Hemos encontrado los restos de una oveja del siglo XI. Es mucho más interesante de lo que parece

Hemos encontrado los restos de una oveja del siglo XI. Es mucho más interesante de lo que parece

A menudo pensamos que la historia la escriben reyes, guerreros y otros “grandes personajes”. Sin embargo esta visión pasa por alto detalles que, siglos después, afectan a la vida de numerosas personas. Es el caso del reciente hallazgo arqueológico realizado en Albacete, que podría darnos pistas sobre algo tan relevante cultural y económicamente como el queso manchego.

Una oveja de casi mil años. El descubrimiento de unos huesos pertenecientes a una oveja del siglo XI ha sido objeto del interés de un equipo de investigadores del CSIC, expertos en zooarqueología, liderados por Marta Moreno García. Los restos óseos fueron hallados en el yacimiento arqueológico de La Graja, en el municipio albaceteño de Higueruela.

La investigación sobre estos restos acaba de comenzar, pero las primeras pruebas, que incluyen la datación por Carbono 14 de los retos, han comenzado a dar resultados, algunos de los cuales fueron presentados la semana pasada en una rueda de prensa. La prueba del radiocarbono, dató estos restos ente  el año 1025 y el año 1050 e.c., tal y como explican los involucrados en la investigación.

Las primeras pesquisas han señalado también algunos aspectos relevantes sobre cómo murió la oveja. Por ejemplo, unas marcas halladas en el cuello indicaron a los investigadores que había sido sacrificada conforme a la tradición musulmana, si bien el hecho de que el esqueleto estuviera completo indica que el animal no fue despiezado para el consumo de su carne. También sabemos que la oveja llegó a la edad adulta y fue sacrificada entre los 6 y los 8 años.

La Graja. Los restos fueron hallados en el yacimiento de La Graja, descubierto tan sólo hace dos años. En este yacimiento se encontraron los restos de una alquería, un tipo de asentamiento rural andalusí, heredero posiblemente de las villas romanas durante el periodo de asentamiento musulmán en la península Ibérica.

De las palabras a los hechos. El descubrimiento ayudará a complementar las fuentes historiográficas con las que contamos sobre las alquerías. Hasta ahora las fuentes que nos hablaban de estos asentamientos eran tan sólo escritas, por lo que cada nuevo hallazgo resulta de especial interés para quienes estudian el periodo.

Como explica Moreno García en una nota de prensa, el hallazgo de estos restos supone un hecho “inusual en el panorama ibérico de las alquerías, abriendo la puerta a revolucionar el mundo de las alquerías que se conocían sólo a través de texto, porque aquí vamos a tener la evidencia directa.”

Y de la corte a los campos. Y es que hasta ahora los restos arqueológicos relacionados con la presencia musulmana en la península se centraban en entornos urbanos. Este “salto al campo” puede ofrecernos valiosa información sobre la historia socioeconómica de la península y, por ende de España.

Para comprender estos factores es relevante entender también el papel de lo que Fran Valera, vicepresidente de la diputación de Albacete se refería en su intervención como “el Ál-Andalus pobre”.

El queso y la lana. El hallazgo puede ayudarnos a entender la herencia socioeconómica de las alquerías así cómo su herencia en la agricultura contemporánea.

Los responsables del estudio señalaban que esta oveja podría haber formado parte de los rebaños cuya lana era extraída para ser procesada en talleres textiles de ciudades de la región como Chinchilla, Iniesta o Cuenca. Estos textiles habrían sido exportados después a través del Mediterráneo hacia otras ciudades de la esfera islámica medieval.

Los análisis de esta oveja quizá nos puedan contar cómo fue el paso de la ganadería ovina a lo largo de casi un milenio y cómo fue el paso de las ovejas medievales andalusíes a las actuales razas ovinas manchegas y castellanas, notablemente, la oveja manchega, la raza responsable del queso homónimo.

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Imagen | Doputación de Albacete / Ayuntamiento de Higueruela

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Hace 100 millones de años vivimos un evento evolutivo único e irrepetible: la aparición de las mariposas

Hace 100 millones de años vivimos un evento evolutivo único e irrepetible: la aparición de las mariposas

Las mariposas (Rhopalocera) son uno de los insectos que más admiración genera entre propios y extraños gracias a los llamativos colores que hacen tan vistosas a muchas de las cerca de 2.000 especies agrupadas en esta categoría. Son primas de las polillas (en conjunto forman el grupo de los lepidópteros (Lepidoptera)), y es precisamente esta bifurcación entre ambos grupos donde se ha resuelto un gran misterio.

La diferencia clave entre polillas y mariposas es su tendencia a la nocturnidad o unos hábitos más diurnos. Este factor está detrás, por ejemplo, de la diversidad en los colores de unas y otras especies. Hace 100 millones de años, un simple cambio en los ciclos de vuelo de las polillas americanas habría sido el gran evento que diera lugar a la aparición de las mariposas.

Lo sabemos gracias a uno de los mayores estudios genéticos realizados a especies de esta familia. Un estudio que, además, ha ayudad a entender qué plantas fueron instrumentales en esta evolución.

La historia evolutiva de estos animales ha tenido que ser reescrita a lo largo de los años, y es que hasta hace bien poco se creía que la evolución de estos animales había sido relativamente reciente.

La hipótesis dominante hasta ahora explicaba la evolución de las mariposas como una consecuencia de la presión ecológica, especialmente la causada por los murciélagos, mamíferos voladores y cazadores nocturnos que a menudo hacen de las polillas su presa. Las polillas bien podrían haber cambiado a un horario de día para escapar de estos depredadores.

Sin embargo mariposas y polillas habrían divergido mucho antes de la aparición de los quirópteros o murciélagos, hace unos 50 millones de años. Algo después de la extinción masiva del Cretácico-Paleógeno, y mucho después de la aparición de las primeras mariposas, evento que ahora se calcula sucedió hace 100 millones de años.

