberes había llegado un curioso anuncio, un “se vende” que ponía a disposición del buen postor rocas lunares a precios de entre 1.000 y 5.000 dólares. Una ganga. Una ganga sospechosa.

Uno de los socios del club, coleccionista de rocas, se puso en contacto con las autoridades para avisar del sospechoso anuncio. En colaboración con El Coleccionista, el FBI se puso en contacto con el vendedor, Orb Robinson, alias que utilizaba Thad Roberts. Concertaron una reunión, en un restaurante italiano en Ornaldo (Florida) el 20 de julio de 2002, 33er aniversario de la llegada del Apollo 11 a la Luna.

El plan de Orb y su equipo no fue tan de guante blanco como podría esperarse. Los ladrones utilizaron sus pases para acceder con normalidad a las instalaciones de la NASA donde se guardaban las rocas lunares. Éstas estaban a buen recaudo en una caja fuerte a la que ninguno de ellos tenía acceso. Tampoco tenían la capacidad para abrirla.

Se vende: roca lunar

Así que hicieron lo que pudieron: robar la caja fuerte entera, un armatoste de unos 275 kg de peso. Una vez a salvo en sus casas pudieron abrir la caja fuerte y acceder a sus contenidos, que no solo incluían las muestras de regolito lunar sino también documentos de la agencia. Aún y todo la NASA no se enteró de la desaparición hasta el 15 de julio, tiempo después que el FBI se pusiera en contacto con los ladrones.

El siguiente paso era buscar comprador. Para ello recurrieron al viejo truco de... poner anuncios. Un truco que no parecía dar frutos. Según relataba entonces el diario El País, los ladrones pudieron inicialmente 8.000 dólares por gramo del botín, pero acabaron rebajando el precio a entre 1.000 y 5.000 dólares el gramo.

Fue entonces cuando fueron contactados por un coleccionista belga, que les puso en contacto con su hermano y su cuñada de Pensilvania. Por supuesto los familiares del belga no eran tal cosa. Eran agentes del FBI.

Agentes del FBI que es posible incluso que tampoco tuvieran mucha idea de qué estaba pasando. ¿Era material robado? ¿Eran falsificaciones? Pese a lo aparatoso del robo la NASA tardó en darse cuenta de que había perdido una caja fuerte. Según la agencia el robo se produjo un sábado y la ausencia se notó el lunes, pero las rocas podrían haber llevado semanas a la venta antes de ello.

Lo que sí parece seguro es que apenas cinco días después de que la agencia se diera cuenta del robo de la caja fuerte Riberts y Jarboe se encontraban en un restaurante de Orlando. Un encuentro que, por cierto, concluyó con la detención de Roberts y sus dos compinches más cercanos.

En esta historia de crimen, por suerte, no parece que nadie resultara herido. Pero los daños materiales fueron incalculables. El valor de las muestras lunares se estimaba en 21 millones de dólares de la época (casi 36 millones actuales ajustando inflación).

Las muestras lunares se recuperaron pero en el proceso se contaminaron lo que implica que se echaron a perder desde el punto de vista científico. Los ladrones también destrozaron numerosos documentos, entre ellos anotaciones de uno de los investigadores de la NASA, que habían sido puestas a salvo en la misma caja fuerte.

El cuarteto acabó detenido y puesto a disposición de los tribunales. Los tres becarios se declararon culpables de sus cargos, mientras que la cuarta involucrada fue declarada culpable tras el juicio por el tribunal. Roberts fue sentenciado a 100 meses de cárcel.

Los ladrones cumplieron sus respectivas penas y su historia fue contada de nuevo por el autor Ben Mezrich en su libro ‘Sex on the Moon. El título hace referencia a un capítulo de la historia que no sabemos si formó parte del sumario judicial pero sí fue relatado por Mezrich. Y es que esta historia también tiene una escena de sexo, una que, según este relato, comenzó con Roberts esparciendo las rocas lunares sobre la cama. El resto mejor queda a la imaginación de quien esté leyendo.

Según un informe de la NASA, entre 1970 y 2010 desaparecieron 517 muestras de materiales astronómicos, dato que incluye las 218 piezas de las que consistía el alijo robado en 2002.

El cine y la literatura están repletos de grandes robos, perpetrados por ladrones brillantes y audaces que son perseguidos por sus némesis al otro lado de la ley. Tanto es así que la heist movie representa todo un subgénero cinematográfico con sus grandes éxitos y hasta sus parodias. La realidad suele ser otra.

