“Págame más”: cada vez más candidatos españoles están rechazando ofertas de trabajo por los malos sueldos

Los ejemplos son múltiples, por desgracia. Ofertas de trabajo con sueldos paupérrimos a jornada completa y múltiples obligaciones. No son casos aislados, y la mejor prueba de ello son los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) al respecto: el 30% de los españoles asalariados, cerca de cinco millones de profesionales, gana menos de 1.336,6 euros al mes en 12 pagas. Lo que, tras impuestos y cotizaciones, supone menos de mil euros al mes.

Una circunstancia de la que muchos profesionales se están hartando, ya que, según un reciente estudio elaborado por el portal de empleo InfoJobs, el principal motivo por el que los candidatos de nuestro país rechazan ofertas de empleo en la actualidad es por los bajos salarios. Ocho de cada diez aspirantes a un trabajo lo descartan por este motivo.

“Pay them more”. En España, en estos momentos, se da la circunstancia de que hay una tasa de paro del 12%, según los últimos datos del INE, mientras que el 27% de las compañías de nuestro país manifiestan que tienen dificultades para encontrar trabajadores, según el Banco de España.

En algunos casos, estos problemas para encontrar mano de obra se derivan de la falta de profesionales cualificados, como en el sector tecnológico, pero en otros, como en la hostelería, la agricultura o la construcción, el problema parece estar en las malas condiciones laborales, entre las que el sueldo es el principal escollo.

El problema ya se venía vislumbrando desde hace algún tiempo, pero ahora los datos confirman lo que antes sólo se intuía: muchos profesionales no están dispuestos a trabajar a cualquier precio. Ya lo dijo Joe Biden cuando los empresarios de Estados Unidos se quejaron de dificultades para encontrar mano de obra en el país: “Pay them more”. Y en términos parecidos se expresó Yolanda Díaz, ministra de Trabajo, ante una queja similar de las compañías españolas.

Múltiples ejemplos. Los datos, por tanto, vienen a confirmar que los múltiples casos de ofertas abusivas que se han ido publicando en diferentes medios de comunicación en los últimos años no son excepciones. Como el del hostelero que ofrecía 800 euros al mes por una jornada de más de 13 horas al día, y además partida. Otro empresario del mismo sector ofrecía 450 euros por nueve horas y media de trabajo diario durante nueve días en la Feria de Sevilla. Y un ejemplo más: una familia de Pozuelo de Alarcón, en Madrid, ofrecía un puesto de empleada del hogar con una retribución de dos euros la hora.

Según los datos del Ministerio de Seguridad Social, el sector de la hostelería cuenta en la actualidad con 73.000 empleados menos que en 2020, y la razón principal es la dificultad para encontrar mano de obra, en buena medida por la precariedad y la temporalidad que acompaña a esos trabajos.

Otros motivos de rechazo. Además de los sueldos bajos, el estudio de Infojobs señala que la segunda razón por la que más españoles rechazan un trabajo es contar con una oferta de empleo más interesante (79%) y la tercera, motivos personales de diversa índole (65%).

Mentir en el currículo. El informe también analiza los motivos que llevan a los empresarios a rechazar candidatos, y el principal de ellos es mentir en el currículo (82%), seguido de una comunicación inadecuada con la empresa (75%) y recibir recomendaciones negativas por parte de jefes o compañeros de anteriores empresas.

La apariencia física. Un dato sorprendente de este estudio es que asegura que la apariencia física sigue siendo una razón de peso para contratar a un candidato en muchas empresas, en especial en las pequeñas. Así, señala que un 32% de las pymes con entre uno y nueve empleados rechazan a profesionales, entre otras cosas, por su aspecto.

Imagen | Kate Townsend

En Xataka | "Han confundido derechos con privilegios": el teletrabajo tiene un nuevo enemigo en España y es Ourense

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Una tendencia ha llegado para incomodar a quienes dejan su trabajo: las “entrevistas de salida”

Una tendencia ha llegado para incomodar a quienes dejan su trabajo: las

Salir de una empresa en la que has estado trabajando en los últimos años nunca es fácil, pero el momento puede ser particularmente incómodo si los jefes de equipo, el departamento de recursos humanos o los responsables de la compañía te invitan a una entrevista de salida laboral. Este tipo de encuentros son reuniones en las que la empresa pregunta a los empleados que se marchan las razones que les han empujado a hacerlo y les cuestionan acerca de los aspectos que creen que la organización podría mejorar en el futuro para evitar salidas como la suya.

Útil para recursos humanos, incómodo para el trabajador. Los departamentos de recursos humanos consideran este tipo de entrevistas muy útiles, particularmente si el trabajador que abandona la empresa era una pieza importante de la misma y su salida ha supuesto un revés para la compañía. Esto se debe a que, en teoría, las respuesta del profesional que renuncia les ayudarán a identificar errores propios y aspectos mejorables para evitar nuevas fugas en el futuro.