La “explosión evolutiva” de las mariposas se dio en ese periodo de tiempo en el que mariposas y dinosaurios coexistieron. Casi todas las ramas clave en la evolución de estos insectos ya se habían asentado y, quizá lo más curioso, habían comenzado a entablar una curiosa “afinidad” con un grupo concreto de plantas: las plantas fabáceas responsables hoy de darnos alubias.

Otro factor importante habría sido la aparición de las abejas. La hipótesis dominante hoy en día asegura que las abejas evolucionaron en paralelo, de forma simbiótica con las flores de las plantas. Las mariposas podrían haber aprovechado esto para encontrar en el néctar una importante fuente de alimento.

“Observamos esta asociación a lo largo de una escala de tiempo evolutiva, y en prácticamente cada familia de mariposas, [las fabáceas] aparecían como los huéspedes ancestrales”, explicaba en una nota de prensa Akito Kawahara, coautor del estudio. “Esto era cierto para los ancestros de las mariposas también.”

2.000 especies de mariposas

En su análisis, Kawahara y su equipo estudiaron el ADN de 2.000 especies de mariposas, representando el 92% de los géneros conocidos. Tuvieron además la oportunidad de contrastar estos datos con 11 especímenes fósiles.

Los fósiles de estos animales son extremadamente raros por lo delicado de las alas y su facilidad para descomponerse sin dejar rastro. Los detalles del estudio realizado por el equipo fueron recientemente publicados en un artículo en la revista Nature Ecology & Evolution.

La historia evolutiva dibujada por estos investigadores también tiene que ver con su expansión geográfica. Las mariposas habrían surgido en el continente sudamericano, entonces más cercano a África que a Norteamérica.

Sin embargro estos insectos habrían tomado esta ruta del norte para llegar a través del paso de Bering a Asia. De ahí se habrían extendido, ahora sí, a África, así como la India que entonces estaba aún a la deriva, lejos de Asia. De igual manera habrían llegado a Oceanía, continente que acababa de “despegarse” de la Antártica.

Europa habría sido el continente olvidado por estos animales. Como señalan los autores de la investigación, el “viejo continente” no cuenta con una gran diversidad de mariposas y las que lo habitan no son endémicas de él, sino que pueden encontrarse en otros lugares. Esto encajaría con la historia evolutiva deducida por el estudio.

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Imagen | Lenstravelier

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El tejido de tu ropa es crucial para pasar más o menos calor en verano. La ciencia sabe cuáles son los mejores

El tejido de tu ropa es crucial para pasar más o menos calor en verano. La ciencia sabe cuáles son los mejores

La ola de calor más temida de este comienzo de verano está ya aquí, y la tarea de mantenerse al fresco, incluso cuando estamos en el interior de nuestros hogares u oficinas puede complicarse notablemente. Los sistemas de aire acondicionado suelen ser una gran opción pero su coste en energía puede (aún) causarnos un susto a final de mes. Así que para mantenernos frescos debemos tener en cuenta todas las variables. Incluida la ropaque nos ponemos.

Y es que aunque uno de los objetivos de la ropa es el de mantenernos calientes cuando hace frío,  la ropa puede también protegernos del calor. Puede jugar, incluso, un papel fundamental.

Para entenderlo conviene primero explicar cómo se transmite el calor. Existen tres vías. La primera es la conducción, que podríamos definir como la transmisión de calor por contacto directo. La segunda es la convección, la transmisión de calor a través de una corriente de un líquido o gas. La tercera es la radiación, o transmisión por ondas en el espectro electromagnético, que es como el Sol nos irradia su calor.

La ropa es especialmente efectiva a la hora de evitar que la radiación del sol llegue a nuestro cuerpo. Es por eso que tentemos a pensar que la ropa blanca y de tonos claros es más apropiada para el verano, puesto que esta refleja una mayor parte de la radiación solar que le llega comparado con la ropa oscura y negra. Esto es así, pero es tan solo una parte de la historia.

El motivo es que tan importante como el calor que recibimos es el calor que emanamos. Éste también lo podemos transmitir de distintas formas. En este sentido, la ropa clara puede resultar contraproducente, puesto que reflejaría esta energía de vuelta a nuestro cuerpo. Un efecto invernadero a escala humana. ¿Qué efecto predomina? Nadie está seguro del todo.

Sin embargo la principal vía por la que nuestro cuerpo se libera del exceso de calor tiene que ver con la convección. Se trata del sudor. Cuando sudamos, parte de nuestro calor sale de nuestro cuerpo en las moléculas de agua que expulsamos por los poros. Cuando estas moléculas se evaporan se van cargadas de esa energía térmica: nuestro calor pasa al aire.

La convección también es importante porque el aire es, contrario a lo que podríamos pensar, un aislante térmico. Para evitar que funcione como tal, la capa de aire entre nuestro cuerpo y la ropa debe poder circular.

Presente y futuro

La ropa de verano debe permitir que sudemos y que ese calor se evapore y se lo lleve el viento. Es por eso que dos tejidos suelen destacar cuando se habla de ropa de verano. El primero es el algodón, un tejido transpirable y absorbente. Esta absorbencia no sólo es importante para eliminar nuestro calor corporal sino también para que el tejido en sí no se caliente demasiado.

El segundo tejido a destacar es el lino. El lino es aún más transpirable que el algodón, lo que permite que el calor escape de nuestro cuerpo con falcilidad. El lino es algo menos permeable aunque también absorbe humedad.

Además de materiales naturales, la ciencia se esfuerza en crear textiles capaces de refrescarnos o, cuanto menos, protegernos del calor. En los últimos años hemos sido testigos de algunos avances en esta dirección.

