He jugado a ‘Diablo IV’ en un televisor OLED de última generación y es una experiencia demencial
Hacía tiempo que no disfrutaba tanto con un juego. ‘Diablo IV’ es puro ‘Diablo’. Y en Blizzard no pueden estar más contentos, pues está batiendo todos los récords. En mi caso llevo jugando desde el acceso anticipado, pero lo que he podido probar esta semana no me lo esperaba. Y ha conseguido cambiarme la percepción que tenía de ‘Diablo IV’. Para mejor.
Durante la presentación de los nuevos televisores Panasonic para este 2023 se anunció que la marca japonesa ha llegado a un acuerdo con Activision Blizzard para convertirse en el socio oficial de ‘Diablo IV’ en televisores. Y como es normal, había uno de los nuevos modelos OLED para probar junto a ‘Diablo IV’. Tras una espera, conseguí que la compañía me cediera el control del teclado y el ratón para poder jugar un rato.
Y la experiencia fue brutal. Se juntan varias cosas. Por un lado el jugar en 4K y con todos los gráficos en Ultra. Por otro lado el disfrutar de un juego como ‘Diablo IV’ en un televisor OLED de última generación como el MZ980, que aunque no es su buque insignia sí ofrece una calidad top. Y por último el hecho de poder contrastar la gran diferencia que hay entre jugar en el portátil y hacerlo en el mejor setup posible. Y es que justo ‘Diablo IV’ es un juego que agradece enormemente verlo en la mejor calidad posible.
El infierno en 4K se ve mucho mejor
Todas las tecnologías para disfrutar de los juegos estaban al alcance. Desde resolución 4K Ultra HD completa hasta las distintas funciones de HDMI 2.1 como la frecuencia de actualización de hasta 120 Hz (HFR), el VRR o NVIDIA G-Sync para sincronizar las tasas de actualización de la pantalla con la GPU, como en los monitores más avanzados.
A esto le sumamos calidad de imagen Dolby Vision, junto a un sonido Dolby Atmos. Una imagen que se combina con un modo ‘True Game’, una calibración que realiza el televisor de Panasonic para videojuegos donde intenta mantener la expresión de los tonos HDR como intentan los creadores. Es decir, lo que habitualmente tenemos para las películas, pero enfocado en juegos. Y es que a nivel visual, hay algunos juegos que pueden ser tan deslumbrantes como una película. Y ‘Diablo IV’ es claramente uno de ellos.
Como comentaba mi compañero John Tones, ‘Diablo IV’ es un monstruo visual, con “la creación de un mundo sumido en la oscuridad y el caos, y reflejado en pantalla de forma terriblemente perversa y dolorosa”. Y es justo esta experiencia visual la que con el televisor OLED se ve ampliado de una forma demencial.
“No se me ocurren demasiadas cosas en las que el equilibrio cromático
sea más importante que en Diablo IV, ya que tenemos una paleta de colores muy sutil. Para crear algo que se sienta como una antigua obra maestra se requiere la habilidad de retratar este mundo de una forma muy matizada”, explica John Mueller, director artístico de Diablo IV.
Y tengo que darle totalmente la razón. El color de la nieve, los juegos de luces, los efectos de los ataques… en ‘Diablo IV’ los colores juegan un papel primordial y en este televisor OLED esto se refleja a un nivel extraordinario que amplifica todavía más la idea de estar en un mundo oscuro y quebrado.
La diferencia entre jugar en el portátil, donde la calidad de la pantalla es justita, a hacerlo en este televisor es enorme. Hasta tal punto que muchas cosas que me pasaban desapercibidas adquieren una nueva dimensión. En el tiempo que estuve jugando en el televisor OLED me fijé en muchos más detalles estéticos de lo que me había dado cuenta en estas semanas.
En parte me recordó a la sensación que experimenté con el famoso capítulo de ‘Juego de Tronos: la larga noche’. De tener la sensación de que me estaba perdiendo algo a poder apreciar todo el detalle en sombra y captar cuál es el mensaje que los creadores querían transmitir.
De igual manera que con el capítulo de ‘Juego de Tronos’ dijimos que se ponía a prueba la calidad de nuestro televisor, lo cierto es que ‘Diablo IV’ también es un muy buen ejemplo de juego que no se aprecia tan bien en pantallas más básicas.
El calibrado del televisor tiene una importancia radical aquí. Desde los ajustes podemos acceder a este modo, como si fuera un modo cine o profesional. También podemos ajustar el modo de sonido, el HDR, el brillo y la tasa de refresco variable. Se agradece tener a mano todos estos controles, aunque reconozco que siempre es bienvenida la comodidad de que todo esté bien configurado de base.
La calidad de imagen nos permite adentrarnos en el juego mucho más, la fluidez es tan buena como en el portátil y jugar con los gráficos al máximo siempre es un lujo para los que no tenemos acceso habitual a las GPUs de última generación, pero no quiero olvidarme de un punto también imprescindible para que la experiencia de juego sea completa: el sonido.
‘Diablo IV’ también engancha por su sonido. Y con Dolby Atmos es mucho más fácil meterse en el personaje. Explosiones, demonios ardiendo, rocas cayendo, enemigos acercándose… el seguimiento de objetos de Dolby Atmos adquiere una importancia adicional en un juego como ‘Diablo IV’, ya que esa sensación de que se acercan los enemigos es una constante y está mucho más lograda.
Como describíamos en el análisis de ‘Diablo IV’: “el propio escenario es un narrador más en este conflicto eterno contra los Infiernos Abrasadores”. La nueva versión de Santuario ya me había enganchado con esta versión más madura y oscura, pero tras haberlo probado a lo grande puedo decir que es un reencuentro. Un redescubrimiento de la obra maestra de Blizzard donde cada detalle cuenta. Un juegazo que, como las grandes películas, se disfruta mucho más cuando el hardware acompaña.
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He jugado a ‘Diablo IV’ en un televisor OLED de última generación y es una experiencia demencial
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Enrique Pérez
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