Sin embargo, estos encuentros ponen al trabajador frente a preguntas incómodas como “¿cuánto tiempo hace que pensabas en dejar tu puesto de trabajo? ¿Qué es lo que no te gusta de trabajar con nosotros?” o “¿cómo fue la relación con el jefe?”, según informan el portal de empleo Indeed y el software de recursos humanos Bizneo en sus respectivos blogs.

Efectividad relativa. La incomodidad que se crea en este tipo de encuentros como consecuencia de esas preguntas, sumada a otros aspectos como lo tardío del momento o la voluntad de los trabajadores de no quemar puentes con la empresa, hacen que tanto trabajadores que se han visto en esta situación como expertos se cuestionen la utilidad de estas entrevistas.

Por una parte, por muy mal que un trabajador se haya llegado a sentir en un puesto de trabajo, criticar directamente a la organización o los jefes ante técnicos que van a informar de las respuestas de la entrevista a esas mismas personas y que van a seguir trabajando en esa empresa no es ni cómodo ni inteligente, según explica Robbie Abed, autor del libro ‘Fire Me I Beg You: Quit Your Miserable Job’, en Busines Insider.

Aded asegura que es poco probable que el departamento de recursos humanos haga algo realmente importante con esa información, como quitar a un jefe de su puesto por mal desempeño. Sin embargo, esas respuestas pueden quedar en la memoria de los afectados y perjudicar al profesional que se va en el futuro, en el caso de que quisiese regresar a la compañía o si opta por entrar en una empresa a la que su antiguo jefe se haya marchado. Y lo mismo opina otro experto en recursos humanos, Rey Elbo, en su columna del diario económico BusinessWorld: es mejor mantener vínculos positivos con los antiguos empleadores, por si acaso.

Demasiado tarde. Elbo también señala otro motivo para pensar que las entrevistas de salida laboral son inefectivas: llegan demasiado tarde. En general, si un trabajador valioso abandona la empresa, es probable que los motivos de su renuncia se lleven cocinando a fuego lento durante meses, y que haya intentado ponerles remedio en ese tiempo, comentándoselo a sus jefes, antes de tomar la decisión radical de dimitir. Y si no le escucharon entonces, ¿de qué sirve repetirlo ahora, cuando ya enfila la rampa de salida?

“El momento de solucionar los problemas fue hace meses, antes de que te cansaras y comenzaras a buscar otros empleos”, señala el desarrollador de software Jacob Kaplan Moss, quien narró su experiencia en una entrevista de salida laboral de su último empleo en su blog, una publicación que fue recogida por la publicación Hackernewsletter.

Entonces, ¿qué hacer? Aunque la entrevista de salida sea incómoda y haya dudas sobre su utilidad, si los jefes la convocan hay poco que el profesional pueda hacer para librarse de ella. Los expertos recomiendan que los trabajadores, en la medida de lo posible, traten de evitar acudir a ella. Si no es posible, Moss recomienda ser neutro e insulso: respuestas vagas y sin señalar a nadie. Y si las preguntas se vuelven más directas e incisivas, tanto Moss como Abed lo tienen claro: es mejor mentir que quedar mal con la empresa, en especial porque ambos creen que los comentarios no servirán para nada.

Rey Elbo, por su parte, opina que las organizaciones deberían potenciar las entrevistas o encuestas sobre el bienestar de los trabajadores de forma periódica, sin que sea necesario que se llegue a ninguna dimisión, si lo que el departamento de recursos humanos pretende es hacerse una idea del clima laboral de la empresa.

Y, si aun así, los técnicos insisten en hacer entrevistas de salida laboral, recomienda que esta se haga mediante un formulario escrito, para evitar la incomodidad de responder a preguntas comprometidas cara a cara, y unos meses después de que el trabajador se haya ido, para que la parte sentimental de su decisión se haya atemperado y conteste de una forma más objetiva.

En Xataka | La mayoría de entrevistas de trabajo terminan en un correo sin respuesta: el "ghosting" cada vez va a más

Imagen: Tim Gouw (Unsplash)

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La mayoría de entrevistas de trabajo terminan en un correo sin respuesta: el “ghosting” cada vez va a más

La mayoría de entrevistas de trabajo terminan en un correo sin respuesta: el

Hay muchas formas de llamarlo, y mi preferida es la argentina “clavar el visto”. Una expresión que define a la perfección el sentimiento de desazón que nos provoca un mensaje sin contestar, en especial si es importante, en estos tiempos de comunicaciones digitales. Mucho más precisa que nuestro “dejar en visto” y más elocuente que el ghosting de los anglosajones. Un silencio que pincha, que hiere. Qué poetas de la cotidianidad, estos argentinos.


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Ucrania ha lanzado su contraofensiva más exitosa desde el inicio de la guerra. Y una de las claves es la tecnología

Ucrania ha lanzado su contraofensiva más exitosa desde el inicio de la guerra. Y una de las claves es la tecnología

En los últimos días Ucrania ha iniciado una fuerte contraofensiva en la región de Járkov, al noreste del país, que en apenas unas horas ha supuesto un notable éxito para las tropas de Volodímir Zelenski, cuyo Gobierno afirma haber recuperado más de treinta localidades y unos 3.000 kilómetros cuadrados desde principios de septiembre, una información que no ha podido ser contrastada por ningún medio internacional hasta el momento.