Uno de ellos es un desarrollo basado en el electrospinning, un proceso que implica aplicar cargas eléctricas a un polímero que se une a otros compuestos conductores como el nitruro de boro para crear un material compuesto capaz no sólo de dejar transpirar el aire sino capaz también de repeler el agua.

Otro desarrollo un poco más reciente es el llamado Personal Thermal Management (PTM). En este caso el material utiliza láminas de ácido oxido-poliláctico para reflejar la máxima cantidad de radiación desde la infrarroja hasta la ultravioleta de vuelta al exterior.

Quizá el más innovador de los tejidos es el más reciente. Este otro mecanismo no sólo es capaz de mantenernos frescos en verano sino también calentarnos en verano. Este tejido experimental cuentra con un núcleo compuesto por un material capaz de cambiar de fase (en este caso alterna entre sólido y líquido). El compuesto absorbe o emana energía en cada cambio de fase haciendo que el tejido acumule o expulse calor en función de las condiciones exteriores.

La ropa que llevamos es más que una cuestión de moda y encaje social, también puede afectar a nuestro bienestar. A veces sin embargo etiqueta y confort térmico no van de la mano y vestirnos frescos no es una opción. Sin embargo, siempre tenemos a nuestra disposición algunas herramientas para que eventos como éste no nos hagan sufrir más de la cuenta.

Combatir el calor es una tarea que va más allá de la ropa. En olas de calor como ésta es importante recordar que hay que mantenerse hidratado, evitar salir a la calle a las horas más calurosas del día y evitar hacer ejercicio o realizar esfuerzos cuando el calor apriete. Conviene también recordar que estos eventos suelen venir acompañados de niveles altos de radiación solar, por lo que los protectores son un acompañante necesario.

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No sólo fueron los mayores animales que jamás caminaron sobre la Tierra. Repitieron la jugada muchas veces

No sólo fueron los mayores animales que jamás caminaron sobre la Tierra. Repitieron la jugada muchas veces

Los animales más grandes que han existido en la Tierra nunca salieron del mar. Y no es para menos, un gran tamaño no es fácil de gestionar una vez fuera del agua. Sin embargo los saurópodos lograron crecer hasta límites que no se han vuelto a conocer en nuestro planeta. Lo más curioso es que lo hicieron muchas veces.

Una historia repetida. Un nuevo estudio realizado por in investigador de la Universidad Adelphi de Nueva York ha descubierto una extraña tendencia en la evolución de los saurópodos (Sauropoda), un tipo de dinosaurio que engloba especies como el diplodocus o el brachiosaurus.

Estos animales no sólo evolucionaron para ser los más grandes animales terrestres de la historia, también evolucionaron este gigantismo en múltiples ocasiones. El descubrimiento contradice una hipótesis evolutiva postulada en el siglo XIX, la regla de Cope.

“Previamente se creía que los saurópodos evolucionaron sus tamaños excepcionales independientemente unas pocas veces en su historia evolutiva, pero a través de un nuevo análisis sabemos ahora que este número es mucho mayor, con alrededor de tres docenas de instancias a lo largo de 100 millones de años en todo el mundo” explicaba Michael D’Emic, firmante del estudio, en declaraciones recogidas por el medio SciTechDaily.

Una regla obsoleta. El trabajo de D’Emic contradice la llamada regla de Cope, una regla que trata de predecir cómo el tamaño de las distintas especies animales crece progresivamente con el tiempo. La tendencia evolutiva sin embargo parece más irregular, con múltiples instancias en las que nuevas especies van adquiriendo un mayor tamaño, a veces rápido, otras no tanto.

Esto podría ser efecto de cambios en la ecología, bien a través del tiempo o bien a través de migraciones. Es decir, los animales van creciendo una vez encuentran un nicho ecológico que se lo permite.

De los huesos al árbol genealógico. El investigador analizó los restos fósiles de numerosas especies de esta familia de dinosaurios centrándose en aquellos que tuvieran entre sus funciones la de soportar peso. Con ello pudo estimar el tamaño que podían alcanzar especies cuyo registro fósil es aún limitado.

Con ello construyó una genealogía de las 200 especies conocidas de esta familia, ordenándolas no sólo en el tiempo sino también en tamaño. Los detalles de este estudio fueron publicados recientemente en la revista Current Biology.

Diversidad metabólica. El investigador también observó que las distintas especies de dinosaurio analizadas en este y otros estudios mostraban que estos animales crecían también de manera diversa a lo largo de sus vidas. “No hay una sola forma de que un dinosaurio crezca”, señalaba el investigador en una nota de prensa relacionada con otro estudio.

En este segundo estudio el equipo responsable analizó los huesos de varios dinosaurios como si fueran troncos de un árbol, en busca de anillos que permitieran comprobar el ritmo de crecimiento de éstos. Lo que observaron fue una gran diversidad en lo que al ritmo de crecimiento se refiere.

Evolucionar hacia un crecimiento rápido puede tener ventajas: dejar de ser una presa para muchos animales; pero también tiene la desventaja de requerir mucha energía. Cada especie habría ido adaptando su ritmo de crecimiento en función de su entorno específico. En contextos de escasez crecer poco a poco habría sido la mejor opción mientras que con alimentos disponibles el crecimiento rápido habría sido preferible.

Comprender los detalles. El estudio expande nuestro conocimiento sobre la evolución de este grupo de dinosaurios, pero habrá quien se pregunte aún cómo es posible que estos animales alcanzaran estos tamaños.

Hace unos años un equipo ibérico de investigadores utilizó restos fósiles depositados en el Museo Paleontológico de Elche para responder a esta pregunta. Lo que observaron creando una reconstrucción digital del animal fue que los huesos en la cadera de estos animales podrían haber jugado un importante papel a la hora de permitir a estos animales alcanzar semejantes tamaños.