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Imagen | NASA/GSFC/Arizona State University / Apollo Sample Catalog, NASA

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La ciencia ha estudiado el efecto de dormir “cinco minutos más” tras el despertador. Veredicto: pésima idea

La ciencia ha estudiado el efecto de dormir

Existe cierto consenso entre los expertos en señalar que atrasar cinco minutos la alarma de nuestros despertadores no es garantía de un mejor reposo. Sin embargo aún es mucho lo que no sabemos sobre los efectos reales de esta práctica. Lo que sí sabemos es que es una práctica muy extendida entre los humanos.

El problema de los “cinco minutos más”. Dormir más suele ser bueno, pero el sueño es un proceso biológico más complejo de lo que aparenta (nada sorprendente si tenemos en cuenta que el órgano responsable de éste es el cerebro). El sueño no es un estado dicotómico, no estamos dormidos o despiertos, sino que durante nuestro reposo atravesamos varias fases.

El ciclo de sueño, durante el cual completamos la serie de cuatro fases, una fase REM (rapid eye movement) y tres fases adicionales a cual más profunda. Los ciclos pueden variar a lo largo de nuestro sueño en duración e intensidad, y también difieren de una persona a otra.

La duración de los ciclos varía entre los 70 y los 120 minutos, y el primer ciclo de la noche, por ejemplo, suele ser más corto y profundo. El problema con atrasar la alarma es que, si bien podemos caer dormidos, no tendremos tiempo de alcanzar las fases más profundas del sueño, mucho menos completar un ciclo entero.

Síntoma, más que causa. Para algunos expertos, el problema no radica en el acto de atrasar la alarma para quedarnos un poco más en la cama, sino en que los problemas de sueño que arrastramos, que hacen que nos cueste más levantarnos por la mañana.

Así opina Steven Bender, profesor de cirugía oral y maxilofacial en la Universidad Texas A&M: “para muchos, [atrasar la alarma] puede ser señal de un problema significativo con el sueño. El mal sueño ha sido asociado con un número de trastornos en la salud, incluyendo alta presión arterial, problemas de memoria e incluso control de nuestro peso.”

El perfil del remolón. Un estudio publicado en la revista SLEEP se ha adentrado un poco más en la cuestión, dibujando un perfil de las personas con tendencia a atrasar los despertadores por la mañana. Gracias a los relojes inteligentes, analizaron los hábitos de sueño de 450 participantes, para descubrir que más de la mitad (un 57% de estos) tendían a remolonear tras la primera alarma.

Mujeres y jóvenes. El equipo de investigadores descubrió también que entre los participantes las mujeres, los más jóvenes y las “aves nocturnas” eran quienes tenían mayor tendencia a atrasar sus despertadores. Este hábito también aparecía correlacionado con otros factores, como más interrupciones del sueño, más interrupciones del sueño y menos pasos diarios dados. Curiosamente, los “remolones” no dormían menos, se sentían más soñolientos ni eran más propensos a las siestas.

Los autores concluyen que atrasar los despertadores es un comportamiento común, y que está influido por características demográficas y conductuales. Sin embargo, tuvieron que admitir que había pocas conclusiones que sacar en tanto en cuanto a los efectos del acto de atrasar las alarmas sobre la calidad de nuestro sueño.

¿Por qué remolonea usted? Una de las limitaciones de este estudio es que no permite saber si existen relaciones causales directas entre las variables y, si las hay, cuál es la dirección de éstas. Por ejemplo, es imposible saber si el sueño fragmentado asociado a atrasar los despertadores se produce precisamente por esto o si es que tendemos a atrasar los despertadores porque dormimos de manera fragmentada y por tanto mal.

Entre las preguntas que se incluyeron en el estudio había una referida a la motivación de aquellos que atrasaban sus despertadores. Las respuestas habituales entran dentro de lo previsible: “No puedo salir de la cama después de la primera alarma” o “porque se está cómodo en mi cama”.

El equipo encargado del estudio señalaba sin embargo al hecho de que un tercio de los estadounidenses no durmiera bien como motivo más probable.

Indagar más sobre el sueño. Los investigadores que realizaron este estudio llaman la atención no sobre lo que sabemos de esta práctica, sino sobre las muchas incógnitas que aún quedan por despejar. Así lo indica Stephen Mattingly, uno de los autores del último estudio.

