Volkswagen ya no se esconde: sus coches nuevos podrán caducar antes que la nevera de tu casa
15 años de vida útil: esa es la edad que ha marcado Cariad, la división de software del Grupo Volkswagen, para los coches de las marcas del conglomerado alemán. Al menos los generalistas.
Así lo ha asegurado a Ars Technica Dirk Hilgenberg, CEO de Cariad, tras ser cuestionado sobre la incorporación de Android Automotive OS como sistema operativo integrado en los modelos de las marcas del grupo germano.
Una declaración que, más allá de ser o no acertada, sugiere que con la inclusión de la tecnología los coches apuntan a quedarse obsoletos antes de lo que lo hacían anteriormente. Y todo ello teniendo en cuenta que precisamente al ser más tecnológicos son también más caros.
Actualizaciones de por vida, pero una vida corta
El Grupo Volkswagen pretende incorporar en los coches de sus marcas Android Automotive OS. No es la única: este sistema operativo se incluye ya en modelos de Polestar y Volvo, también por ejemplo en el Hummer EV de General Motors. Y marcas como Honda, Ford, además de firmas del Grupo Stellantis, también han anunciado que lo van a integrar en sus modelos.
Así, un aspecto importante para un sistema operativo, como ocurre con un teléfono móvil, es por cuánto tiempo va a disfrutar de soporte y actualizaciones. Esto es clave para que funcione correctamente pero también en términos seguridad, para protegerse de ciberataques.
Una pregunta que Ars Technica ha trasladado a Hilgenberg, el cual ha señalado que se brindará este soporte durante toda la vida del automóvil. La pregunta era entonces inevitable: ¿y cuál es esa vida útil en un coche?
“Quince años después del servicio, y una opción adicional para las marcas que quisieran tenerlo aún más tiempo. Tenemos que garantizar la actualización en todos los aspectos legales”, fue la respuesta de Hilgenberg.
Posteriormente, el CEO de Cariad ha aclarado que sería de 15 años desde que el coche sale de fábrica para el hardware y de 10 años en el caso del software, aún menos. Aunque deja la puerta abierta a ampliarlo: “Puede haber acuerdos individuales con marcas por períodos de soporte más prolongados para satisfacer específicamente las necesidades de sus clientes”.
Estos últimos serían modelos de altos vuelos, como por ejemplo de marcas como Porsche, Lamborghini o Bugatti. Modelos a los que 15 años se le pueden quedar cortos, ya que muchos pueden ser de colección.
La vida de la generación de un modelo es una cosa. La vida del coche en sí, otra. Más allá de cómo se planee dar soporte al sistema operativo de los modelos Volkswagen, decir que un coche tiene una vida útil de 15 años es como poco polémico, ya que comprar un automóvil es una inversión notable. Pero también poco acertado, pues depende de múltiples factores: sus componentes, el uso o el mantenimiento que se le da, entre otros.
Para un fabricante, fijar una vida no excesivamente larga es una ventaja ya que puede planificar más cómodamente el servicio postventa en cuestión de piezas e inventario de cara a los proveedores. Para el usuario, no tanto: si un coche deja de servir, tendrá que comprar otro. Y el coche más barato de Volkswagen, el Polo, arranca cerca de los 24.000 euros en su versión de acceso.
Porque una cosa es que cada generación de un coche ronde esa cifra y otra muy distinta que un coche dure década y media en manos de su propietario. Además de que Hilgenberg se olvida del mercado de segunda mano, que supera al de los nuevos. Por ejemplo en España se venden el doble de usados que nuevos cada año y los que más se venden superan los 10 años de antigüedad precisamente por ser los más baratos.
¿Obsolescencia programada? Pero hay además otra lectura para estas declaraciones: la inclusión de cada vez más tecnología en los coches parece suponer que los volverá obsoletos mucho antes. Algo que siempre se ha temido el consumidor.
Si bien un coche podrá seguir funcionando sin un sistema operativo actualizado, perdería seguramente funcionalidades por el camino, además de quedar expuesto en términos de seguridad. Esto antes no pasaba, cuando mandaba esencialmente la mecánica y no eran ordenadores cuando ruedas.
Y no está del todo claro que los compradores vayan a pasar por el aro: si hay usuarios que se resisten a utilizar móviles de última generación o nuevos sistemas de Windows en sus ordenadores, precisamente porque supone pagar uno nuevo, con un coche que supone una inversión mayor, aún más.
No hay que olvidar que ahora los coches son cada vez más caros, entre otras cosas por la carga tecnológica que llevan. Más caros y con una vida útil más corta: no apunta a buena estrategia comercial de cara a los usuarios a menos que tu estrategia vaya a ser la de matar el coche en propiedad.
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La noticia
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Motorpasión
por
Alejandra Otero
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