Hay quien cree que hace 50 años encontramos vida en Marte (y que acto seguido la destruimos sin querer)

Hay quien cree que hace 50 años encontramos vida en Marte (y que acto seguido la destruimos sin querer)

Conforme hemos ido conociendo más sobre la química de Marte, una nueva hipótesis ha ido gestándose sobre por qué aún no hemos sido capaces de encontrar vida en el planeta vecino. Esta hipótesis postula que quizá la tuvimos bajo el microscopio, pero la matamos sin darnos cuenta.

El origen de la hipótesis está en las misiones enviadas hace casi 50 años por la NASA a Marte. Las Viking fueron algunas de las primeras sondas en aterrizar el el planeta y las primeras en hacerlo exitosamente.

A bordo de ellas había diversos instrumentos, varios estos instrumentos tenían el objetivo de realizar experimentos con el suelo marciano en busca de signos de vida. Según la hipótesis, estos experimentos habrían encontrado signos de vida pero nuestro desconocimiento sobre el entorno marciano de la época habría causado que las naves mataran toda la vida recogida en la muestra antes de llegar a analizarla.

Una de las claves de esta hipótesis está en los compuestos orgánicos. A lo largo de los últimos 50 años hemos comprobado que este tipo de moléculas son habituales en Marte. Los resultados de aquellos experimentos fueron considerados bien negativos o bien no concluyentes, pero para unos pocos investigadores el caso no quedó cerrado.

Investigadores comoDirk Schulze-Makuch, profesor en la Univerisdad Técnica de Berlín (TU), uno de los principales valedores de esta hipótesis. El experto alemán daba recientemente algunos detalles sobre los fundamentos de esta hipótesis en un artículo en Big Think.

En él explica cómo, cuando uno de los experimentos encontró compuestos orgánicos clorados, los responsables de la nasa los achacaron a contaminación terrestre. Es por ello que dedujeron que la vida no era posible, al no haberse detectado compuestos orgánicos nativos. Hoy en día sabemos sin embargo que los compuestos orgánicos están en Marte.

Si bien la existencia de compuestos orgánicos es una característica necesaria de los entornos con vida, lo contrario no es cierto: estos pueden surgir de procesos abióticos. El problema es que quizá los expertos encargados de los primeros (y por ahora únicos) experimentos realizados in-situ buscando vida en otros planetas habían sido infructuosos.

Pero uno de los fundamentos más llamativos de la hipótesis de Schulze-Makuch es la posibilidad de que las Viking recogieran muestras con vida y la mataran durante sus experimentos. La clave está, de nuevo en los  compuestos orgánicos clorados.

Durante sus experimentos, las Viking echaron agua a las muestras recogidas con la esperanza de que este compuesto básico para la vida en la Tierra permitiera que la hipotética vida de las muestras prosperara y fuera más fácil de detectar. Sin embargo, hay quienes creen que las sondas “ahogaron” las muestras hiperhidratándolas.

Existen paralelismos a este fenómeno en algunos organismos extremófilos que habitan lugares áridos de la Tierra como el desierto de Atacama. Estos organismos están acostumbrados, señala  Schulze-Makuch, a absorber de la humedad del ambiente el agua que necesitan. Más de eso podría haber acabado matando a estos seres.

Agua oxigenada

Otro compuesto importante para el Schulze-Makuch es el peróxido de hidrógeno o agua oxigenada. Como los orgánicos clorados, el agua oxigenada es higroscópica, es decir, ayuda a absorber la humedad del ambiente.

Esta molécula abunda en algunas áreas de Marte, sin embargo aquí en la Tierra suele ser considerada como incompatible con la vida. Aunque no siempre es el caso. El investigador alemán da algunos ejemplos de organismos que conviven con el peróxido de hidrógeno, desde microbios que lo producen y otros que lo consumen hasta escarabajos que lo utilizan como mecanismo de defensa.

Esto implica que las Viking también podrían haber matado a posibles organismos marcianos no por “rehidratarlos” sino tras haberlos calentado. El calor habría matado la muestra y habría propiciado que el peróxido reaccionara con posibles moléculas orgánicas liberando dióxido de carbono a la atmósfera marciana.

Gilbert Levin trabajó en las misiones Viking y fue otro defensor de esta hipótesis. Fallecido en 2021, Levin publicó un artículo en 2016 junto con la ya también fallecida bióloga y también trabajadora de las Viking Patricia Ann Straat en el que explicaba, su hipótesis, no muy distinta a la de  Schulze-Makuch.

Los investigadores aludieron al experimento conocido como Labeled Release (LR). Los resultados de este experimento fueron consistentes con la existencia de vida y, según estudios posteriores de Straat y Levin, implicaban que ésta sería la explicación más probable.

La búsqueda de vida fuera de nuestro planeta es una de las grandes obsesiones científicas del siglo XX. Resulta casi irónico pensar en la posibilidad de que hayamos podido tenerla al alcance de nuestra mano (o al alcance de los brazos robóticos de las sondas espaciales) y no hubiéramos sido capaces de verla.

Aunque no contamos con misiones tan centradas en la búsqueda de vida como las Viking, misiones como Mars 2020 (la misión capitaneada por el rover Perseverance) están trabajando de manera activa por compilar pruebas que de una vez por todas nos permitan descubrir vida (pasada o presente) en el planeta rojo o, en caso contrario, desechar la idea.

