La última tendencia entre los millonarios no es comprar un yate. Es compartir un minicrucero de lujo
Cuando la estabilidad de tu cuenta corriente no es un problema, las opciones de ocio y vacaciones son prácticamente infinitas. No obstante, incluso cuando eres un millonario de vacaciones, te apetezca compartir “vacaciones poco convencionales” con otras personas de alto poder adquisitivo.
My Ocean es una empresa que ofrece todo tipo de experiencias de aventuras para clientes exclusivos: desde estancias en yates de lujo en primera línea de pista en el Gran Premio de Fórmula 1 de Mónaco o desde la Yas Marina en Abu Dhabi.
De la misma forma que un turoperador ofrece paquetes vacacionales con trayectos y alojamientos, My Ocean organiza vacaciones exclusivas para jóvenes UHNWI (Ultra-High-Net-Worth Individual), vulgarmente llamados ultrarricos, que valoran la conexión y formar una comunidad con otros millonarios.
De hecho, sus organizadores afirman que, en sus experiencias de amarre a pie de pista en los últimos Grandes Premios, “se han fomentado muchas relaciones comerciales y se han cerrado acuerdos”.
Uno de sus últimos paquetes vacacionales consiste compartir un minicrucero de lujo con un grupo de personas que ya se han cansado de las habitaciones convencionales del Four Seasons y Ritz-Carlton. Tal y como declara Jonny Dodge, cofundador y director ejecutivo de MY Ocean a Forbes, “Evolucionar hacia vacaciones comunitarias en superyates era el siguiente paso lógico. Estamos en la ola de una nueva era de viajes debido al cambio en riqueza y demografía familiar, los viajes grupales compartidos UHNW se convertirán en los viajes del futuro”.
No es el único proyecto de minicrucero de lujo compartido para millonarios. El Somnio es un proyecto mucho más ambicioso. Se trata de un superyate de 222 metros de eslora que cuenta con 39 camarotes a la venta desde el módico precio de 9,5 millones de euros y se espera que su botadura se llevará a cabo a mediados de 2024.
Cuando hablamos de camarotes somos fieles a la semántica naval, pero en realidad podríamos considerarlas como apartamentos, ya que la superficie de este espacio privado y exclusivo varía entre los 150 m2 y los 600 m2, con capacidad para entre tres y cuatro dormitorios con sala de estar, comedor y opción de cocina propia.
Con esos precios cabe esperar que el buque cuente con todo lujo de detalles y lo cierto es que parece que no va decepcionar. Entre los lujos que integrará destaca una bodega con capacidad para 10.000 botellas de vino, un puerto deportivo propio, helipuerto, diversos jacuzzis y piscinas distribuidos por las cubiertas del yate, una enorme cubierta panorámica y varios restaurantes a la altura de la exclusividad de sus comensales.
Cada propietario puede decidir el diseño de su camarote y elegir características que incluyen una sala de masajes privada, gimnasio, oficina privada y varias distribuciones de alojamiento. Según Jim Dixon, director creativo de yates y aviación de Winch que se encarga de diseñar el buque, “la intención es que los propietarios diseñen sus apartamentos en función del estilo de vida que planean tener a bordo. Algunos propietarios podrían optar por pasar de tres a seis meses a bordo”.
El minicrucero compartido es un paso intermedio entre poseer un superyate propio y asumir los gastos diarios que ello conlleva, y embarcarse crucero turístico convencional con todos los servicios a bordo. De este modo, los exclusivos propietarios de este minicrucero compartido de lujo votan la ruta del crucero y pueden permanecer a bordo todo el tiempo que deseen. La empresa que lo gestiona, se encarga de todo el mantenimiento, la tripulación y las cuestiones técnicas.
Imagen | Somnio
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La última tendencia entre los millonarios no es comprar un yate. Es compartir un minicrucero de lujo
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Rubén Andrés
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