Nunca nadie había estado tan loco como para buscar vida en las lunas de los planetas errantes. Tiene más sentido del que parece

Nunca nadie había estado tan loco como para buscar vida en las lunas de los planetas errantes. Tiene más sentido del que parece

Los planetas errantes, o de vuelo libre (FFP por sus siglas en inglés) son planetas que no orbitan una estrella. Algunos pueden ser de gran tamaño, como Júpiter. Y, como pasa con Júpiter, los astrónomos consideran que cuentan con los ingredientes necesarios para albergar vida. Es sí, no en su superficie sino en sus lunas.

La marea y el calor. La receta para la vida es muy compleja, pero suele comenzar con agua y una fuente de energía. Ahora un estudio ha constatado que (al menos en teoría) estas condiciones básicas pueden darse en los satélites de los planetas errantes, planetas sin una estrella a la que orbitar.

Tendemos a asumir que la energía necesaria para la vida, la energía que permite la existencia de agua en estado líquido y las interacciones químicas que dan lugar a la vida, procede de una estrella. Este es el caso de la Tierra y puede serlo de muchos otros planetas que orbitan en la que llamamos “zona habitable” de un sistema solar.

Pero como sabemos por nuestro propio entorno, existe otra forma en la que la energía puede convertirse en el calor necesario para que se den estas condiciones: las fuerzas de marea que la gravedad ejerce sobre la estructura de algunas lunas orbitando a sus planetas.

Qué es exactamente esta fuerza de marea. Debe su nombre a que es el fenómeno que, en la Tierra, causa las mareas. La interacción gravitatoria entre dos cuerpos no se ejerce por igual a lo largo de éstos, sino que será más fuerte en las zonas que se encuentren más cerca del otro cuerpo.

Esto, en la Tierra hace que las masas de agua superficial tiendan a deformarse y adquirir una forma más ovalada. Ante una mayor intensidad de la fuerza de gravedad, la fuerza de mareas puede deformar la misma roca, causando fricciones internas y, con ello, calor. Es por eso que algunas de las lunas de planetas como Júpiter y Saturno sean las grandes candidatas a albergar vida en nuestro sistema solar (fuera de nuestro planeta, obviamente).

Un modelo lunar. El nuevo estudio analizó la posibilidad de que un planeta errante y sus satélites generaran suficiente energía de este modo como para mantener agua líquida en la superficie de estas lunas. Los detalles sobre este trabajo, en el que los investigadores utilizaron modelos matemáticos para simular estas situaciones, fueron publicados en la revista International Journal of Astrobiology.

Los investigadores sabían que las órbitas de los satélites muestran una tendencia a pasar de ser elípticas a circulares con el tiempo. Las órbitas circulares generan menos fuerza de marea, por lo que el equipo estaba interesado en saber si era posible mantener orbitas elípticas durante los largos periodos que requeriría la evolución de la vida en los satélites.

Y la respuesta era sí: “encontramos que las exolunas con radios orbitales pequeños no solo tenían la mayor probabilidad de sobrevivir la eyección de su sistema planetario, sino también de mantener [una órbita excéntrica] por un periodo más largo de tiempo”, señalaba en una nota de prensa Giulia Roccetti, coautora del estudio. “Así pueden producir calor de mareas de manera óptima.”

Los planetas errantes. Aún sabemos muy poco de los planetas errantes, una categoría de exoplanetas en la que sus miembros conocidos se cuentan por decenas. El origen de estos planetas podría estar en sistemas solares convencionales de los que salen disparados por alguna carambola gravitatoria.

Se trata de objetos espaciales muy difíciles de detectar al encontrarse alejados de una fuente de luz. A pesar de ello poco a poco vamos acumulando nuevos datos sobre estos vagabundos de nuestra galaxia.

Encontrar vida en los satélites de nuestro sistema solar es uno de los grandes proyectos que afrontarán en la siguiente década las agencias espaciales. Sabemos que estas lunas contienen agua líquida, energía térmica y una serie de elementos químicos esenciales para la vida, por lo que son nuestra gran esperanza en la búsqueda de vida en nuestro entorno. Encontrarla abriría un nuevo mundo de posibilidades dentro y fuera de nuestro sistema solar.

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Imagen | ESO

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Mientras unos tratan de resucitar al mamut hay quienes han tenido una idea mejor: albóndigas

Mientras unos tratan de resucitar al mamut hay quienes han tenido una idea mejor: albóndigas

Cada vez tenemos más alternativas a la carne, y una de las que más promesas ofrece es… también carne. Carne de laboratorio, eso sí. Ahora una empresa australiana ha anunciado una creación algo distinta: una (enorme) albóndiga de mamut. Por ahora es tan solo un reclamo publicitario para poner sobre la mesa el debate sobre las alternativas de laboratorio a la carne “convencional”.

Made in Australia. Ha sido una empresa australiana la que, adelantaba el diario The Guardian, se había puesto manos a la obra en la creación de albóndigas de carne de mamut hechas a partir de carne cultivada en laboratorio. Este factor podría parecer obvio, pero los nuevos esfuerzos en resucitar especies de la extinción (incluida esta) da pie a concretarlo.

Marketing para un cambio de hábitos. Hay truco. Más o menos. Este “prototipo” de albóndiga no ha sido creado para consumo humano. El motivo según la empresa es que, al tratarse de una carne ya desaparecida es difícil predecir cómo reaccionaría nuestro cuerpo ante sus proteínas.

Entonces… ¿por qué todo este esfuerzo? Según los responsables del ingenio, el objetivo de esta estrategia de marketing no es tanto introducir su startup sino amplificar el debate sobre nuestro consumo cárnico y, especialmente, sobre la introducción de alternativas más respetuosas con el medio ambiente. Como la carne de laboratorio.

