Hay una alucinante “carrera armamentística” entre murciélagos y polillas: la ciencia la ha estudiado de cerca

Hay una alucinante

En castellano, la expresión “como el gato y el ratón” suele utilizarse con cierta frecuencia, pero seguramente haya muchos mejores ejemplos de especies inmersas en luchas tan arraigadas que se han vuelto parte de su propia esencia. Tan arraigadas que han pasado a formar parte de su ADN para moldear así su evolución como especie. Es el caso de murciélagos y polillas.

Los murciélagos son animales dados a la vida nocturna y a los ambientes oscuros. Para compensar la poca visibilidad recurren a la ecolocalización, un sonar biológico. Hasta aquí nada nuevo, este mamífero emite sonidos que rebotan en su entorno, gracias a lo cual puede no sólo situarse en el contexto de su entorno sino que también es capaz de localizar a sus presas.

Presas como las polillas. Algunas especies de polillas han desarrollado un mecanismo de defensa natural para evitar el ataque de los murciélagos. A lo largo de años de estudio, los biólogos han sido capaces de identificar varios mecanismos de defensa empleados por las polillas para evitar el sonar de los murciélagos.

Las polillas cuentan con mecanismos pasivos y activos de defensa. El pasivo es el desarrollo de un oído capaz de detectar los sonidos que los murciélagos emiten para ecolocalizar a sus presas. Gracias a ello las polillas pueden “ver” venir a sus depredadores, gracias a lo cual son más capaces de evadir el ataque.

La clave está en las frecuencias que utilizan los murciélagos. Tal y como explica el experto en evolución de la Universidad de Ciudad El Cabo David Jacobs, estas suelen oscilar entre los 12 y los 210 kHz (como referencia, el oído humano solo alcanza frecuencias de hasta unos 20 kHz).

Sin embargo existen variaciones geográficas en cuanto a las frecuencias empleadas por estos mamíferos. Así, por ejemplo, los murciélagos norteamericanos emplean frecuencias de entre 20 y 50 kHz, mientras que en África y Australia las frecuencias que emplean tienden a ser más altas, detalla Jacobs. En cada uno de estos lugares, el oído de las polillas es capaz de captar las frecuencias de sus respectivas especies de mamífero.

Perlo las polillas también cuentan con un sistema activo de defensa. Algunas especies de la familia de las esfinges (Sphingidae) son capaces de emitir ultrasonidos. Estos ruidos serían capaces de interferir con el sonar de los murciélagos.

Jacobs ofrece tres explicaciones sobre cómo puede funcionar este tipo de mecanismos. En primer lugar, estos sonidos podrían simplemente asustar o sorprender a los murciélagos, haciendo que “aborten su ataque” preventivamente; otra hipótesis sostendría que el sonido tiene el efecto de hacer a la polilla menos apetecible para el murciélago; la tercera hipótesis implicaría una interferencia más literal en el sistema de ecolocalización, haciendo que los murciélagos pierdan de vista (o de oído) a sus presas

“Aún no sabemos exactamente cómo evolucionó en primer lugar, pero en todas las especies que producen el sonido el macho debe realizar un gran esfuerzo para impresionar a la hembra”, explica Ian Kitching, investigador del Museo de Historia Natural de Londres. “Esto puede haber sido el uso original para los sonidos. Fue después aprovechado como forma de defensa, confundiendo temporalmente a los murciélagos cuando se abalanzan hacia su caza.”

El contraataque

La respuesta de los murciélagos también es diversa. Puede ir desde buscar polillas en reposo, más indefensas, a nuevos cambios evolutivos, particularmente el de cambiar la frecuencia de su sonar. Algunas especies de murciélago han logrado desarrollar frecuencias en los extremos del rango de la especie, frecuencias que han quedado fuera del alcance del oído de sus presas.

¿Van ganando los murciélagos? No está claro qué especie domina la carrera. Parece que el animal más “avanzado” varía dentro de cada caso particular, de los distintos entornos geográficos y especies involucradas.

Todas las evoluciones observadas en esta carrera (ecolocalización, desarrollo de oído…) cuentan con funciones alternativas a la propia “carrera armamentística”. Los cambios en frecuencias no son una excepción. Estos cambios  en la ecolocalización, por ejemplo, permiten a los murciélagos un mayor radio de acción en el caso de aumentos en la frecuencia o utilizar frecuencias más bajas, las cuales son absorbidas en menor grado por la atmósfera.

Hannah ter Hofstede, de la Universidad de Bristol, quien también estudia este fenómeno en murciélagos y polillas explicaba para BBC News que “parece que la mayoría de murciélagos… realizan su llamada a tan alto volumen porque necesitan tanta información como sea posible de lo que les rodea”.

Es por todo esto que no está del todo claro quién inició esta carrera armamentística. La hipótesis más aceptada durante las últimas décadas era que el desarrollo de la ecolocalización fue el primer paso. Sin embargo algunos investigadores han puesto en duda este hecho y han señalado que el oído de las polillas antedata a esta herramienta.

