Los grandes comercios quieren su trozo del pastel del coche eléctrico: Decathlon sigue a Mercadona y estrenará 400 puntos de carga
Llevamos mucho tiempo escuchando que la infraestructura para recargar vehículos eléctricos va a crecer mucho próximamente. Pero pasan los años y no se cumple, al menos en España. El resultado estamos muy por detrás de la mayoría de países de Europa en términos de electromovilidad.
Y no parece que la Administración pública esté dando los pasos necesarios para facilitar el uso del vehículo eléctrico, así que, mientras no dejan de llegar restricciones a la circulación y prohibiciones para los modelos de combustión, el sector privado está trabajando para llevarse la red de cargadores para coches eléctricos a su terreno.
Oportunidad de negocio
Las cuentas son sencillas: si cada vez va a haber más vehículos eléctricos, serán necesarios más puntos de carga. Hay quien tendrá la posibilidad de instalar un cargador en su domicilio, pero muchos solo podrán recurrir a la infraestructura de carga pública.
Los grandes comercios son plenamente conscientes de esta necesidad y de que irá más a lo largo de los próximos años. Y también saben que esa necesidad es otra oportunidad más de negocio, por eso, cada vez son más las empresas que cuentan con sus propios puntos de carga.
No es algo nuevo, de hecho, muchos comercios tienen cargadores desde hace años, a pesar de que apenas había vehículos eléctricos en las calles. Lo habitual es que estos puntos de carga disponibles para los clientes fuesen gratuitos (muchos lo son todavía), el problema es que, por norma general, los cargadores de este tipo ofrecen una potencia de carga muy reducida.
Siendo realistas, casi todos estos cargadores son más útiles desde el punto de vista del marketing que de la practicidad. Me explico: que una empresa tenga cargadores en su parking contribuye a crear una imagen más sostenible de ese comercio y da la impresión de que esa empresa está contribuyendo a la movilidad sostenible.
La realidad es que no solemos tardar mucho en hacer la compra y en media hora, o incluso en una hora, solo da tiempo a recargar un porcentaje muy reducido de la batería de un coche eléctrico a una potencia de 2,3 kW o de 3,7 kW. Está claro que todo se agradece, pero, en la práctica, esa recarga solo va a servir para recorrer unos pocos kilómetros, en el mejor de los casos.
Por no hablar de los cargadores fuera de servicio. Sí, están ahí y dan buena imagen, pero al ir a utilizarlos encontramos un cartel que indica que están fuera de servicio. Y es curioso porque pueden estar así durante semanas.
Pero el panorama ha cambiado. Se venden más coches eléctricos y sus usuarios necesitan algo más que puntos de carga gratuitos poco potentes. También hemos entendido que, igual que hay que pagar por la gasolina, hay que pagar por la electricidad que consume un vehículo eléctrico.
El problema es que, aunque estemos dispuestos a pagar por ello, no hay suficientes sitios donde hacerlo. Es cierto que muchas gasolineras y vías de servicio ya lo están entiendo y se han puesto las pilas para poner puntos de carga (y facturar por ello), incluso gasolineras low-cost, como Petroprix.
También hay más cargadores en restaurantes y en la propia calle. Llegados a este punto, los grandes comercios saben que con no basta con tener tres o cuatro puntos de carga en su parking y muchos de ellos han decidido ampliar su infraestructura de recarga.
Eso sí, ahora que la necesidad empieza a ser cosa de muchos y el vehículo eléctrico no es algo testimonial, es hora de empezar a cobrar por ello. Y es totalmente lícito si a cambio ofrecen un buen servicio, es decir, potencia de carga y un buen número de cargadores.
Si tengo la posibilidad de cargar mi coche a 100 kW, por ejemplo, a un precio razonable mientras hago la compra, quizá me compense hacer la compra semanal en el supermercado que me ofrece esta posibilidad. Porque compro y salgo de allí con suficiente autonomía para recorrer varios cientos de kilómetros, depende del coche y del tiempo que tarde en comprar.
Por eso, Mercadona va a pasar de los 2.000 puntos de carga con una potencia limitada de 3,7 kW que tiene actualmente a contar con 5.000 cargadores de 22 kW dentro de dos años.
Y no es la única; Lidl ya tiene más de 250 puntos de 22 kW, Ahorramás contempla tener hasta 450 cargadores de 7,4 y 22 kW, Carrefour también está ampliando su red de recarga y la mayoría de centros de El Corte Inglés tienen puntos de carga de entre 3,7 kW y 22 kW de potencia. Makro también entra en este grupo.
Leroy Merlin está un paso por delante y hace dos años comenzó a dar forma a una red de hasta 400 puntos de carga que permiten recargar a potencias de entre 50 kW y 350 kW. Y ahora, los propietarios del grupo formado por Leroy Merlin (Grupo Mullinez) van a poner puntos de carga en otro de sus comercios.
Se trata de Decathlon, que acaba de anunciar que ha llegado a un acuerdo con EDP para instalar más de 400 puntos de carga en 39 de los establecimientos que tiene en España, así como en uno de sus centros logísticos. Todos ellos serán de EDP, que se encargará de su instalación, operación y soporte, pero estarán situados en los aparcamientos de Decathlon.
Según señala la tienda de deporte francesa, serán de tipología (y precio) variada “en funciónn de las necesidades de cada localidad”, de tal manera que habrá cargadores de 22 kW, de 50 kW y de 150 kW, es decir, rápidos, semirápidos y ultrarápidos. Los más potentes estarán disponibles las 24 horas del día, así que se supone que el resto solo se podrán utilizar en el horario comercial de la tienda.
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Los grandes comercios quieren su trozo del pastel del coche eléctrico: Decathlon sigue a Mercadona y estrenará 400 puntos de carga
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Motorpasión
por
Álvaro Ruiz
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