Es por eso que aseguran haber escogido el mamut para esta llamativa presentación. El mamut sería en este sentido un símbolo de las consecuencias de la sobreexplotación de recursos, entre ellas, la extinción de algunas especies. Los responsables también se plantearon replicar la carne de dodo para su menú, pero acabaron decantándose por el mamut al conocer en mayor detalle su genoma.

La receta. Mamut y dodo son dos de los protagonistas del gran proyecto de deextinción del que hemos hablado en los últimos meses. El proceso llevado a cabo por Vow tiene algunos paralelismos con el de Colossal.

La “receta” de esta carne parte de una de las secuencias parciales de ADN de mamut que se conservan. Concretamente el gen que produce la mioglobina, una proteína relacionada con el sabor propio de la carne.

Esta información genética se combina con ADN de elefantes modernos, y la nueva secuencia genética es introducida en mioblastos, las células a partir de las que se crean los tejidos musculares, procedentes de ovejas. Las nuevas células se replican hasta lograr la carne deseada.

¿Y a qué sabe eso? Esto implica que, como los mamuts que resucitarán serán más bien una especie híbrida entre mamuts prehistóricos y elefantes modernos, estas albóndigas tendrán una composición que podría verse como una mezcla entre elefantes, mamuts y ovejas.

Habrá que esperar para degustar estas albóndigas. Según la agencia Reuters, presente en la presentación del alimento, la albóndiga tiene el aroma de carne de cocodrilo (lo cual no será de gran ayuda para la mayoría). No está claro si la empresa continuará buscando la viabilidad de esta receta o si después de esta estrategia de marketing se dedicarán a la producción de carnes de laboratorio más “contemporáneas”.

En cualquier caso el debate queda abierto. Y por supuesto hay quienes han criticado ya la iniciativa. “Cuando piensas en el mamut lanudo, ¿piensas en ‘el futuro de la alimentación’? Yo no. Qué será lo siguiente, ¿hamburguesas de oso polar? ¿cocido de tortuga marina?” protestaba Isaac Schultz desde Gizmodo.

Alternativa más sostenible. Sin embargo la carne de laboratorio sí está demostrando ser una alternativa más ecológica a la carne convencional. La clave estaría en el consumo de agua, menor en el laboratorio que en la industria cárnica, así como en las menores emisiones de metano asociadas. El efecto neto podría depender del mix energético y de sus emisiones.

Aunque por ahora solo es legal en Singapur, la carne de laboratorio avanza y va convirtiéndose en una alternativa a la carne de origen animal. Es pronto para avanzar los efectos sobre industria cárnica y ganadería, pero es fácil anticipar que se trata de un debate que nos acompañará durante las próximas décadas.

En Xataka | La ciencia está cerca de resucitar al mamut. La cuestión ahora es si tendrá propiedad intelectual

Imagen | Aico Lind / Thomas Quine, CC BY 2.0

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Lluvias de estrellas, alineaciones planetarias y fases lunares: todos los eventos astronómicos que tenemos a la vista

Lluvias de estrellas, alineaciones planetarias y fases lunares: todos los eventos astronómicos que tenemos a la vista

La tecnología cada vez nos pone más fácil observar los astros a nuestro alrededor gracias a aplicaciones para averiguar quién es quién en la bóveda celeste y a móviles y cámaras cada vez más sensibles y potentes. Pero estar al día de los eventos que se aproximan también es importante.

Durante los próximos meses nos esperan numerosos eventos astronómicos: lluvias de estrellas, alineamientos planetarios y algún que otro eclipse. En abril, además, se celebra el mes global de la astronomía. Esta es la guía completa de lo que podremos ver.


Abril

11 de abril: Mercurio en su mayor elongación este. Este es uno de los momentos en los que mejor podemos ver los planetas interiores del sistema solar. En este caso, mercurio se encontrará a 19,5º del Sol del anochecer.

20 de abril: Eclipse lunar híbrido (Oceanía) y Luna nueva. Un eclipse solar híbrido es percibido en algunas zonas como un eclipse total mientras que, por la distancia entre la Tierra y la Luna, en otras puede ser visto como un eclipse anular. Eso sí, sólo podrá verse desde zonas del Índico y Oceanía.

22-23 de abril: Líridas. Esta lluvia de estrellas primaveral está causada por la senda del cometa Thatcher y debe su nombre al hecho de que las estrellas fugaces parecen irradiar desde la constelación Lyra. Aunque serán visibles entre el 15 y el 29 de abril, su punto álgido llegará en la noche del 22.

24-24 de abril: luz cenicienta. La luz reflejada de la Tierra incide en la Luna haciendo iluminando las partes a las que no llega la luz solar. Estos días serán los mejores para disfrutar de este fenómeno.


Mayo

5-6 de mayo: Eclipse penumbral de Luna. La Tierra no obstaculizará plenamente la llegada de luz solar a la Luna, pero este eclipse será visible desde prácticamente toda Eurasia, África y Oceanía. Eso sí, Galicia y Canarias serán las Comunidades Autónomas que no podrán verlo.

6-7 de mayo: Eta Acuáridas. La lluvia de estrellas causada por uno de los cometas más populares: el Halley. Esta lluvia de meteoros debe su nombre a que parecen provenir desde la estrella Eta Aquarii. La noche del 6 será el mejor momento para verlas, pero esta lluvia estará “irradiando” entre el 19 de abril y el 28 de mayo.

15-16 de mayo: Alineamiento Mercurio-Júpiter-Luna-Saturno. El cuádruple alineamiento de satélite y planetas podrá verse al amanecer.

29 de Mayo: Mercurio en su mayor elongación oeste. De nuevo Mercurio alcanzará un punto de mayor visibilidad, esta vez a 24,9º con respecto al Sol al amanecer.

Junio

4 de junio: Venus en su mayor elongación este. Momento idóneo para observar este planeta, que se presentará a 45,4º del sol del anochecer.

13 de junio: Alineamiento Mercurio-Urano-Júpiter-Luna-Saturno. El cuádruple alineamiento será más visible al amanecer.

