Nadie dijo que fuera necesario gastarse un millón de dólares para tener un auténtico equipo Hi-Fi. Ni siquiera Ken Fritz, que tenía uno
Ken Fritz fue audiófilo y melómano desde su juventud. Este estadounidense falleció con una edad avanzada el 21 de abril de 2022, y su vida estuvo regida por una pasión por la música que le llevó a confeccionar un equipo de alta fidelidad cuyo coste total era de aproximadamente un millón de dólares. Este equipo de música ya no existe. Al menos no tal y como Fritz lo concibió. Después de su muerte sus hijos decidieron venderlo pieza a pieza con el propósito de recuperar la inversión que hizo su padre. O una parte de ella.
Este apasionado por la música empezó a orquestar su ambiciosísimo equipo en 1989 y terminó de ponerlo a punto en 2016. Sí, invirtió nada menos que 27 años en su proyecto de vida. Porque es lo que era para él: un proyecto de vida. Lo dejó muy claro en el interesantísimo reportaje que ha publicado The Washington Post hace unos pocos días (os recomiendo encarecidamente su lectura si os interesan la música y la alta fidelidad).
Ken Fritz también protagoniza varios vídeos que podemos encontrar en YouTube sin dificultad, pero mi favorito, por si os apetece echarle un vistazo, se titula ‘One Man’s Dream – Ken Fritz Documentary about the world’s best stereo system’. Su historia nos sugiere hacernos varias preguntas muy interesantes. Os propongo que dejemos a un lado el debate de carácter ético que suscita gastarse un millón de dólares en un equipo de alta fidelidad o en cualquier otro elemento que pueda ser considerado un lujo.
No obstante, merece la pena que indaguemos en la experiencia que puede ofrecernos un equipo de alta fidelidad tan ambicioso (el mismo Ken Fritz lo explica en el artículo del The Washington Post), y, en consecuencia, en si tiene sentido o no invertir tantísimo dinero en un equipo de música. Afortunadamente, y ahí va un anticipo de lo que veremos a continuación, no es en absoluto necesario gastar tanto dinero para tener un equipo de música fabuloso.
Lo que realmente importa es preservar la capacidad emotiva de la música
He tenido la oportunidad de hablar con muchos audiófilos durante las últimas dos décadas, y todos ellos sin excepción han defendido una máxima que comparto: lo más importante no es el hardware. No son los aparatos. Lo que realmente importa es reproducir la música manteniendo su capacidad emotiva intacta. Si además consigues recrearla con una escena sonora de grandes dimensiones y te puedes permitir disfrutar tu música con un nivel de presión sonora realista, miel sobre hojuelas.
Un buen equipo de alta fidelidad debería ser capaz de reproducir la música recuperando un nivel de detalle muy alto y preservando la riqueza armónica de cada instrumento
Hasta ahora no he tenido la oportunidad de escuchar un equipo de alta fidelidad de un millón de dólares como el de Ken Fritz, pero sí he escuchado en varias ferias y tiendas especializadas equipos de varios cientos de miles de euros. Al margen de su coste, un buen equipo de alta fidelidad debería ser capaz de reproducir la música recuperando un nivel de detalle muy alto, preservando la riqueza armónica de cada instrumento, y, por supuesto, restituyendo la voz y todos los instrumentos involucrados en la grabación con mucha precisión tonal.
Si además recrea una escena sonora amplia y precisa en la que cada instrumento está en su lugar, fetén. Cuando coinciden todas estas características el equipo responsable suele ser capaz de entregarnos la música con toda su capacidad emotiva. Si nos ceñimos a sus declaraciones concluiremos que Ken Fritz alcanzó su objetivo, pero, como os he anticipado unas líneas más arriba, y como seguro que muchos de vosotros estaréis pensando, no hace falta para nada gastar tanto dinero para conseguir ese mismo resultado.
Tenemos un artículo en el que os proponemos varias configuraciones que os pueden inspirar durante la puesta a punto de un equipo de auténtica alta fidelidad y precio realista. Si seleccionamos bien nuestros componentes podemos conseguir un hardware estupendo y de precio razonable. Eso sí, es crucial mimar también las condiciones acústicas de la habitación en la que vamos a instalarlo.
De hecho, merece la pena dedicar una parte importante de nuestro presupuesto al correcto acondicionamiento acústico de nuestra sala. Es con toda seguridad el componente más importante de nuestro equipo, por definirlo de alguna manera. Resulta muy interesante descubrir una historia como la de Ken Fritz, pero, afortunadamente, ese no es el camino que estamos decididos a seguir la mayor parte de los entusiastas de la alta fidelidad.
Imagen de portada: Wilson Audio
Más información: The Washington Post
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La noticia
Nadie dijo que fuera necesario gastarse un millón de dólares para tener un auténtico equipo Hi-Fi. Ni siquiera Ken Fritz, que tenía uno
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Juan Carlos López
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