Hoy por hoy la búsqueda sigue más allá de Marte, en lugares como las lunas heladas de los planetas de mayor tamaño, Júpiter, Saturno e incluso Urano. Y todo esto sin descartar la posibilidad de encontrar algún día vida más avanzada más allá de los confines de nuestro sistema solar. Algo que por ahora sigue siendo ciencia ficción.

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Si queremos colonizar el espacio necesitaremos cohetes que despeguen desde otros planetas, y la NASA ya tiene uno

Si queremos colonizar el espacio necesitaremos cohetes que despeguen desde otros planetas, y la NASA ya tiene uno

La misión conjunta de las agencias espaciales estadounidense (NASA) y europea (ESA), Mars Sample Return, es una de las más ambiciosas concebidas por la humanidad. Una de las dificultades que tendrá que afrontar la misión que nos traiga las primeras muestras de suelo marciano a la Tierra será la de sacarlas del planeta rojo.

Primeras pruebas. 2030 está aún lejos pero la NASA se encuentra ya poniendo a prueba los motores del cohete que, si todo sale según lo planeado, traerá a la Tierra las primeras muestras de suelo marciano en el contexto de la misión Mars Sample Return. Y por ahora, estos ensayos están siendo un éxito.

El gran reto de este diseño es crear un cohete robusto y fiable pero a la vez suficientemente ligero como para ser transportado en una misión interplanetaria. El cohete compartirá vehículo en dirección a Marte con el aterrizador Sample Retrieval Lander (SRL).

Mars Ascent Vehicle. El cohete que traerá las muestras, Mars Ascent Vehicle (MAV) contará con dos etapas. Cada una de ellas tendrá un motor con características específicas, SRM1 y SRM2.

Ambos serán motores de combustible sólido, diseñados para un funcionamiento óptimo en circunstancias distintas a las que afrontan los motores de los cohetes que parten de la Tierra. SRM1 tendrá que operar a temperatura y presión atmosférica mucho menores que aquí en nuestro planeta.

Esto ha afectado al diseño de los cohetes, pero también a los tests: SRM1 fue puesto a prueba en una cámara de vacío a una temperatura de -20º Celsius en la base aérea estadounidense de Edwards, en California.

Cooperación entre misiones… El primer paso de Mars Sample Return será recuperar los tubos con restos de suelo marciano compilados por el rover Perseverance. El ya veterano vehículo dejó estos tubos en una localización indicada para su recogida por parte de los vehículos enviados en nueva misión.

El vehículo encargado de la recogida podía ser un helicóptero semejante a Ingenuity, pero diseñado para esta misión. Este vehículo transportará las muestras hasta el SRL , que las cargará en MAV.

...Y entre agencias. El cohete no traerá las muestras directamente a la Tierra sino que simplemente las pondrá en órbita marciana hasta su encuentro con la sonda Earth Return Orbiter (ERO). Esta sonda será la aportación europea a la misión y la encargada de traer las muestras en su viaje de vuelta a Marte

Se espera que las naves partan de nuestro planeta hacia finales de esta década, 2028 si todo va según el plan. El viaje hasta Marte durará dos años y la misión de recogida otro año más, con lo que las agencias implicadas esperan tener las muestras en la Tierra para su análisis a comienzos de la década que viene.

Carrera de ida y vuelta. Con todo, Mars Sample Return podría no ser la primera misión en traer muestras de otro planeta a la Tierra. China cuenta con su propia iniciativa y los calendarios son casi paralelos.

China puso hace unos meses 2031 como fecha estimada para el regreso de su misión Tianwen-3. Esta misión también requerirá varios lanzamientos, el primero de ellos programado para finales de 2028. Esta misión tendrá que trabajar mucho, puesto que deberá realizar a su llegada la recogida de muestras.

Quién llegue antes dependerá de diversos factores. Muchas cosas pueden salir mal en los cinco años que quedan hasta el despegue y no todos los motivos son técnicos.

Un futuro brillante pero incierto. Hace unas semanas el Senado estadounidense planteaba cuestiones sobre el presupuesto del proyecto. Un cambio de parecer de la cámara alta podría suponer toda una zancadilla al proyecto. Una de la que sería difícil recuperarse.

Sea como sea, si queremos algún día colonizar Marte, es necesario asegurarnos primero que no contaminemos el lugar antes de realizar un análisis exhaustivo del lugar para comprobar de una vez por todas si realmente ha existido vida en Marte en algún momento de su historia.

El análisis in-situ de Marte nos ha dado mucha información sobre el planeta rojo. Ahora es turno de que los laboratorios en nuestro planeta puedan utilizar sus propios equipos para este objetivo.

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Imagen | NASA/JPL-Caltech

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Las noticias sobre un eclipse solar el 21 de agosto visible desde España no sólo eran exageradas: eran falsas

Las noticias sobre un eclipse solar el 21 de agosto visible desde España no sólo eran exageradas: eran falsas

Las redes sociales han vuelto a sembrar confusión entre muchos curiosos. El motivo esta vez ha sido el presunto eclipse solar del 21 de agosto de este año. Un eclipse que no se producirá, al menos hasta octubre, cuando un eclipse anular cubra los cielos de buena parte de las Américas.

El no-eclipse. Las redes sociales y distintos medios han anunciado un supuesto eclipse solar para el próximo 21 de agosto. Como podemos comprobar en diversos calendarios astronómicos, como el del Instituto de Astrofísica de Canarias o la propia NASA, no existe ningún eclipse previsto para estas fechas.

Parte de la confusión puede estar relacionada con el hecho de que el 21 de agosto de 2017 sí hubo un eclipse solar, el llamado “gran eclipse americano”. Este gran eclipse debió su nombre más al hecho de que cruzó los Estados Unidos desde la costa noroeste hasta el sudeste y fue visible en mayor o menor grado desde sus 50 estados, desde Hawaii hasta Maine.