21 de junio: solsticio. El día más largo y la noche más corta, comienzo del verano y de días cada vez más breves. El momento álgido de este paso anual se dará a las 15:51, hora peninsular (14:51 UTC).

22 de junio: Alineamiento Venus-Marte-Luna. La hilera de astros podrá ser vista al atardecer del jueves.

Julio

3 de julio: superluna. Esta vez la Luna alcanzará su perigeo orbital (el punto de su recorrido más cercano a nuestro planeta) durante la fase de Luna llena. Por tanto, podremos disfrutar de una Luna grande e iluminada.

6 de julio: afelio. La Tierra pasará por su afelio, es decir, la parte más lejana al Sol de su órbita. Estaremos a 152.093.322 kilómetros de nuestra estrella.

28-29 de julio: Delta acuáridas. Una de las lluvias de estrellas estivales, causada a nuestro paso por la senda de del cometa 96P/Machholz 1 y su séquito de fenómenos asociados. Este fenómeno será visible desde el 12 de julio hasta el 23 de agosto, pero alcanzará esta noche su punto culminante. Su nombre se debe al punto del que irradian estos meteoros.

Agosto

10 de agosto: Máxima elongación este de Mercurio. Una oportunidad idónea si queremos observar el planeta más cercano al Sol. Mercurio se encontrará a unos 27,4º del horizonte en el cielo del anochecer.

12-13 de agosto: Perseidas. La lluvia de estrellas más importante del año alcanzará su máximo en la mañana del 13 (08:00 CET) , por lo que la noche anterior tendremos una gran oportunidad para disfrutar de ella. Más allá de su momento culminante, las Perseidas podrán verse del 17 de julio al 24 de agosto.

27 de agosto: Oposición de Saturno. En agosto podremos ver el planeta y sus anillos en todo su esplendor. Este día la órbita de la Tierra nos colocará entre el Sol y Saturno, por lo que podremos ver el gigante gaseoso plenamente iluminado y a una distancia (relativamente) cercana.

31 de agosto: Superluna. Luna azul en la tradición anglosajona al ser la segunda de las lunas llenas del mes de agosto. Será, además, una superluna al estar nuestro satélite en su perigeo, es decir, en la zona más cercana de su órbita. Será de madrugada, a las 02:09, hora peninsular (01:09 UTC/Canarias) cuando podamos ver la Luna a unos 352.000 km de nosotros.

Septiembre

19 de septiembre: Neptuno en oposición. El mejor momento del año si queremos ver este gigante gélido. Nuestro planeta se situará a medio camino entre el Sol y la posición de Neptuno, que estará más iluminado y más cerca que en cualquier otro momento.

22 máxima elongación oeste de Mercurio. Una de las mejores oportunidades para observar este planeta del interior de nuestro sistema solar. Mercurio se encontrará a 17,9º en el cielo justo antes del amanecer.

23 de septiembre: equinoccio de otoño. El inicio del otoño y el momento del año en el que día y noche se reparten las horas. El momento exacto en el que la Tierra cruce esta línea imaginaria será a las 08:50 CET, hora peninsular (06:50 UTC)

29 de septiembre: Superluna llena. La Luna estará plenamente iluminada al acercarse a su perigeo, el punto de su órbita más cercano a la Tierra. El punto álgido de la fase lunar se producirá a las 21:59 UTC.

Imagen | Ryan Jacobson

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Ni informe del Pentágono ni invasión extraterrestre: esto dice realmente el último borrador sobre vida alienígena

Ni informe del Pentágono ni invasión extraterrestre: esto dice realmente el último borrador sobre vida alienígena

Durante la última semana hemos leído un reguero de informaciones acerca de la posibilidad de que una “nave nodriza” estuviera enviando pequeñas sondas para explorar el sistema solar y la Tierra con él. Lo cierto es que por ahora no hay ninguna prueba, ni siquiera indicios, de que esto sea cierto. Lo que sí tenemos es un número de fenómenos aéreos a los que las autoridades siguen buscando explicación y una hipótesis llamativa.

Historia de un borrador. Todo el revuelo ha venido precedido por un borrador que apareció publicado en el repositorio de la Universidad de Harvard. El documento, que señala que se trata de un trabajo aún en revisión, especula con la posibilidad de que los llamados fenómenos aéreos no identificados (UAP) puedan responder a pequeñas sondas alienígenas.

Los autores parten de las órbitas que dos objetos interestelares, IM2 y Oumuamua, tomaron a su paso por el sistema solar. Estos dos asteroides son dos de los cuatro objetos interestelares que hemos detectado hasta la fecha bien pululando por nuestro sistema solar bien estrellándose contra nuestro planeta.

Un experimento mental. “¿Hay alguna sonda extraterrestre funcional cerca de la Tierra? No lo sabemos”, explican los autores en el borrador. En el borrador se especula con la posibilidad de que estos objetos pudieran tener un origen extraterrestre pero ser algo más parecido a basura espacial que a sondas funcionales.

Aún así, explican que la órbita de estos los “inspira” a derivar su teoría sobre un posible origen de los UAP. A partir de ahí conducen una suerte de experimento mental para entender qué condiciones tendrían que tener unas naves de esta índole.

Una hipotética misión. En su experimento, los autores imaginan un objeto semejante a estas rocas, procedente de otro sistema planetario. Sería una nave exploradora que a su paso por nuestra estrella soltaría una miríada de pequeñas naves (semejantes a los cubesats, que tendrían que ser de un máximo de unos 10 centímetros para no ser detectados).

En el texto se señala que las intenciones de tal nave serían a la fuerza exploratorias. Puesto que su propulsión no implicaría velocidades superiores a la de la luz tendría que haber sido enviada mucho antes de la aparición de vida inteligente en nuestro planeta.

“Es irracional asegurar que la intención de una sonda como esta, lanzada en un pasado distante, tuviera algo que ver con la especie humana”, aseguran en el borrador sus autores.