Los saurópodos son algunos de los dinosaurios más conocidos, sin embargo aún es mucho lo que no sabemos de ellos. Con cerca de 200 especies documentadas, este grupo de animales vivió y evolucionó a lo largo de más de 100 millones de años, tiempo de sobra para superar el récord de convertirse en el mayor animal en la superficie de la Tierra. Numerosas veces.

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Imagen | Gerhard Boeggemann, CC BY-SA 2.5

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Un astronauta está a punto de pasar un año en el espacio, récord de Estados Unidos. Lo va a hacer por accidente

Un astronauta está a punto de pasar un año en el espacio, récord de Estados Unidos. Lo va a hacer por accidente

El astronauta de la NASA de origen salvadoreño Francisco Rubio, o Frank Rubio, está cerca de entrar en el podio de los astronautas de la NASA con más días consecutivos en el espacio y se espera que acabe batiendo al resto de sus compañeros antes de su vuelta a casa. Lo más curioso del asunto es que su misión no contemplaba este récord.

La odisea de Rubio comenzó el 21 de septiembre de 2022. Partió a bordo de la malograda misión Soyuz MS-22, la nave que protagonizó uno de los incidentes más graves de los últimos años en la Estación Espacial Internacional (ISS). Tras dejar a Rubio y sus compañeros de viaje, la nave quedó acoplada a la estación. En diciembre de 2022 la cápsula sufrió una fuga de líquido refrigerante que forzó un regreso sin astronautas a bordo.

Desde entonces traer de vuelta a los astronautas de la ISS ha sido una tarea problemática. Conforme a los planes originales Rubio habría regresado a la Tierra esta primavera, pero la difícil logística, con tan sólo dos operadores (Roscosmos y SpaceX) con capacidad para llevar a cabo misiones a la estación ha complicado la tarea.

Ahora, los responsables de traer de vuelta al astronauta estiman que éste no emprenderá su viaje antes del 27 de septiembre. Esto implicaría un nuevo récord de estancia en el espacio para astronautas de la NASA: 371 días consecutivos en el espacio. Y todo ello por un accidente.

A Rubio aún le quedan tres astronautas por delante para alcanzar este accidentado récord. En poco más de un mes alcanzará a Christina Koch. Esta veterana astronauta pasó 328 días en el espacio a bordo de la ISS entre marzo de 2019 y febrero de 2020. Koch podría volver pronto al espacio, lo hará a bordo de la misión Artemis 2, puesto que fue una de los cuatro astronautas seleccionados por la NASA para la misión.

Por delante de Koch se encuentra Scott Kelly, que pasó 340 días en el espacio entre 2015 y 2016. Kelly es uno de los gemelos que protagonizaron un estudio en el que se estudió cómo afectan a nuestro cuerpo en general y a nuestro envejecimiento en particular las estancias prolongadas en el espacio. Scott partió a la ISS mientras que su hermano Mark se quedó en tierra para servir de control.

Sin embargo Rubio no batirá su récord sin acercarse al año de estancia en la ISS. El récord lo ostenta por ahora Mark Vande Hei. Su estancia comenzó en abril de 2021 y no terminó hasta marzo de 2022, un total de 355 días. Rubio superará previsiblemente esta cifra a mediados de septiembre de este año, poco antes de cumplir un año en el espacio.

Sin embargo el récord absoluto lo ostenta el ruso Valeri Poliakov. El cosmonauta (fallecido hace menos de un año) pasó 437 días en el espacio. Poliakov partió en enero de 1994 hacia la estación espacial ruso-soviética Mir y no regresó a la Tierra hasta marzo del año siguiente.

Rubio tampoco batirá (por ahora, éste es su primer vuelo) los récords de permanencia en estancias no consecutivas de la NASA. En este caso el podio lo ocupan el propio Mark Vande Hei, con 523 días; Jeff Wilmaliams, con 534 días; y Pegghy Winston, con la friolera de 675 días en el espacio. Como explica la propia agencia espacial estadounidense, el récord de Winston fue extendido en mayo de este año, no a bordo de una misión de la NASA sino de la Axiom Mission 2.

En un contexto muy distinto, la situación recuerda ciertamente a la que vivió Sergei Krikalev, el astronauta soviético que quedó varado en la estación espacial Mir en pleno proceso de disolución de la Unión Soviética. Este fue precisamente el evento por el que el tiempo que el cosmonauta permaneció en órbita (311 días) fue aproximadamente el doble que el previsto.

El desafortunado viaje fue el segundo vuelo espacial de Krikalev, pero no desanimó al cosmonauta, que llegó a viajar a bordo de un transbordador estadounidense. Fue en marzo de 2001 y regresaba de una estancia en la ISS, la Expedición 1, la primera misión de larga duración en la estación. Krikalev aún retornaría una vez más a la ISS en la Expedición 11, viaje con el que acabaría sumando 803 días en órbita.

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Imagen | NASA

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El “encendido” de un agujero negro es uno de los eventos más luminosos del universo. Y acabamos de detectarlo

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La activación de un agujero negro situado a miles de millones de años luz de nuestra galaxia se ha convertido en uno de los eventos más luminosos de los que hemos sido testigos en el universo observable. Un fenómeno breve e intenso que los científicos no han logrado descifrar del todo aún.

J221951. Un equipo de astrónomos ha anunciado recientemente un curioso descubrimiento. Se trata de un agujero negro que en muy poco tiempo se ha “encendido”, pasando de emitir una luz tenue a convertirse en uno de los objetos más luminosos jamás detectados por la humanidad.

El agujero negro en cuestión se llama J221951 y se encuentra a unos 10.000 millones de años luz de nosotros, lo que implica que este iluminado ocurrió cuando el universo era aún joven, aproximadamente una cuarta parte de su edad actual.

