El hidrógeno sigue siendo residual en Europa, pero un fabricante se ha propuesto remediarlo: Toyota
“El tiempo está de nuestro lado. Esta escasez, no sólo de materiales para baterías, sino también de infraestructura de recarga, dejará muy claro que no hay una solución única para todos, y que la mejor respuesta es, en realidad, una mezcla de distintos tipos de vehículos”.
Con esta rotunda frase se expresaba Gill Pratt, jefe científico de Toyota a Automotive News, el pasado mes de febrero. Resumía el sentir de la compañía que, a pesar de que sigue adelante con sus coches eléctricos, con especial énfasis en Europa, sigue buscando alternativas a esta tecnología.
Entre las diferentes posibilidades, Toyota está experimentando con el hidrógeno. La compañía ya tiene el Toyota Mirai entre los coches que oferta. Esta berlina de pila de combustible utiliza el hidrógeno como generador de electricidad, que se acumula en una batería y es aprovechada por los motores eléctricos que incorpora. El resultado es un coche que expulsa vapor de agua por el tuvo de escape y tiene el dinamismo, suavidad y silencio de un coche eléctrico.
La compañía, además, está buscando soluciones para los vehículos deportivos. Ha probado a quemar hidrógeno almacenado en forma gaseosa y líquida. El objetivo es conseguir un coche de cero emisiones en carbono que mantenga el tacto y el sonido de un vehículo de combustión. El principal rival, en este caso, son las dificultades para almacenar el hidrógeno y su baja eficiencia.
Pero dejando a un lado esto último,Toyota sí está convencida en el futuro de la pila de combustible como alternativa al coche eléctrico y al de combustión. Y cree que Europa es el lugar perfecto para su desarrollo.
Toyota da alas a su división de hidrógeno en Europa
Bajo el nombre Hydrogen Factory Europe, la compañía levantará una fábrica exclusiva para la producción de sistemas de pila de combustible.
Según la compañía, Europa es el lugar indicado, dado las serias regulaciones en materia medioambiental que se esperan para los próximos años. Hay que recordar que aunque Euro 7 será más permisiva de lo esperado en un inicio, en el horizonte se asoma la frontera de 2035, el año en el que la Unión Europea quiere haber reducido las emisiones contaminantes de su transporte en un 55%.
Esto obligará a que gran parte de la flota se electrifique, poniendo enormes trabas para los vehículos puros de combustión. La única alternativa al coche eléctrico o el de combustión altamente electrificado (híbridos enchufables) es el hidrógeno utilizado por una pila de combustible.
De momento, no se ha especificado dónde se montará dicha fábrica pero sí sabemos que la división de Toyota dedicada exclusivamente la hidrógeno ha ganado independencia en los últimos meses para avanzar sus desarrollos de manera mucho más ágil. Aseguran que en 2030, Europa será el principal mercado de este tipo de tecnología y, por ello, quieren establecer “un enfoque coordinado en la comercialización de las tecnologías y sistemas de hidrógeno, desde el desarrollo y la producción a la venta y el servicio posventa”.
La compañía cree que en 2026 tendrá lista una nueva generación de pila de combustible que será más eficiente, aportando un 20% más de autonomía que los sistemas actuales. Sumado a una mayor producción de los mismos, creen que los costes se irán abaratando y podrán ofrecerlos a un precio más asequible, aunque no se especifica ningún objetivo. En España, el Toyota Mirai parte de 75.600 euros.
La compañía tiene sus esperanzas puestas en el Pacto Verde de la Comisión Europea que invertirá 45.000 millones de euros para el desarrollo del uso de hidrógeno hasta 2027 y otros 248 millones de euros adicionales concedidos por los fondos de infraestructuras de transporte de la Unión Europa.
En estos momentos, como comprobamos con la apuesta de Stellantis por el uso de hidrógeno en sus vehículos comerciales, el número de hidrogeneras en Europa es escaso, siendo Alemania y Francia donde más estaciones de este tipo tienen. El precio, además, es similar al de repostar diésel, por lo que sigue siendo una opción poco atractiva.
Con una popularización del mismo, Toyota aspira a que la oferta sea más económica pero, además, está estudiando la incorporación de esta tecnología a vehículos comerciales ligeros (ya ha presentado un prototipo de Toyota Hilux de hidrógeno) y el transporte pesado, donde la pila de combustible puede ser clave para reducir las emisiones contaminantes al tiempo que se garantizan recargas en el mismo tiempo que se rellena el depósito de un vehículo de combustión.
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Foto | Toyota
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El hidrógeno sigue siendo residual en Europa, pero un fabricante se ha propuesto remediarlo: Toyota
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Alberto de la Torre
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