El caso de murciélagos y polillas es un caso que suele ser considerado “de manual” a la hora de tratar el concepto de coevolución. La coevolución es un proceso evolutivo en el que dos o más especies influyen en la evolución de la otra.

La coevolución va más allá del reino animal. De hecho, uno de los primeros casos descrito atañía a insectos y plantas con flores. Las flores evolucionaron para ser más atractivas para algunos insectos, que desarrollaron también una capacidad de extraer néctar y polen de estas.

Este caso, además, nos recuerda que la coevolución no tiene por qué darse como una “carrera armamentística” o competitiva, sino que también puede ser colaborativa.

Existen distintas formas de clasificar los procesos coevolutivos. El de polillas y murciélagos correspondería a una coevolución emparejada, pero los biólogos también consideran otroas formas como la difusa o la coevolución gen-por-gen.

La  coevolución difusa, haría referencia a procesos entre grupos de especies, es decir, teniendo en cuenta que cada ser vivo se encuentra dentro de una red compleja de interconexiones que pueden afectar a su evolución. La última forma de coevolución haría referencia a casos concretos en los que distintas especies pasan a compartir un gen específico. Esto puede darse, por ejemplo, cuando un parásito y su huésped pasan a compartir un gen que facilite la cohabitación.

El principal motor de la evolución es el entorno de las especies. Los cambios emergen a menudo cuando el entorno cambia y estos cambios suscitan nuevas alteraciones. Los procesos coevolutivos son, probablemente, comunes en nuestro entorno.

Sin embargo no es frecuente que nos topemos con casos como el de murciélagos y polillas puesto que estos procesos no son necesariamente evidentes al análisis. Eso sí, aquellos que encontramos nos ayudan a entender un poco mejor las complejas dinámicas que imperan en el entorno natural.

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Si queremos encontrar vida extraterrestre, ya sabemos en qué punto del espacio debemos buscar: la “zona terminator”

Si queremos encontrar vida extraterrestre, ya sabemos en qué punto del espacio debemos buscar: la

Cuando los expertos en astrobiología buscan planetas habitables se fijan en una serie de características que los hacen semejantes al nuestro. Esto nos deja con una pequeña cantidad de exoplanetas potencialmente habitables de entre los miles que hemos detectado ya. Sin embargo un nuevo estudio acaba de abrir la puerta a ampliar esta lista.

La “zona terminator”. Un equipo estadounidense de investigadores acaba de abrir una vía para incluir una nueva categoría de planetas entre los potencialmente habitables. La clave está en una región que algunos han denominado ya “zona terminator”, término que hace referencia a la zona crepuscular o terminador de un planeta.

Para entender por qué esta zona puede ser tan importante podemos pensar en el sistema que forma nuestro planeta y la Luna. La órbita de nuestro satélite está anclada a nuestro planeta de forma que siempre es la misma cara la que vemos, con su otra cara oculta.

Entre el día y la noche. Ahora podemos imaginar un planeta anclado en órbita de la misma forma a su estrella, con un hemisferio siempre encarando a su estrella, afrontando un caluroso día eterno y su otra cara en situación opuesta, viviendo una noche infinita y heladora. Entre ambos hemisferios, una zona anular templada, en su propio crepúsculo.

“Estos planetas tienen un lado diurno permanente y un lado nocturno permanente” explicaba en una nota de prensa Ana Lobo, astrobióloga y miembro del equipo responsable del trabajo. “[Estos son planetas] donde el lado diurno puede ser abrasador, bien por encima de la habitabilidad; y la zona nocturna estará helada, potencialmente cubierta en hielo.”

Las estrellas más abundantes. Los planetas a los que hace referencia el estudio son planetas asociados a un tipo concreto de estrella, enanas rojas o enanas M. Estas estrellas son particularmente abundantes en nuestra galaxia (alrededor del 70% de las estrellas visibles de noche desde nuestro planeta) pero tienen un problema: su tamaño.

Estas estrellas más pequeñas y frías que nuestro Sol cuentan con una zona habitable que se extiende a una distancia relativamente corta de ellas. La cercanía entre dos cuerpos celestes que orbitan facilita que se de el llamado acoplamiento de marea, el fenómeno que hace que una de las caras del cuerpo que orbita quede siempre de frente con respecto al cuerpo en torno al cual gira.

La abundancia de estas enanas M implica que planetas como del tipo al que hace referencia el estudio sean también relativamente comunes, planetas que hasta ahora se habrían descartado pese a estar en la zona habitable por ser a la vez demasiado fríos y demasiado tórridos.

Un modelo climático extraterrestre. El equipo modeló el clima de las zonas crepusculares de los planetas con herramientas semejantes a las empleadas para analizar el clima de la Tierra, introduciendo, naturalmente, algunos cambios para adaptarlos a las circunstancias.

El resultado fue una zona climática consistente con la existencia de agua líquida y, por tanto, de vida. Los detalles del estudio han sido publicado en la revista The Astrophysical Journal.

