La cara B de la amenaza de Argelia de cortar el gas a España por salir al rescate energético de Marruecos: otra subida de precio
Argelia, nuestro principal proveedor de gas natural licuado (GNL), ha amenazado con cortar el suministro de forma inmediata si España desvía parte de la energía a Marruecos a través de gasoducto del Magreb, pues ambos países magrebíes llevan décadas enfrentados.
Dicha advertencia llega tras conocer que nuestro país pretende reabrir el gasoducto próximamente, a través de un correo electrónico que ha hecho llegar la propia vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, a su homólogo argelino.
La respuesta del Ejecutivo español al argelino no se ha hecho esperar, pues Sánchez ha querido aclarar que “en ningún caso enviará gas argelino a Marruecos”, sino que el gasoducto del Magreb-Europa se utilizará para transportar el gas comprado por Rabat en los mercados internacionales.
Esto debería aplacar las advertencias de Argelia, que podría aprovechar para subir el precio del gas y acercarlo al precio medio de mercado (actualmente está por debajo). Algo, que a su vez, repercutiría en los bolsillos de los consumidores.
Cruce de correos electrónicos en un contexto de alta tensión
El origen de la advertencia del ministro de Energía y Minas argelino, Mohamed Arkab, que ha elevado la tensión en los últimos días es un correo electrónico de Teresa Ribera, en el que le comunicaba “la decisión de España de autorizar la explotación, en flujo inverso, del Gaseoducto Magreb-Europa”. Es decir, para hacer llegar gas a Marruecos.
Este gasoducto, que surtía de gas argelino a España y Portugal a través de territorio marroquí desde hacía 25 años se cerró a finales de 2021 al vencer el contrato vigente, pero ahora, se reabrirá tras la petición de ayuda por parte de Marruecos “para garantizar su seguridad energética”.
Desde entonces, Argelia suministra gas a España a través de Medgaz, un gasoducto que une directamente a los dos países.
Así, Arkab respondió a la comunicación de Ribera con un comunicado oficial en el que es contundente: “cualquier transporte del gas natural argelino entregado a España, cuyo destino no sea otro que el previsto en los contratos, tendrá la consideración de incumplimiento de los compromisos contractuales, y por tanto, podría dar lugar al cese del contrato que vincula a Sonatrach (empresa estatal) con sus clientes españoles”, advirtió.
El Gobierno español ha reaccionado con otro comunicado que busca rebajar presión: “Marruecos ha pedido apoyo para garantizar su seguridad energética sobre la base de las relaciones comerciales y España ha respondido positivamente a su petición, como corresponde hacer con cualquier otro socio o vecino”, explica.
“Con total transparencia, Marruecos podrá adquirir GNL en los mercados internacionales, desembarcarlo en alguna planta de regasificación peninsular y utilizar el gasoducto del Magreb para que llegue a su territorio. En ningún caso el gas adquirido por Marruecos tendrá procedencia argelina“, especifica Moncloa.
Tensiones con una posible subida de precios como telón de fondo
Este cruce de correos y comunicados llega en un momento en el que las relaciones diplomáticas entre España y Argelia no pasan por su etapa más dulce, desde que el Gobierno de Pedro Sánchez se posicionara en el conflicto del Sáhara Occidental aceptando como viable su autonomía bajo el control de Rabat.
Argelia, enfrentada con Marruecos hace décadas, considera que este posicionamiento favorece a su oponente en la región.
En consecuencia, y entre otras cosas, España ha perdido su posición como socio preferente de Argelia en el mercado gasista a favor de Italia, quien está sabiendo aprovechar la oportunidad. Por el momento, Argelia sigue siendo el principal proveedor de gas a España (con más del 30 % de suministro), seguido por Estados Unidos, Nigeria, Rusia y Catar.
La posibilidad de que Argelia corte el suministro del gas preocupa, pues para nuestro país es una fuente de energía fundamental. Más, en un contexto geopolítico marcado por la invasión de Rusia a Ucrania el pasado mes de febrero, que ha hecho que la crisis energética en Europa se agrave y que los 27 busquen cómo reducir su dependencia de gas ruso lo antes posible.
Sin embrago, la amenaza de que Argelia corte el suministro a España es más una advertencia que una opción real. España no puede jugarse el suministro de gas argelino y Argelia no puede perder a un cliente que adquiere tanto volumen de gas sin tener (de momento) una alternativa firme.
Con el gobierno de Argel informado del suministro España-Marruecos, estas últimas tensiones (pues no han sido las únicas) es más una maniobra para elevar el precio actual del suministro en el marco de una negociación que viene de principios de abril, en la que la ministra Ribera ya acordó un encarecimiento que confía que sea “moderado”.
El planteamiento de la revisión de los precios del gas por parte de la empresa suministradora argelina Sonatrach (socia en España de Naturgy) sonó por primera vez en octubre, pues actualmente se encuentran por debajo del precio medio del mercado.
De acuerdo con los últimos datos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia sobre el mercado mayorista de gas (correspondientes a noviembre de 2021), el precio de las importaciones por gasoducto se mueve en torno a 25,43 euros por megavatio hora, frente a los 46,12 del gas natural licuado (GNL) que llega por barco.
Cuando Argelia haya fijado el precio definitivo del gas, veremos cómo afecta a los bolsillos de los consumidores. Sobre todo, teniendo en cuenta que España y Portugal acaban de conseguir topar los precios de la energía a un precio medio de 50 euros el MWh para el gas y el carbón, mediante un acuerdo entre la denominada “excepción ibérica” y la Comisión Europea.
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La cara B de la amenaza de Argelia de cortar el gas a España por salir al rescate energético de Marruecos: otra subida de precio
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Motorpasión
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Irene Mendoza
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