Por su ubicación, los expertos creen que puede tratarse de un agujero negro supermasivo situado en el centro de una galaxia. Este agujero negro se iluminó de manera repentina y mantuvo su brillo durante unos 10 meses para luego comenzar a apagarse poco a poco.

Un transitorio notable. El evento forma parte de la denominada astronomía de fenómenos transitorios, una rama de la astronomía que estudia los cambios que los objetos astronómicos cambian con el tiempo.

“J221951 es uno de los ejemplos más extremos hasta la fecha de un agujero negro cogiéndonos por sorpresa” señalaba en una nota de prensa Matt Nicholl, uno de los investigadores involucrados en el descubrimiento.

Encontronazo casual. Los investigadores se toparon en primera instancia con una onda gravitacional, un fenómeno habitualmente asociado a colisiones entre objetos muy masivos. La primera hipótesis del equipo se centraba en la posibilidad de que fuera resultado de la colisión entre dos estrellas de neutrones, un evento conocido como kilonova.

Pero algo no encajaba: este tipo de estallidos liberan mucha energía pero tienen una duración breve, cambiando de color conforme el estallido va pasando y su brillo atenuándose. Cuando los investigadores comprobaron que en este caso tanto color como intensidad se mantenían durante varios meses tuvieron que buscar una hipótesis alternativa: la de un agujero negro que se “encendía”.

Los resultados y otros detalles de esta investigación serán publicados en un artículo ya aceptado en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society. Entretanto, el borrador de este artículo se encuentra disponible en el repositorio arXiv.

Dos hipótesis. En su trabajo, los investigadores proponen dos hipótesis para explicar el porqué de este repentino iluminado del agujero negro. La primera de estas hipótesis se centra en la idea de que el “encendido” fue causado por una estrella siendo devorada por el agujero negro.

La disrupción de marea es uno de los puntos clave de este proceso: al acercarse un objeto al agujero negro la gravedad lo estira como si de un chicle se tratara, una versión extrema de lo que podemos observar en los océanos de nuestro planeta por efecto de la órbita lunar. Esto habría causado que la estrella fuera estirándose y desintegrándose, emanando un particular brillo por el camino.

La segunda posibilidad tiene que ver con cómo los agujeros negros engullen la materia, que puede ser de manera latente o activa. Los agujeros en fase activa tienden a engullir el disco de materia que los rodea. Lo que habríamos visto en este caso es un cambio de fase del agujero negro en cuestión.

En Xataka | El "grito de nacimiento" de un agujero negro: acabamos de captar un evento espacial único en décadas

Imagen | ESO/M. Kornmesser, CC BY 4.0

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La acústica de Stonehenge ha sorprendido a los expertos: un espacio abierto con una acústica como la de una catedral

La acústica de Stonehenge ha sorprendido a los expertos: un espacio abierto con una acústica como la de una catedral

Quizá nunca logremos descifrar del todo el porqué de Stonehenge, el monumento megalítico situado en el sudoeste de Inglaterra, uno de los más populares de Europa. Sin embargo numerosos científicos lo estudian para tratar de averiguar nuevos datos que nos acerquen a este objetivo. Uno de los más recientes se centra en un aspecto antes obviado: la acústica.

Hasta ahora sabíamos que la luz jugaba un papel fundamental en Stonehenge. El motivo es que durante el solsticio de verano, la disposición de las piedras permite la observación directa del astro durante el amanecer.

Una nueva hipótesis desarrollada por Trevor Cox, investigador de la Universidad de Salford (Manchester) se centra sin embargo en el rol que el sonido pudo haber tenido para quienes levantaron esta obra prehistórica.

Cox, experto en acústica, creó, caompañado de su equipo, una réplica del monumento tal y como creemos que debió de ser en su origen y la situó en una cámara semianecoica, una sala orientada al estudio de la propagación de las ondas sonoras. Las paredes y techo de estas cámaras están diseñadas de tal forma que las ondas sonoras rebotan con un ángulo de incidencia tal que las ondas sonoras no retornan al interior de la cámara sino que se pierden en su perímetro.

Según el estudio realizado por el equipo de Cox, la acústica del recinto delimitado por las rocas de Stonehenge tenía la curiosa capacidad de funcionar como si de un recinto cerrado se tratara, una cámara de eco que amplificaba los sonidos del interior y también limitaba los sonidos que entraban y salían del perímetro del monumento.

El alto grado de reverberación observado sorprendió al investigador debido a que, por lo que sabemos del monumento, Stonehenge no tenía techo y su suelo era la misma tierra. Este eco habría permitido que todos los asistentes en el interior del círculo megalítico hubieran podido escuchar las palabras de un potencial orador situado en el centro.

No así los que estaban fuera. La interpretación que el experto hace de esta propiedad es que quizá el monumento estaba destinado a unos rituales limitados a una pequeña élite.

La música bien podría haber formado parte de estos rituales. “Sabemos que la música mejora con la reverberación, por lo que imaginamos que si se reprodujera música, sonaría un poco más poderosa e impactante dentro del círculo”, explicaba Cox en declaraciones recogidas por la BBC.

“Sabemos que la acústica de los lugares influye en cómo los usas, por lo que comprender el sonido de un sitio prehistórico es una parte importante de la arqueología”, señalaba asimismo Cox para la cadena británica.

Utilizar una maqueta surgió de la imposibilidad de estudiar la acústica del yacimiento arqueológico in situ al encontrarse muy degradado en comparación a cómo lució en su momento. Esta metodología también ha implicado sus propios retos. Por ejemplo, al utilizar una maqueta a escala 1:12 las ondas sonoras debían tener una frecuencia 12 veces mayor para poder extrapolar estas características acústicas.

