Donde hay un agujero, aparece Deutsche Bank: lleva siendo “un peligro” para Europa desde hace años
No ha sido un buen invierno para el sector financiero. Y desde luego tampoco el arranque de primavera ha resultado espléndido. Con un telón de fondo complejo, marcado por la defenestración hace dos semanas del Silicon Valley Bank y las crisis que se han ido sucediendo desde entonces en las oficinas del Signature Bank, First Republic y Credit Suisse —este último ya en suelo europeo—, el último en verse sacudido por las turbulencias ha sido el Deutsche Bank (DB), el mayor banco de Alemania. Y con fuerza además. Una que se ha sentido en el resto de Europa.
En su caso el nombre resulta más conocido. Si había un enfermo en la banca europea, era el DB. Y tampoco es la primera vez que nos sobresalta.
¿Qué ha pasado en el Deutsche Bank? Un descalabro, del tipo que ha salpicado las páginas de los diarios económicos a lo largo de las últimas semanas. Las acciones del gigante alemán se sitúan en 8,5 euros tras haber cerrado ayer con una caída del 8,5% en la bolsa de Fráncfort. El desplome es acentuado y, con todo, deja casi un sabor a alivio entre los inversores y directivos de la entidad: en el peor momento de la mañana llegó a precipitarse unos cuantos puntos más, el 14%.
¿Y el resto de Europa? No ha permanecido indemne. El rojo ha teñido el balance de los grandes bancos europeos y los mercados de valores, con París perdiendo un 1,74%, Fráncfort un 1,66, Milán un 2,23% y Londres un 1,26%. Tampoco lo ha hecho el Ibex 35, que cerró sesión con una caída del 1,98%.
Los fuertes retrocesos del Deutsche Bank y de otro actor destacado en el mapa financiero alemán, el Commerzbank —si bien en su caso la caída es más moderada: -5,4%— arrastraron al resto de la banca delcontinente, dando forma a un “viernes negro”: en Francia, BNP Paribas y Societé Générale (SG) cayeron un 5,27 y 6,13%, respectivamente; el holandés ING lo hizo un 3,73% y en España Santander, BBVA o Caixabank se despidieron de la jornada con retrocesos de entre el 3 y 4%.
¿Y cuál es el motivo? Motivos, mejor: en plural. Como suele ser habitual en estos casos la caída se explica por un cóctel de factores entre los que se incluyen el nerviosismo e “irracionalidad del mercado”. Las acciones del DB se han resentido de forma considerable a lo largo de las últimas semanas, con el colapso de SVB, el rescate del Credit Suisse y las turbulencias del sector como telón de fondo: si el 9 de marzo sus acciones se cotizaban a 11,5 euros, ayer marcaban 8,5.
¿Hay más razones? Desde luego. El desplome que ha sacudido a la banca europea llega después de que DB anunciara su intención de amortizar 1.500 millones de dólares de deuda subordinada con vencimiento en 2028. No resulta sencillo concretar cuáles son las causas detrás de una caída como la sufrida ayer, pero lo cierto es que la respuesta de los inversores disparó el coste de los seguros para cubrirse ante impagos, los conocidos como credit default swap (CDS).
Como recoge Cinco Días, se elevaron hasta los 506 puntos básicos, a bastante distancia de los 193 de inicios de mes. No es un indicador menor. Los inversores suelen medir los CDS como un termómetro del riesgo de quiebra y de hecho fue una de las primeras luces de alarma en activarse en el caso de Credit Suisse.
Deutsche Bank has been a lousy bank stock since 2007. $140 to $8 in that time frame. Their derivatives have been a disaster for many years.
The only surprise here is that Credit Suisse collapsed first. The problem is, Deutsche Bank might be too big.#DeutscheBank $DB pic.twitter.com/b8i85VQmzE
— Wall Street Silver (@WallStreetSilv) March 24, 2023
¿Importa el contexto? La respuesta es de nuevo: “sí”. Importa el contexto del conjunto del sector. Y el del propio DB, un banco de larga trayectoria —se fundó en Berlín hace más de un siglo y medio— y que tras unos años difíciles había lorgado arrancar 2023 con buenas señales: en febrero la entidad presentó sus cuentas de cierre de 2022, que arrojaban un beneficio neto de 5.025 millones, más del doble de las ganancias del año anterior y su mejor resultado en década y media.
El varapalo que sufrió ayer llega tras la caída en Estados Unidos del SVB y el Signature Bank y el rescate in extremis de Credit Suisse, que logró atajar su crisis después de que su rival UBS alcanzase un acuerdo para adquirirlo por unos 3.000 millones. Que las miradas se hayan centrado ahora en DB se explica en parte por su pasado y dimensiones: no se trata ya de una entidad de California popular entre las startups, sino del mayor prestamista de Alemania, que en España cuenta con 2.300 empleados y 160 oficinas que dan servicio a más de 500.000 clientes.
¿Un nuevo Credit Suisse? Analistas y autoridades insisten en que no será así. “Deutsche Bank ha modernizado y reorganizado de forma fundamental su negocio. Es un banco rentable”, garantizaba ayer el canciller alemán, Olaf Scholz, después de que le preguntaran precisamente si la entidad de Berlín podría seguir los pasos de la suiza, rescatada casi sobre el alero: “No hay motivos para preocuparse”.
“La exposición de DB al sector inmobiliario comercial y su libro de derivados es bien conocida y no da mucho miedo. No nos preocupa la viabilidad de Deutsche ni su marca de activos. Para que quede claro: no es el próximo Credit Suisse”, recalca Stuart Graham, de Autonomus Research. La jornada en rojo de ayer llevó incluso a la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Legarde, a reivindicar la fortaleza del sistema durante una cumbre internacional: “El sector bancario de la zona del euro es resistente porque tiene posiciones sólidas de capital y liquidez”.
¿Es el primer “sobresalto” del DB? No. No es este el primer susto protagonizado por el DB, una entidad que a lo largo de los últimos años ha afrontado ya otros capítulos convulsos: en 2020 la entidad logró regresar al terreno de los beneficios tras acumular cinco años con cuantiosas pérdidas —en 2019 anotó 5.718 millones de euros debido a gastos de reestructuración y caída de ingresos— que lo llevaron al borde de la quiebra y a comienzos de 2016 ya estuvo en el centro de intensas turbulencias que llevaron a muchos a preguntarse si el gigante teutón acabaría convirtiéndose en un “nuevo Lemahnn Brothers”.
¿Hay más? La entidad también se ha visto salpicada por polémicas, como cuantiosas sanciones por un escándalo de falsificación contable, violación de sanciones internacionales y manipulación de las tasas de interés. No hay que remontarse demasiado en la hemeroteca. DB saltaba a los titulares a finales de 2022, después de que la CE concluyese de forma “preliminar” que entre 2005 y 2016 y junto al holandés Rabobank manipuló los mercados de deuda.
En su valoración inicial —replicada por El País— la CE detalla que ambas entidades “infringieron las normas antimonopolio de la Unión Europea […] para falsear la competencia en la negociación de valores denominados en euros” coincidiendo con los peores años de la crisis financiera y los rescates.
Imagen de portada: Alexander Popovkin (Flickr)
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La noticia
Donde hay un agujero, aparece Deutsche Bank: lleva siendo “un peligro” para Europa desde hace años
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Xataka
por
Carlos Prego
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