Determinar, por ejemplo, las relaciones de causa-efecto entre las correlaciones observadas es una de las preguntas que tendrán que responder los investigadores. La tarea no es fácil. El sueño de cada persona puede variar notablemente de persona a persona, ya sea por motivos genéticos, por nuestro horario laboral, por nuestros hábitos particulares o por un cúmulo de circunstancias ambientales.

Si a eso sumamos el hecho de que dormir es un acto que realizamos inconscientemente y que se trata del cerebro de lo que hablamos, puede comprenderse la dificultad de la labor de los investigadores.

Dormir mejor. Regresando a lo que sí sabemos con certeza, el consejo se centra en tratar de dormir más y mejor, sin depender de poder atrasar nuestra alarma por las mañanas. España es uno de los países que más medicación para dormir consume, pero existen técnicas que nos pueden ayudar cuando nuestro caso no llega al punto de requerirla.

Mantener nuestro entorno controlado (en cuanto a temperatura y luminosidad) es una de las claves. En relación a esto, uno de los consejos más habituales e el de evitar las pantallas, incluso horas antes de tratar de dormirnos. Tratar de ser regulares (siempre que sea posible) con nuestros horarios también puede ayudarnos a controlar nuestros ritmos circadianos.

Las sustancias como la cafeína y el alcohol también pueden afectar a nuestros ciclos de sueño. El efecto de la cafeína resulta obvio, pero en el caso del alcohol debemos tener en cuenta que, pese a que nos duerma, su efecto sobre el reposo no será positivo, sino que nos puede inducir un sueño más ligero y por tanto menos reparador.

Imagen | Miriam Alonso

En Xataka | Esta es la mejor hora para irse a dormir según la ciencia del sueño (y la cantidad de horas recomendadas)

*Una versión anterior de este post se publicó en noviembre de 2022

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Alguien ha respondido a la pregunta “qué son las estrellas de mar”. Y se ha encontrado con un enigma aún mayor

Alguien ha respondido a la pregunta

Si tuviéramos que describir una estrella de mar quizás comenzaríamos diciendo que es un animal con cinco brazos irradiando de su centro como las puntas de una estrella. Estaríamos cometiendo un error. Y es que las extremidades nada tienen que ver con las del resto de animales. Estas extremidades son la cabeza del animal.

No pierdas la cabeza. El motivo es sencillo: las estrellas de mar son solo eso, cabezas que se desplazan por el lecho marino, cabezas que, en algún momento de la evolución pasaron a prescindir del resto del cuerpo.

Los equinodermos. Esto se puede aplicar a las estrellas de mar y a sus parientes más cercanos (como erizos de mar, pepinos de mar o lirios de mar), que en conjunto conforman el filo de los equinodermos (Echinodermata). Los equinodermos pertenecen al clado de los bilaterales (Bilateria), cuyo rasgo definitorio es la simetría bilateral que caracteriza a la inmensa mayoría de los animales en nuestro planeta.

Pero los equinodermos abandonaron esta simetría bilateral para convertirse en animales con simetría radial. O casi, si tenemos en cuenta que las larvas de los equinodermos sí presentan esta forma de simetría bilateral característica del resto de este grupo taxonómico.

Buscando entre los genes. Ahora, gracias a un estudio genético de estos animales, un equipo de científicos ha descubierto un hecho cuanto menos curioso al analizar el por qué de este cambio en la simetría de este grupo de animales, y es esta ausencia de cuerpo que los convierte en cabezas andantes.

Lo hizo estudiando una especie concreta de estrellas, la Patiria miniata. Manipularon los genes de las estrellas para indagar en qué genes se expresaban en las células de qué partes de la anatomía de estos animales.

Primero tomaron muestras de cada sección de estos animales para construir “un modelo 3D del ARN mensajero a lo largo del cuerpo”, explicaba a Live Science Laurent Formery, uno de los autores del estudio. Después utilizaron tinta fluorescente que asociaron a los distintos tipos de ARN mensajero para poder así identificar su expresión en distintas áreas del cuerpo de la estrella. Los responsables del estudio publicaron su trabajo en un artículo en la revista Nature.

Caminando sobre los labios. Así pudieron descartar algunas de las hipótesis dominantes sobre la peculiar evolución de estos animales y toparse con detalles curiosos sobre la estructura anatómica de estos animales. Basándose en este hallazgo, el biólogo Thurston Lacalli se refería a las estrellas de mar como una cabeza sin cuerpo “que anda sobre sus propios labios”.

