Coches eléctricos de segunda mano: qué hay que mirar y tener en cuenta antes de comprar
El coche eléctrico sigue a un precio alto en España. Las ventas de 2023 demuestran que, salvo Tesla, el público español prefiere optar por vehículos eléctricos asequibles, como son los MG4 Electric, Dacia Spring y Fiat 500e.
Todos ellos son modelos que se encuentran entre los cinco coches eléctricos más vendidos en nuestro país y entre Los 27 coches eléctricos más baratos que se pueden comprar (2023). Es un síntoma de que el mercado del coche eléctrico está interesada en los vehículos de mejor precio.
En este sentido, el coche eléctrico de segunda mano se posiciona como una opción realmente interesante si se busca esta tecnología a un precio sensiblemente inferior que el de un coche nuevo.
Recientemente, ya te contamos qué tener en cuenta para comprar un coche de segunda mano donde repasamos todas las variables que no podemos pasar por alto cuando adquirimos un coche nuevo. Sin embargo, esta vez nos vamos a centrar en el caso concreto de un coche eléctrico.
Comprar un coche de segunda mano eléctrico, todo lo que debemos tener en cuenta
Eléctrico o no, hay que tener en cuenta que algunos de los pasos que hay que dar a a la hora de comprar un automóvil de segunda mano son compatibles con ambas tecnologías.
Por ejemplo, a la hora de elegir qué vehículo comprar, deberemos repasar el estado de la carrocería, los neumáticos o el desgaste del habitáculo, pues esto nos dará una idea de cómo ha sido tratado el vehículo y si los kilómetros que aparecen reflejados son ciertos.
De igual modo, los trámites con la DGT también son exactamente los mismos. Si nos decidimos a adquirir un vehículo eléctrico de segunda mano, tendremos que redactar un contrato donde todo quede reflejado, pagar el impuesto de transmisión de bienes patrimoniales y activar la transmisión del vehículo. De igual modo, también podemos pedir los informes que consideremos oportunos.
Pero, centrándonos en el coche eléctrico. ¿Qué debemos mirar con especial atención?
¿Qué uso le vamos a dar al vehículo?
Esta pregunta es clave, pues de su respuesta dependerá la autonomía que necesitemos y, por tanto, el dinero que nos gastaremos en la compra. Es importante ser sincero en la respuesta y no adquirir un vehículo pensando en el “y si…”.
Si el propósito de nuestro coche eléctrico es movernos por un entorno urbano y realizamos unas pocas decenas de kilómetros al día, no importará que la autonomía del vehículo sea reducida. Incluso si tiene menos de 200 kilómetros no es una mala compra, pues ningún día estaremos agotando la batería del coche antes de llegar a casa.
Por el contrario, si queremos un coche eléctrico para realizar los kilómetros habituales en nuestro día a día pero también contemplamos viajes largos, hay que tener muy presente cómo van a ser estos viajes. Para llegar a una segunda residencia más o menos cercana, no necesitaremos que el coche pase de los 300 kilómetros de autonomía reales.
Si, por el contrario, aspiramos a viajar más lejos de forma habitual, las recargas en carretera pueden acabar con nuestra paciencia. En este caso tiene sentido optar por autonomías mayores y acercarse en la medida de lo posible a los 400 kilómetros reales de autonomía. Con baterías de este tamaño, podeos realizar el mismo trayecto que en un coche de gasolina sumando una o dos paradas cortas en enchufes rápidos que, sin embargo, apenas nos retrasarán el viaje, asumiendo que con el coche de combustión paramos a descansar más o menos cada dos horas o 200 kilómetros.
Qué enchufes tenemos disponibles
De momento, la gran ventaja del coche eléctrico sigue siendo el bajo precio de la recarga, especialmente con tarifas adaptadas al mismo.