Un director del Pentágono y un viejo conocido. Parte del revuelo viene por los firmantes: Avi Loeb, astrofísico de Harvard y viejo conocido por no ser esta su primera polémica relacionada con los extraterrestres; y Sean Kirkpatrick, director de la Oficina de Resolución de Anomalías en Todos los dominios del Departamento de Defensa (AARO por sus siglas en inglés).

All-domain Anomaly Resolution Office. Las autoridades federales estadounidenses se han puesto serias en los últimos meses con lo que pasa en sus cielos y es de esperar que más aún después de la polémica acontecida con los últimos acontecimientos en este ámbito. La AARO fue puesta en marcha hace apenas un año para gestionar estas investigaciones.

Su función, según el propio Pentágono, es la de “sincronizar los esfuerzos a lo largo del Departamento de Defensa, y otros departamentos y agencias federales de los EE UU, para detectar, identificar y atribuir objetos de interés en o cerca de instalaciones militares, (…) y otras áreas de interés; y, de ser necesario, mitigar cualquier amenaza a la seguridad de las operaciones de seguridad nacional”.

En esto se incluyen los UAPs. Es perfectamente normal, teniendo en cuenta esta renovada atención, que tato la detección de fenómenos extraños como la aparición de hipótesis que intenten explicarlos proliferen. Es por ello más importante que nunca distinguir entre hechos y teorías, entre lo confirmado y lo especulativo.

En Xataka | Aniquilación o irrelevancia: el gran debate sobre qué pasará cuando nos encontremos con los extraterrestres

Imagen | European Southern Observatory / M. Kornmesser

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Una bodega francesa se jactaba de hacer “vinos cósmicos”, en contra de los científicos. El tiempo le ha dado la razón

Una bodega francesa se jactaba de hacer

Béziers es una localidad de algo más de 70.000 habitantes, situada entre Narbona y Montpellier, en el sur de Francia. A unos 30 minutos en coche del lugar, en Cabrerolles, hay un curioso accidente geográfico, un cráter. Dentro del cráter, un viñedo y la historia de una disputa de más de medio siglo.

Entre Riojas, Riberas y las otras decenas de denominaciones de origen con las que contamos, es posible que el nombre de la bodega Domain du Meteor no nos suene demasiado. El nombre resulta llamativo, hace referencia a la ubicación de bodega y viñedos en un cráter de 220 metros de diámetro y 30 de profundidad supuestamente de origen meteorítico.

La bodega había hecho uso de este hecho para labrarse este nombre, pero había un pequeño problema: dos estudios realizados hace más de medio siglo habían determinado que el origen del cráter no podía estar más allá de nuestro planeta.

Había dos cuestiones que fallaban. La primera era que faltaba el característico “anillo” elevado alrededor de la formación. El segundo era que no fueron capaces de detectar ninguna anomalía magnética en el entorno. Este tipo de anomalías se causan debido a que el impacto quiebra rocas haciendo que dejen de contribuir al magnetismo terrestre.

El escepticismo de los investigadores no es del todo extraño. Los cráteres volcánicos en la Tierra son poco frecuentes. En Europa occidental tan solo existen tres impactos registrados en el catálogo de Earth Impact Database: Rochechouart, también en Francia; el Ries de Nördlingen y el cráter de Steinheim, estos dos últimos en Alemania.

A pesar de este veredicto, la bodega persistió en utilizar su cósmico nombre como marca de la casa en sus vinos. Ahora, casi 60 años después, la ciencia les ha dado la razón.

El principal culpable de esto fue Frank Brenker, un astroquímico de la Universidad Goethe de Frankfurt. Al investigador la hipótesis de que se trataba de hecho de un cráter meteorítico le parecía más razonable.

Vista del cráter con el viñedo en el centro. Frank Brenker, Goethe University Frankfurt

“Los cráteres se forman de diversos modos, y los cráteres de meteorito son, de hecho, muy raros. De todas formas, veía que las otras diversas explicaciones sobre cómo esta depresión podría haberse formado poco convincentes desde una perspectiva geológica”, afirmaba Brenker en una nota de prensa en la que se daba cuenta de la investigación.

Los análisis preliminares de Brenker señalaban ya hacia la posibilidad de que un meteorito fuera realmente el causante de la depresión francesa. Los esquistos del terreno mostraban capas oscuras que podrían corresponderse a “venas de choque” causadas por fracturas en las rocas causadas a su vez por un impacto.

También encontraron brecha, un tipo de conglomerado rocoso compuesto por pequeños fragmentos de piedra que se unen como cimentados. Esto de nuevo puede ser explicado por el impacto de un meteorito.

Una segunda inspección dio más pistas. Una de ellas, clave. El nuevo estudio sí fue capaz de hallar la leve disrupción en el campo magnético terrestre asociada a los impactos de meteoros. La investigación y sus resultados fueron presentados por el propio Brenker en la 54ª Conferencia de Ciencia Lunar y Planetaria.

No hay que irse tan lejos para ver a los científicos no ponerse de acuerdo sobre el origen meteorítico o no de un cráter. Basta con irse a Azuara, provincia de Zaragoza. No muy lejos de otra zona de tradición vinícola: Cariñena.

Pese a que en los 90 hubiera quien señalara lo contrario, hoy por hoy el consenso científico apunta a que este cráter de 30 kilómetros de diámetro no tiene su origen en un meteorito. Es por eso que el cráter no aparece en el catálogo de Earth Impact Database.

Los dueños de la bodega parecen satisfechos con el resultado. Paul Jenkins, uno de los propietarios de ésta, en declaraciones recogidas por el portal EarthSky, afirmaba que el suyo es “el único viñedo en el mundo con viñas creciendo en un cráter de meteorito. El polvo resultante del impacto se vio disperse a lo largo de todas nuestras parcelas aledañas, dando credibilidad científica a nuestro reclamo de estar haciendo vinos cósmicos”.