Sea o no correcta la cifra, lo cierto es que varias fuentes informan del éxito de la contraofensiva ucraniana y de la retirada desordenada de los rusos. Una victoria para los de Zelenski de la que ha tenido parte de culpa el mejor equipamiento tecnológico de su ejército gracias a la ayuda de Occidente y a su apuesta por dispositivos como drones, tanto de combate como comerciales. Rusia, por su parte, defiende que se trata de un repliegue estratégico que forma parte de sus plantes de bélicos.

La tecnología de guerra rusa. La semana pasada el New York Times informaba de los hallazgos llevados a cabo por los servicios de seguridad de Ucrania, en colaboración con contratistas privados, en los restos de misiles y otro armamento ruso. Las armas, especifica el rotativo estadounidense, eran de lo mejor del arsenal de los de Putin, pero, sin embargo, la tecnología que usaban, como el sistema de navegación por satélite, era bastante básica y algo anticuada.

Por ejemplo, el citado sistema de navegación ruso tiene una arquitectura muy parecida a la de código abierto de los receptores GPS, lo que hace que sea menos seguro y preciso que los sistemas militares desarrollados por Occidente. Asimismo, muchos de los componentes de sus armas son genéricos, es decir, no están específicamente fabricados para ellas, lo que les resta efectividad.

Dependencia occidental del ejército ruso. Por último, una cantidad importante de esos componentes son de fabricación occidental, a pesar de que las sanciones impuestas por Occidente a Rusia tras la invasión de Crimea en 2014 restringieron el envío de alta tecnología con posibles usos militares a aquel país. No se sabe cómo ha podido hacerse con ellos el ejército de Putin, pero todo apunta al contrabando y el comercio ilegal, ámbitos en los que no se suele negociar con lo último que ha salido al mercado.

Esto, además, provoca que conforme las tropas del Kremlim van perdiendo o consumiendo material tienen mucho más difícil reponerlo que los ucranianos, por lo que dependen cada vez más de armas más antiguas, algunas incluso de la época soviética, según Politico.

La tecnología de Ucrania. Los ucranianos, en cambio, están recibiendo suministros armamentísticos directamente de los principales países occidentales, con Estados Unidos a la cabeza, quienes le han enviado armas con avanzada tecnología militar que da cierta ventaja en este apartado a los de Zelenski, a pesar del mayor potencial bélico de Rusia.

No obstante, el aspecto tecnológico que más parece estar marcando la diferencia del lado ucraniano, más allá de la antigüedad de los componentes de Rusia, es el importante uso de drones y otros vehículos no tripulados que está llevando a cabo Kiev. Ucrania se ha caracterizado desde el principio del conflicto por usar drones tanto militares como comerciales, ambos con fines bélicos. Muchos de ellos para observar el movimiento de sus enemigos, prevenir los ataques o guiar a la artillería a las posiciones enemigas, un uso que también les dan los de Putin.

Pero los de Zelenski han ido más allá y también están utilizando estos dispositivos como vehículos kamikazes que, cargados de bombas, se estrellan contra objetivos rivales causando cuantiosos daños, destruyendo depósitos de suministros, ralentizando el avance de las tropas de Moscú o facilitando el avance de sus soldados cuando pasan a la ofensiva.

Imagen | Ministerio de Defensa de Ucrania

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La bajada de la gasolina prometía dar un respiro a la inflación en otoño. Hasta que llegó el precio la luz

La bajada de la gasolina prometía dar un respiro a la inflación en otoño. Hasta que llegó el precio la luz

La inflación da un respiro a los españoles, pero uno tan leve y tan rodeado de incertidumbre que no está claro si será el principio de una bocanada de aire o un leve suspiro antes de acometer una nueva cuesta. El Índice de Precios de Consumo (IPC) ha bajado en agosto cuatro décimas, del 10,8 % de julio al 10,4% actual, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Un freno a la escalada de los costes de vida que viene potenciado, sobre todo, por la bajada de los combustibles, y que podría quedar en agua de borrajas porque otros importantes bienes, como la electricidad o los alimentos, siguen encareciéndose sin freno.

Los carburantes. Desde principios de agosto el precio de los carburantes ha ido descendiendo paulatinamente después de que a mediados de junio alcanzase su máximo histórico, con 2,152 euros por litro de gasolina de media y 2,199 euros por litro de diésel, sin aplicar la subvención del Gobierno. Y para mediados de este mes, el abaratamiento ya era acusado y suponía 30 céntimos menos por litro de media que en junio, una cifra que se ha mantenido, más o menos, hasta ahora.

Ese importante descenso del precio después de meses de escalada es el que ha contribuido a que la inflación, que no paraba de crecer desde abril, se haya frenado e incluso haya descendido levemente. Pero aún es pronto, muy pronto, para lanzar las campanas al vuelo, puesto que el precio de los combustibles aún está lejos de volver a cifras anteriores a la guerra de Ucrania y otros bienes básicos, como la electricidad o los alimentos, han tomado el relevo del encarecimiento y son la principal amenaza para los bolsillos de los españoles el próximo otoño.