La famosa construcción megalítica fue erigida hace unos 5.000 años en lo que hoy es la comarca de Wiltshire, en el sudoeste de Inglaterra. Está compuesto por una serie de circunferencias concéntricas, la principal marcada por grandes menhires colocados en forma de columnas que sostenían otro círculo de piedras dispuestas en horizontal a modo de dinteles.

En el interior de este círculo otro conjunto de cinco pares de menhires verticales con sus respectivas piedras en forma de dosel. Los círculos exteriores están formados por trincheras y por huecos dejados por piedras de menor tamaño.

El alineamiento astral que  es a la par una de las pocas cosas que sabemos a ciencia cierta de este monumento y es también uno de los más enigmáticos. Sabemos que nuestros ancestros eran buenos conocedores de las estrellas pero, ¿qué significaban para ellos?

La principal hipótesis es la supervivencia. Saber cuándo terminará el invierno puede ayudarnos a saber cuánto debemos estirar las raciones acumuladas para sobrevivirlo. Los cazadores y recolectores podían estimar así qué animales cazar o dónde buscar alimento en las plantas en cada momento del año. Con el advenimiento de la agricultura esto se hizo cada vez más importante.

Stonehenge continúa envuelto en la leyenda y el misticismo. Su posible uso ritual tampoco puede descartarse. Cox compara la reverberación de este monumento con la que podemos escuchar en una catedral y pone el rito en el centro de su hipótesis.

Nada nos permite descartar que una combinación de ambos factores sea correcta. Al fin y al cabo, la vinculación entre calendario y religión no nos debería resultar extraña partiendo de nuestro conocimiento de la historia escrita.

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Imagen | Jeffrey Pfau, CC BY-SA 3.0

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Mientras los expertos en cocina debaten si hay que lavar el arroz la ciencia zanjó el debate hace tiempo

Mientras los expertos en cocina debaten si hay que lavar el arroz la ciencia zanjó el debate hace tiempo

El arroz es una importante fuente de nutrientes para millones de personas en el mundo y existen casi tantos platos, trucos y formas de prepararlo como hogares que lo consumen. Y entre tanta técnica y tradición hay una pregunta que resurge de cuando en cuando: ¿debemos lavar el arroz antes de cocinarlo?

Vamos a analizar primero los argumentos de quienes contestan que sí. El principal motivo para poner el arroz a remojo es el de limpiarlo de impurezas y posibles contaminantes. Tradicionalmente esto habría servido para eliminar posibles impurezas, desde insectos hasta pequeñas piedras que se hubieran colado, pero los controles de calidad del producto actuales hacen que esto sea generalmente innecesario.

Ahora el principal contaminante que podemos encontrar en el arroz es el arsénico. Este me. En los países más desarrollados donde el arroz no supone una cantidad significativa de nuestro consumo de nutrientes el problema no es tan relevant, pero en determinados lugares el arroz puede suponer una fuente relativamente importante de nutrientes como el hierro o el zinc.

Este elemento aparece con relativa frecuencia en los arroces que consumimos y limita la cantidad de arroz que puede ser recomendable consumir. Tomando como referencia un estudio reciente de la OCU y los límites establecidos por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), estimamos que una persona adulta de 70 kg. podría consumir de manera saludable hasta 160 gramos de arroz integral o 280 gramos de arroz blanco al día sin sobrepasar los límites de arsénico recomendados.

El arsénico, particularmente el que se presenta en moléculas inorgánicas, está vinculado con diversos problemas en la salud, especialmente en los más jóvenes, en quienes puede causar problemas en el desarrollo. En adultos este elemento se ha relacionado con trastornos en la piel, vejiga e incluso con el cáncer de pulmón. Lavar el arroz puede hacer que la cantidad de arsénico presente en el arroz se reduzca hasta en un 90%.

Los microplásticos son el segundo contaminante que podemos reducir dándole un agua al arroz. Un estudio de 2021 calculó que el proceso de lavado del arroz podía reducir en casi una cuarta parte el contenido de microplásticos en el arroz, con la cifra exacta dependiendo de factores como el tipo de arroz consumido.

A pesar de ello existen quienes defienden que no es buena idea lavar el arroz. Al menos en algunos casos. Los motivos en este caso pueden variar en su peso.

El problema más grave con el lavado del arroz es que éste también puede perder nutrientes. En los países más desarrollados donde el arroz no supone una cantidad significativa de nuestro consumo de nutrientes el problema no es tan relevante, pero en determinados lugares el arroz puede suponer una fuente relativamente importante de nutrientes como el hierro o el zinc.

El segundo argumento en contra del lavado de algunos arroces no es sanitario sino culinario. El lavado del arroz hace que parte de su almidón. Según algunos cocineros, lavar el arroz puede ser buena idea si queremos un arroz suelto, pero una mala idea si queremos un arroz más glutinoso.

El problema de este argumento es que puede que sea falso. Un estudio realizado en 2019 observó que el lavado no afectaba de manera perceptible a la textura del arroz ya cocinado. Era el tipo de arroz la variable que más afectaba al resultado.

Tal y como explica la experta en nutrición Evangeline Mantzioris en un artículo en The Conversation, el motivo estaría en que no son los almidones que se quedan en el exterior del grano (la amilosa) la que da al arroz la textura glutinosa sino otro tipo de almidón, la amilopectina, que sólo sale del grano de arroz durante la cocción.

Parece por tanto que la ciencia se inclina por el lavado del arroz ya que éste no pierde cualidades (sí algunos nutrientes, pero eso en general no debería preocuparnos), mientras que este lavado puede hacer del arroz un producto más sano. Especialmente para aquellos que lo consuman con relativa frecuencia o en gran cantidad.

