Lo que empezó con 130 empleados suecos ha terminado en Dinamarca. La huelga solidaria contra Tesla ya salta fronteras

Lo que empezó con 130 empleados suecos ha terminado en Dinamarca. La huelga solidaria contra Tesla ya salta fronteras

130 empleados suecos. Eso es a lo que se enfrentaba Tesla. Un pequeño conflicto laboral que apenas afectaba a poco más de un centenar de personas. O eso es lo que creían en Tesla, mejor dicho. Porque el conflicto ya ha traspasado fronteras y ha movilizado a los trabajadores daneses.

130 trabajadores. Eran los últimos días de octubre cuando 130 trabajadores de Tesla se ponían en huelga. Poco más de un centenar de mecánicos que confirmaban a la compañía que, sin un convenio colectivo por medio, no volverían a su puesto de trabajo. Y la compañía se mantuvo firme.

Así que la huelga se inicio. Los sindicatos comenzaron a alzar la voz y los medios empezaron a hacerse eco. Unos pocos, pues la mayoría de las informaciones publicadas ya son bien entrado noviembre, cuando la huelga iniciada por estos mecánicos tomó un nuevo rumbo.

“Un shock cultural”. Es, según Matthias Schmidt, reputado analista del mercado del automóvil, lo que ha estado viviendo Elon Musk en el último mes. Porque los primeros copos cuajaron. La nieve se convirtió en bola. Y, con el tiempo, echó a rodar.

Taxistas, estibadores, mensajeros y limpiadores se sumaron a la huelga contra Tesla. La compañía ha tenido que enfrentarse a las conocidas como “huelgas de solidaridad”. Sin esperarlo, Tesla tenía entre manos un enorme problema: sus coches no descargaban. Cuando descargaban, no recibían las matrículas. En sus concesionarios nadie recogía la basura. Su red de carga no iba a recibir el mantenimiento necesario en caso de avería. Los taxistas amenazaban con cancelar sus pedidos.

Una situación que el propio Elon Musk ha definido en X (antes Twitter) como “una locura”. Y desde la compañía señalaban a las medidas tomadas por IF Metall, sindicato sueco con más de 300.000 trabajadores, de “lamentables”.

Un problema más. “Podría convertirse en una bola de nieve en distintos países y replicarse en otros lugares”, apuntaba Schmidt hace unos días. Ahora sabemos que no se equivocaba de pleno. El analista apuntaba a Alemania, clave para la compañía pues cuenta con una gigafactoría en Berlín y es el mercado de Europa donde más coches vende.

No ha sido en Alemania donde Tesla enfrenta nuevos problemas. Es en Dinamarca, donde 3F, el mayor sindicato del país, ha anunciado que la empresa de Elon Musk tampoco podrá descargar sus coches en los puertos daneses. Ante el bloqueo sueco, Tesla estaba utilizando a Dinamarca para desembarcar los vehículos y pasar la frontera por carretera. Una opción que ahora se le niega.

Cumplir. Eso es lo que piden desde los sindicatos daneses. “Aunque alguien sea de los más ricos del mundo, no puede simplemente imponer sus reglas. Tenemos algunos acuerdos en el mercado laboral en los países nórdicos, y uno debe cumplirlos si quiere hacer negocios aquí”, ha comunicado Jan Villadsen, presidente de la sección de Transporte de 3F, en palabras recogidas por elDiario.es.

La huelga entrará en funcionamiento en dos semanas (una vez terminado el preaviso al que obliga la normativa laboral) y no afectará a las operaciones que la compañía tiene en marcha en Dinamarca. “Los trabajadores suecos están librando una batalla increíblemente importante. Cuando piden nuestro apoyo, naturalmente, les respaldamos”, subraya Villadsen.

Sí, pero. Tesla defiende desde que se inició el conflicto que no entiende por qué este problema. “Ya ofrecemos pactos equivalentes o mejores que los cubiertos por la negociación colectiva y no encontramos ninguna razón para firmar ningún otro acuerdo”, llevan repitiendo desde que comenzó toda la vorágine de huelgas solidarias.

El problema, aseguran desde Suecia, no es ese. Los sindicatos de los mecánicos avisaron de que, sin convenio colectivo, no volverían a la actividad. La cuestión va más allá de que la empresa mejore las condiciones iniciales, es un problema de cómo se deciden las condiciones laborales para el futuro, no tanto de cuáles sean estas.

Un brutal choque. Son dos posturas tan enfrentadas que se hace difícil prever una salida al conflicto en el corto plazo. La compañía intenta llevar su filosofía estadounidense allí donde va. Aseguran que, como empresa, no firman convenios colectivos y que no es negociable. Para los sindicatos suecos, tampoco es negociable no firmarlo.

Según France Press, el 90% de los trabajos de Suecia cuentan con su propio convenio colectivo, que regula salarios y el resto de condiciones laborales. “No tenemos salarios mínimos ni leyes sobre cuándo se puede trabajar y cuándo no en Suecia. Tenemos marcos y protección del empleo, pero al margen de eso, son los convenios colectivos los que regulan el mercado laboral”, insistía Torbjorn Johansson, secretario de negociación de LO, en Reuters.

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Foto | Marcel Strauß


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Alberto de la Torre

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