Numerosos países americanos pudieron disfrutar de este eclipse de forma parcial, desde Canadá hasta el norte de Bolivia. El eclipse también fue visto desde España, aunque de manera parcial y durante el anochecer. Fueron las islas Canarias las que mejor pudieron observar aquel evento.

Los próximos eclipses. Si habrá un eclipse solar que pueda verse desde buena parte de Norteamérica y el Caribe, así como desde algunas zonas de Sudamérica. Será el 14 de octubre. No será “el eclipse del siglo”, ni podremos ver la esfera solar cubierta totalmente. Será un eclipse anular.

¿Y en España? En la Península Ibérica habrá que esperar hasta 2026 para ver un eclipse. Eso sí, esta vez será un eclipse total. Ocurrirá el 12 de agosto y la sombra irá desplazándose desde aguas del océano Ártico en dirección al sudeste. La penumbra entrará a la Península por el Cantábrico y seguirá su camino hasta el anochecer. El eclipse parcial será visible también desde las Canarias y zonas de América.

Los siguientes eclipses que alcancen España sucederán de forma casi consecutiva, el 2 de agosto de 2027 y el 26 de enero de 2028. El primero será total y el segundo anular.

Un kilo menos. Según explica la agencia AFP en su comunicado de desmentido, entre los mensajes viralizados uno asegura que durante el eclipse nos encontraremos 40 milímetros más cerca del Sol y que esto altera cómo la gravedad nos afecta y que nuestro peso se reduciría un kg.

Lo cierto es que 40 milímetros no es mucho en términos astronómicos. La órbita de la Tierra es elíptica y no circular, lo que quiere decir que la distancia a la que nos encontramos del Sol varía según la época del año. Hoy en día el afelio (el punto en el que más alejados estamos del Sol) ocurre en el verano boreal, mientras que el perihelio (el punto en el que más nos acercamos al Sol) ocurre en el invierno del hemisferio norte.

La diferencia en distancia entre afelio y perihelio es bastante superior a 40 milímetros. Es más, ronda los 5 millones de km. Y a pesar de ello las balanzas no notan ningún cambio. Algo semejante ocurre con la Luna, cuya órbita es elíptica y no del todo regular, con lo que su distancia varía. Sin embargo seguimos hablando de decenas de miles de kilómetros de diferencia entre perigeo y apogeo.

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Imagen | Jean Beaufort

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Cómo construyeron los egipcios sus pirámides siempre ha sido un misterio. Hoy tenemos una nueva pista: canales

Cómo construyeron los egipcios sus pirámides siempre ha sido un misterio. Hoy tenemos una nueva pista: canales

La Gran Pirámide de Guiza en Egipto no sólo es la única de las “siete maravillas del mundo antiguo” que ha perdurado hasta nuestros días. Es también, la primera en ser construida. El hecho de que esta estructura fuera erigida con las herramientas propias de quienes vivieron hace 4500 años es sorprendente y ha dado lugar a toda clase de teorías y especulaciones.

Lo cierto es que poco a poco vamos desvelando las técnicas y herramientas que los antiguos habitantes de la cuenca del Nilo utilizaron para construir la tumba de varios faraones de la cuarta dinastía en gobernar Egipto. Gracias a la ingeniería inversa sabemos, por ejemplo, cómo alinearon estas construcciones de manera “casi perfecta”.

Ahora sabemos también cómo lograron transportar las inmensas piedras con las que se construyeron estas pirámides desde las canteras hasta el lugar elegido para el “eterno descanso” de los faraones. La clave en este caso ha sido la geografía.

Según un trabajo realizado por un equipo internacional de geólogos, los egipcios aprovecharon los recursos fluviales dados por una ramificación del Nilo ya desaparecida, la rama de Keops o Jufu. Según el trabajo de los arqueólogos esta rama habría sido estable y habría permitido a los constructores de las pirámides transportar los materiales hasta las inmediaciones a las pirámides.

La idea de que los egipcios habían aprovechado alguna forma de canalización o las crecidas del Nilo para transportar materiales hasta la explanada donde se erigen las pirámides no es nueva. Sin embargo, la existencia de un cauce natural que evitara la necesidad de construir enormes infraestructuras hidráulidas habría facilitado la construcción de la necrópolis.

El recorrido presente del Nilo lo aleja a siete kilómetros de donde los arqueólogos creen que estarían los puertos fluviales donde descargaban los materiales. La construcción de esta canalización habría sido en sí misma una labor faraónica.

“Habría sido muy difícil, si no imposible, construir las pirámides sin la ramificación de Jufu y sin ésta tener un buen nivel [de agua], lo que provee de suficiente espacio para que los barcos transporten bloques de piedra tan pesados”, señalaba en declaraciones al portal Live Science Hader Sheisha, coautora del estudio, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.

En él detallan cómo fueron las plantas las que delataron la existencia de esta ramificación del Nilo. Los investigadores responsables del descubrimiento analizaron los estratos sedimentarios en distintos puntos situados entre la necrópolis y el curso moderno del río.

Los investigadores estudiaron los sedimentos acumulados durante los últimos 8000 años y encontraron en los estratos correspondientes al siglo 26 a.e.c. restos vegetales (polen) correspondientes a especies que habitan ecosistemas fluviales, marismas y lagos. Estos restos indicarían la presencia de un cuerpo de agua estable en la zona, en este caso la ramificación de Keops.