La electricidad, disparada. Después de varios meses de calma, en parte gracias al tope al gas vigente en España y Portugal, ni siquiera la conocida como “excepción ibérica” ha evitado que la subida internacional de los precios de la electricidad haya encarecido la factura de la luz en nuestro país hasta alcanzar, de nuevo, máximos históricos.

¿Los motivos de este encarecimiento? Nuevos cortes del gas ruso, la baja producción hidroeléctrica como consecuencia de la sequía y la caída de la producción eólica, que siempre alcanza mínimos en verano. Y, también, el recargo por el tope del gas que están introduciendo todas las eléctricas en los nuevos contratos, como explicamos en Xataka.

Esto ha hecho que la luz haya alcanzado este martes el tercer precio más alto de su historia en España, y nada parece indicar que esa escalada vaya a remitir a corto plazo. Este repunte eléctrico ha sido tal que incluso está afectando a la bolsa española, el Ibex35, donde Iberdrola superó el lunes a Inditex como la mayor empresa cotizada por unas horas.

Efecto dominó. Así pues, el nuevo encarecimiento de la electricidad está volviendo a tener un efecto dominó en casi todos los productos, como ya ocurriese con los carburantes o con la propia luz hace unos meses. Porque la subida del precio de la energía aumenta los costes de producción y almacenamiento de muchos bienes y de ejecución de muchos servicios, y eso se acaba trasladando a los consumidores.

El propio INE, en su nota sobre la evolución del IPC publicada ayer, destaca el aumento de los precios de la electricidad, la alimentación, la restauración y los paquetes turísticos durante el mes de agosto. Y los dos primeros, al ser bienes básicos, son los que pueden dejar en anecdótica la ligera bajada de la inflación de agosto si, como parece, continúan con su escalada en septiembre.

El Gobierno sí es optimista. El Gobierno, sin embargo, considera que este es el principio de la estabilización de la inflación. La ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, ha dicho en una entrevista en Televisión Española que la subida de los precios ha empezado a desacelerarse gracias a los paquetes de medidas del Ejecutivo y que seguirá esa senda de descenso en los próximos meses. En lo que se refiere a la subida del precio de la electricidad, Calviño reconoce el problema, pero asegura que, gracias al tope del gas, sus efectos serán mucho menores de lo que se espera.

Imagen | Andrey Metelev

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Tras las vacas gordas, las grandes tecnológicas tienen un problema: plantillas sobredimensionadas

Tras las vacas gordas, las grandes tecnológicas tienen un problema: plantillas sobredimensionadas

Las grandes tecnológicas se encuentran en una situación un tanto paradójica, la mayoría de ellas ha frenado la llegada de nuevos trabajadores en casi todas sus divisiones, y algunas han empezado a despedir empleados. Y, al mismo tiempo, siguen buscando talento, pero como nunca lo han hecho hasta ahora: afinando muchísimo en la búsqueda para dar exactamente con el perfil que necesitan y, así, optimizar recursos.

Las vacas están adelgazando. La mayoría de las grandes tecnológicas han vivido una última década dorada, con crecimientos de ingresos casi ininterrumpidos y una euforia económica que les ha llevado a embarcarse en proyectos multimillonarios, hacer compras por cantidades desorbitadas y contratar a cientos de miles de trabajadores a granel. Sin embargo, la actual situación económica, y lo que se teme que está por venir, han dado por concluida esa etapa de optimismo infinito y ha hecho que estas compañías empiecen a recortar gastos, tal y como explicamos en Xataka.

De todos los gastos que las ‘big tech’ están considerando prescindibles, los recursos humanos son uno de los principales. Varias empresas, como Netflix o Twitter, han abordado despidos, otras como Meta o Google han sugerido que echarán a empleados que no alcancen los nuevos niveles de productividad exigidos, y la inmensa mayoría de ellas ha frenado la llegada de trabajadores a casi todas sus divisiones, con la excepción de aquellos puestos que se consideran imprescindibles.

Contrataciones de precisión. Y es precisamente en esos puestos donde ahora se van a centrar las grandes empresas tecnológicas, que siguen teniendo claro que necesitan seguir contratando para mantener sus negocios, pero no como hasta el momento.

En los últimos años, y en especial a partir de la pandemia, las ‘big tech’ han mantenido una ola de contrataciones que ha sobredimensionado sus plantillas: en 2020 Amazon, Alphabet (matriz de Google), Facebook (ahora Meta), Apple Netflix y Twitter incorporaron, en conjunto, a 565.727 nuevos empleados, según Business Insider. Ahora, sin embargo, el objetivo es afinar con las nuevas contrataciones y que lleguen muy pocos trabajadores, pero de mucha calidad y que encajen perfectamente con el puesto vacante.