Una búsqueda de décadas. Nadie dijo que encontrar vida fuera de nuestro planeta sería fácil (y si lo dijo no estaba en su mejor día). Hasta la fecha llevamos descubiertos millares de exoplanetas y un buen puñado de ellos son, por lo que sabemos, potencialmente habitables.

Poco a poco vamos contando con nuevas herramientas que nos permiten indagar en estos planetas de nuestro entorno galáctico. Pronto podríamos ser capaces de detectar biomarcadores que denoten la presencia de vida en nuestros planetas vecinos, aun cuando es posible que nunca seamos capaces de visitarlos.

Y eso sin olvidar que la vida fuera de nuestro planeta podría estar tan cerca como nuestro propio sistema solar.

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El truco que utiliza el cerebro para memorizar puede ser el que nos permite hacer varias cosas a la vez, y tiene que ver con el ritmo

El truco que utiliza el cerebro para memorizar puede ser el que nos permite hacer varias cosas a la vez, y tiene que ver con el ritmo

Desde tiempos inmemoriales, el ritmo ha sido un truco fundamental a la hora de memorizar. Ahora, un equipo de científicos ha comprobado que nuestro cerebro, en su escala particular, también aprovecha el ritmo para registrar las memorias.

Un patrón rítmico. Según la nueva investigación liderada por investigadores del Departmento de Neurociencia y del  Instituto de Neurociencias Del Monte de la Universidad de Rochester, nuestro cerebro utiliza patrones rítmicos de actividad cuando trata de memorizar cosas.

Esto implica que, a la hora de memorizar algo, en lugar de activar una región de nuestro cerebro durante el tiempo que requiera el ejercicio, lo que hace nuestro cerebro es “encender y apagar” las neuronas de ese área con una periodicidad determinada.

“La coordinación rítmica de la actividad cerebral a lo largo del tiempo es importante porque permite a poblaciones solapadas de neuronas almacenar diferentes piezas de información al mismo tiempo”, explicaba Ian Fiebelkorn, uno de los autores de esta investigación.

Evitar conflictos. Los detalles del estudio fueron publicados en un artículo en la revista Current Biology. Para llegar a sus conclusiones, los autores pidieron a un grupo de participantes en su experimento que realizaran un breve ejercicio de memoria mientras analizaban sus procesos cerebrales a través de un electroencefalograma (EEG).

Gracias a ello, los investigadores pudieron comprobar cómo la intensidad de las “representaciones internas” de las imágenes a las que estaban expuestos los participantes fluctuaba con el tiempo. Se trataba de fluctuaciones rítmicas y a escalas inferiores al segundo.

“Estos procesos cerebrales rítmicos podrían también explicar cómo nos mantenemos enfocados cuando realizamos varias tareas a la vez, como cuando intentamos recordar una dirección mientras conducimos un coche”, añade  Fiebelkorn. “En lugar de enfocarnos simultáneamente en estas tareas, podríamos estar alternando entre ellas en una escala de tiempo inferior al segundo”.

Aplicaciones limitadas pero importantes. Lamentablemente, este truco neurológico no nos ayudará a aprobar exámenes, pero puede ayudarnos en otros aspectos. En general, entender cómo funcionan nuestro cerebro en general y nuestra memoria en particular puede ayudarnos en la lucha contra enfermedades neurodegenerativas que afectan a nuestra memoria como el Alzheimer.

Más allá de lo teórico, trabajos como este pueden allanar el camino al desarrollo de implantes neuronales que nos ayuden a combatir problemas asociados con la memoria. Los avances en este campo han sido importantes en este sentido, aunque aún estamos lejos de resultados que puedan aplicarse en el día a día.

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Llevamos años midiendo terremotos en Marte para darnos cuenta de algo: su núcleo no es como el nuestro

Llevamos años midiendo terremotos en Marte para darnos cuenta de algo: su núcleo no es como el nuestro

Durante cuatro años y medio, la sonda InSight (Interior Exploration using Seismic Investigations, Geodesy and Heat Transport) de la NASA midió, desde su superficie, la actividad sísmica de Marte. Gracias a los datos provistos por esta sonda, un equipo de investigadores ha logrado esbozar un modelo geológico que nos muestra cómo es el núcleo del planeta rojo.

Un núcleo de hierro fundido. Los nuevos cálculos sobre la geología marciana nos han mostrado un núcleo del planeta algo distinto al que esperaban los expertos. El núcleo sería más denso y pequeño, con un radio de entre 1,780 y 1.810 kilómetros. Estaría compuesto, además por hierro fundido y una combinación de otros elementos, entre los que destacaría el azufre.

“en lugar de ser sólo una bola de hierro [el núcleo] también contiene una gran cantidad de azufre, así como otros elementos, incluyendo una pequeña cantidad de hidrógeno.” explicaba en una nota de prensa Jessica Irving, miembro del equipo de investigación responsable del hallazgo. Entre los elementos detectados en pequeñas cantidades por el equipo también se cuentan el oxígeno y el carbono.