Otro aspecto en el que la investigación concuerda con estudios arqueológicos previos es en señalar que el Egipto antiguo era mucho menos árido de como tendemos a imaginarlo. Según el análisis la ramificación de Keops habría seguido inundada hasta aproximadamente el siglo XIV a.e.c., para ir decayendo entre el reinado de Tutankamon y el final del periodo dinástico en Egipto.

A pesar de ello nuevos estudios serán necesarios para afianzar esta tesis, y es que atinar con precisión suficiente para el análisis historiográfico (es decir, en este caso con una precisión de unos pocos cientos de años a lo sumo) no es tarea fácil.

Quizá nunca sepamos todos los detalles sobre esta enigmática construcción, pero estudio a estudio comenzamos a ver que esta maravilla arquitectónica fue obra del ingenio y del esfuerzo de antepasados que nos precedieron hace más de cuatro milenios. Una obra digna del asombro y la curiosidad que genera.

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Imagen | Mark Fischer

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Seguimos descubriendo nuevas y monstruosas especies en las profundidades del mar. La última: una estrella de 20 brazos

Seguimos descubriendo nuevas y monstruosas especies en las profundidades del mar. La última: una estrella de 20 brazos

Las profundidades oceánicas siguen sorprendiéndonos. El último ejemplo de ello es un pequeño animal que podría llevar décadas confundiendo a los biólogos. Se trata de la estrella de plumas antártica, un invertebrado con una veintena de brazos en forma de plumas que vive en las profundidades del océano más meridional de nuestro planeta.

Los crinoideos (o Crinoidea, también conocidos como estrellas de plumas o lirios marinos) son de esos animales que parecen sacados de una película de extraterrestres. Entre sus parientes más cercanos se encuentran las estrellas y los erizos de mar. Dependiendo de la especie y de su estado del desarrollo pueden encontrarse anclados al lecho marino o flotando no muy lejos de éste.

Esta clase de animales cuenta con varios centenares de especies clasificadas en diversas familias taxonómicas, entre ellas la de la estrella de plumas antártica (Promachocrinus kerguelensis), una especie que hasta ahora se creía única en su clase (Promachocrinus) pero que, tal y como acaba de descubrir un equipo estadounidense de biólogos, no lo estaba tanto.

Aquí es donde entra la llamada estrella de pluma de fresa (Promachocrinus fragarius). Esta especie fue documentada recientemente gracias al trabajo de un equipo liderado por investigadores de la Institución Scripps de Oceanografía, adscrita a la Universidad de California, San Diego (UCSD).

Tras combinar el análisis del ADN de las especies con un estudio morfológico de los ejemplares, el equipo concluyó que la familia de la estrella de plumas antártica era mucho mayor de lo que se creía hasta ahora. Los detalles del estudio sobre la “genealogía” taxonómica de esta familia de invertebrados, ha sudo publicado recientemente en la revista Invertebrate Systematics.

Donde antes se creía que había una especie podría haber, en realidad, ocho. Entre ellas destaca P. fragarius, especie cuyo nombre hace referencia a la forma de su cuerpo, pero de la que destaca otra característica: una veintena de brazos alargados que pueden alcanzar los 20 centímetros de longitud.

Según explicaba Greg Rouse, uno de los autores del trabajo, a Business Insider, los 20 brazos de la especie recién catalogada doblan en número a lo que se consideraba habitual en las plumas antárticas documentadas hasta el presente.

Estos brazos están segmentados y de ellos parten sendas hileras de filamentos que dan aspecto de pluma a las extremidades. Por si esto fuera poco, la especie cuenta también con otra serie de extremidades, estas más cortas, llamadas cirros.

Estos animales se desplazan de tal manera que utilizan los cirros para adherirse al lecho marino mientras que los brazos se elevan hacia la superficie. Tanto brazos como cirros parten de un mismo bulbo, con forma de fresa, característica que ha valido a la especie su nombre.

Descubrir y catalogar nuevas es toda una carrera contrarreloj. Aún es mucho lo que desconocemos sobre el fondo de los océanos y de los seres vivos que lo habitan. Sin embargo la biodiversidad marina puede ser clave para comprender mejor la vida en nuestro propio planeta. Y también fuera de él.

Sin embargo, los severos cambios a los que se enfrentan los mares hacen que la vida oceánica pueda sufrir importantes cambios en los años venideros. No sólo por cambios en la temperatura del agua, también por potenciales cambios en aspectos clave como su nivel de acidez, e incluso su color.

A pesar de ello cada año los investigadores siguen encontrando nuevas criaturas en estos ecosistemas. Algunas las vamos catalogando otras, siguen siendo un auténtico misterio.

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Tenemos la primera pista sobre una “quinta fuerza” en el universo. Y las implicaciones son brutales para la física

Tenemos la primera pista sobre una

Desde hace unos años los físicos sospechan que las cuatro interacciones o fuerzas fundamentales conocidas (fuerzas electromagnética, nuclear fuerte, nuclear débil, e interacción gravitatoria) podrían tener una quinta compañera que escapaba aún a nuestra comprensión. Los últimos resultados de Fermilab parecen secundar esta hipótesis.

Nuevas pruebas. Los investigadores del experimento Muon g-2, del centro de investigación estadounidense Fermilab han anunciado recientemente pruebas que podrían señalar hacia la existencia de una quinta interacción fundamental. Lo que es más, el equipo asegura que los resultados podrían llevar al descubrimiento de esta quinta fuerza en un par de años.