La paradoja del mercado actual. Un reciente estudio de la consultora PwC realizado a altos ejecutivos de grandes empresas, entre ellas las principales tecnológicas, señala que muchos de estos directivos consideran que el segundo mayor riesgo de sus negocios es la adquisición y retención de talento, a pesar de que el 52% aseguró que su empresa había congelado las contrataciones y el 50% que estaba despidiendo. Al mismo tiempo, sólo el 9% dijo que iban a disminuir la inversión en recursos humanos y el 42% aseguró que iba a invertir más en su fuerza laboral el año que viene.

“Muchas organizaciones nos dicen: 'Es posible que hayamos contratado en exceso. Es posible que haya menos demanda, y vamos a administrar el número total de empleados'. Pero aún necesitan aumentar los ingresos, aumentar las ganancias y, al hacerlo, deben atraer y retener talento especializado”, explicó Bhushan Sethi, líder global de Personas y Organización de PwC, en la presentación del estudio.

Meta, el ejemplo más claro. La empresa que más claramente ha apostado por esta política de recursos humanos de precisión es Meta, que ha anunciado de forma velada futuros despidos y ha congelado las contrataciones en algunas de sus divisiones, pero sigue con la firme intención de contratar a 6.000 o 7.000 empleados a medio y largo plazo para dar forma a su ansiado metaverso, como explicamos en Xataka.

Microsoft, por su parte, informó en mayo de que iban a ser mucho más cuidadosos con las contrataciones desde ese momento, y que todas las incorporaciones deberán ser aprobadas ahora por los directivos de la empresa antes de firmar los contratos. Twitter o Netflix han anunciado medidas similares.

Los locos años veinte. Las grandes tecnológicas, por tanto, se han visto forzadas a reestructurar sus plantillas, fijar sus prioridades de recursos humanos y estar mucho más acertadas en sus contrataciones después de que en los últimos años la euforia económica, con sus cuentas cada vez más llenas, las haya llevado a crear plantillas mastodónticas que, al parecer, no son tan eficientes como deberían, según las declaraciones de varios ejecutivos de estas compañías, entre ellos Sundar Pichai, CEO de Alphabet, y Mark Zuckerberg, CEO de Meta.

La plantilla de Amazon, por ejemplo, creció sólo en 2020 casi un 63%, la de Meta un 30% y la de Microsoft un 16,8%. Y Salesforce comunicó a finales de 2021 que aquel año habían incorporado a unos 30.000 trabajadores más. Una euforia económica en el sector tecnológico que, a pesar de la pandemia, recordaba a otros años veinte, los del siglo XX, aunque parece que en esta ocasión ha durado bastante menos.

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China sigue enfrascada en su lucha total contra el COVID. Es una excusa perfecta para aislarse del mundo

China sigue enfrascada en su lucha total contra el COVID. Es una excusa perfecta para aislarse del mundo

Para casi todo el mundo, la época de los confinamientos, los cierres perimetrales y las cuarentenas, a pesar de ser extremadamente reciente, se ha convertido en un mal recuerdo. No así para China. El país asiático sigue manteniendo políticas muy restrictivas con el objetivo seguir conteniendo los contagios, lo que está provocando que los chinos, que ya caminaban a un ritmo muy diferente al del resto del mundo por motivos económicos y, sobre todo, políticos, estén cada vez más aislados de Occidente.

Difícil entrar. Desde que los contagios de coronavirus comenzaron en Wuhan a finales de 2019, China fue endureciendo sus políticas de control hasta que el 28 de marzo de 2020 prohibió la entrada en el país de casi cualquier ciudadano extranjero, incluso de aquellos que fuesen titulares de visados y permisos de residencia todavía válidos. Aunque en agosto de aquel mismo año, ante la mejora de la situación epidemiológica, relajó estas medidas, a día de hoy sigue siendo muy difícil entrar en el país, moverse dentro de él e, incluso, tener una vida normal en sus principales ciudades.

Según explica el Ministerio de Asuntos Exteriores de España, en la actualidad China sigue negando la entrada a un número importante de extranjeros, incluso aquellos que tienen permisos de residencia y trabajo, y sólo hace contadas excepciones. Ni siquiera está permitiendo la reagrupación de familiares de matrimonios mixtos entre ciudadanos foráneos y chinos. Para el regreso de nacionales, además, el país asiático exige que estén inmunizados con alguna de las vacunas chinas.

Las personas que consigan el complicado permiso de las autoridades chinas para entra en el país, además, tienen que someterse a pruebas médicas a su llegada y guardar una cuarentena de 14 días en un hotel designado por la Administración asiática para ello antes de poder desplazarse a su lugar de destino. Asimismo, los vuelos internacionales no llegan a directamente a Pekín o Shanghái, dos de las principales de China y las que suelen atraer más visitantes, en especial por motivos laborales y de negocios.

Movimientos dentro de China. Si entrar en el país asiático es complejo, no menos lo es moverse dentro de sus fronteras. Según la información actualizada del Ministerio de Asuntos Exteriores de España, la Administración china exige el uso de determinadas aplicaciones móviles para controlar los desplazamientos de nacionales y extranjeros dentro de las ciudades y de las regiones. Si no se usa alguna de estas apps, que también registran las pruebas PCR que se tienen que realizar casi a diario las personas que se encuentren en el país, no se puede acceder a prácticamente ningún establecimiento comercial, lugar de ocio o edificio oficial.