Existen otras consideraciones que pueden complementar esta cuestión. Por ejemplo, otra forma de eliminar componentes no deseados es la de cocer el arroz en una mayor cantidad de agua y luego descartar el agua de cocción. Esta técnica no sólo reducirá la presencia de arsénico así como la de los distintos almidones del arroz. El resultado, ahora sí, será un arroz más suelto.

Sin embargo la que seguro es la consideración más importante a tener siempre en mente es que una dieta variada es la mejor solución a este tipo de problemas. Una dieta saludable nos permitirá acceder a una variedad de nutrientes procedentes de numerosas fuentes, con lo que evitaremos que problemas asociados a un alimento específico nos den problemas a largo plazo.

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Ni ventilador, ni aire acondicionado: la comida es el arma olvidada contra el calor

Ni ventilador, ni aire acondicionado: la comida es el arma olvidada contra el calor

Porque nos refrescan o por tratarse de productos de temporada, existen algunos alimentos que asociamos al verano. Existen alimentos que pueden ayudarnos a combatir los rigores meteorológicos mejor que otros y a veces la intuición nos puede engañar a la hora de elegir los más apropiados.

Una de las principales cuestiones que debemos tener en cuenta cuando el calor aprieta es la hidratación. Y a la hora de mantenernos hidratados la alimentación es clave. Por supuesto beber abundante agua es importante, pero existen otros alimentos y bebidas que nos pueden ayudar en esta tarea.

Por ejemplo, la leche. La capacidad de la leche (desnatada) para hidratarnos es tal que supera a la del agua. El motivo es que retenemos más el líquido y con él los electrolitos de nuestro organismo cuando bebemos leche que cuando bebemos agua. Algunos refrescos, así como bebidas deportivas también pueden ayudarnos a complementar el agua, si bien no han mostrado ser mejores que éste líquido como es el caso de la leche.

¿Y una cerveza fresca? El problema con la cerveza y otras bebidas alcohólicas es que no nos hidratan tanto. Estas bebidas tienen un efecto diurético que nos deshidrata.

El efecto de la cafeína también puede ser negativo a la hora de mantenernos hidratados, aunque depende de dos circunstancias. La primera, la cantidad: es a partir de ciertas ingestas de cafeína (a partir de dos tazas de café, aproximadamente) que comenzamos a notar este efecto diurético. La segunda es lo que hayamos acostumbrado a nuestro cuerpo a estos compuestos: cuanto más acostumbrados estemos menor será este efecto diurético.

El café nos lleva a otro de los puntos en los que la intuición nos engaña. Y es que las bebidas calientes pueden echarnos una mano a la hora de bajar nuestra temperatura corporal. Al menos en algunas circunstancias específicas.

No todo es frescor

En general aumentar nuestra temperatura corporal es algo que no queremos hacer en verano, pero el consumo de bebidas calientes puede ayudarnos a bajarla en días de calor y cuando la humedad relativa es baja, es decir, días cálidos y secos. Una bebida caliente puede ayudarnos a hacernos atravesar la barrera a partir de la que empezamos a sudar.

El sudor es un mecanismo que ayuda a regular nuestra temperatura corporal, pero funciona mejor en días secos cuando el líquido se evapora rápidamente de nuestra piel dispersando con ello el calor de nuestro cuerpo. Si ya estamos sudando o si el ambiente es húmedo una bebida caliente no resultará de ayuda.

Existe una alternativa que también explota el efecto del sudor: el picante. El picor asociado a la capsaicina, la molécula responsable del picor de guindillas y pimientos, genera una sensación de irritación, estimulando los mismos receptores que deben avisarnos del calor. Esta molécula puede, por tanto, desatar los procesos biológicos asociados al calor y, de nuevo, hacernos sudar para refrescarnos.

Volviendo a la cuestión de la hidratación, también debemos considerar los alimentos sólidos. La sandía es un clásico del verano y lo es no sólo por ser una fruta disponible durante esta época del año sino por su gran contenido de agua. Casi todas las frutas contienen una buena cantidad de agua, higos, cerezas, melones y uvas son todas frutas de temporada en uno u otro momento del verano.

Los melones están muy cercanamente emparentados con una de las verduras con más contenido de agua del verano, el pepino, con un 95% de agua. No muy lejos se encuentra el tomate, otro fruto, éste con un contenido de agua un poco más bajo, del 94%. Podemos completar la ensalada con lechuga (un 96% de contenido de agua) y apio (un 95% de agua).

Además de la hidratación, el verano también es época de tomar precauciones con las intoxicaciones alimentarias. El calor ayuda a bacterias y parásitos a reproducirse lo que acelera el degradado de los alimentos. Desde la fruta a la ensaladilla rusa, en verano los alimentos se estropean antes.

Este tipo de enfermedades asociadas a intoxicaciones alimentarias ha ido descendiendo conforme hemos ido desarrollando mecanismos para evitarlas, así como por el cumplimiento cada vez más estricto de las normativas sanitarias.

A pesar de ello, desde la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) se recomiendan algunas precauciones básicas como cocinar correctamente los alimentos de origen animal, consumir los alimentos inmediatamente después de ser cocinados, evitar el contacto entre los alimentos crudos y los cocinados, entre otras recomendaciones.

Aquí el picante vuelve a cumplir otra función: la de agente antimicrobiano. Existe una hipótesis que sugiere una relación entre clima y gastronomía que trata de explicar por qué países más cálidos cocinan más con picante a través de esta capacidad de prevenir infecciones. Una hipótesis interesante pero que no ha sido científicamente demostrada.

Hacer caso a lo que nos pide nuestro cuerpo suele ser una buena idea (a menudo, como hemos dicho), es por eso que la mayoría de consejos sobre cómo alimentarnos en verano resulte bastante intuitiva. Esto no sólo se asocia a los alimentos que consumimos, también a la cantidad.

