En la isla de Djerba hubo durante 300 años una torre de diez metros hecha con calaveras. Las de 5.000 españoles

En la isla de Djerba hubo durante 300 años una torre de diez metros hecha con calaveras. Las de 5.000 españoles

En el mundo hay decenas de monumentos que nunca deberían haberse erigido. Uno de ellos estuvo en pie durante siglos en la isla mediterránea de Djerba, en Túnez. Sí, la región donde se recreó la ficticia ciudad de Tatooine para la saga de Star Wars, donde George Lucas vislumbro a un joven Luke Skywalker descubriendo el camino de la fuerza. Este misterioso lugar, más allá de ser un lugar icónico para los fans de la saga, albergó una de las construcciones más macabras de la historia: Burj Al-Rus, una torre hecha con las calaveras de 5.000 españoles.

Esta es su historia.

En el siglo XVI, también denominado “Siglo de los Descubrimientos”, España se alzó como una superpotencia mundial y reunió un imperio tan grande que dominó territorios por todo el globo: África, numerosas colonias en Asia, media Italia, los Países Bajos, la Borgoña y gran parte de América, desde los actuales Estados Unidos hasta Argentina.

Como su mano se extendía sobre tantas regiones, controlarlas y administrarlas se convirtió en un problema. De hecho, sólo la gestión del Mediterráneo se convirtió en un gran dolor de cabeza para los países cristianos, sobre todo para España, ya que los otomanos y berberiscos llevaban a cabo incursiones y capturaban esclavos allá donde podían.

Fue también en esta época cuando emergió una temible figura: Turgut Reis, también conocido como Dragut, un corsario, pirata y almirante otomano que ha llenado páginas de literatura histórica desde entonces por su crueldad. No sólo sus flotas asaltaban a diario las naves del imperio, obstaculizando las rutas comerciales, sino que se las arreglaba para saquear incluso zonas costeras y esclavizar a sus gentes.

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Durante ese momento, Jean de La Valette, general de Malta, estaba obsesionado con vencer a los turcos y reconquistar la ciudad de Tripoli, que se encontraba ahora bajo el poder de estos. Así que en 1559 convenció a Felipe II para que mandara una flota de 28 barcos y 50 galeras con 30.000 soldados cristianos. Estas fuerzas estarían dirigidas por Juan de la Cerda y Silva, cuarto Duque de Medinaceli y Virrey de Sicilia.

Cientos de hombres partieron de Siracusa, en la actual Sicilia, hacia Tripoli. Pero al llegar contemplaron algo que no esperaban. Las defensas enemigas eran superiores a lo que se pensaban. Dieron media vuelta por decisión de De la Cerda, quien señaló que esa batalla era imposible ganarla sin el equipamiento de artillería pertinente o, al menos, cañones. Varias tropas fueron enviadas a Malta para avisar de la situación y el resto de la flota se detuvo en la isla de Yerba (también llamada de Los Gelves) para esperar refuerzos.

La masacre de Djerba y la construcción de la torre

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Allí se fortificaron como pudieron e intentaron construir algunos emplazamientos defensivos ante una posible llegada de los otomanos. Y vaya si llegaron. En menos de dos meses aparecieron en el horizonte casi 90 galeras al mando de Pialí Bajá y de su comandante, Turgut Reis (Dragut). El caos y el miedo se apoderó de las tropas, que esperaban la decisión de su comandante. Este, entre la elección de luchar o retirarse, eligió la segunda cuando los musulmanes ya habían atracado y comenzado una masacre.

Pialí Bajá combatió a los españoles, o lo que quedaba de ellos, durante tres meses. Mientras sus generales consiguieron escapar, 5.000 hombres dirigidos por Álvaro de Sande quedaron aislados. La mitad de ellos eran soldados y la otra mitad simples marineros. Sin ayuda alguna, se rindieron ante los otomanos, pero Dragut no tuvo piedad alguna. Ni siquiera los tomó como prisioneros.

Directamente ordenó cortar la cabeza de los 5.000 supervivientes, limpiar sus cráneos y sus huesos y, junto con barro, construir en la playa una torre levantada con calaveras españolas y adobe. Este terrorífico monumento que podía verse desde el mar a decenas de kilómetros, serviría como advertencia ante futuros intentos de conquista.

A esta torre se le llamó Buj Al-Rus, que significa “Torre de las calaveras”, Medía más de 10 metros de altura y se mantuvo en pie durante casi 300 años, hasta 1848, cuando el rey de Túnez ordenó su demolición y dio sepultura a los restos. Más tarde se erigiría en su lugar un monolito en recuerdo de los miles de españoles que perecieron de manera atroz en aquella isla.

Turgut Reis, por su lado, terminó sus días en el asedio otomano de Malta, el 23 de junio de 1565, a los 51 años de edad, tras ser herido durante el asedio al Fuerte de San Telmo, cuando un cañonazo le hirió mortalmente en el cuello.

Imagen: Wikimedia Commons. Burj-er-Roos, grabado realizado por Sir Grenville T. Temple, Bart. (1841).

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En la isla de Djerba hubo durante 300 años una torre de diez metros hecha con calaveras. Las de 5.000 españoles

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Albert Sanchis

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