Los meteorólogos llevan días avisando de que el sur de España llegaría a los 35 grados este domingo. El Sahara tenía otra idea

Los meteorólogos llevan días avisando de que el sur de España llegaría a los 35 grados este domingo. El Sahara tenía otra idea

El domingo iba a ser el día clave: el momento en el que el país, tras una rarísima primavera, iba a recibir el primer zarpazo del verano. Por el sur, claro: Sevilla iba directa a los 35 grados y Córdoba no bajaría de los 32.

Sin embargo, algo ha cambiado.

¿Por qué iba a hacer tanto calor? Por un viejo conocido, una dorsal anticiclónica que se instala encima de nuestras cabezas y, sin viento ni nubes, hace que las temperaturas empiecen a dispararse: el horno ibérico. Es la misma configuración que nos provoca las frecuentes olas de calor que nos visitan todos los años.

La dorsal seguirá aquí, pero su efecto será mucho menor del esperado.

Y la culpa la tiene una DANA. A medida que la DANA que estaba en el Atlántico se acerca a las costas portuguesas, desplazará una enorme lengua de polvo sahariano que se internará en el sur y sureste peninsular.

Como explicaba Nacho Espinos y como hemos visto en otras ocasiones, el polvo en suspensión “reduce la insolación y limita los valores” que pueden alcanzar los termómetros.

Eso no quiere decir que no vaya a hacer calor. Desde luego que va a hacer calor. Sobre todo, si las comparamos con las dos primeras semanas de mayo. No solo pueden encontrarse hasta 32 grados en el corazón del valle del Guadalquivir, sino que muchas partes del país van a estar por encima de los 30 grados.

Pero el límite de psicológico de los 35 grados no se va a alcanzar.

Y que el ambiente va a estar muy turbio. No hace falta recordar que la abundancia de polvo en suspensión, empeora la calidad del aire y puede generar problemas respiratorios leves (desde irritación de mucosas u obstrucción nasal a picor en los ojos o sequedad del tracto respiratorio superior).

En zonas con una calima muy fuerte las complicaciones pueden ser mayores. Sobre todo, en personas con dolencias previas. Según los trabajos de la Universidad de la Laguna, hasta “un 2% más de personas fallecen por cardiopatías los dos días siguientes a los fenómenos de calima”.

¿Qué podemos esperar? Un verano que no termina de aterrizar, aunque cada vez esté más cerca. Eso y una pésima calidad del aire. Sobre todo, porque en la medida en que los bloqueos en Europa siguen, la llegada de tormentas, DANAs y borrascas frías puede continuar un tiempo casi indefinido. 

Que 2025 es extraño lo tenemos claro. Cuán extraño llegará a ser, está aún por investigar.

Imagen | Copernicus

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Javier Jiménez

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