Esto implica que el núcleo de nuestro planeta vecino no tiene una estructura como la de nuestro propio interior. Si el núcleo de Marte es completamente líquido, el nuestro cuenta con dos partes, una exterior líquida y otra interior sólida. Esta estructura interna del núcleo terrestre tan sólo fue descubierta hace unos meses, y es que la tarea de entender lo que hay a miles de kilómetros en el interior de un planeta es una tarea extremadamente difícil. Aún en el nuestro propio.

El enigma del campo magnético. Aun siendo complicada la tarea, resulta importante. A diferencia de nuestro planeta, Marte no cuenta con un campo magnético. En nuestro caso sabemos que éste está vinculado con el metal existente en el interior de nuestro planeta.

Aunque sepamos que Marte no cuenta con un campo magnético, los expertos creen bastante probable que la tuviera en su momento gracias a algunas trazas dejadas por ésta en la superficie del planeta.

Este campo magnético ha sido determinante para la evolución de la vida en nuestro planeta. Entender cómo, por qué y cuándo desapareció de Marte nos abriría la vía para entender cómo de habitable pudo ser nuestro planeta vecino en el pasado, cuándo y por qué dejó de serlo.

Dos eventos clave. La investigación se basa principalmente en dos eventos geológicos producidos en Marte, ambos sucedidos en el hemisferio opuesto a la localización de la sonda InSight. Se trata de un terremoto marciano y del impacto de un meteorito contra la superficie del planeta rojo.

La sonda logró captar las ondas sísmicas generadas por los dos eventos. Para llegar hasta la sonda, estas ondas tuvieron que atravesar el núcleo del planeta. Esto es lo que ha servido a los investigadores para crear este nuevo modelo del interior de Marte, una metodología muy semejante a la que, durante más de un siglo, ha servido a los geólogos para dibujar la estructura interior de nuestro propio planeta.

“Hemos estado escuchando la energía que viaja a través del corazón de otro planeta, y ahora la hemos oído” comentaba Irving, quien lidera los firmantes del artículo publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) en el que se da cuenta del trabajo. Firmantes entre los que también está representado el centro de investigación del CSIC Geosciencies Barcelona.

Una misión exprimida al máximo. Esta investigación contó con cierta dosis de suerte a la hora de captar los dos grandes eventos que aprovechó. La misión estaba programada para trabajar durante dos años (que aproximadamente equivaldrían a un año marciano), pero las condiciones de la sonda permitieron prorrogar la misión hasta finales del año pasado.

Todo ello pese a que la acumulación de polvo marciano complicó notablemente su tarea al obstaculizar la llegada de luz solar a sus paneles. Esta investigación no habría sido posible sin la prórroga de la misión, lo cual puede servir de valioso recordatorio de que incluso los cacharros más viejos pueden dejarnos en bandeja grandes descubrimientos.

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Hemos encontrado por casualidad un agujero en el fondo del océano: el Oasis de Pythia

Hemos encontrado por casualidad un agujero en el fondo del océano: el Oasis de Pythia

Existe un punto de la Tierra donde el agua dulce fluye al mar en una especie de cascada invertida, filtrándose desde un pequeño grupo de agujeros hacia lo más profundo del mar. El Oasis de Pythia se encuentra cerca de la costa oeste norteamericana y puede ayudarnos a comprender un poco mejor cómo se producen los terremotos.

Un oasis en el fondo del mar. n la zona de subducción de Cascadia, una falla situada frente a la región de la costa oeste norteamericana entre el norte de California y la Isla de Vancouver, un grupo de investigadores ha encontrado un extraño accidente geológico: unos agujeros en el fondo marino desde los que emana agua del interior de la Tierra hacia las profundidades del Pacífico.

El singular paraje submarino se encuentra concretamente a unos 80 kilómetros de la costa norteamericana, a un kilómetro de profundidad, y se extiende a lo largo de 1,5 km de suelo marino.

Su apariencia es semejante a la de algunas fuentes hidrotermales, pero lo que hace interesantes a estos agujeros es que el fluido que contienen actúa como una especie de colchón de aire entre las dos capas tectónicas que se encuentran en el lugar.

Descubrimiento casual. El hallazgo de esta “cascada” submarina fue, como tantos otros, casual. Lo realizó la tripulación del buque oceanográfico R/V Thomas G. Thompson. El sonar de la nave mostró las columnas de burbujas que emanaban desde el interior del lecho marino. Tras este descubrimiento inicial, el área fue explorada por investigadores a través de robots sumbarinos.

Estos análisis mostraron que las burbujas no eran lo único que se desplazaba por estas columnas, sino que estaban principalmente compuestas por un fluido “químicamente diferenciable” del agua marina del entorno. El fluido, además circula a una temperatura 9º Celsuis más alta que su entorno. Según los cálculos de los investigadores, su procedencia está en un área cuya temperatura podría estar entre los 150 y 250ºC.

“Exploraron en esa dirección y lo que vieron no era sólo burbujas de metano, sino agua saliendo del lecho marino como una manguera de bomberos. Eso es algo que nunca había visto, y que hasta donde yo sé, nunca se había observado antes” explicaba en una nota de prensa Evan Solomon, uno de los responsables de la investigación y coautor de un artículo en la revista Science Advancesen el que se da cuenta de ésta.