Y es que estos animales utilizan para desplazarse los órganos originalmente dedicados a manipular la comida del animal. Esta no es la única singularidad de un animal capaz de expulsar uno de sus dos estómagos fuera de su cuerpo para digerir presas difíciles.

Caprichos de la evolución. Los investigadores no están seguros de qué capricho evolutivo llevó hace millones de años a estos animales a prescindir de todo lo que no fuera su propia cabeza. La evolución de los equinodermos como clado independiente se produjo durante el Cámbrico.

Esta era paleozóica está caracterizada por una variedad hoy inimaginable de formas animales, la mayoría perdidas hoy en día, muchas de las que tenemos conocimiento envueltas en el misterio más absoluto. Quizás este descubrimiento pueda ayudarnos a saber más sobre la evolución temprana de los animales, pero quizás haya traído más preguntas que respuestas al estudio de la evolución en la Tierra.

En Xataka |

Imagen | Jerry Kirkhart, CC BY 2.0 DEED

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La caza de ballenas a lo largo de los años ha tenido un efecto inesperado: ha afectado a su diversidad genética

La caza de ballenas a lo largo de los años ha tenido un efecto inesperado: ha afectado a su diversidad genética

La isla San Pedro, o Georgia del Sur, cuenta con un paisaje particular, marcado por miles de huesos de ballena dejados atrás por la industria ballenera activa en la zona hasta mediados del siglo XX. Este hecho ha servido a un equipo de científicos para analizar uno de los impactos de la caza de ballenas, una práctica hoy prohibida en casi todos los contextos.

El impacto en la diversidad genética de estos cetáceos concretamente. Y por concretar más aún, el estudio se centró en tres especies de ballena, la ballena azul (Balaenoptera musculus), la ballena jorobada (Megaptera novaeangliae) y el rorcual común (Balaenoptera physalus).

La caza de ballenas alcanzó a mediados del siglo XX su mayor dimensión. Según datos de la Comisión Ballenera Internacional, en 1964 se cazaron más de 80.000 ballenas en el mundo, aunque es posible que estos datos representen una estimación conservadora.

Esto llevó a varias especies al borde de la extinción y a su “extirpación” (una extinción localizada) de algunos territorios. Esto tuvo su impacto sobre la diversidad genética de estos mamíferos marinos.

Ahora, un estudio ha observado esta pérdida de diversidad en varias especies de ballena. Lo hizo comparando los restos óseos dejados atrás por la industria ballenera en la isla San Pedro. Esta isla, situada en el Atlántico sur, cerca de la Antártida y del archipiélago de las Malvinas, contaba con una importante base de la flota ballenera y en ella se procesaban las ballenas cazadas en la región.

Los restos descartados ha servido, décadas después, para analizar cómo ha cambiado la genética de las poblaciones de ballenas a lo largo del último siglo. Este trabajo fue recientemente publidado en un artículo en la revista Journal of Heredity.

El estudio fue liderado por investigadores del Marine Mammal Institute de la Universidad Estatal de Oregon (OSU). El equipo observó una menor diversidad genética en las poblaciones actuales de ballenas en comparación con la diversidad mostrada por los restos óseos hallados en la isla en dos de las tres especies analizadas.

Los autores del estudio señalan que este podría estar infraestimando la pérdida en la diversidad. El motivo es la larga esperanza de vida de los cetáceos estudiados. Algunas de las ballenas contemporáneas estudiadas podrían haber estado vivas hace 100 años, al tiempo que las ballenas cuyos restos óseos fueron estudiados.

La menor diversidad observada en el estudio aparece vinculada a la pérdida de linajes maternales durante el periodo estudiado. En las ballenas la transmisión de información “cultural” se realiza de forma matrilineal.

Estas “memorias culturales”, como se refieren a ellas los autores, abarcan, por ejemplo, la información que se transmite respecto a lugares de caza y de apareamiento, que se transmite de generación en generación. Al perderse  linajes maternales también se pierde esta información.

Décadas después del fin de la pesca a gran escala de ballenas, la caza de estos cetáceos sigue siendo fruto de importantes polémicas. La pesca comercial de estos animales está prohibida por motivos de conservación, pero la “pesca científica” es a menudo utilizada, denuncian las ONGs, como forma de encubrir la pesca comercial.

La amenaza sigue por tanto pendiendo sobre la conservación de estas especies. “Es reseñable que estas especies hayan sobrevivido”, explicaba en una nota de prensa Angela Sremba, una de las autoras del trabajo.