A estas políticas hay que sumar la posibilidad de que las autoridades locales decreten cuarentenas obligatorias o cierres perimetrales por contagios, como el que impusieron sine die en Shanghái el pasado 28 de marzo a causa de un brote descontrolado de la variante Omicron, o el más reciente en Wuhan, donde se confinó a finales de julio a casi un millón de personas residentes en uno de los distritos de la ciudad después de que se detectaran cuatro únicos casos asintomáticos de Covid.

Consecuencias. Estas estrictas políticas de control para evitar contagios masivos está teniendo varias consecuencias importantes. En primer lugar, los ciudadanos chinos se están viendo aún más vigilados por sus autoridades que, con la excusa del virus, pueden controlar buena parte de sus movimientos y decretar su encierro domiciliario, y también más explotados laboralmente. Y en segundo lugar, para el país en su conjunto, ya que las duras restricciones están haciendo que China sea un lugar cada vez menos atractivo para inversiones extranjeras y un ente político con el que es muy difícil tratar.

Del mismo modo, las empresas extranjeras que ya trabajan en China están replanteándose muy seriamente abandonar el país. Como ya explicamos en Xataka, el 23% de las compañías europeas que operan allí estaban pensando en trasladarse a otras localizaciones porque las restricciones están perjudicando sus negocios.

Diplomacia por Zoom. Las restricciones son tan estrictas que ni siquiera los altos cargos políticos y diplomáticos se libran de ellas. Según informa El Mundo, China permite en muy raras ocasiones reuniones cara a cara para asuntos relacionados con la diplomacia, no se permite a las autoridades públicas nacionales viajar al extranjero para ello ni a las extranjeras entra en el país. La mayor parte de los encuentros con personas de otros gobiernos se hace a través de videollamadas.

De hecho, el presidente chino, Xi Jinping, sólo ha abandonado en una ocasión China desde que comenzó la pandemia: lo hizo el pasado mes de junio para visitar Hong Kong en el 25 aniversario del traspaso de poder de la ciudad por parte de los británicos a las autoridades chinas. Para todo lo demás, incluso para reuniones bilaterales con importantes líderes mundiales como Joe Biden, presidente de los Estados Unidos, ha optado por las videollamadas.

Todo esto está haciendo que China esté cada vez más aislada del resto del mundo, ya que es el único país en el que se mantienen restricciones tan estrictas por la Covid.

Salvar vidas. El Gobierno chino, que no es ajeno a estas críticas desde el extranjero, asegura que gracias a las medidas que está aplicando ha conseguido salvar millones de vidas sin perjudicar el desarrollo económico y social del país. De acuerdo con las cifras oficiales de Covid del país asiático hasta julio de 2022, desde el inicio de la pandemia tan solo 227.000 chinos se habrían contagiado y 5.225 habrían muerto a causa del virus.

Imagen | Ketut Subiyanto

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Alguien ha calculado el CO2 que ahorraríamos si fuéramos en bici tanto como Países Bajos. Y es muchísimo

Alguien ha calculado el CO2 que ahorraríamos si fuéramos en bici tanto como Países Bajos. Y es muchísimo

Países Bajos es, de largo, la nación en la que más se usa la bicicleta del mundo. Sólo hay que pasear por las calles de sus pueblos y ciudades para intuirlo, pero los datos confirman esa sensación: el 53% de sus ciudadanos asegura utilizar este medio de transporte dos o más veces a la semana, según la última información al respecto recabada por Statista. La segunda es la India, con un 38%, y la tercera Alemania, con un 34%. España ocupa la octava posición con un 22%.

Así, los neerlandeses recorren, de media, unos 2,6 kilómetros al día en sus bicicletas. Una cifra que, de extenderse al resto de habitantes del planeta, ahorraría a nuestra atmósfera 686 millones de toneladas de emisiones de dióxido de carbono al año, según un reciente estudio sobre movilidad y contaminación publicado por Nature.

Es decir, más de lo que contaminan algunos de los países con mayores emisiones del mundo, como Alemania (605 millones de toneladas de emisiones de dióxido de carbono al año), Corea del Sur (578 toneladas al año) o Canadá (518 toneladas al año), y más de una cuarta parte de lo que contaminan todos los miembros de la Unión Europea en su conjunto: 2.551 toneladas al año, según los datos del informe Revisión estadística de la energía mundial 2021 de la petrolera BP.

No se sigue su ejemplo

Los autores del estudio señalan que, a pesar de las evidencias sobre el impacto positivo del uso de la bicicleta en el medio ambiente y la salud desde hace años, son pocos los países que han potenciado de forma seria y uniforme su utilización con políticas que la incentiven y trazados que la faciliten en ciudades, pueblos y vías interurbanas.