Sobre cómo repercute la singularidad geológica del entorno en el sabor del vino aún no se conocen investigaciones científicas. Todo es cuestión de tiempo.

En Xataka | El debate científico más polarizante y divisivo del momento tiene que ver con el vino. Con uno de 1.700 años

Imagen | Los viñedos son estampa habitual en Cabrerolles. Christian Ferrer, CC BY 4.0 (Portada) / Frank Brenker, Goethe University Frankfurt. Meteorito hallado (Interior).

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Una bodega francesa se jactaba de hacer “vinos cósmicos”, en contra de los científicos. El tiempo le ha dado la razón

Una bodega francesa se jactaba de hacer

Béziers es una localidad de algo más de 70.000 habitantes, situada entre Narbona y Montpellier, en el sur de Francia. A unos 30 minutos en coche del lugar, en Cabrerolles, hay un curioso accidente geográfico, un cráter. Dentro del cráter, un viñedo y la historia de una disputa de más de medio siglo.

Entre Riojas, Riberas y las otras decenas de denominaciones de origen con las que contamos, es posible que el nombre de la bodega Domain du Meteor no nos suene demasiado. El nombre resulta llamativo, hace referencia a la ubicación de bodega y viñedos en un cráter de 220 metros de diámetro y 30 de profundidad supuestamente de origen meteorítico.

La bodega había hecho uso de este hecho para labrarse este nombre, pero había un pequeño problema: dos estudios realizados hace más de medio siglo habían determinado que el origen del cráter no podía estar más allá de nuestro planeta.

Había dos cuestiones que fallaban. La primera era que faltaba el característico “anillo” elevado alrededor de la formación. El segundo era que no fueron capaces de detectar ninguna anomalía magnética en el entorno. Este tipo de anomalías se causan debido a que el impacto quiebra rocas haciendo que dejen de contribuir al magnetismo terrestre.

El escepticismo de los investigadores no es del todo extraño. Los cráteres volcánicos en la Tierra son poco frecuentes. En Europa occidental tan solo existen tres impactos registrados en el catálogo de Earth Impact Database: Rochechouart, también en Francia; el Ries de Nördlingen y el cráter de Steinheim, estos dos últimos en Alemania.

A pesar de este veredicto, la bodega persistió en utilizar su cósmico nombre como marca de la casa en sus vinos. Ahora, casi 60 años después, la ciencia les ha dado la razón.

El principal culpable de esto fue Frank Brenker, un astroquímico de la Universidad Goethe de Frankfurt. Al investigador la hipótesis de que se trataba de hecho de un cráter meteorítico le parecía más razonable.

Vista del cráter con el viñedo en el centro. Frank Brenker, Goethe University Frankfurt

“Los cráteres se forman de diversos modos, y los cráteres de meteorito son, de hecho, muy raros. De todas formas, veía que las otras diversas explicaciones sobre cómo esta depresión podría haberse formado poco convincentes desde una perspectiva geológica”, afirmaba Brenker en una nota de prensa en la que se daba cuenta de la investigación.

Los análisis preliminares de Brenker señalaban ya hacia la posibilidad de que un meteorito fuera realmente el causante de la depresión francesa. Los esquistos del terreno mostraban capas oscuras que podrían corresponderse a “venas de choque” causadas por fracturas en las rocas causadas a su vez por un impacto.

También encontraron brecha, un tipo de conglomerado rocoso compuesto por pequeños fragmentos de piedra que se unen como cimentados. Esto de nuevo puede ser explicado por el impacto de un meteorito.

Una segunda inspección dio más pistas. Una de ellas, clave. El nuevo estudio sí fue capaz de hallar la leve disrupción en el campo magnético terrestre asociada a los impactos de meteoros. La investigación y sus resultados fueron presentados por el propio Brenker en la 54ª Conferencia de Ciencia Lunar y Planetaria.

No hay que irse tan lejos para ver a los científicos no ponerse de acuerdo sobre el origen meteorítico o no de un cráter. Basta con irse a Azuara, provincia de Zaragoza. No muy lejos de otra zona de tradición vinícola: Cariñena.

Pese a que en los 90 hubiera quien señalara lo contrario, hoy por hoy el consenso científico apunta a que este cráter de 30 kilómetros de diámetro no tiene su origen en un meteorito. Es por eso que el cráter no aparece en el catálogo de Earth Impact Database.

Los dueños de la bodega parecen satisfechos con el resultado. Paul Jenkins, uno de los propietarios de ésta, en declaraciones recogidas por el portal EarthSky, afirmaba que el suyo es “el único viñedo en el mundo con viñas creciendo en un cráter de meteorito. El polvo resultante del impacto se vio disperse a lo largo de todas nuestras parcelas aledañas, dando credibilidad científica a nuestro reclamo de estar haciendo vinos cósmicos”.

Sobre cómo repercute la singularidad geológica del entorno en el sabor del vino aún no se conocen investigaciones científicas. Todo es cuestión de tiempo.

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Hay una inmensa anomalía en el campo magnético terrestre (y la NASA todavía no sabe muy bien qué es)

Hay una inmensa anomalía en el campo magnético terrestre (y la NASA todavía no sabe muy bien qué es)

Estos días en los que la gran actividad solar ha hecho saltar algunas alarmas ante la posibilidad (remota) de sufrir una tormenta solar, conviene acordarnos de uno de los mecanismos de defensa con los que contamos: el campo magnético de la Tierra.

De igual manera que la Tierra no es una esfera perfecta (en parte por ello), su campo magnético también muestra algunas irregularidades. La más notoria de ellas es la llamada Anomalía del Atlántico Sur (SAA).

El campo magnético de la Tierra no solo nos protege a nosotros de la radiación procedente del Sol y de fuentes cósmicas más lejanas, también protege a muchos de los satélites que nos orbitan a su resguardo. Es por eso que desde hace algunos años, la NASA y otras agencias como la NOAA (la National Oceanic and Atmospheric Administration) siguen con detenimiento su evolución.