El descubrimiento implicaría un cambio importante en el Modelo Estándar de la física de partículas, uno de los pilares de nuestra comprensión sobre los fenómenos físicos que rigen el universo, especialmente las interacciones entre partículas subatómicas. Todo ello propiciado por una de estas partículas: los muones.

Los resultados son sucesores de los anunciados hace dos años por el laboratorio estadounidense. En aquella ocasión los resultados ya señalaban la posibilidad de que existiera algún fallo en el modelo, si bien las pruebas compiladas entonces eran mucho menores.

Muones rebeldes. Los investigadores hablan de evidencia fuerte, pero no concluyente de la existencia de esta quinta fuerza. La clave está en las partículas subatómicas llamadas muones, un tipo de partícula fundamental semejante a un electrón (ambos son categorizados como leptones y cuentan con idéntica carga y espín) pero de mayor masa.

Lo que los investigadores han observado es que estos muones no se comportan como prevé el modelo teórico (el Modelo Estándar). Esta discrepancia es suficientemente importante como para que los responsables del experimento tengan cierto nivel de confianza con respecto al potencial hallazgo, pero se da una circunstancia curiosa, y es que el nivel de incertidumbre asociado a la teoría fue revisado al alza recientemente. Esto ha hecho que la discrepancia perdiera valor estadístico.

Los investigadores creen que durante los próximos dos años tanto avances en la teoría como en los experimentos permitan afianzar esta discrepancia y con ello poder hablar de pruebas concluyentes.

Resumen de resultados experimentales. Fermilab.

G menos dos. Los resultados han sido obtenidos a través del Muon g-2 (pronunciado ‘g’ menos dos), uno de los experimentos con los que cuenta Fermilab en sus instalaciones. El experimento aceleraba estas partículas a altísimas velocidades (una fracción significativa de la velocidad de la luz) para hacerlas después “tambalearse”. Y lo hacían más de lo esperado.

Los detalles sobre  estos nuevos resultados y sobre cómo se han logrado han sido remitidos para su publicación a modo de artículo en la revista Physical Review Letters. Los datos corresponden a la segunda y tercera iteraciones del experimento g-2, llevadas a cabo en 2019 y 2020 (mientras que los datos publicados en 2021 correspondían a la primera iteración, llevada a cabo en 2018).

Los resultados han afinado las estimaciones obtenidas en la primera iteración hasta doblar en precisión a esta primera medida. La gran cantidad de datos compilados y algunas mejoras técnicas, por ejemplo al hacer más estables los campos magnéticos del experimento, han sido algunos de los cambios que han permitido este avance.

La búsqueda de la “nueva física”. La existencia de una quinta forma de interacción fundamental podría poner patas arriba la física contemporánea y servir de vía de entrada a la tan ansiada “nueva física”. Hace tiempo que los físicos tienen constancia de fenómenos que no resultan explicables para los modelos aceptados como “estándar”.

Ejemplo de ello son la materia oscura y la energía oscura. Sobre ellas no sabemos gran cosa salvo por sus efectos sobre el movimiento de las galaxias. Hablar de una relación entre estas ideas y la (por ahora) hipotética quinta fuerza es de momento especulación, pero atar este tipo de cabos es una de las grandes esperanzas de la física moderna.

Descifrar los secretos de la “nueva física” sólo es posible estudiando los fenómenos donde los modelos actuales fallan. Fallos como el del muón son raros y por eso extremadamente valiosos. El primer paso será confirmarlos con mayor grado de certeza. Lo que venga después será un misterio, quizá uno de los más importantes para la ciencia.

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Imagen | Fermilab

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Los calamares gigantes son uno de los grandes misterios de los mares. El último descubrimiento: son unos cazadores fieros

Los calamares gigantes son uno de los grandes misterios de los mares. El último descubrimiento: son unos cazadores fieros

Muchos mitos y leyendas toman inspiración en la realidad. Es el caso de monstruos marinos como el Kraken, cuya leyenda probablemente pueda vincularse a auténticas bestias que ascendían de las profundidades del océano y eran avistadas por las tripulaciones de los barcos con los que se cruzaban: los calamares gigantes.

Sin embargo estos encuentros nunca han sido frecuentes. De hecho la mayor parte de los encuentros entre seres humanos y calamares gigantes (Architeuthis dux) ha ocurrido tras la muerte del ejemplar, bien tras caer incidentalmente en las redes de algún pesquero bien después de que el cadáver de algún ejemplar llegara a las orillas arrastrado por corrientes.

Es por eso que tenemos detalles extensivos sobre algunas características anatómicas de estos animales, pero no sabemos casi nada sobre aspectos fundamentales como su comportamiento, hábitat o la abundancia de ejemplares en los océanos del mundo.

Los calamares gigantes no son los únicos calamares de gran tamaño. Comparten este honor con el calamar colosal (Mesonychoteuthis hamiltoni). Con los calamares colosales ocurre algo semejante: no tenemos una idea muy precisa sobre sus hábitos y tenemos muy poca idea sobre su ciclo vital, pero sí tenemos una idea sobre si tamaño.

¿Cuál de las dos especies es más grande? Se estima que el calamar gigante supera, con tamaños máximos de entre 12 y 14 metros de longitud al calamar colosal. Éste segundo sin embargo supera en masa al primero, pudiendo superar la media tonelada. Esto hace potencialmente a estos animales los mayores invertebrados del mundo.

M. hamiltoni tiene el mayor ojo del reino animal, que puede alcanzar los 30 centímetros, mientras que el del calamar gigante se quedaría alrededor de los 25 cm.

