El creador de las Oculus Rift tiene nuevo “juguete”: un dron autónomo preparado para la guerra del futuro
En 2012 un jovencísimo Palmer Luckey alucinó al mundo entero con las Oculus Rift, unas gafas de realidad virtual que planteaban toda una revolución en muchos ámbitos. Las cosas no han ido como muchos esperaban, pero la huella de este ingeniero y emprendendor fue notable. Luckey acabó abandonando la empresa y dio un salto llamativo al fundar Anduril, una startup específicamente dedicada a (polémicos) proyectos de defensa. Ahora acaba de presentar su último proyecto.
Fury. Así se llama este “vehículo aéreo autónomo de grupo 5, de alto rendimiento y multimisión”. No ha compartido muchos datos de este dron no tripulado, pero Luckey sí destacaba cómo el Fury “es capaz de resistir 9Gs a Mach 0.95”, y de hacerlo además “a una pequeña fracción del coste de cazas con un rendimiento similar”.
Pilotado por una IA. La aeronave está gobernada por la plataforma software Lattice que ya estaba siendo usada en otros proyectos militares por parte de Anduril. Este software hace uso de una plataforma de inteligencia artificial que permite que “sistemas autónomos colaboren dinámicamente para lograr completar misiones complejas bajo supervisión humana” tanto en tierra como en aire.
Adquisición provechosa. El anuncio forma parte de una operación financiera recién anunciada por Anduril: la adquisición de Blue Force Technologies, que trabajaba en el segmento de defensa y que es en realidad la desarolladora de Fury. Esta empresa ya había completado un test de vuelo del software en un simulador, y también evaluó el sistema de propulsión de Fury en tierra.
Elon, interesado. Tras el anuncio de Luckey, Elon Musk se mostraba inmediatamente interesado y le preguntaba por qué Fury se limitaba a esa velocidad. “¿Qué os impide llegar a Mach 1.5?”, decía Elon. Según sus datos, “La resistencia a la compresión es menor allí que a 0,95. La densidad del aire disminuye exponencialmente con la altitud, mientras que la resistencia basada en la velocidad es simplemente el cuadrado”.
La clave, el coste. Luckey contestaba poco después indicando que “Lo que más nos frena son las limitaciones impuestas por el motor comercial preexistente utilizado en este avión en particular. La elección correcta para esta aeronave es mantener los costes bajos y la facilidad de mantenimiento alta”. Aún así el fundador de Anduril destacaba que “el supersónico está en la hoja de ruta de uno de nuestros vehículos aún por anunciar”.
Mucho más barato que un F-35. El propio Musk comentaba cómo “en retrospectiva, los aviones de combate con personas dentro parecerán una imprudencia”. Los drones quieren adueñarse del futuro de las batallas aéreas, y hacerlo además a bajo coste. El conocido F-35 tardó años en lograr estar listo para el combate y dio muchísimos problemas, es carísimo —como el casco necesario para pilotarlo— y depende de pilotos humanos.
Preparado para el futuro. Christian Brose, uno de los directivos de Anduril, explicaba que los aviones autónomos tienen “los atributos que vas a necesitar para ser relevante en lo que todo el mundo está centrado ahora mismo: la amenaza creciente de China y la competencia en el teatro Indo-Pacífico”. Afrontar esas situaciones con el F-35 tendrá un coste desorbitado, pero como él comentaba, “el Fury no cuesta lo que cuesta un F-35. Ni de lejos”.
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Javier Pastor
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