Si cargamos nuestro coche en casa y seguimos los horarios de la mayoría de ciudadanos, lo mejor es optar por tarifas nocturnas que nos permitirán llenar la batería del coche por apenas unos pocos euros (depende del tamaño de la misma). Pese a ello, algunas compañías ofrecen tarifas donde varían las horas en las que se pueden recargar a menor precio, por lo que podemos adaptarlas a nuestros hábitos.
En el caso de que, además, contemos con placas solares, la recarga en casa puede ser extremadamente barata o, directamente, salirnos gratis con la energía recuperada por la propia vivienda. Otra posibilidad es que podamos recargar mientras trabajamos. Si es gratis, perfecto. Si hay que pagar, es importante buscar una tarifa que se adapte a nuestras necesidades.
Además, a la hora de decidir si queremos o no comprar un coche eléctrico, tanto de segunda mano como nuevo, es importante sacar la calculadora y saber dónde vamos a recargar habitualmente. Los enchufes de corriente alterna son mucho más baratos pero su potencia y, por tanto, velocidad de recarga, es muy lenta. Los de corriente continua son mucho más rápidos pero también más caros.
Comprobar el estado general del vehículo
Una vez hemos decidido qué tipo de coche necesitamos, en cuanto al tamaño y la autonomía, queda por repasar el estado general del vehículo. En un coche de combustión, recomendamos mirar bien todos los elementos mecánicos y comprobar que no existen fugas en el motor. Sin embargo, un coche eléctrico es mucho más sencillo.
Por lo tanto, recomendamos extremar la vigilancia con en los siguientes aspectos:
- Mantenimiento: un coche eléctrico apenas tiene mantenimiento comparado con un coche de combustión. Pese a ello, es bueno pedir los libros de mantenimiento y comprobar que las pocas exigencias en este sentido se han llevado a cabo cuando tocaban.
- Carrocería: lo habitual en los coches eléctricos es que duerman en garaje o en viviendas unifamiliares, por lo que se reduce el riesgo de abolladuras o roces. Pese a ello, siempre da una buena idea de cómo se ha tratado el coche.
- Chasis: echando un vistazo a la cabeza de los tornillos podemos comprobar si se han manipulado (sinónimo de accidente) o, por el contrario, el coche está como el primer día.
- Neumáticos: otro chivato, como la carrocería. Si el propietario presenta el coche con los neumáticos desgastados irregularmente o una presión inadecuada es sinónimo de que se podría haber mantenido el coche en mejores condiciones.
- Mecánica: esta tares es mucho más sencilla que en un vehículo de combustión. Podemos cerciorarnos de que no existen fugas de líquidos de freno o refrigerante, pero poco más.
- El interior: nos da una idea de si el coche realmente tiene los kilómetros que dice tener. Un desgaste excesivo en el volante puede dar pistas de ello pero también nos chivará cómo puede envejecer el coche en los próximos años.
Lo más importante: visita al taller y estado de la batería
En un vehículo de combustión recomendábamos visitar un taller de confianza o del propio fabricante para confirmar que todo en el coche se encuentra en buen estado o si, por el contrario, tenemos que afrontar una reparación menor para mantener el coche en el mejor estado.
En un vehículo eléctrico también lo recomendaríamos pero, además de certificar la el estado general del vehículo, se nos antoja imprescindible acudir a un taller del fabricante para que certifiquen la salud de la batería.
Con un informe, el taller nos podrá certificar cuál es el estado de la batería y qué capacidad de la misma mantiene intacta. Cuanto más haya priorizado el uso de la corriente alterna, más probable es que la batería mantenga una mayor capacidad para almacenar energía. Si, por el contrario, se ha abusado de la carga rápida y la corriente continua, es mucho más probable que la batería sea menos capaz.
Además, podemos aprovechar la visita al taller para informarnos de la garantía que la marca ofrece en sus baterías, durante cuántos kilómetros o cuánto tiempo, y el precio de una sustitución pues cambiarla por completo puede ser extremadamente caro.