Ambos animales comparten algunas características con el resto de calamares, como su morfología, con dos tentáculos y ocho brazos más cortos, un pico (también en estos casos de tamaños descomunales) o el sifón, un elemento que les permite propulsarse “a chorro” en el agua. Uno de los factores que hacen a estos animales tan rápidos y por tanto escurridizos.

Tan escurridizos que no fue hasta mediados de la década de 2000 que logramos captar a estos animales en sus hábitats. Por la escasez de los avistamientos, uno de los misterios aún por resolver sobre esta especie es hasta dónde llega su rango de extensión.

Se cree, eso sí que los calamares gigantes pueden encontrarse en la mayoría de los océanos, tal es el rango de los avistamientos. Los colosales, sin embargo, tendrían un rango más limitado a los alrededores del océano Antártico.

Uno de los mejores ejemplos de lo escurridizo que puede ser este animal es el de la caza. No fue hasta hace un par de años que pudimos grabar en vídeo cómo estos gigantes marinos se alimentaban en su territorio.

Cazador cazado

Y no fue sino con ingenio y paciencia que esto fue posible. En 2021 un equipo internacional de investigadores, en un experimento encabezado por Nathan Robinson, de la Fundación Oceanogràfic, publicó los resultados de su estudio, entre los que se encontraba la primera grabación de un ejemplar de calamar gigante cazando.

Los investigadores colocaron cebos junto a una plataforma submarina. El problema al que se enfrentaban en la oscuridad de las profundidades del Golfo de México era alumbrar el escenario para las cámaras sin espantar a los animales que pudieran acercarse.

Aquí es donde el ingenio y el conocimiento de la anatomía de estos animales entró en juego. Si bien los ojos de los calamares gigantes son extremadamente sensibles, tienden a ver mejor en las el rango del espectro visible con longitudes de onda más cortas, es decir, los colores azules. El equipo utilizó por tanto luce de mayor amplitud de onda (tonos rojos) para alumbrar la escena sin asustar a los animales.

Los investigadores utilizaron como cebo una falsa medusa a la que bautizaron como E-jelly. Esta falsa medusa brillaba (ésta sí en tonos azules) para imitar la bioluminiscencia que muestran especies como la Atolla wyvilleicuando se encuentran en estado de alerta.

La plataforma, situada cerca de las Bahamas, a alturas entre  557 y 950 metros, captó diversas especies de calamares abisales a lo largo de los años, como ejemplares que podrían pertenecer a la especie Promachoteuthis sloani en 2004 y 2005, o un ejemplar de Pholidoteuthis adami en 2013. No sería hasta el año 2019 que capturarían al esquivo calamar gigante, el Architeuthis dux.

A pesar de este video sigue siendo muy poco lo que sabemos sobre cómo se alimentan estos animales. El vídeo captado por Robinson y su equipo venía a confirmar lo que captaron las cámaras (estas fotográficas, no de video) de un equipo de biólogos japoneses 15 años antes: que los calamares gigantes no se conforman con tender emboscadas a sus presas (como antes se pensaba) sino que son fieros y activos cazadores.

Las profundidades del océano son inmensas y están sólo parcialmente exploradas. Los secretos que guardan especies como el calamar gigante son muchos y corremos el riesgo de que algunas especies se los lleven a la tumba de la extinción.

Ahí radica la importancia del trabajo, a veces contrarreloj, de muchos biólogos que tratan de catalogar y entender las numerosas especies, no sólo del reino animal, que habitan nuestro planeta.

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Imagen | Robinson et al., 2021 / Daniela Kloth

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Marte está girando cada vez más rápido (y no estamos seguros de por qué)

Marte está girando cada vez más rápido (y no estamos seguros de por qué)

En diciembre de 2022 el equipo encargado de la misión InSight se despidió de la sonda que, durante cuatro años, había estado operando en Marte. Sin embargo los datos enviados siguen propiciando nuevos estudios científicos. El último ha venido con un curioso descubrimiento: la rotación del planeta vecino se acelera.

Se acortan los soles. El día marciano (al que también se llama sol) dura 24 horas, 39 minutos y 35 segundos aproximadamente. Este “aproximadamente” hace referencia no sólo al hecho de que conocemos su duración con precisión superior al milisegundo sino que, gracias a un nuevo estudio geológico del planeta, sabemos también que esta duración se hace progresivamente más corta.

Esta aceleración es, evidentemente muy pequeña: la rotación se acelera unos 4 miliarcosegundos (mas) por año al cuadrado, algo imperceptible hasta ahora. Por ponerlo en perspectiva, 4 miliarcosegundos equivale a poco más de la millonésima parte de un grado. Esto implica que los días marcianos se hacen más cortos también de manera imperceptible, una fracción de un milisegundo cada año.

Varias hipótesis. Nadie está del todo seguro de por qué está sucediendo esto, pero los responsables del descubrimiento tienen distintas hipótesis con las que explicar el fenómeno. Entre ellas, el hielo que puede estar acumulándose en los casquetes polares; o un “rebote post-glaciar” en el que la masa de tierra sale a flote después de haber sido enterrada por el hielo. Los investigadores comparan este cambio en el reparto de masa con cómo un patinador sobre hielo gira más rápido con los brazos extendidos.

“Es realmente genial ser capaz de obtener esta última medición (y tan precisamente)” señalaba en una nota de prensa Bruce Banerdt, uno de los miembros del equipo. “He estado involucrado en esfuerzos por obtener une estación geofísica en Marte durante un largo tiempo, y resultados como este hacen que todas esas décadas de trabajo valieran la pena.

