A ‘Llaman a la puerta’ de Shyamalan quizás le falte algo de locura, pero es una excelente película de claustrofobia apocalíptica
Con ‘Llaman a la puerta’, M. Night Shyamalan corrobora que ha encontrado un espacio muy cómodo en el que desarrollar proyectos a su gusto. Quizás los primeros años de su trayectoria se vieron excesivamente marcados por el apabullante éxito de ‘El sexto sentido’, lo que le llevó a firmar películas excelentes (casi todas las del primer tramo de su carrera), pero acabó perdiendo el rumbo con fantasías inocuas como ‘La joven del agua’ o superproducciones sin personalidad.
Por suerte, volvió al redil del fantástico mínimo y conceptual con ‘La visita‘, y desde entonces solo ha dado alegrías a los devotos de una visión del fantástico personal, tenebrosa y que retrotrae a clásicos literarios como Matheson, Bradbury y Jackson: del cierre de su particular trilogía superheroica con ‘Multiple‘ y ‘Glass‘ a la inclasificable y tronadísima ‘Tiempo‘, pasando por su sensacional incursión televisiva con ‘Servant‘. ‘Llaman a la puerta’ mantiene el tono coherente de este tramo final de su cine: una película pequeña, concisa y directa, y que supura estilo Shyamalan por los cuatro costados.
En ella, una pareja (gay, aunque ese detalle no tiene la menor incidencia en la trama) y su hija adoptada son víctimas del asalto en su idílica casa de campo por un grupo de aparentes chiflados que han tenido una serie de visiones bajo las que han predicho el fin del mundo. Y pondrán a nuestros protagonistas y su hija bajo unas pruebas con las que tendrán que impedir la catástrofe.
Con prácticamente siete actores y un único escenario -la sala principal de la cabaña de los protagonistas- Shyamalan compone una situación tensa inspirada en el libro de Paul Tremblay que llegó a España bajo el título ‘La cabaña del fin del mundo’. El director de origen indio está más que acostumbrado a los entornos domésticos cerrados y los ritmos contrarreloj, así que se le siente cómodo en un argumento que no juega tanto a la sorpresa constante como otros de su cine.
Cortito y al pie
Shyamalan, pese a contar con medios muy limitados y encontrarse muy cómodo con ellos, tira de ese clasicismo tan característico que le vincula más con el cine de terror y misterio de los setenta y ochenta que con las verbenas de Blumhouse (aunque sabe trabajar también ese código: de hecho, ‘Multiple’ y ‘Glass’ las produjo allí). La puesta en escena de ‘Llaman a la puerta’ es, como siempre en el director, exquisita, y juega a menudo con los trampantojos en la composición, la banda sonora, con una edición sin estridencias que establece una atmósfera de extrañamiento casi sobrenatural.
Porque casi sobrenaturales son los desastres que predicen (acertadamente) los cuatro tronados apocalípticos comandados por un sensacional Dave Bautista que hace prodigios con el contraste entre su físico y su actitud. Pero la plasmación del apocalipsis en pantalla, de una violencia lenta y solemne, recuerda a la que es, posiblemente, la película más incomprendida del director, ‘El incidente‘. Ese aire de misterio inexplicable (pero al que se busca, invariablemente, un porqué racional) y que enlaza todas las películas del director, está aquí. Y con un final que no juega al giro inesperado sino a la conclusión dramáticamente coherente. Y funciona.
Quizás la única pega que se le pueda poner a la película es que es la menos extravagante que ha rubricado Shyamalan desde sus apagados coqueteos con las superproducciones como ‘Airbender: El último guerrero’ o ‘After Earth’. Hasta ‘Tiempo’, una película en clave crepuscular y con un tono deprimente tenía esa locura marca de la casa.
De hecho, si esta última etapa de la carrera del director está compuesta de películas pequeñas y directas, como episodios de una serie antogica de misterio que podría titularse ‘M. Night Presenta’, hasta ahora lo que hemos visto serían episodios en clave de ‘Historias de la cripta’. Quizás hayamos entrado en una fase más ‘Twilight Zone’, una influencia patente en toda la obra del director. Puede que por el camino perdamos al Shyamalan más enloquecido, pero está claro que este autor más reposado también le hace mucha falta al fantástico actual.
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A ‘Llaman a la puerta’ de Shyamalan quizás le falte algo de locura, pero es una excelente película de claustrofobia apocalíptica
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John Tones
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