En su intento de invadir Ucrania, Putin está perdiendo el control de Rusia: Wagner ya está a 400 km de Moscú
Con los milicianos del grupo Wagner avanzando con camiones y tanques en dirección a Moscú, si algo ha desatado ya la sublevación de Yevgeny Prigozhin, líder del grupo paramilitar, es la guerra dialéctica. El poderoso pulso del discurso. Él defiende que su despliegue armado es una “marcha por la justicia” que puede derivar en una “guerra civil” rusa. Para Vladimir Putin se trata de una “traición” que está dispuesto a aplastar con una respuesta “brutal”. Desde Kiev, que sigue los acontecimientos con atención al otro lado de la frontera, lo ocurrido se interpreta como una prueba del desgaste del Kremlin tras casi 500 días de guerra.
Algo está claro: Putin cruzó la frontera ucrania hace un año dispuesto a tomar Kiev y lo que hoy se encuentra es una demostración de vulnerabilidad inusitada.
¿Hay novedades? Sí. Que los mercenarios del grupo Wagner avanzan por territorio ruso rumbo Moscú. Tras cruzar la frontera con Ucrania y afianzarse en Rostov, donde Prigozhin asegura haber tomado las instalaciones militares, sus combatientes han seguido adentrándose en el país. A primera hora de la tarde entraban ya en la región de Lipetsk, a 360 kilómetros al sur de la capital.
Aunque en un intento por frenar su avance el ejército ruso ha volado depósitos de combustible y Putin ha amenazado con una respuesta “brutal”, lo cierto es que los mercenarios no estarían encontrándose con casi resistencia. La velocidad a la que se desplaza su columna de milicianos hacia la capital, en el norte, provistos de tanques y camiones, está revelándose de hecho una de sus grandes bazas.
Pero… ¿Qué es Wagner? Un grupo de mercenarios fundado y liderado por Yevguéni Prigozhin, expresidiario y empresario de San Petersburgo. Ironías de la política, hasta hace no mucho se le conocía como ‘el Chef de Putin’ porque durante años hizo fortuna con sus negocios de catering y vínculos con el presidente ruso. El papel de Wagner ha sido relevante en la invasión de Ucrania, sobre todo en Bajmut o Soledar, pero a lo largo de los últimos meses sus relaciones con los altos mandos militares de Rusia se han ido tensando. De hecho ha llegado a arremeter contra el ministro de Defensa y Valery Gerasimov, clave en la estrategia rusa en Ucrania.
Hace poco cuestionó abiertamente la justificación de la guerra y ha cargado con dureza contra los mandos de su país, a los que afeó que se comporten como “gatos gordos” mientras los milicianos dejan sus vidas en la guerra de Ucrania. Su mayor acusación a la cúpula de Defensa rusa llegó sin embargo esta semana, cuando aseguró que había bombardeado las bases de Wagner en la retaguardia.
¿Y qué fuerza tienen? La pregunta del millón. En su día EEUU calculó que Wagner contaba con unos 50.000 paramilitares en Ucrania, pero desde entonces Prigozhin ha tenido que lidiar con dos hándicaps que probablemente han minado esas fuerzas: las bajas en el campo de batalla y las dificultades para reclutar, una labor hasta ahora había emprendido en gran medida de forma personal.
En sus últimas declaraciones el líder militar hablaba de 25.000 combatientes con los que quiere “buscar una respuesta al caos” en Rusia. Él mismo ha lamentado en el pasado que no recibe la suficiente munición ni se le facilita la fuerza y respaldo suficiente desde la cúpula militar rusa. Su intención no parece en cualquier caso contra la guerra de Ucrania, sino contra sus dirigentes miliares. Ya ha asegurado que, en cuanto concluya, volverán al frente a “luchar por la patria”.
¿Una operación “suicida”? Así la ve ya algún analista. Rusia es una de las grandes potencias militares del mundo, con 850.000 militares en activo, según Global Firepower. El desequilibrio de fuerzas con Wagner es tan pronunciado que ha llevado a algunos expertos a tachar la rebelión de Prigozhin de “suicida”.
“Prigozhin ha perdido el contacto con la realidad rusa, no veo probabilidad de que haya un golpe”, reconocía a El País Mira Milosevich-Juaristi, analista del Instituto Elcano. De momento su avance prosigue y las autoridades rusas ya han decretado restricciones al desplazamiento en Kaluga, a unos 180 kilómetros de Moscú. En la propia capital se ha pedido a los ciudadanos que limiten sus movimientos.
¿Y Putin? Buena prueba del calibre de la sublevación es que el mismísimo Vladimir Putin ha intervenido. Y con un tono rotundo. “El que organizó y preparó la rebelón militar traicionó a Rusia y responderá por ello”, ha insistido durante un discurso retransmitido por la cadena pública, en la que advirtió, tajante: “Nuestras acciones para proteger la patria de esta amenaza serán firmes”. Líderes políticos, incluido el presidente de la Duma, se han alineado con él y el expresidente y actual vicepresidente del Consejo de Seguridad, Dmitri Medvédev, ha asegurado que no permitirán que el arsenal nuclear caiga en manos de “bandidos”.
A lo largo de las últimas horas no han faltado tampoco especulaciones sobre el paradero del propio Putin. El periodista Crhisto Grozev ha desvelado que el avión del Kremlin ha partido de Moscú a San Petersburgo, metrópoli situada mucho más al norte del país, pero las autoridades rusas no han tardado en salir al paso para garantizar que el presidente sigue en la capital: “Está trabajando en el Kremlin”.
¿Cómo afecta al Gobierno ruso? El periodista Lucas Harding publicaba esta misma mañana un artículo en The Guardian que aporta una lectura interesante ya desde su mismo titular: “Incluso si la rebelión de Wagner fracasa, la presidencia de Putin nunca se ha visto más débil”. Las imágenes que llegan de Rusia recuerdan de hecho al fallido golpe del verano de 1991, impulsado entonces por la línea más dura de la KGB, y refuerzan el argumentario de quienes consideran que la invasión de Ucrania fue un error estratégico que puede pasar factura a Putin.
Como apunta Harding, incluso en el caso de que la sublevación fracase en las próximas horas no es descabellado pensar que la inestabilidad generada dure aún meses. Y eso a las puertas de unas elecciones presidenciales previstas para marzo de 2024. La rebelión está sirviendo además a Ucrania para sacar músculo tras casi 500 días de guerra en su territorio. “Todo aquel que elige el camino del mal se destruye a sí mismo”, lanzaba el presidente Zelenski desde Twitter.
Imagen de portada: Reuters
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En su intento de invadir Ucrania, Putin está perdiendo el control de Rusia: Wagner ya está a 400 km de Moscú
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Xataka
por
Carlos Prego
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