Lubricante para placas. En la nota de prensa Solomon comparaba la estructura geológica con una mesa de hockey de aire. “Si la presión del fluido es alta, es como si el aire estuviera puesto, lo que significa que hay menos fricción y que las dos placas pueden resbalar. Si la presión es más baja, las dos placas se acoplan (ahí es cuando el estrés puede acumularse)”.

Y aquí es donde puede estar el problema. La fricción entre placas puede hacer que se acumule energía en las fallas. Cuando esta alcanza un punto de ruptura, la energía se libera causando un terremoto. Tratándose de una falla submarina, en este caso bien podría ir acompañado también de un maremoto o tsunami.

La falla está situada en el denominado “anillo de fuego del Pacífico”, la región de gran actividad sísmica y volcánica situada en la periferia del océano que le da nombre. Según los cálculos de los expertos, la falla  en esta zona de subducción podría acumular suficiente energía como para desatar un terremoto de magnitud nueve.

Un ojo en el oasis. Aun así, los expertos no consideran que el nuevo hallazgo implique aumento alguno del riesgo en la zona. Prevenir terremotos es una tarea difícil si no imposible, si acaso este accidente geológico podría darnos una pista en el futuro.

Si buena parte de los terremotos que experimentamos se deben a la acumulación de tensión entre dos placas tectónicas, conocer las dinámicas que llevan a estas megaestructuras geológicas a acumularla puede ser clave. Así, indagar en los niveles de presión de los fluidos geológicos podría abrirnos la llave de las alertas tempranas contra los terremotos, lo cual en un futuro podría implicar numerosas vidas salvadas.

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“¿150 dijiste, de Irigoyen?”: cuando una señal de taxi argentina se coló en la Estación Espacial Internacional

Los hispanohablantes que se encontraban atentos al paseo que los cosmonautas rusos realizaban el pasado 19 de abril probablemente se llevaran una sorpresa al escuchar una curiosa interferencia radiofónica, que todo indica se trataba de un taxista argentino pidiendo que le confirmaran una dirección.

Uno de ellos fue el periodista argentino especializado en temas espaciales Manuel Mazzanti, que dejó constancia de la interferencia en su Twitter.

Los comentaristas de la NASA que seguían la operación de los cosmonautas guardaban silencio mientras el brazo robótico de la estación desplazaba un enorme radiador entre dos puntos del exterior de la Estación Espacial Internacional (ISS), cuando una voz interrumpió la transimión: “¿1-5-0, dijiste, de Irigoyen?”.

La transmisión de la salida había comenzado a la 01:00 GMT (las 03:00 hora peninsular) del 19 de abril. La misión de la salida número 56 realizada por la agencia espacial rusa, Roscosmos, tenía como objetivo cambiar de ubicación uno de los radiadores situados en el exterior de la ISS. Concretamente, desplazarlo desde el mini-módulo Ressvet hasta el laboratorio Nauka.

La operación tendría que haberse realizado hace unos meses, pero una serie de problemas (incluido el incidente de la fuga de refrigerante desde la cápsula Soyuz) obligaron a posponerla hasta la semana pasada. Sergey Prokopyev y Dmitri Petelin, de la expedición 69 de la ISS, eran los cosmonautas que se encontraban manos a la obra en el trabajo, asistidos por el brazo robótico de la Estación. La operación finalizó con éxito.

La explicación

¿Cómo es posible esta interferencia? La interferencia se produjo alrededor de las 04:30 GMT (06:30 CEST), tres horas y media después del inicio de operaciones. Según se comprobó en un primer momento, la ISS se encontraba en esos momentos sobrevolando el Atlántico sur cerca de Argentina tras haber sobrevolado la República.

La ISS orbita nuestro planeta a una altura de unos 400 kilómetros, por lo que se encontraba en el rango de las transmisiones de radio locales. Según explicaba el divulgador Esteban Tablón en declaraciones recogidas por el medio alemán DW, los radiotaxis argentinos utilizan frecuencias UHF para sus comunicaciones.

La ISS utilizaría también frecuencias en este rango para comunicarse ocasionalmente con radioaficionados de todo el mundo. Esta coincidencia podría haber dado lugar al curioso incidente.

¿Irigoyen o Yrigoyen? Lo que aún nadie sabe con certeza (aunque sí se ha especulado) era hacia dónde se dirigía el taxista. La locución podía hacer referencia a distintas vías nombradas bien en honor al que fuera dos veces presidente de la República en las décadas de 1910 y 20, Hipólito Yrigoyen (1852-1933); bien al que fuera Gobernador de la provincia de Buenos Aires, Bernardo de Irigoyen (1822-1906).

Más allá de su ascendencia vasca, los dos políticos no estaban emparentados, aunque sí guardaban otro rasgo común, y era que pertenecieron a los mismos movimientos políticos como la Unión Cívica Radical.

