Pi es un chatbot que no escribe código ni te hace los deberes. Está pensado para una sola cosa: conversar
En los últimos meses hemos visto como ChatGPT y sus competidores se afanaban por convertirse en chatbots todoterreno. Entre sus capacidades están escribir textos completos, hacer listas y recomendaciones, planificar nuestras vacaciones o nuestra actividad deportiva o programar código para nosotros. Hay un nuevo chatbot que tiene un enfoque diferente, porque no hace nada de eso. Está ahí solo para una cosa.
Conversar. Ese es el único y último objetivo de Pi, el chatbot creado por Inflection AI. Este desarrollo lleva un año fraguándose y la idea es distinta a la que plantean otros competidores como ChatGPT. Uno de sus creadores, Mustafa Suleyman (que fue uno de los tres fundadores de DeepMind antes de ser adquirida por Google) lo explicaba en Financial Times: “Hay muchas cosas que Pi no puede hacer. No hace listas, ni codifica, no hace planes de viaje, no escribirá tu estrategia de marketing, ni tu redacción para la escuela. Está diseñado exclusivamente para una conversación relajada, informativa y de apoyo”.
Creadores con caché. La empresa Inflection AI ha sido creada por cofundadores de Google DeepMind (el citado Suleyman y Karén Simonyan) y de LinkedIn (Reid Joffman), algo que desde luego ya es una carta de presentación importante. DeepMind es la división de Google —recientemente fusionada con Google Brain— encargada del desarrollo de sus productos y servicios de IA. La empresa presentó hace unas semanas Bard, pero este competidor de ChatGPT cuenta con algunas limitaciones y su despliegue está siendo lento.
Habla con Pi donde quieras. Este chatbot está disponible desde su propio sitio web oficial, pero sus creadores también ofrecen integración en otros servicios para que podamos usarlo dentro de aplicaciones móviles como Apple Message, Instagram, WhatsApp o Facebook Messenger. Existe además una aplicación nativa para iOS (de momento no para Android).
Una interfaz pensada para relajar. ChatGPT o Bing con ChatGPT plantean una interfaz de uso algo más densa en cuanto a diseño y elementos visuales, pero en Pi la interfaz es minimalista y, hasta cierto punto, relajante. Cuando “piensa” la respuesta, Pi, muestra una especie de cursor que se balancea suavemente, y la aparición de la respuesta tiene una animación que va mostrando también de forma elegante el texto, que aparece (quizás demasiado) gradualmente en pantalla. Cada pregunta hace desaparecer la anterior, lo que centra la conversación en la pregunta actual. No muestra fuentes ni citas, algo que por ejemplo sí hace Bing con ChatGPT, pero eso contribuye a esa interfaz minimalista.
Preguntas, y te pregunta. Esa disposición a conversar hace que Pi no solo trate de contestar a tus preguntas y peticiones, sino que además acabe normalmente preguntándote algo para que la conversación continúe. Por supuesto uno puede cambiar de tema en cualquier momento, y los conocimientos de Pi son muy variados en distintos ámbitos aunque por ejemplo no podemos pedirle que escriba fragmentos de código en lenguajes de programación.
Un híbrido entre Replika y ChatGPT. El funcionamiento de Pi nos recuerda por partes iguales ChatGPT y a Replika. Al primero, por su capacidad para responder de forma concisa y clara sobre prácticamente cualquier tema —aunque en Inflection AI recuerdan que puede cometer errores—. Al segundo, por esa orientación más personal y más dirigida a que este chatbot se convierta casi en una forma de tener compañía.
Cada vez más competencia. Queda por ver si la propuesta acabará cuajando en un segmento cada vez más competido. A esta propuesta se le suman otras como Google Bard, Claude —el chatbot de Anthropic— o propuestas que llegan de oriente como Ernie, de Baidu. A estos modelos se le suman propuestas más abiertas o dirigidas a entornos académicos o de investigación como LLaMA, Alpaca, Vicuna o Koala. Las opciones no paran de crecer, pero quizás Pi tenga su oportunidad gracias a ese enfoque diferencial.
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La noticia
Pi es un chatbot que no escribe código ni te hace los deberes. Está pensado para una sola cosa: conversar
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Xataka
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Javier Pastor
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