Y su evolución se parece a la de una célula en plena mitosis: la anomalía parece expandirse a la vez que dos núcleos comienzan a distinguirse, con un istmo cada vez más “normal” entremedias. Aún hoy no está claro cómo terminará de evolucionar esta irregularidad (algunos cálculos estiman que acabará desapareciendo en unos 300 años), pero contar con dos anomalías en lugar de una de mayor tamaño puede suponer un quebradero de cabeza para los ingenieros de la NASA y otras agencias espaciales.

Y es que muchos satélites, e incluso la Estación Espacial Internacional sufren un incremento en el impacto de partículas cargadas cuando atraviesan esta región. Se trata de partículas cargadas procedentes del Sol que atraviesan las capas superiores de la magnetosfera pero en lugar de llegar a la Tierra se quedan atrapadas en una región llamada el Cinturón de Van Allen.

Debido a la irregularidad en la SAA, las partículas cargadas pueden acercarse más a la Tierra en esta región, creando un pequeño campo de minas que deben atravesar los satélites artificiales que cruzan la zona en su órbita.

La anomalía en el Atlántico sur (SAA), visible en el mapa central de la sala de control d la Estación Espacial Internacional. NASA

Todo paso por la región implica un incremento en la probabilidad de impacto, y todo impacto tiene el riesgo de afectar a algún componente clave de la operación. Generalmente los problemas son leves, pequeños errores en el funcionamiento de los aparatos, pero la posibilidad de que éstos causen pérdidas en datos o daños en instrumentos de navegación es relevante.

No hay mucho que los ingenieros puedan hacer más allá de tratar de buscar órbitas que pasen el menor tiempo posible por éste área y monitorizar más cercanamente las sondas y vehículos que lo hacen.

No estamos seguros de qué causa esta anomalía, pero probablemente sea causa causada por la propia irregularidad geológica de la Tierra o, más concretamente, de su núcleo. Se cree que detrás pueden estar los movimientos en la capa de hierro fundido que compone el núcleo externo de la Tierra.

Los estudios recientes sobre el tema consideran que esta anomalía no se trata de un hecho aislado, sino que fenómenos semejantes han podido producirse ocasionalmente a lo largo de periodos muy largos de tiempo. También se ha descartado, en base a lo que sabemos de la anomalía, que se trate de un fenómeno precursor de una posible inversión de los polos magnéticos de nuestro planeta.

Mientras apuntamos nuestros telescopios a regiones nunca antes vistas por la humanidad, los misterios que atañen al espacio más cercano no dejan de asaltarnos. La Tierra no deja de ser un planeta más en un vasto universo, Y muchos de los secretos de éste se encuentra en fuera de él.

En Xataka | El momento más crítico de la Historia de la vida ocurrió hace 565 millones de años cuando nuestro campo magnético casi desaparece

Imagen | NASA, ESA, M. Kornmesser (ESA/Hubble)

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El drama del vórtice de plástico del Pacífico: hay tanta basura que ya necesitamos soluciones a escala titánica

El drama del vórtice de plástico del Pacífico: hay tanta basura que ya necesitamos soluciones a escala titánica

Los plásticos siguen siendo la gran asignatura pendiente de la gestión de residuos global. La dependencia de nuestras economías de estos materiales es inmensa pero una parte importante de ellos acaba contaminando nuestras aguas. El tamaño de estos vertederos marítimos crece a ritmo exponencial, así que para algunos la única opción es pescarlos con redes cada vez más grandes.

25 millones para el Sistema 03. Hace unas semanas se conocía que, Joe Gebbia, fundador de Airbnb, había donado 25 millones de dólares a la fundación The Ocean Cleanup, una ONG que trabaja en el desarrollo de soluciones tecnológicas para librar de plásticos los océanos. El dinero, anunció la fundación, se destinará primordialmente al desarrollo de su System 03, una solución para la limpieza del plástico a gran escala.

La donación servirá para que la ONG de un paso adelante en el desarrollo de uno de sus pilares clave: retirar el plástico que se acumula en nuestros océanos. (Siendo el otro pilar el de evitar que nuevos plásticos lleguen al mar abierto a través de los ríos.)

¿Cómo será este nuevo sistema? El mecanismo que utiliza la ONG para la captura de plástico a gran escala es sencillo. Para la recogida de plásticos en alta mar, el ingenio utilizará una red 2,5 kilómetros de longitud y cuatro metros de profundidad, atada a dos buques remolcadores. Los plásticos van acumulándose en una red más pequeña en segmento central, red que puede ser después vaciada en un barco. Es un sistema de pesca de plásticos.

Del 002 al 03. El 03 sustituirá al proyecto piloto, System 002 o Jenny, con el que la compañía ha estado testando la retirada de plásticos en la conocida isla de plástico del pacífico. La principal diferencia entre primer y el segundo mecanismo es la escala: el sistema 03 será tres veces más grande que la anterior generación.

El sistema 002 ha estado en uso desde finales de 2021 y aunque lleva unos meses de parón técnico, la ONG espera volver a ponerlo en funcionamiento en las próximas semanas. Durante su año aproximado de actividad en la gran isla de plástico del pacífico el mecanismo ha recolectado 200 toneladas de plástico.

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Pescar lo que se busca. El principal problema al que se enfrenta el mecanismo puede parecer obvio, y es acabar capturando vida marina. La evolución del mecanismo aún no ha podido solventar del todo este problema, aunque se asegura que se han ido produciendo avances en cada nueva implementación del mecanismo. Según sus datos, el plástico compone el 99,8% de las capturas de estos mecanismos.

Islas de plástico. La misión de los sistemas 002 y 03 se centra en la región del océano pacífico conocida como la Gran mancha de basura en el Pacífico, la isla de plástico o el vórtice de basura del Pacífico. Se trata de un área vagamente definida situada en el Pacífico norte.