“Hace años que tenemos pruebas científicas sólidas de los beneficios de la movilidad ciclista para la salud, el medio ambiente y la sociedad. Sin embargo, esto no es suficiente para que se observe un aumento de esta movilidad, ya que hay otros argumentos (económicos y políticos) que debemos tener en cuenta. Este estudio nos ayuda a entender el potencial global que tendría la adopción de la movilidad ciclista a niveles similares a los que muestran a día de hoy ciertas ciudades y países en los que se han generado las condiciones adecuadas”, explica Esther Anaya-Boig, investigadora sobre movilidad sostenible del Imperial College de Londres y de la organización CambiaMO, que no ha participado en la citada investigación.

En la actualidad, los distintos tipos de transportes representan una cuarta parte de todos los gases de efecto invernadero relacionados con los combustibles que se emiten en el mundo, y la mitad de esas emisiones corresponden a vehículos privados como turismos y camiones.

Muchas bicis, poco uso

El estudio también incide en que en el mundo cada vez hay más bicicletas, y que su producción global ha aumentado a un ritmo mayor que la de automóviles en las últimas décadas. De hecho, en la actualidad habría el doble de bicicletas que de coches en el planeta, y entre los años 1962 y 2015 (periodo que ha sido analizado en este estudio) la cantidad de bicicletas existentes en el mundo se multiplicó por seis, mientras que la de vehículos a motor se multiplicó por cinco.

“Aunque esto no se correlaciona con el uso de las bicicletas para el transporte, indica que una buena parte de la población dispone de acceso al vehículo ciclista y que podría usar para su transporte en cualquier momento, si se dieran el resto de condiciones que obstaculizan su uso inmediato”, señala Anaya-Boig.

Así, tanto los autores del estudio como la investigadora del Imperial College de Londres insisten en que los países deberían seguir el ejemplo de Países Bajos y mejorar la educación, la comunicación, la normativa y la planificación sobre el uso de la bicicleta para facilitar que todos aquellos que ya tienen estos vehículos puedan utilizarlos con seguridad y facilidad en sus ciudades, e incentivar a quienes no lo tengan a usarlo.

Imagen | Alice

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Las empresas sólo piensan en el teletrabajo como un parche. Ahora vuelve con fuerza por la inflación

Las empresas sólo piensan en el teletrabajo como un parche. Ahora vuelve con fuerza por la inflación

La expansión del teletrabajo fue una de las grandes novedades que trajo la pandemia en el ámbito laboral. Esta modalidad de empleo permitió a muchas compañías seguir operando durante los confinamientos y cierres perimetrales con mayor seguridad, y según diversos estudios funcionaba en términos de productividad y satisfacción de los empleados.

Sin embargo, con la mejora de la situación epidemiológica las compañías que lo usaron para mantener su actividad se lo pensaron dos veces y dieron marcha atrás en muchos casos, como explicamos en Xataka. Ahora que los problemas vuelven a sacudirnos, en este caso la cartera, tanto el Gobierno como las empresas piensan de nuevo en el teletrabajo como solución a la emergencia tras querer marginarlo.

El Gobierno lo retoma. El caso más significativo de los golpes de timón con el teletrabajo es el de la Administración General del Estado (AGE). Durante las fases más duras de la pandemia, entre marzo de 2020 y septiembre de 2021, los funcionarios estatales pudieron teletrabajar hasta cuatro días a la semana. En octubre del año pasado, sin embargo, el Gobierno decretó que tenían que volver a la oficina al menos cuatro días a la semana.

En principio, aquello iba a ser una medida temporal, hasta que se aprobase el decreto de teletrabajo para los empleados públicos mediante el que se podrían acoger a hasta tres días de trabajo en remoto, que debía estar en funcionamiento para principios de 2022 y que se ha retrasado sucesivamente y todavía no ha sido promulgado.

En enero, fuentes sindicales explicaron a Xataka que el retraso de la aprobación del decreto, que ya en aquel momento se había pospuesto dos veces (en la actualidad ya son cuatro), se debía a que el Gobierno no le estaba dando prioridad a su tramitación. Sin embargo, cuando las cosas se empezaron a poner feas con la inflación de la electricidad y los carburantes, fue el propio Ejecutivo el que se apresuró a incluir en su plan para el ahorro y la eficiencia energética de la Administración General del Estado (AGE) el teletrabajo de tres o cuatro días a la semana, según el caso, para reducir gastos.

Es decir, no aprobaron un decreto que ya tenían muy avanzado durante siete meses cuando la situación epidemiológica mejoró, pero se apresuraron a meter el teletrabajo de la AGE en un plan de ahorro hecho deprisa y corriendo.

Las empresas. Con las empresas privadas la evolución fue parecida, muchas abrazaron el teletrabajo en el primer año y medio de pandemia para empezar a recular a partir del otoño de 2021. En muchos casos, estas compañías apenas han dejado que sus empleados trabajen en remoto un día a la semana, como ya explicamos en Xataka; en otros, se ha vuelto a la oficina por completo. Aunque también hay excepciones como la de Liberty Seguros, que lleva más de un año en full remote.

Sin embargo, ahora muchas vuelven a pensar en el trabajo en remoto en privado, en especial tras el verano, para ahorrar costes y aprovechar los incentivos que la Comisión Europea pedirá a los países miembros de la UE que ofrezcan a sus compañías nacionales para ahorrar energía.

