Los elefantes ancestrales eran gigantescos. Y los neandertales, por supuesto, se los comían
Si pensamos en la caza en tiempos de los neandertales hay bastantes probabilidades de que nos los imaginemos en grupo dando caza a un mamut. Puede que este elefante prehistórico no fuera su mayor presa.
125.000 años atrás. Unos huesos de elefante hallados en la década de 1980 en una mina de carbón en Alemania han servido a un equipo de investigadores para poder entender un poco mejor los hábitos y el modo de vida de los neandertales.
Los huesos corresponden a unos 70 elefantes prehistóricos (Palaeoloxodon antiquus), unos animales considerablemente más grandes que los mamuts y los elefantes modernos. Se estima que cada uno de estos individuos podía llegar a las 13 (los elefantes de esta especie podían llegar incluso a las 14 toneladas) y tener un tamaño tres veces superior al de un elefante asiático moderno.
Los investigadores creen que estos restos son testigos de un auténtico festín neandertal. Según sus cálculos cada uno de estos animales podía dar de si lo suficiente para 2.500 porciones diarias (con 4.000 calorías por porción) para los adultos neandertales.
La unión hace la fuerza. Este hecho hace pensar a los investigadores que, o bien los neandertales conocían bien cómo preservar en buen estado la carne o bien se juntaban en grupos mayores de lo que anteriormente pensábamos. “Mucho, mucho mayores de lo que inferíamos normalmente” aseguraba Wil Roebroeks, uno de los autores de la investigación, en declaraciones recogidas por AFP.
Los autores también concluyen que los neandertales de la época eran menos nómadas y que durante varios milenios se mantuvieron de una forma más o menos estable en la región. En palabras de Roebroeks, “no eran ni simples esclavos de la naturaleza, hippies originales viviendo de la tierra”.
“Cazar estos animales gigantes y trocearlos era una parte de las actividades de subsistencia neandertal en este lugar” explicaba también Roebroeks. Se trata, además, de la prueba más antigua de este tipo de cacería con la que contamos.
La nutrición es importante. Diversas marcas en los huesos daban cuenta de que éstos elefantes habían pasado por las manos y herramientas de carniceros prehistóricos pero, ¿cómo saben los investigadores que estos huesos corresponden a cacerías?
La clave aquí está en la muestra de individuos. Los restos hallados no se correspondían a una muestra aleatoria de individuos sino que se trataba de machos adultos de la especie. Hay dos motivos por los cuales los machos habrían sido un buen objetivo para los cazadores.
El primero es la nutrición. Los machos adultos habrían ofrecido una mayor cantidad de nutrientes a los neandertales con respecto al esfuerzo puesto en su caza al constituir una presa más grande. Pero también por ser los más fáciles de cazar, puesto que los machos eran individuos más solitarios frente a las hembras que pasaban más tiempo en manada protegiendo a los individuos jóvenes.
Un proyecto de largo alcance.
Los detalles del estudio han sido publicados en la revista Science Advances. El trabajo se halla enmarcado en un proyecto que trata de analizar distintos fósiles hallados en Alemania central, no solo de animales como estos elefantes, sino también de flora prehistórica.
Nuevos detalles como este nos permiten conocer más sobre nuestros antepasados y sobre las otras especies homíninas que poblaron la Tierra junto a ellos. Y cuanto más conocemos de ellos, más nos recuerdan a nosotros mismos. Para lo bueno y a veces también en lo malo.
Imágenes | Marcas de instrumentos de corte en uno de los fósiles analizados / Sabine Gaudzinski-Windheuser junto a una figura a escala de Palaeoloxodon antiquus. Wil Roebroeks/Lutz Kindler.
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La noticia
Los elefantes ancestrales eran gigantescos. Y los neandertales, por supuesto, se los comían
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Pablo Martínez-Juarez
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