“En otros 100 años, no sabemos qué pueda cambiar y no podemos medir cualquier cambio ahora si no contamos con una buena comprensión del pasado” añadía Sremba. “Este trabajo provee una oportunidad para reconstruir la historia de estas poblaciones de ballenas y nos ayude a entender qué es lo que realmente se ha perdido por causa de las actividades balleneras.”

En Xataka | La historia de la última ballena cazada en España, el 21 de octubre de 1985

Imagen | Scott Baker, Marine Mammal Institute, OSU / NOAA Photo Library

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No se trata solo de las imágenes que nos da: El James Webb acaba de estudiar la composición de las nubes en un exoplaneta

No se trata solo de las imágenes que nos da: El James Webb acaba de estudiar la composición de las nubes en un exoplaneta

La meteorología en otros planetas puede ser muy extraña: desde aquellos en los que el metano se comporta como nuestra agua a aquellos en los que los diamantes caen del cielo. Ahora el James Webb ha encontrado otro caso curioso de meteorología extraterrestre: el planeta donde llueve arena.

Agua, azufre y arena. Los datos compilados por el telescopio espacial James Webb (JWST) han servido a un equipo de investigadores para estudiar la atmósfera del exoplaneta WASP-107b. En ella han descubierto la presencia de vapor de agua, dióxido de azufre y nubes de arena de silicato.

WASP-107b. El planeta en cuestión, WASP-107b, es un gigante gaseoso con poca densidad: tiene un volumen semejante al de Júpiter pero una masa más parecida a la de Neptuno. Este hecho ha sido de gran ayuda a los astrónomos a la hora de detectar los componentes de la atmósfera, ya que las atmósferas menos densas facilitan este tipo de análisis.

WASP-107b, que fue descubierto en 2017, orbita a una estrella algo más fría y pequeña que la nuestra, situada a aproximadamente 212 años luz de nuestro sistema. Tarda unos 5,7 días en completar cada una de estas órbitas alrededor de su estrella, de la cual se encuentra relativamente cerca, aproximadamente 0,055 unidades astronómicas.

Infrarrojo cercano y medio. Los datos a partir de los cuales se ha realizado el estudio fueron recabados por el Instrumento de Infrarrojos Medios del JWST, MIRI. Los detalles del trabajo han sido publicados recientemente en un artículo en la revista Nature.

El dióxido de azufre. Los responsables del estudio no esperaban toparse con dióxido de azufre en su análisis de este planeta. Para la aparición de este gas es necesario que el planeta sea alcanzado por fotones de alta energía. Sin embargo, la naturaleza relativamente fría de la estrella a la que el planeta orbita hacía complicada su llegada.

Es por eso que los modelos climáticos antiguos no preveían que un planeta como este pudiera ser un lugar adecuado para la aparición de dióxido de azufre. Los nuevos modelos han permitido a los investigadores indagar en el origen de este gas en el planeta.

De nuevo su aparición habría sido propiciada por esta “esponjosidad” o baja densidad del planeta. Esta poca densidad favorecería que aun recibiendo menos fotones de su estrella estos logren recorrer más distancia hacia las capas interiores de la atmósfera del planeta donde pueden desencadenar las reacciones químicas que dan lugar a la aparición del dióxido de azufre.

Lluvia de arena. También resulta llamativa la aparición de nubes de arena capaces de hacer llover este material. Concretamente lo que el equipo detectó fue silicato, un elemento primario de la arena. De nuevo la aparición de estas formaciones resultaba sorprendente.

Michiel Min, coautor del estudio explicaba el ciclo de la arena en una nota de prensa: “El hecho de que veamos estas nubes de arena arriba en la atmósfera debe significar que las gotas de lluvia de arena se evaporan en capas más profundas y cálidas, y que el vapor” de silicato es movido eficientemente de nuevo hacia arriba, donde se recondensan de las nubes de silicato de nuevo.” Se trata de un proceso comparable con el ciclo del agua en nuestro planeta. Solo que con arena.

Ahondando en los exoplanetas. Estamos acostumbrados a que el JWST nos obnubile con espectaculares imágenes del espacio profundo. Sin embargo sus instrumentos nos pueden también dar información valiosa sobre lo que tenemos más cerca. Dentro de nuestra galaxia (o incluso nuestro sistema solar).

“El JWST está revolucionando la caracterización de exoplanetas, proveyendo de perspectivas sin precedentes a una velocidad reseñable,” explicaba también en nota de prensa Leen Decin, coautora primera del artículo. “El descubrimiento de nubes de sal, agua y dióxido de azufre en este exoplaneta esponjoso por parte del instrumento MIRI del JWST es un punto de inflexión. Reconfigura nuestra comprensión de la formación y la evolución planetarias, aportando luz sobre nuestro propio sistema solar.”