Calculando la autonomía
Una vez tenemos todos estos datos, podemos empezar a calcular los kilómetros reales que tendremos disponibles en nuestra batería.
Lo primero que debemos tener en cuenta es el tipo de ciclo de homologación utilizado. Desde septiembre de 2019, todos los coches utilizan el ciclo de homologación actual WLTP pero anteriormente se utilizaba el NEDC, considerado menos realista.
El paso de NEDC a WLTP ya rebajó sensiblemente la autonomía de los coches eléctricos. Para pasar de un ciclo a otro se recomienda recalcular hasta un 30% menos de autonomía. Y no es la única cuenta que tenemos que hacer, pues el ciclo WLTP tampoco es especialmente realista en vías rápidas.
Lo que de verdad nos interesa en un coche eléctrico es su autonomía en carretera. Damos por hecho que en una ciudad será fácil (o relativamente fácil) encontrar un punto de carga o que llenaremos la batería cada noche. Sin embargo, la autonomía marcada por el ciclo WLTP es alrededor de un 20% mayor que circulando a 120 km/h en carretera.
Por supuesto, el viento, el frío y el aire acondicionado pueden hacer que esto cambie pero, generalmente, el consumo a velocidad de crucero para un coche eléctrico que anuncia 500 kilómetros de autonomía se puede reducir en un centenar, más o menos.
Nos hemos decidido: queremos un coche eléctrico
Si, repasado todo esto, hemos encontrado un coche eléctrico de segunda mano que se amolde a nuestras necesidades y pueda darnos un buen servicio, es hora de ponernos manos a la obra con todos los trámites.
Antes de llegar a un acuerdo con el propietario, debemos tener muy presente que la propia DGT nos da la opción de comprobar si el vehículo en el que estamos interesados cumple con todos los trámites en regla. Para ello, podemos solicitar los siguientes informes:
- Informe reducido de la DGT (gratuito): el primer filtro. Muestra la fecha de matriculación del automóvil y si existe algún tipo de incidencia que impida la transferencia del vehículo o su circulación.
- Informe completo (8,67 euros): nos aporta toda la información administrativa del vehículo. Se señala el nombre del dueño del coche, el historial de la ITV (con su kilometraje), el municipio donde está domiciliado y si tiene algún tipo de carga. Además, se detalla el etiquetado medioambiental, la información de la ficha técnica y de Euro NCAP. Es el informe recomendado.
- Informe de datos técnicos (8,67 euros): sólo nos mostrará la información técnica del vehículo que compone el informe completo.
- Informe de cargas (8,67 euros): igual que en el caso anterior, solo nos aportará la información relativa a la administración. Se apunta si el vehículo puede ser transferido o si existe algún tipo de carga sobre el mismo.
Una vez comprobados todos estos detalles, es hora de comprar el coche. En este caso, debemos seguir los siguientes pasos:
- Redactar un contrato de compra: deben quedar reflejados todos los datos del comprador y del vendedor, con sus DNI, el precio apalabrado, los plazos de pago (si los hubiera), así como la fecha, la hora y el lugar de la firma.
- Pagar el impuesto de transmisiones patrimoniales (ITP): el coste del mismo depende de la comunidad autónoma pero varía entre un cuatro y un ocho por ciento del coste del coche cuando la transacción es entre particulares.
- Solicitar el cambio de titularidad en la DGT: se puede hacer online o de forma presencial. Nos pedirán los documentos anteriores y es necesario realizar el cambio en los primeros 30 días desde la firma del contrato de compra. Se recomienda contar con el justificante del pago del Impuesto sobre Vehículos de Tracción Mecánica, el permiso de circulación y la ficha técnica. El coste de este trámite es de 5,70 euros.
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Foto | Renault
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La noticia
Coches eléctricos de segunda mano: qué hay que mirar y tener en cuenta antes de comprar
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por
Alberto de la Torre
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