Las corrientes marinas han hecho que durante décadas buena parte de los plásticos que llegan por una u otra vía al océano acaben en distintos puntos del interior del sistema de corrientes conocido como el Giro Subtropical del Pacífico Norte.

El Pacífico es, además una masa de agua propensa a acumular plásticos por el hecho de que algunos de los países que más plásticos lanzan al mar están en su costa. Países como Filipinas, Malasia, China o Indonesia. La gran densidad de población de estos países, su menor capacidad para gestionar residuos y el hecho de que los países occidentales exportemos nuestros residuos plásticos aquí se encuentran entre los principales motivos de tal nivel de contaminación.

Y microplásticos en todas partes. Limpiar las islas de plástico puede ser una gran idea, pero hay un problema: muchos de los plásticos que contaminan nuestros mares hoy en día son demasiado pequeños para ser recogidos con simples redes. Los microplásticos (y los mesoplásticos y nanoplásticos) son una de las grandes amenazas ecológicas y sanitarias a las que nos enfrentamos.

Limpiar los grandes plásticos ayudará a combatir la proliferación de nuevos residuos de menor tamaño, pero no hoy por hoy no tenemos un mecanismo eficiente que esperar décadas o siglos hasta su degradado.

No es limpio el que limpia sino… El que poco ensucia, o al menos eso dice el refrán. El problema es que a estas alturas no podemos ignorar lo ya ensuciado. La situación es tan grande que hay que atajarlo en diversos frentes, e iniciativas de limpiado a gran escala son imprescindibles.

La ONG neerlandesa también desarrolla sistemas para evitar que los plásticos se desagüen de los ríos al mar, una medida también puesta en práctica en algunos cauces fluviales. Sin embargo aún estamos lejos de lograr unas emisiones de plástico netas cero o inferiores, como prueban numerosas noticias recientes al respecto.

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Imagen | Comparación generada por ordenador de los dos sistemas. The Ocean Cleanup.

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La noticia El drama del vórtice de plástico del Pacífico: hay tanta basura que ya necesitamos soluciones a escala titánica fue publicada originalmente en Xataka por Pablo Martínez-Juarez .

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Los huracanes son una de las fuerzas más poderosas, pero hay una línea que no se atreven a cruzar: el ecuador

Los huracanes son una de las fuerzas más poderosas, pero hay una línea que no se atreven a cruzar: el ecuador

Huracanes, ciclones, tifones y otras tormentas tropicales, si observamos sus rutas de uno en uno podríamos considerar que se mueven de manera aleatoria, o con unos patrones poco definidos. Sin embargo en cuanto tomamos unos pocos las tendencias comienzan a emerger. Tomemos una muestra un poco más amplia y podremos observar una tendencia curiosa, una ausencia total de huracanes en una franja de miles de kilómetros a lo largo de tres océanos: el ecuador.

Pero lo que es más, los huracanes no solo parecen resistirse a cruzar el ecuador, sino que (con muy raras excepciones) tampoco se forman en la franja de latitudes entre los cinco grados a norte y sur del cero ecuatorial.

Para que una tormenta tropical se forme tienen que darse una serie de circunstancias relacionadas con la presión atmosférica, temperatura de mar y aire y profundidad del agua, humedad atmosférica… Y también el efecto Coriolis, el cual domina muchas de las facetas de estas tormentas.

¿Qué es el efecto Coriolis? Es lo que se denomina una fuerza ficticia o aparente, semejante a la fuerza centrífuga, que podemos percibir como tal pero no puede ser considerada una fuerza en el sentido en el que los físicos utilizan el término. Ambas son causadas por la rotación, que implica un marco de referencia no-inercial puesto que todo movimiento rotatorio implica un juego de aceleración y deceleración.

El efecto Coriolis es causado por el hecho de que las diferentes latitudes de la Tierra giran a distintas velocidades: si nos encontramos en el ecuador nuestra velocidad será de casi 1.670 kilómetros por hora sin necesidad de movernos, mientras que si nos encontramos en uno de los polos nuestra velocidad será de cero. Es precisamente en los polos donde esta fuerza aparente cobra mayor magnitud, mientras que en el ecuador es cero.

La implicación de esto a la hora de que se formen huracanes es que esta fuerza débil en el ecuador no es capaz de insuflar suficiente fuerza de rotación al viento para hacerlo girar a lo largo del perímetro de una zona de bajas presiones. Esto es una de las condiciones básicas para la formación de huracanes y es prácticamente imposible que se dé cerca del ecuador.

Mapa con las trayectorias de las tormentas tropicales observadas a lo largo de varias décadas. National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA).

Prácticamente imposible no es imposible, y en esto hay excepciones. En diciembre de 2001 el tifón Vamei se convirtió en la excepción más notoria a esta regla. Aunque no fue el único ciclón tropical en formarse en la franja cercana al ecuador sí se trata del ciclón que más cerca se formó, a unos 150 kilómetros de la línea, a una latitud de 1,4º N.

Esta excepcionalidad atrajo la atención de los meteorólogos, que achacaron este fenómeno a una combinación de factores topográficos y meteorológicos: una explosión de aire procedente de Asia canalizada a través del estrecho entre la Península Malaya y la isla de Borneo fue la que dotó de las condiciones necesarias a una zona de bajas presiones para formar el huracán.

“En el caso de Vamei, todo ocurrió en la magnitud y el lugar adecuado y se mantuvo el suficiente tiempo. Calculamos que las probabilidades de que esto vuelva a ocurrir son de una vez cada entre 100 y 400 años”, explicaba C.P. Chang, uno de los expertos que estudiaron el fenómeno.

Ni formarse ni cruzar

Que los huracanes no se formen cerca del ecuador ayuda bastante a que no lo crucen, pero éste no es el único motivo por el que no lo hacen. Aunque el culpable de esto es, de nuevo, el efecto Coriolis, o más bien su variación a lo largo de las latitudes, llamada a su vez efecto Beta.