Movimiento tambaleante. La aceleración de la rotación del planeta no ha sido el único movimiento inesperado del que ha dado cuenta el equipo de expertos del Jet Propulsion Lab (JPL) de la NASA responsables de la investigación.

Marte también muestra un leve movimiento “tambaleante” en su rotación, llamado nutación. Este tambaleo sí parece tener un principal sospechoso: el núcleo del planeta, compuesto de metal fundido. El núcleo líquido estaría “chapoteando” y forzando este curioso bamboleo.

RISE. El hallazgo se ha producido gracias a los datos compilados por el Experimento de Rotación y Estructura Interior (RISE). Este refleja señales de radio enviadas por el Deep Space Network, una red de antenas situadas aquí en la Tierra. Los científicos analizaron estas señales cuando regresaban rebotadas a nuestro planeta analizando las variaciones mínimas en la frecuencia causadas por el efecto Doppler.

El equipo utilizó los primeros 900 días marcianos de la sonda InSight para realizar su trabajo. Los detalles del estudio han sido publicados en un artículo en la revista Nature.

Los hallazgos de InSight. Pese a su corta duración si la comparamos con misiones marcianas como Mars Science Laboratory, la misión desempeñada desde 2012 por el rover Curiosity, los cuatro años en activo de InSight no parecen muy impresionantes. Pero si además tenemos en cuenta la multitud de problemas a los que se tuvo que enfrentar, podemos poner en valor la eficacia científica de esta misión.

Gracias a esta sonda hemos descubierto numerosos detalles sobre la geología interna de Marte. El sismógrafo de la sonda ha estado captando los terremotos marcianos y ha sido responsable de captar algunos muy relevantes.

Esta información ha valido a los expertos para, entre otras cosas, entender mejor las características del núcleo del planeta rojo. Esto incluye su naturaleza líquida, un detalle fundamental a la hora de entender los movimientos planetarios de Marte.

¿Más por venir? Pasado más de medio año del adiós de la vida activa de la sonda, los expertos creen que el análisis de los datos compilados a lo largo de sus cuatro años de trabajo aún dará nuevos frutos. Aún es mucho lo que no sabemos de la geología de Marte, cuestiones muy relevantes si queremos algún día una presencia humana más o menos permanente en el planeta vecino.

En Xataka | Hemos desviado 80 centímetros el eje de rotación de la Tierra. Y lo hemos hecho con la geoingeniería más inesperada: haciendo pozos

Imagen | NASA/JPL/MSSS

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Ya tenemos otra posible explicación para la “superconductividad” de LK-99. Y rebaja mucho el hype

Ya tenemos otra posible explicación para la

El culebrón del supuesto superconductor a temperatura y presión ambientales LK-99 no termina, pero sí parece ir resolviéndose. Un trabajo reciente publicado por investigadores de la Academia de Ciencias China ha sido el causante del nuevo revés para el presunto superconductor.

Una explicación alternativa. Un nuevo estudio, publicado en la plataforma ArXiv (como viene siendo habitual en este drama en múltiples actos que esta protagonizando LK-99) y  desarrollado por científicos chinos, ha puesto de nuevo el foco en el  sulfuro de cobre (Cu2S), el contaminante aparecido en las muestras del supuesto superconductor.

Si hace apenas unos días otro equipo chino asociaba a este contaminante y a su capacidad ferromagnética el fenómeno de la levitación, el nuevo trabajo podría explicar con este compuesto su aparente superconductividad eléctrica.

Los investigadores comprobaron el comportamiento de sulfuro de cobre y muestras de LK-99 contaminadas por este compuesto y observaron que a determinada temperatura (385 K, unos 112º Celsius) este sulfuro experimentaba un cambio de fase (entre sus fases beta y gamma), fenómeno que propiciaba la aparente superconductividad.

Dimagnetismo. Según explica en un artículo el divulgador Francisco Villatoro, existe una diferencia clave entre las observaciones del equipo surcoreano responsable de la creación de LK-99 y el nuevo ensayo del equipo chino, y es que éste último trabajo había encontrado un dimagnetismo para campos magnéticos varios órdenes de magnitud superiores al hallado por el primer equipo.

“La gran diferencia con los coreanos es que los chinos encuentran diamagnetismo para campos magnéticos aplicados muy grandes (un tesla), cuando los primeros lo observaron para pocos gauss (diez mil veces menos)”, comenta en su artículo. A pesar de ello la explicación es plausible (a pesar de no suponer una refutación de los resultados originales.

Aún así, una transición de fase de primer orden en el Cu2S es una explicación sorprendente y fascinante a los resultados experimentales de los coreanos (recuerda que en los superconductores la transición de fase es de segundo orden)”

Superconductor o semiconductor. Por ahora ensayos como el del equipo de la Academia de Ciencias China parecen indicar que no nos encontramos con el ansiado superconductor a temperatura y presión ambientales. Los ensayos, más bien lo situarían como un semiconductor. Y uno no muy bueno.

Más contaminación ferromagnética. La hipótesis de que la levitación observada pudiera deberse a la contaminación por compuestos de naturaleza ferromagnética ya se había mencionado. Hace unos días, el contaminante incrustado en el que recaía la atención de quienes replicaban el experimento era el propio sulfuro de cobre.

Un nuevo estudio, éste realizado por un equipo de la Universidad de Manchester, señala ahora la posibilidad de que las muestras fueran contaminadas por hierro, un elemento con propiedades ferromagnéticas.