Las digestiones pesadas pueden resultar engorrosas con el calor, por lo que las comidas ligeras son recomendables, siempre sin descuidar nuestra nutrición y el mantener una dieta variada. Si vamos a comer menos tenemos que asegurarnos doblemente de que lo que comamos esté bien cargado de nutrientes.

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Hacer demasiado deporte puede traernos problemas: los consejos científicos para mejorar la salud de nuestro corazón

Hacer demasiado deporte puede traernos problemas: los consejos científicos para mejorar la salud de nuestro corazón

Decir que el ejercicio es bueno para la salud es algo que resulta ya tan evidente que podría casi entenderse como un axioma. Pero existen muchas formas de hacer ejercicio y algunas serán más idóneas que otras para cumplir con nuestros objetivos, y algunas pueden ser, incluso, contraproducentes.

De entre todos los motivos por los que ir al gimnasio, la salud cardiovascular no cabe duda que es una de las más importantes. Pero si queremos optimizar nuestros resultados, ¿cuáles son las estrategias idóneas según los expertos?

Existe cierto consenso en torno a la idea de que la actividad física intensa (como el entrenamiento de alta intensidad por intervalos, también conocido como HIIT) puede ser contraproducente para la salud cardiovascular, al menos para determinadas personas.

“[El entrenamiento] HIIT es un gran régimen para gente joven y sana. Si eres mayor o tienes alguna enfermedad cardíaca, consulta con tu médico antes de probarla” recomendaba I-Min Lee, profesora de medicina en la Harvard Medical School.

Esta forma de entrenamiento de alta intensidad fue objeto de un estudio reciente realizado en personas sanas de entre 70 y 77 años. El estudio analizó diversas modalidades de ejercicio, incluyendo modalidades de HIIT adaptadas. Esta modalidad HIIT ofrece en principio la oportunidad de mejorar nuestra salud cardiaca con más esfuerzo durante menos tiempo, pero el estudio no observó diferencias significativas en la esperanza de vida de los grupos que se sometieron a diferentes rutinas.

El estudio no implica que el deporte intenso sea en sí mismo perjudicial, pero debe tenerse en cuenta que se trata de ejercicios configurados por expertos destinados a un grupo controlado. Es decir, buscar consejo médico puede ser buena idea si queremos hacer nuestros ejercicios algo más intensos, pero siempre teniendo en cuenta que subir la intensidad no va a hacernos vivir más que si nuestra actividad física es moderada.

Otro estudio realizado hace unos años sugería que el ejercicio moderado era, de hecho, una mejor estrategia que el ejercicio intenso a la hora de reducir nuestro riesgo de padecer enfermedades vasculares. El Estudio se realizó en mujeres a las que se realizó un seguimiento de nueve años. Las participantes reportaron su nivel de actividad física y los investigadores comprobaron si a lo largo del periodo de seguimiento sufrieron algún evento relacionado con su salud cardiaca.

Los investigadores comprobaron que el ejercicio moderado reducía en riesgo de padecer problemas vasculares pero la mejora se reducía en aquellas cuya actividad física era más intensa.

Son numerosas las voces expertas que recomiendan evitar la actividad intensa y nos sugieren que demos preferencia a la actividad moderada. El cardiologo José Luis Zamorano, Premio Nacional de Medicina, señalaba recientemente en una entrevista con el diario El Mundo que “el deporte es bueno, pero practicar ejercicio de manera intensa es comprar papeletas para sufrir un infarto o un síncope”.

Demasiada intensidad, demasiada cantidad

Algo semejante podría ocurrir también con la cantidad de ejercicio que realizamos. Un estudio detectó en 2017 que aquellas personas cuya actividad física triplicaba las recomendaciones de actividad física emitidas por el Departamento de Salud estadounidense presentaban una mayor prevalencia en calcificación de las arterias coronarias.

La presencia de calcio en estas vías circulatorias supone un factor de riesgo en la aparición de enfermedades cardiovasculares. Según el estudio, aquellos que realizaban el equivalente a siete horas y media semanales (o 450 minutos) de ejercicio moderado presentaban un 27% más de probabilidades de sufrir estas calcificaciones a largo plazo.

Eso sí, el estudio también observó que el riesgo de padecer diabetes de tipo 2 era más alto para quienes no alcanzaban las recomendaciones semanales en cuanto a actividad física. Es decir, si nos guiamos por este estudio la conclusión es clara: en el equilibrio está la salud.

Otros estudios han alcanzado conclusiones semejantes. Ejemplo de ello es uno publicado en 2015 que estudió la mortalidad en corredores aficionados y no-corredores. El estudio observó que la mortalidad variaba en forma de “U” en relación al aumento en la “dosis”, la cantidad de ejercicio y frecuencia con la que salían a correr.

Sabemos porque la ciencia de la salud lo ha constatado una y otra vez que el deporte es bueno para la salud. Pero el hecho de que cumplir con unos mínimos de actividad física diarios o semanales repercuta positivamente en nuestro bienestar no quiere decir que la relación sea constantemente creciente.

Pueden existir límites tanto a la intensidad como a la cantidad de ejercicio que realicemos, pero la ciencia aún tiene mucho que investigar en esta dirección. Entender lo que nos hace más sanos y cómo se dan estas relaciones es una cuestión importante para los expertos en salud.

Conocer mejor estas interconexiones permitirá a los expertos en salud recomendarnos formas de ejercitarnos que se ajusten cada vez más a nuestras necesidades individuales. Entretanto, podemos recurrir a rutinas que de manera aproximada se adapten a lo que busquemos, como mejorar nuestra salud cardiaca. Y por supuesto, saber que, ante la duda, son estos mismos profesionales los que pueden aconsejarnos mejor que nadie.

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Imagen | Jozsef Hocza

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