Este efecto hace que las tormentas tropicales se desplacen como los vientos que predominan en esas latitudes: hacia el oeste y hacia los polos (es decir, noroeste en el hemisferio norte y sudoeste al otro lado del ecuador).

De nuevo aquí hay que considerar que cruzar el ecuador es técnicamente posible para un huracán. Es simplemente tan extraño debido a estos dos factores que, simplemente, nunca lo hemos observado. A veces se considera que, puesto que las tormentas tropicales rotan en direcciones opuestas en los distintos hemisferios (por culpa nada más y nada menos que del efecto Coriolis), esto podría estar detrás de su tendencia a no cruzar.

Lo que los expertos consideran, sin embargo, es que la “inercia” de los vientos de una tormenta de suficiente magnitud serían suficiente para compensar la tendencia contraria. “Una tormenta bien desarrollada tiene bastante espín para dominar la débil fuerza de Coriolis en ese entorno”, explica Gary Barnes meteorólogo de la Universidad de Hawái.

Hay aún muchos misterios por resolver en lo que respecta a tormentas y ciclones tropicales. Uno no menos curioso es el de la práctica ausencia de este tipo de fenómenos atmosféricos en el Atlántico sur y al sudeste del Pacífico. Quizá más importante será conocer cómo el cambio climático afectará a éstos, más aún debido a que la variabilidad en estos fenómenos hace difícil su predicción a largo plazo.

En Xataka | Resolviendo uno de los grandes misterios de la meteorología: por qué hay más tormentas en el hemisferio sur

Imagen portada | NASA, Nilfanion

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Ver lo “invisible”: cómo una vieja idea de Einstein nos ha permitido encontrar galaxias que ni siquiera sabíamos que existían

Ver lo “invisible”: cómo una vieja idea de Einstein nos ha permitido encontrar galaxias que ni siquiera sabíamos que existían

En los últimos meses hemos presenciado importantes descubrimientos de galaxias lejanas, pertenecientes a una época en la que el universo tenía una pequeña fracción de la edad que tiene ahora y era, además, mucho más pequeño. El telescopio James Webb (JWST) tiene mucho que ver con esto, pero no es nuestra única arma.

Desde los confines del universo al desierto de Chile. Hace unas semanas, un equipo de astrónomos anunciaba el descubrimiento de una “galaxia invisible”, una galaxia tan distante y tenue que había pasado desapercibida en búsquedas anteriores. Fue detectada gracias a la red de telescopios ALMA (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array) situada en el desierto chileno.

El equipo responsable del hallazgo comunicó los detalles de éste en un artículo en la revista The Astrophysical Journal. En él, los autores explican que la imagen que nos llega es la instantánea de una galaxia de un universo joven, cuando habían pasado solo 2.000 millones de años del Big Bang, esto es, hace unos 11.700 millones de años.

Según describen los astrónomos que descubrieron la nueva galaxia, ésta es compacta y contiene una gran cantidad de polvo interestelar. Se trata, como cabría esperar, de una galaxia joven y muy activa en la formación de nuevas estrellas, a una velocidad 1.000 veces superior a la que nuestra galaxia, la Vía Láctea, crea nuevos soles.

Una “lupa” relativista. Los nuevos descubrimientos de galaxias y otros objetos muy distantes son posibles gracias a una circunstancia relacionada con el trabajo del archiconocido Albert Einstein. Tal como predijo el físico, la gravedad es capaz de afectar a la trayectoria de los haces de luz que se pasan cerca de un objeto muy masivo.

Así, galaxias y estrellas situados a medio camino entre nosotros y aquellos objetos distantes que queremos observar, funcionan como una lente que suma a la capacidad de nuestros propios telescopios. Esta herramienta ha permitido algunos de los descubrimientos de galaxias más lejanas y antiguas del universo, además de otros objetos astronómicos también interesantes.

Imagen de la galaxia recién descubierta. Giulietti et al.

El Universo primitivo. El interés de los astrofísicos por ver más allá en el espacio y en el tiempo no es casual. Cuantos más objetos de este tiempo conozcamos y comprendamos mayor será nuestra capacidad de entender qué pasó en los primeros millones de años de nuestro cosmos.

Y es que aún hay muchos huevos que rellenar en nuestro conocimiento de la cosmogénesis y todo el proceso que nos ha traído hasta aquí. El último descubrimiento protagonizado por ALMA nos transporta a una época en la que el universo tenía aún una sexta parte de su tamaño presente tal y como explican los investigadores. El ritmo de expansión del espacio es, también, uno de estos enigmas que queremos resolver.

“Las galaxias muy distantes son auténticas minas de información sobre el pasado y la evolución futura de nuestro universo”, explica en una nota de prensa Marika Giulietti, quien encabeza la publicación del trabajo. “Aun así, estudiarlas supone un gran reto. [estas galaxias son] muy compactas y por consiguiente difíciles de observar.”

Las longitudes de onda. ALMA, como el JWST aprovecha longitudes de onda más largas que las características del espectro visible. Esto tiene dos ventajas a la hora de detectar objetos muy lejanos. La primera es el corrimiento a rojo que experimenta la luz al atravesar grandes distancias a través de un espacio que se estira y que con él estira su longitud de onda.

La segunda ventaja es que estas longitudes de onda consiguen traspasar el polvo interestelar que oscurece las galaxias más lejanas. Como explica Giulietti, “la causa de este oscurecimiento es la presencia masiva de polvo interestelar, que intercepta la luz visible de las estrellas jóvenes, y dificulta su detección con instrumentos ópticos, y la reemite en ondas más largas donde puede ser observada sólo con interferómetros poderosos en bandas (sub)milimétricas y de radio.”

En Xataka | No es un telescopio, es una máquina del tiempo: lo que el James Webb nos revela sobre el "espacio profundo"

Imágenes | European Southern Observatory (ESO), CC BY 4.0

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