Más bajo, más rápido, más ancho: la historia del rey del tuning en los años 80

Más bajo, más rápido, más ancho: la historia del rey del tuning en los años 80

Los años 80 fueron la década de todos los excesos. Todavía inmersos en una Guerra Fría que podía acabar con el mundo en cualquier momento y tras salir de una enorme crisis provocada por los dos choques petroleros de 1973 y 1979, desfasamos. De la austeridad pasamos a los excesos.

En el automóvil, volvían los coches potentes y sobre todo la personalización, el tuning. Y a cada cual más exagerado, mejor. Ya sea creando imposibles limusinas Mercedes para los jeques árabes o multiplicando casi por tres la potencia de un Ferrari Testarossa, es una época de excesos.

Y el rey de la desmesura visual, sinónimo de tuning hasta hoy, es sin duda Rieger Tuning (mucho antes de que Mansory saltara a la fama). Su lema: “tiefer, schneller, breiter” (más bajo, más rápido, más ancho).

De una necesidad, Toni Rieger construyó un mini imperio que es ahora el mayor vendedor de kit carrocería del mundo. Esta es la curiosa historia de Rieger Tuning.

De la necesidad nace la ingeniosidad

Vw Polo Rieger

Toni Rieger empezó a arreglando coches en el jardín de la casa familiar. No por hobby o porque le gustaba. Contaba en una entrevista a Auto&Tuning que en su pueblo natal, donde vivía con sus padres, sus cuatro hermanos y una hermana, no había estación de tren.

Moraleja, al cumplir los 18, si querías salir del pueble necesitabas un coche. Y como Rieger no tenía para comprarse un coche decente, los compraba viejos y en mal estado.

Poco a poco los iba arreglando y devolvía a un aspecto más atractivo. Cada coche que arreglaba, lo vendía. Y así fue pasando de un Volkswagen Polo de 40 CV a uno de 50 CV hasta que se hizo con un Volkswagen Golf GTI. “Mi primer coche de verdad”, decía.

Rieger Golf GTO

Rieger Volkswagen Golf GTO, o los años 80 resumidos en una sola foto.

Para devolver un aspecto presentable a los coches, tuvo que aprender a reparar y hacer parachoques nuevos él mismo, entre otras cosas, principalmente en fibra de vidrio. También aprendió a pintar. Junto a la casa, llego a construir una cabina de pintura de plexiglás, explica.

Esa “cabina de pintura” medio improvisada se calentaba tanto con el sol del verano que se convertía literalmente en un horno. El truco estaba en que el bueno de Toni pintaba el coche o las piezas a primera hora de la mañana y dejaba que se fueran “horneando” en la cabina.

Al final, fue perfeccionando su técnica y pronto empezaron a acudir a él amigos y conocidos para que les arreglase el coche, otro porque querían un parachoques más agresivos o aletas ensanchadas. En ese momento, su necesidad se había convertido en afición. Y pronto lo haría a nivel empresarial.

Del kit ancho a la sobriedad visual

Rieger Tuning Scirocco 1

En 1987, funda Rieger Tuning GmbH, no sin antes terminar sus estudios de ingeniero agrónomo, por si acaso. Los talleres de Rieger aún están en una nave de la granja familiar, pero la fama y el éxito le vendría casi al momento, con su primera creación, el Golf I GTO.

Su parachoques delantero ultra agresivo, sus entradas de aire ficticias que terminaban en una zaga ancha como un camión y unas ruedas traseras anchas como un rodillo de obra, ese Golf I puso a Rieger en boca de todos. Le siguió un Volkswagen Scirocco con un kit carrocería similar. Y los pedidos empezaron a llegar.

Rieger Volkswagen Scirocco Gto 9

Rieger Volkswagen Scirocco GTO

Pero no se quedó con el éxito de estos dos primeros coches. Toni Rieger es un incansable creativo, hoy cuenta con más de 1.900 referencias. Básicamente, hay un kit carrocería o al menos un alerón y un spoiler para casi cualquier modelo de Volkswagen y Audi desde los años 80 hasta hoy.

Opel Kadett Rieger Tuning

Lo mismo ocurre con todas las generaciones de BMW Serie 3, los Opel de la era General Motors, los Skoda y SEAT y algún que otro modelo sorprendente en una marca eminentemente alemana, como pueden ser los Peugeot 206 o el Chevrolet Camaro.

Pero más allá de los excesos de los inicios, que no serían “bien vistos” hoy en día, Rieger supo ir tomando el pulso a los gustos y evolucionar con ellos. Así, con el BMW Serie 3 E36 (cuyo kit carrocería debe ser el más falsificado del mundo), los kit carrocerías se vuelven menos ostentosos y también más fáciles de montar.

BMW M3 E36 por Rieger Tuning

El mítico BMW M3 E36 por Rieger Tuning

A medida que los fabricantes fueron integrando el concepto de personalización y kit carrocería en sus producciones, como los acabados S-Line de Audi o los Pack M en BMW, las producciones de Rieger también se fueron volviendo más discretas a nivel visual, pero sin renunciar a la deportividad.

SEAT Leon ST Rieger

Hoy, Rieger tiene unas instalaciones de 21.000 m2, 50 empleados y vende en prácticamente todos los países del mundo. Las creaciones de fibra de vidrio artesanales de sus inicios dejaron pronto paso en el momento de su profesionalización al plástico reforzado ABS (o acrilonitrilo butadieno estireno).

El ABS es el plástico de de referencia en la industria de la automoción y el mismo plástico del que están hechos los bloques de Lego que te destrozan el pie cuando los pisas por la noche.

En una era en la que el tuning ya no mueve masa como hace 20 años, Rieger parece mantenerse en fase con el mundo que le rodea. Así, lo mismo propone un kit carrocería agresivo y socialmente aceptable para el nuevo Golf 8 GTI que está ideando algo para el Tesla Model Y.


La noticia

Más bajo, más rápido, más ancho: la historia del rey del tuning en los años 80

fue publicada originalmente en

Motorpasión

por
Daniel Murias

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