Otro de los experimentos de los que hemos tenido constancia en los últimos días ha sido el liderado por el laboratorio Schoop de la Universidad de Princeton, en el que tomaron parte investigadores del Donostia International Physics Center (DIPC). El resultado, poco concluyente: el equipo no logró replicar LK-99, si bien su trabajo iba también acompañado de un estudio teórico.

¿Más clavos para el ataúd? La ilusión creada por el presunto gran superconductor sigue desinflándose. Aún seguimos a la espera de nuevos estudios que irán definiendo mejor qué ha pasado con este compuesto de gran promesa.

La avalancha de estudios tratando de replicar los resultados iniciales ha sido colosal (nada sorprendente teniendo en cuenta la relevancia del asunto), y rápida gracias a la sencillez del proceso con el que se podía recrear el compuesto de la discordia.

Estamos tristemente acostumbrados a tropiezos y fraudes científicos, por lo que conviene recalcar esta vez la transparencia y buen hacer que está caracterizando este (aún potencial) descubrimiento. Demostrar lo que no es es la parte que tendemos a olvidar de la ciencia, pero quizás también uno de sus trabajos más importantes.

En Xataka | Fabricar superconductores a temperatura ambiente es todo un desafío. El ADN se postula como la solución

Imagen | Pongkaew, Commons

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Ya tenemos otra posible explicación para la “superconductividad” de LK-99. Y rebaja mucho el hype

Ya tenemos otra posible explicación para la

El culebrón del supuesto superconductor a temperatura y presión ambientales LK-99 no termina, pero sí parece ir resolviéndose. Un trabajo reciente publicado por investigadores de la Academia de Ciencias China ha sido el causante del nuevo revés para el presunto superconductor.

Una explicación alternativa. Un nuevo estudio, publicado en la plataforma ArXiv (como viene siendo habitual en este drama en múltiples actos que esta protagonizando LK-99) y  desarrollado por científicos chinos, ha puesto de nuevo el foco en el  sulfuro de cobre (Cu2S), el contaminante aparecido en las muestras del supuesto superconductor.

Si hace apenas unos días otro equipo chino asociaba a este contaminante y a su capacidad ferromagnética el fenómeno de la levitación, el nuevo trabajo podría explicar con este compuesto su aparente superconductividad eléctrica.

Los investigadores comprobaron el comportamiento de sulfuro de cobre y muestras de LK-99 contaminadas por este compuesto y observaron que a determinada temperatura (385 K, unos 112º Celsius) este sulfuro experimentaba un cambio de fase (entre sus fases beta y gamma), fenómeno que propiciaba la aparente superconductividad.

Dimagnetismo. Según explica en un artículo el divulgador Francisco Villatoro, existe una diferencia clave entre las observaciones del equipo surcoreano responsable de la creación de LK-99 y el nuevo ensayo del equipo chino, y es que éste último trabajo había encontrado un dimagnetismo para campos magnéticos varios órdenes de magnitud superiores al hallado por el primer equipo.

“La gran diferencia con los coreanos es que los chinos encuentran diamagnetismo para campos magnéticos aplicados muy grandes (un tesla), cuando los primeros lo observaron para pocos gauss (diez mil veces menos)”, comenta en su artículo. A pesar de ello la explicación es plausible (a pesar de no suponer una refutación de los resultados originales.

Aún así, una transición de fase de primer orden en el Cu2S es una explicación sorprendente y fascinante a los resultados experimentales de los coreanos (recuerda que en los superconductores la transición de fase es de segundo orden)”

Superconductor o semiconductor. Por ahora ensayos como el del equipo de la Academia de Ciencias China parecen indicar que no nos encontramos con el ansiado superconductor a temperatura y presión ambientales. Los ensayos, más bien lo situarían como un semiconductor. Y uno no muy bueno.

Más contaminación ferromagnética. La hipótesis de que la levitación observada pudiera deberse a la contaminación por compuestos de naturaleza ferromagnética ya se había mencionado. Hace unos días, el contaminante incrustado en el que recaía la atención de quienes replicaban el experimento era el propio sulfuro de cobre.

Un nuevo estudio, éste realizado por un equipo de la Universidad de Manchester, señala ahora la posibilidad de que las muestras fueran contaminadas por hierro, un elemento con propiedades ferromagnéticas.

Otro de los experimentos de los que hemos tenido constancia en los últimos días ha sido el liderado por el laboratorio Schoop de la Universidad de Princeton, en el que tomaron parte investigadores del Donostia International Physics Center (DIPC). El resultado, poco concluyente: el equipo no logró replicar LK-99, si bien su trabajo iba también acompañado de un estudio teórico.

¿Más clavos para el ataúd? La ilusión creada por el presunto gran superconductor sigue desinflándose. Aún seguimos a la espera de nuevos estudios que irán definiendo mejor qué ha pasado con este compuesto de gran promesa.

La avalancha de estudios tratando de replicar los resultados iniciales ha sido colosal (nada sorprendente teniendo en cuenta la relevancia del asunto), y rápida gracias a la sencillez del proceso con el que se podía recrear el compuesto de la discordia.

Estamos tristemente acostumbrados a tropiezos y fraudes científicos, por lo que conviene recalcar esta vez la transparencia y buen hacer que está caracterizando este (aún potencial) descubrimiento. Demostrar lo que no es es la parte que tendemos a olvidar de la ciencia, pero quizás también uno de sus trabajos más importantes.

En Xataka | Fabricar superconductores a temperatura ambiente es todo un desafío. El ADN se postula como la solución

Imagen | Pongkaew, Commons

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