Too Good To Go, la app que vende la comida sobrante de supermercados y restaurantes tres veces más barata y en packs sorpresa

Too Good To Go, la app que vende la comida sobrante de supermercados y restaurantes tres veces más barata y en packs sorpresa

Era noche cerrada en Copenhague y los cinco cenaban en un buffet libre. La hora de cierre se acercaba y los responsables del local comenzaron a retirar las bandejas, aún bastante llenas de comida en perfectas condiciones, y a tirar su contenido a la basura. Kilos y kilos de alimentos que, al no ser vendidos a lo largo del día, se iban directamente al vertedero y sembraron el germen de Too Good To Go, aplicación que los cinco amigos que presenciaron aquel despilfarro crearon para tratar de evitar que escenas así se volviesen a repetir.

En Too Good To Go cualquier negocio con un excedente de comida al final del día o con productos cercanos a su fecha de caducidad lo puede vender por un precio tres veces inferior al que tienen en circunstancias normales. De esta forma, incentivan a los usuarios a comprar artículos que, de otra manera, tendrían difícil salida y contribuyen a reducir el despilfarro de alimentos, uno de los mayores retos de la humanidad para conseguir un desarrollo sostenible según la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

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En Estados Unidos ya hay gente viviendo de TikTok, en España la situación es (por ahora) muy distinta

En Estados Unidos ya hay gente viviendo de TikTok, en España la situación es (por ahora) muy distinta

TikTok es la red social del momento. Así, al menos, lo indican la enorme difusión de sus vídeos y, sobre todo, sus números: fue la aplicación más descargada del primer trimestre de 2020 en la App Store y en Google Play con 315 millones de instalaciones según datos de Sensor Tower, es la plataforma social que más creció en España en 2019, al pasar de un 3 a un 16% de uso entre las personas que utilizan redes sociales en nuestro país, según la consultora IAB Spain, y se estima que tiene unos 800 millones de usuarios activos al mes, de acuerdo con la información de la empresa de análisis de datos DataReportal.

Unas cifras que no han pasado desapercibidas para las empresas que desde hace algún tiempo apuestan por invertir en campañas de publicidad con influencers y que, según las fuentes consultadas por Xataka, ya empiezan a ver en TikTok una nueva ventana hacia sus potenciales clientes a través de sus creadores de contenido más populares.

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Así se preparan un coche y un conductor para las escenas de más riesgo en una película de acción como ‘Fast & Furious’

Así se preparan un coche y un conductor para las escenas de más riesgo en una película de acción como 'Fast & Furious'

El semáforo está en rojo. Los motores rugen como bestias salvajes bajo los brillantes capós de alta gama. Los conductores, pisando el acelerador sin liberar el embrague, se desafían con la mirada.

Luz verde. Las ruedas de deshacen en un chillido que huele a goma quemada y los coches salen disparados en una carrera vibrante, veloz y desbocada en la que evitarán obstáculos, realizarán derrapes imposibles y, si el guion lo exige, choques y vuelcos que destrozarán la carrocería de esos preciosos vehículos.

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Facebook, sus vídeos y el copyright: endurece sus medidas para nuevas subidas pero no cierra grupos con decenas de películas

Facebook, sus vídeos y el copyright: endurece sus medidas para nuevas subidas pero no cierra grupos con decenas de películas

Con una sencilla búsqueda en Google se puede llegar a varios grupos de Facebook en los que visualizar, en la propia plataforma, varias decenas de películas y series completas. El autor de estas palabras ha encontrado en menos de tres minutos ‘Goodfellas’, de Scorsese, ‘Una historia del Bronx’, de Robert de Niro, y la cuarta temporada del anime japonés ‘Ataque a los titanes’.

Algo llamativo porque mientras esos grupos existen con, parece, total impunidad, a los usuarios corrientes Facebook les elimina publicaciones y les bloquea páginas por incluir apenas cinco segundos de contenido con copyright en sus vídeos.


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Esto es lo que dice Zity que está haciendo para convencer a los usuarios de que vuelvan al coche compartido

Esto es lo que dice Zity que está haciendo para convencer a los usuarios de que vuelvan al coche compartido

Cuando los primeros coches compartidos llegaron a las calles de Madrid pocos sabían qué era aquello del carsharing. Los habitantes de la capital mirábamos esos vehículos de colores vivos y grandes rótulos con el nombre de compañías de las que no habíamos oído hablar nunca y los imaginábamos parte alguna campaña publicitaria disruptiva, de esas que convierten la Plaza del Callao en un campo de refugiados o dejan un polo de mármol de dos metros y medios en Alonso Martínez.

El carsharing era algo tan nuevo que su principal reto en los últimos años ha sido darse a conocer y ganar la confianza de los madrileños como alternativa para sus desplazamientos urbanos. Y cuando parecía que se acercaban a ese objetivo, según diversos estudios que señalaban el crecimiento del sector, la pandemia de COVID-19 los ha hecho retroceder varias casillas y los ha obligado a tomar medidas de excepción.

Zity es una de las cuatro compañías de carsharing que operan en Madrid. Con el inicio del estado de alarma, el 14 de marzo, detuvo su actividad y no la retomó hasta el 20 de mayo. Dos meses de parón en los que, además de acogerse a un ERTE para asegurar su viabilidad, ha tenido que repensar cómo recuperar a unos usuarios para los que el dinero o las cualidades del servicio ya no importan tanto como la salud y las mayores posibilidades de contagio al compartir vehículos con desconocidos.


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Esto es lo que dice Zity que está haciendo para convencer a los usuarios de que vuelvan al coche compartido

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Cuando los primeros coches compartidos llegaron a las calles de Madrid pocos sabían qué era aquello del carsharing. Los habitantes de la capital mirábamos esos vehículos de colores vivos y grandes rótulos con el nombre de compañías de las que no habíamos oído hablar nunca y los imaginábamos parte alguna campaña publicitaria disruptiva, de esas que convierten la Plaza del Callao en un campo de refugiados o dejan un polo de mármol de dos metros y medios en Alonso Martínez.

El carsharing era algo tan nuevo que su principal reto en los últimos años ha sido darse a conocer y ganar la confianza de los madrileños como alternativa para sus desplazamientos urbanos. Y cuando parecía que se acercaban a ese objetivo, según diversos estudios que señalaban el crecimiento del sector, la pandemia de COVID-19 los ha hecho retroceder varias casillas y los ha obligado a tomar medidas de excepción.

Zity es una de las cuatro compañías de carsharing que operan en Madrid. Con el inicio del estado de alarma, el 14 de marzo, detuvo su actividad y no la retomó hasta el 20 de mayo. Dos meses de parón en los que, además de acogerse a un ERTE para asegurar su viabilidad, ha tenido que repensar cómo recuperar a unos usuarios para los que el dinero o las cualidades del servicio ya no importan tanto como la salud y las mayores posibilidades de contagio al compartir vehículos con desconocidos.


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