En Xataka | El James Webb ha fotografiado algo que no esperábamos que encontrara: nuestra propia soledad

Imagen | LUCA School of Arts, Belgium/ Klaas Verpoest (visuals), Johan Van Looveren (typography). Science: Achrène Dyrek (CEA and Université Paris Cité, France), Michiel Min (SRON, the Netherlands), Leen Decin (KU Leuven, Belgium) / European MIRI EXO GTO team / ESA / NASA

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Starship: cuándo y cómo ver el segundo lanzamiento del cohete de SpaceX

Starship: cuándo y cómo ver el segundo lanzamiento del cohete de SpaceX

El segundo vuelo de Starship, el peso pesado de los cohetes espaciales creado por SpaceX, parece inminente. Tras el anuncio ayer de un retraso de última hora, todo parece indicar que será el sábado cuando el gigante vuelva a coger altura. Así es cómo puede seguirse el evento.

Cuándo. El sábado 18 de noviembre tendrá lugar (suponiendo que no haya nuevos retrasos) la segunda intentona de vuelo de Starship. El despegue cuenta con una ventana de 20 minutos a partir de las 07:00, hora local, las 14:00 hora peninsular (CET).

Retraso de última hora. La hora de partida fue confirmada ayer tras el anuncio de un retraso causado por problemas con uno de los estabilizadores de rejilla, los que la nave utiliza para su aterrizaje.

Con el problema solucionado, todo parece listo para que el equipo responsable del despegue reinicie la cuenta atrás mañana desde Starbase, el centro de operaciones y plataforma de despegue de SpaceX en Boca Chica, Texas.

Cómo verlo. El despegue se podrá seguir en directo a través de la página web de SpaceX y a través de Twitter. Según explicaba la empresa, la retransmisión del lanzamiento comenzará unos 35 minutos antes de despegue.

A diferencia de ocasiones anteriores, el despegue no podrá seguirse a a través del canal de YouTube de la empresa, pero sí podrá seguirse a través de canales como Everyday Astronaut y NASASpaceflight.

En Xataka realizaremos una cobertura contando qué ha pasado y cuáles serán los siguientes pasos que la empresa propiedad de Elon Musk tenga que dar en el desarrollo de este nuevo sistema orbital.

Ponernos en antecedentes. A finales de septiembre se cumplían 15 años del vuelo inaugural del Falcon 1, el primer cohete de la empresa en alcanzar la órbita terrestre. La intentona de mañana será, si no hay retrasos, el segundo despegue de este cohete.

El anterior vuelo se produjo en abril de este mismo año. El cohete Starship, compuesto por la nave homónima y la primera etapa, Super Heavy, despegó desde Starbase y surcó los cielos durante tres minutos, para acabar desintegrándose y cayendo sobre el Golfo de México.

La nave no llegó a alcanzar su rumbo debido a problemas con cinco de sus 33 motores raptor. Dos fueron las lecciones clave aprendidas en aquel despegue. La primera fue que la gran vulnerabilidad del cohete no estaba en el vehículo sino en la plataforma de despegue. La segunda: el enorme problema medioambiental derivado de esta prueba.

Del 50/50 a la incertidumbre. ¿Qué pasará en esta ocasión? Imposible saberlo. Durante todos estos años el ensayo y error ha sido la tónica dominante en la estrategia de la empresa espacial. En los días previos al primer lanzamiento, Elon Musk aseguró que las probabilidades de éxito eran del 50%.

El tirón de orejas de las autoridades tas el primer vuelo de Starship podrían haber llevado a la empresa a un enfoque más cauteloso. Las prisas de los últimos días, con SpaceX presionando a la agencia estadounidense reguladora del espacio aéreo, la FAA, no parecen un indicio de cautela en cualquier caso.

Si todo sale bien Starship completará su primer vuelo orbital, partiendo de Texas y regresando después a la Tierra en un punto cercano al archipiélago de Hawaii, hora y media después del despegue. La primera etapa, Super Heavy, se quedará en aguas del Golfo de México tras dar el primer impulso al vehículo.

En Xataka | El lado oscuro de SpaceX, según Reuters: 600 accidentes, un muerto, lanzallamas y aversión a los chalecos chillones

Imagen | SpaceX

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