¿Por qué? Este doble rasero sólo se entiende por la desconfianza que el teletrabajo sigue generando en muchas empresas y en la propia AGE. Cuando la necesidad aprieta y los números empiezan a descuadrar, mantener la actividad, antes, o de reducir los gastos, ahora, hacen que los que desconfían de esta modalidad de trabajo pasen por alto sus dudas acerca de su productividad y transijan.

Ahora queda por ver si, cuando la inflación remita y la situación económica se estabilice, las empresas vuelven a desechar el teletrabajo y exigen la vuelta a la oficina o si, por el contrario, esta segunda crisis mundial en apenas dos años sirve para consolidar definitivamente el modelo y que las compañías lo ofrezcan ampliamente a todo aquel que quiera y pueda desempeñar sus labores a distancia.

Imagen | Jacky Chiu

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La noticia Las empresas sólo piensan en el teletrabajo como un parche. Ahora vuelve con fuerza por la inflación fue publicada originalmente en Xataka por Pablo Rodríguez .

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Las empresas sólo piensan en el teletrabajo como un parche. Ahora vuelve con fuerza por la inflación

Las empresas sólo piensan en el teletrabajo como un parche. Ahora vuelve con fuerza por la inflación

La expansión del teletrabajo fue una de las grandes novedades que trajo la pandemia en el ámbito laboral. Esta modalidad de empleo permitió a muchas compañías seguir operando durante los confinamientos y cierres perimetrales con mayor seguridad, y según diversos estudios funcionaba en términos de productividad y satisfacción de los empleados.

Sin embargo, con la mejora de la situación epidemiológica las compañías que lo usaron para mantener su actividad se lo pensaron dos veces y dieron marcha atrás en muchos casos, como explicamos en Xataka. Ahora que los problemas vuelven a sacudirnos, en este caso la cartera, tanto el Gobierno como las empresas piensan de nuevo en el teletrabajo como solución a la emergencia tras querer marginarlo.

El Gobierno lo retoma. El caso más significativo de los golpes de timón con el teletrabajo es el de la Administración General del Estado (AGE). Durante las fases más duras de la pandemia, entre marzo de 2020 y septiembre de 2021, los funcionarios estatales pudieron teletrabajar hasta cuatro días a la semana. En octubre del año pasado, sin embargo, el Gobierno decretó que tenían que volver a la oficina al menos cuatro días a la semana.

En principio, aquello iba a ser una medida temporal, hasta que se aprobase el decreto de teletrabajo para los empleados públicos mediante el que se podrían acoger a hasta tres días de trabajo en remoto, que debía estar en funcionamiento para principios de 2022 y que se ha retrasado sucesivamente y todavía no ha sido promulgado.

En enero, fuentes sindicales explicaron a Xataka que el retraso de la aprobación del decreto, que ya en aquel momento se había pospuesto dos veces (en la actualidad ya son cuatro), se debía a que el Gobierno no le estaba dando prioridad a su tramitación. Sin embargo, cuando las cosas se empezaron a poner feas con la inflación de la electricidad y los carburantes, fue el propio Ejecutivo el que se apresuró a incluir en su plan para el ahorro y la eficiencia energética de la Administración General del Estado (AGE) el teletrabajo de tres o cuatro días a la semana, según el caso, para reducir gastos.

Es decir, no aprobaron un decreto que ya tenían muy avanzado durante siete meses cuando la situación epidemiológica mejoró, pero se apresuraron a meter el teletrabajo de la AGE en un plan de ahorro hecho deprisa y corriendo.

Las empresas. Con las empresas privadas la evolución fue parecida, muchas abrazaron el teletrabajo en el primer año y medio de pandemia para empezar a recular a partir del otoño de 2021. En muchos casos, estas compañías apenas han dejado que sus empleados trabajen en remoto un día a la semana, como ya explicamos en Xataka; en otros, se ha vuelto a la oficina por completo. Aunque también hay excepciones como la de Liberty Seguros, que lleva más de un año en full remote.

Sin embargo, ahora muchas vuelven a pensar en el trabajo en remoto en privado, en especial tras el verano, para ahorrar costes y aprovechar los incentivos que la Comisión Europea pedirá a los países miembros de la UE que ofrezcan a sus compañías nacionales para ahorrar energía.

¿Por qué? Este doble rasero sólo se entiende por la desconfianza que el teletrabajo sigue generando en muchas empresas y en la propia AGE. Cuando la necesidad aprieta y los números empiezan a descuadrar, mantener la actividad, antes, o de reducir los gastos, ahora, hacen que los que desconfían de esta modalidad de trabajo pasen por alto sus dudas acerca de su productividad y transijan.

Ahora queda por ver si, cuando la inflación remita y la situación económica se estabilice, las empresas vuelven a desechar el teletrabajo y exigen la vuelta a la oficina o si, por el contrario, esta segunda crisis mundial en apenas dos años sirve para consolidar definitivamente el modelo y que las compañías lo ofrezcan ampliamente a todo aquel que quiera y pueda desempeñar sus labores a distancia.

Imagen | Jacky Chiu

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