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Los australianos han encontrado oro en el lugar más insospechado: las hojas de su árbol más característico

Los australianos han encontrado oro en el lugar más insospechado: las hojas de su árbol más característico

Los eucaliptos son un género muy extenso con cientos de especies de árboles originarios de Oceanía. Si bien no son muy apreciados en España, en Australia les han buscado una función además de proveer de madera y alimento para koalas, los han convertido en detectores de oro.

Un detector de metales arbóreo. Las hojas de los eucaliptos podrían parecer un lugar insospechado para la presencia del metal precioso, pero oro es precisamente lo que encontró un equipo de investigadores australianos cuando analizaba esta vegetación.

No es que el oro crezca en los árboles (la alquimia aún no está entre las habilidades de la flora australiana) sino que los árboles captan pequeñas partículas de oro y las transportan a sus hojas.

Estas partículas son diminutas y la concentración de ellas en las hojas es muy escasa. Sin embargo, la presencia del metal en las hojas de los árboles puede ayudar a la industria minera a encontrar formas más sencillas y ecológicas de realizar prospecciones en busca de oro.

La cuestión de raíz. Entonces, ¿qué hace exactamente el oro en las hojas de los árboles? Hay dos características clave que permiten este fenómeno. La primera es que los eucaliptos cuentan con un sistema de raíces muy extenso. Cuando estas raíces llegan a determinados estratos del subsuelo, pueden toparse con depósitos de oro y absorberlo como si de un nutriente más se tratara.

Se da la circunstancia de que Australia es un país con importantes reservas del metal. Es precisamente el oro el que posee la segunda característica en esta ecuación: y es que se trata de un metal tóxico para los árboles.

Lo que hacen estas plantas es transportar las partículas de oro a través de toda la estructura vascular del árbol para llevarlo de las raíces a las hojas. El objetivo no es otro que librarse de este metal tóxico. Las hojas sirven de depósito hasta que el viento se las lleva.

Rayos X. La investigación se basó en analizar dos puntos de la región de Kalgoorlie en en estado de Australia Occidental. Los investigadores conocían la ubicación de los depósitos de oro de la zona por lo que pudieron comparar la presencia de oro en árboles situados sobre el depósito y los situados a unos 200 metros de las vetas.

Los investigadores utilizaron un aparato de rayos X disponible en las instalaciones del laboratorio “Sincrotrón Australiano”, que cuenta con un acelerador de partículas. El resultado es que, mientras la concentración de oro en los primeros era de unas 80.000 partes por billón, la concentración en los árboles más lejanos rondaba las 2.000 partes por billón.

Los detalles del estudio fueron publicados en la revista Nature Communications.

Detectores de metales sí, mineros no. Si alguien ya se encuentra planeando recopilar hojas de eucalipto del suelo para obtener oro hay malas noticias: la concentración del metal es muy escaso como para que esto resulte rentable. Sin embargo el equipo responsable del hallazgo destacaba que se trataba de una buena noticia para la minería del metal.

“En Australia nos hemos topado con el problema de tratar de explorar a través de gruesas capas de sedimentos y rocas erosionadas para llegar a minerales valiosos” explicaba a la revista Smithsonian Magazine Melvyn Lintern, uno de los investigadores implicados en el estudio. “A la vez, habíamos oído previamente de ingenieros de minas que, en algunos lugares, habían encontrado raíces de eucaliptos que descendían 30 metros o más dentro de las minas.”

Australia es uno de los tres principales productores de oro del mundo, por detrás de China y a la par de Rusia. La industria minera es por tanto importante y los yacimientos a descubrir, potencialmente numerosos.

Un árbol (casi) invasor. Las largas raíces de los eucaliptos son precisamente lo que los convierte en árboles rodeados de gran polémica en nuestro entorno. Su voracidad degrada notablemente los suelos y es por ello que algunos lo consideran una especie invasora de riesgo. En contra de este criterio, a nivel administrativo la especie (de cierto valor para la industria maderera) no se encuentra en los catálogos de especies invasoras.

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La sequía está convirtiendo a España en lo que siempre se temió a futuro: una sucursal del Sáhara

La sequía está convirtiendo a España en lo que siempre se temió a futuro: una sucursal del Sáhara

La presente sequía cada vez nos ofrece estampas más curiosas, algunas de ellas preocupantes. Es el caso de los últimos datos sobre la humedad que retienen nuestros suelos, que son en estas fechas semejantes a los de entornos plenamente desérticos de nuestro entorno. Como el desierto del Sáhara.

Unas condiciones extraordinarias. El físico y meteorólogo J. J. González Alemán, ha llamado la atención recientemente sobre un fenómeno preocupante: el suelo de la península Ibérica se seca. Como señala a través de Twitter, los niveles de humedad de nuestros suelos han llegado a un punto tan bajo que resulta comparable al que se suele dar en zonas desérticas como el Sáhara.

Qué es lo que está pasando. Las condiciones meteorológicas tienen mucho que ver con este suceso pero el meteorólogo apunta al calor de estos días como posible responsable de que se haya llegado a esta situación.

