El pueblo español que prohíbe dejar el cubo de la fregona en la terraza o que ladren los perros por la noche
Si algo nos gusta en este país es legislar. Pero legislar a la contra. Cualquier petición ciudadana, quebradero de cabeza vecinal o polémica viralizada es una excusa política para hacer o deshacer lo que el partido de la oposición ha hecho durante los años previos. El resultado es que, a la larga, cambian pocas cosas, pero ese precioso ordenamiento jurídico que tenemos y que regula el día a día los españoles se diversifica a niveles inimaginables.
Y es que en España no sólo hay leyes a nivel estatal, tanto las Comunidades Autónomas como los propios Ayuntamientos pueden establecer normas de todo tipo. En el caso de los consistorios, estas se llaman ordenanzas y regulan principalmente la convivencia vecinal. Pero, puesto que cada Ayuntamiento es de su padre y de su madre (políticamente hablando), hemos llegado al punto de que algunos municipios viven en su propia burbuja legislativa, retroalimentándose de normas de lo más estrambóticas.
Uno de estos casos es Villanueva de la Torre, en Guadalajara. Su Ordenanza Reguladora General de la Convivencia Ciudadana recoge una serie de prohibiciones del todo peculiares. Por ejemplo, se prohíbe dejar una fregona en la terraza de las casas. O que los perros ladren por la noche o a la hora de la siesta.
Descanso e integridad ante todo
Con apenas 6.500 habitantes, este municipio situado a 112 kilómetros de la capital y de arquitectura castellana, típica de la Campiña del Henares, lleva experimentado un incremento de la población desde la década de los 90, sobre todo a base de planes urbanísticos para crear nuevos barrios residenciales como han sido Valgreen y Santa Águeda.
Que nuevos vecinos empezaran a llegar a la localidad se debió también al paralelo desarrollo urbanístico en la cercana Madrid y del Corredor del Henares por la búsqueda de suelo barato para viviendas y en lugares que estuvieran cerca de la capital y contaran con los servicios básicos. Este cambio urbanístico y demográfico ha convertido a Villanueva de la Torre en una de las localidades españolas que más ha incrementado su población en los últimos años y una de las que tiene mayor porcentaje de población joven y mayor tasa de natalidad.
Ante este incremento de población y de nuevos residentes para lo que siempre fue un lugar de paso e inmersión en la naturaleza entre lomas y bosques, el Gobierno del Partido Popular sacó adelante en diciembre de 2012 una Ordenanza reguladora general de la convivencia ciudadana que transformaría la vida de los vecinos para siempre.
La norma recoge en su artículo 16.2.f que los vecinos no pueden colocar una fregona en la terraza de su vivienda: se prohíbe “tender o exponer ropas, prendas de vestir o elementos domésticos en balcones, ventanas, antepechos, terrazas exteriores o paramentos de edificios situados hacia la vía pública o cuando sean visibles desde esta”.
De igual manera, el artículo 41, que habla de la tranquilidad y el descanso, establece que: “Se prohíbe, desde las 22:00 hasta las 8:00 horas, y entre las 15:00 y 17:00 horas, dejar en patios, terrazas, galerías y balcones a animales que con sus sonidos, gritos o cantos perturben el descanso de los vecinos. En el resto de horas, deberán ser retirados por sus propietarios, cuando sean especialmente ruidosos”.
Para el PSOE, el partido en la oposición durante los últimos años, este conjunto de leyes municipales no es más que “un disparatado catálogo de prohibiciones absurdas”: “Pueden multar a un niño con 750 euros por jugar en la calle, exige a los perros que no ladren por la noche ni en la hora de la siesta, ordena conductas en lagos, lagunas, hospitales y museos sin que Villanueva de la Torre tenga ninguno de estos espacios, impide tener artículos domésticos en terrazas particulares e, incluso, prohíbe verter residuos radiactivos en el pueblo, por poner sólo algunos ejemplos”, señalaba Emilio Domínguez, el portavoz del PSOE en la localidad.
Según la formación, nada de esto “responde en absoluto a las características del pueblo ni a las costumbres de los vecinos” y pide que se apruebe otra normativa que “de verdad cumpla el objetivo de fomentar las conductas cívicas, pero sin provocar una sensación de amenaza a la libertad individual de los vecinos”.
Leyes locales de otro nivel
Pero Villalba de la Torre no es el único municipio que cuenta con ordenanzas tan imaginativas. En Sevilla, según la Ordenanza Contra la Contaminación Acústica, está prohibido jugar al dominó. Según su artículo 30: “Queda prohibido cualquier tipo de juego o actividad susceptible de generar ruido de impacto, por ejemplo dados, dominó y similares. También su artículo 10 prohíbe hacer rodar los barriles de cerveza, para el pesar de los hosteleros.
En Zamora no se puede cantar en la calle. La Ordenanza de convivencia ciudadana y prevención de actos vandálicos establece en su artículo 41 el comportamiento de los ciudadanos en la vía pública: “Se prohíbe perturbar el descanso y la tranquilidad de los vecinos mediante: cantos o la práctica de acrobacias y juegos de habilidad con patines, monopatines o bicicletas fuera de las áreas destinadas al efecto”.
Tenerife no se queda corta, sobre todo cuando ha prohibido los castillos de arena en la playa debido al gran espacio que pueden llegar a ocupar. Mientras, en Málaga, su Ordenanza de uso y disfrute de las playas, prohíbe también jugar a las palas o al fútbol en este espacio con la advertencia posibles multas si se encuentran a menos de 6 metros de distancia del resto de personas.
Imágenes: Unsplash / Ayuntamiento de Villanueva de la Torre
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El pueblo español que prohíbe dejar el cubo de la fregona en la terraza o que ladren los perros por la noche
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por
Albert Sanchis
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