Leña para el horno. La humedad del suelo cumple muchas funciones, y una de ellas es mantener su temperatura. Como ocurre con el sudor, el agua absorbe el calor y lo transmite al aire al evaporarse. Si el suelo está seco, su capacidad de dispersar el calor que recibe en forma de radiación solar se reduce notablemente. Falta de humedad y fuerte absorción de radiación solar son dos de los ingredientes clave de la llamada “regla del 30” asociada al “horno ibérico”.

No es solo el calor, también el agua: los suelos secos suelen asociarse a un mayor riesgo derivado de precipitaciones intensas y tormentas. Los suelos secos pierden su capacidad de absorber agua, lo que hace que la escorrentía aumente y así el riesgo de inundación. Por si esto fuera poco, existen estudios que señalan que los suelos poco húmedos incluso pueden hacer que aumente el riesgo de tormentas.

Mapa del riesgo de desertificación en España. Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.

Un problema de largo plazo. La situación de los últimos días es preocupante en sí misma, pero tan solo responde a una tendencia señalada hace años. La península se encuentra inmersa en un proceso de aridificación y desertificación.

Y esto no es solo problema de la falta de precipitaciones o de que la frecuencia de episodios de sequía haya podido aumentar. Cambios demográficos y en los usos del suelo, incendios forestales… Este es un proceso complejo y que debe entenderse en el largo plazo.

Se estima que un 40% de la tierra de nuestro planeta está en riesgo de desertificación, pero el clima semiárido de España la hace especialmente vulnerable a este fenómeno.

El fin de la sequía no traerá el fin del proceso. Las sequías podrán sucederse con mayor o menor frecuencia, pero parece que el proceso de aridificación está en marcha. Quizá nuestra capacidad para mitigar el proceso sea limitada, pero al menos tenemos la capacidad de adaptarnos.

Si nuestro territorio corre el riesgo de transformarse en un desierto, quienes lo habitamos tendremos que acostumbrarnos a las circunstancias. Esto pasa no sólo por ser más eficientes en nuestros usos del agua, también tendremos que adaptarnos a los cambios en las temperaturas que vendrán asociados. En cualquier caso, tendremos que aprender tanto de nuestros vecinos del sur como de otras muchas partes del mundo.

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Imagen | Sergey Pesterev

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Cómo de seguro es consumir patatas una vez han empezado a echar raíces: lo que dice la ciencia

Cómo de seguro es consumir patatas una vez han empezado a echar raíces: lo que dice la ciencia

Las patatas ya no son como las de antes. En contra de lo que la intuición nos dicta cuando oímos esa frase, el cambio en las patatas se debe a que utilizamos menos “químicos” en el proceso de cultivo y logística.

Preguntas y respuestas. Como señala el experto en alimentación y divulgador Miguel A. Lurueña ha arrojado algo de luz sobre una duda que a menudo nos intriga: cómo de seguro es comernos las patatas una vez han comenzado a echar raíces en nuestra despensa. Y de paso también ha solventado otra duda quizás menos frecuente, la de por qué la velocidad a la que comienzan a echar estas raíces puede variar tanto.

Clorprofam y raíces. La respuesta a esta última pregunta tiene que ver con numerosos factores como las condiciones en las que conservemos las patatas en nuestros hogares. Pero puede que el motivo más sorprendente esté en un compuesto llamado clorprofam.

El clorprofam es un compuesto orgánico que se utilizaba hasta hace relativamente poco como antigerminante, es decir, una sustancia utilizada para retrasar o evitar la germinación de una planta, es decir, que obstaculizan su desarrollo y crecimiento. Esto implica

En una decisión que suscitó los reproches de algunos sectores, la Unión Europea decidió hace unos pocos años retirar este producto. El motivo podía estar en sus efectos: supuesto carcinógeno y peligroso para el medio ambiente cuyos efectos se prolongan en el tiempo.

¿Pero cuál es el riesgo en las patatas? Existen distintos compuestos que, con el tiempo, pueden acumularse en estos tubérculos. Como indica el propio Lurueña, la acrilamida es uno de ellos. “Cuando las patatas germinan, el almidón comienza a romperse en los azúcares que lo componen”, explica.

Como explica la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), esta sustancia aparece de forma natural cuando cocinamos a altas temperaturas productos que contienen almidón. Sproduce, concretamente como una reacción de los azúcares y aminoácidos, especialmente la asparagina.

El color de las patatas. Antes incluso que en los brotes, es conveniente fijarnos en el color que adquieren las patatas. La aparición de aspargarina está vinculada a un oscurecimiento de la patata, pero en crudo también debemos fijarnos en la aparición de zonas de color verde en el tubérculo.

Cuando las patatas están expuestas a luz pueden desatarse una serie de reacciones bioquímicas que llevan, por una parte, a la aparición de clorofila en la patata, lo cual le da un color verde, y la aparición de glicoalcaloides, un grupo de sustancias que, como la alfa-solanina propia de la patata, pueden resultar nocivas para la salud.

El color verde de la clorofila nos sirve como indicador de la aparición de glicoalcaloides, por lo que, aunque el color verde no sea exactamente la causa de que la patata pueda sentarnos mal, sí puede servirnos de señal para evitarla. Cabe añadir también que la aparición de brotes puede también estar vinculada a la sintetización de estos químicos.

Cómo minimizar los riesgos. Evitar los riesgos de estas sustancias es relativamente sencillo. El primer consejo es el de evitar comprar las patatas que ya hayan comenzado procesos de germinación o ya comiencen a tener un tono verduzco.

El segundo es el de conservarlas en condiciones apropiadas. Las condiciones idóneas para conservar la patata y evitar los procesos que llevan a su “reactivación” pasan por conservarla en un  y lugar fresco (la temperatura idónea sería de entre 7 y 10ºC, pero esto resulta difícil en un hogar), oscuro (así evitaremos especialmente la aparición de glicoalcaloides) y seco (para esto necesitaremos que se encuentren en un lugar ventilado puesto que las patatas tienden a transpirar humedad).

Con respecto a la elaboración, pelar las patatas y retirar la parte de la pulpa circundante a brotes y partes con colores que no sean propios de la patata es recomendable. Con respecto a la elaboración, el consejo puede depender de su estado. Como explica la OCU, las temperaturas superiores a 170ºC pueden “inactivar” los glicoalcaloides. El problema es que temperaturas superiores a éstas pueden favorecer la aparición de la  asparagina.

Un producto básico entre los básicos. Desde que se importó el cultivo de patatas desde las Américas hace medio milenio, el tubérculo se ha convertido en un pilar de las dietas de toda Europa. Como el arroz y otros granos,  su durabilidad ha sido clave para lograr este lugar prominente. Aún así, tomar precauciones nunca está de más.

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Unos investigadores dicen que saben cómo acabar con las canas. Es una buena noticia, pero no para nuestra imagen

Unos investigadores dicen que saben cómo acabar con las canas. Es una buena noticia, pero no para nuestra imagen

Detener el envejecimiento es una de las obsesiones de las sociedades occidentales (y de otras muchas más). Sin embargo a veces la línea entre lo estético y la salud es más delgada de lo que parece.

Células madre atrapadas. Una reciente investigación ha descubierto el motivo por el cual nuestros pelos tienden a perder su color con la edad. El motivo está en unas células madre, los melanocitos o McSC, imprescindibles para que en nuestro organismo se genere la melanina, el pigmento que colorea no sólo nuestro pelo sino también nuestra piel y ojos. Estas células acaban quedando atrapadas y no pueden desarrollar su función.

De las McSC  a la Melanina. Las MsSC no son unas células madre cualquiera. Estas células son precursoras de las que generan el pigmento  que da color a nuestros cabellos, la melanina.

Según ha descubierto un equipo liderado por investigadores de la Grossman School of Medicine de la Universidad de Nueva York (NYU), durante el proceso de maduración de las  MsSC se desplazan entre varios microcompartimentos del folículo piloso.

En cada uno de estos compartimentos, las células van recibiendo distintas señales proteicas que la hacen madurar y segregar la melanina que llega al pelo.

El fin del baile. El estudio fue publicado recientemente en la revista Nature. En el artículo, los investigadores hablan de la caída de las  MsSC en un “nicho dinámico”. Es decir, con el tiempo, estas células madre dejan de desplazarse entre compartimentos dentro del folículo, lo que hace que no puedan ir madurando y acabar segregando melanina.

El resultado: el pelo se despigmenta. En otras palabras, comienzan a aparecer las canas. “Nuestro estudio suma a nuestra comprensión básica de cómo funcionan los melanocitos para colorear el pelo”, explicaba en una nota de prensa Qi Sun, quien lidera los firmantes del artículo.

Desde los ratones a las farmacias. El estudio fue realizado en ratones, pero los investigadores creen que el cuero cabelludo humano opera de la misma forma, pero entender el problema es el primer paso para solucionarlo y los investigadores creen saber cómo.

“Los mecanismos recién descubiertos abren la posibilidad de que el mismo posicionamiento fijo de [MsSC] exista también en humanos. Si es así, presenta un camino potencial para revertir o prevenir las canas ayudando a las células atascadas a moverse de nuevo entre los compartimentos del folículo capilar”, subrayaba Qi.

Cosas serias. El de las canas es probablemente un asunto banal, pero la investigación sobre el funcionamiento de las células madre puede abrir nuevas vías de investigación. Tal como explicaba a NPR la investigadora Mayumi Ito, miembro del equipo de investigación, los resultados de ésta pueden ayudar en otros campos no relacionados con la estética, incluida la lucha contra el cáncer.

“Estamos interesados en cómo las células madre que residen en nuestro cuerpo están reguladas para mantener apropiadamente nuestro cuerpo y cómo reforman los tejidos cuando se pierden por lesiones.” Los fallos en esta regulación implican distintos problemas para nuestra salud, lo que incluye los cánceres.

“El sistema de las células madre melanocíticas es una ventaja a la hora de entender esta cuestión extensa en la ciencia médica, como lo es la disfunción de un sistema tan visible”, sentenciaba la investigadora.

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