Tengo una idea y quiero patentarla: cómo lo hago y qué recomiendan los expertos
Es el momento de dar el paso. Tienes una idea y quieres conseguir la patente para que te reconozcan la autoría. Pero no estás seguro de qué hay que hacer para patentar tu idea ni a dónde hay que dirigirse. Si es tu caso, aquí intentaremos resolver tus dudas.
Las patentes dan el derecho de impedir a otros la fabricación o utilización comercial de la invención, pero únicamente en el país donde se han patentado. Estas tienen una duración estándar de 20 años y solo se aplican sobre aquellas ideas “nuevas, que impliquen actividad inventiva y tengan aplicación industrial”, según explica la Oficina Española de Patente y Marcas (OEPM).
Estos son todos los pasos y lo que hay que saber para conseguir una patente en España. Un proceso que entre la solicitud y la concesión suele pasar más de un año en el mejor de los casos. Si os estáis preguntando qué se puede patentar, cuánto cuesta y qué trámites hay que hacer, esta es una pequeña guía.
Qué tipo de ideas, productos o prototipos se pueden patentar
Las patentes en España quedan reguladas por la Ley 24/2015 de Patentes, pendiente de reforma. En ella se definen los criterios de patentabilidad, entre los que se encuentran los siguientes:
- Que sea totalmente nueva en el mundo.
- Que sea una actividad inventiva (no sea algo obvio).
- Que tenga aplicación industrial (es decir, que se pueda llevar a cabo y no sea algo abstracto o simplemente una idea).
Estos son los tres requisitos básicos, pero la ley también establece algunas pautas que nos ayudarán a reducir el ámbito de lo que se puede patentar.
Son objeto de patente los objetos o productos, incluso aquellos compuestos de materia biológica, pero en España no se considerarán patentables los descubrimientos, las teorías científicas y los métodos matemáticos.
Tampoco puede ser sujeto de patente las obras literarias o los planes (protegidas por los derechos de autor), reglas y métodos para juegos o actividades comerciales, como los programas de ordenadores.
Un utensilio, un instrumento, una herramienta, un aparato, un dispositivo o una parte del mismo… pero no una raza de animal, un producto químico o un procedimiento biológico. Si bien, desde la ley de patentes de 2015 se abre la puerta a patentas sustancias o composiciones ya conocidos para un nuevo uso como medicamento o aplicaciones terapéuticas.
La OEPM dispone de un servicio de información donde se realizan informes sobre patentabilidad y también pueden ser consultados para saber más detalles. Una solicitud de información donde se mantiene el más estricto secreto, según describe la propia oficina.
El caso de los programas de software es peculiar. La norma general establece que no son patentables, pero sí se contempla desde Europa la patente en aquellos casos “donde sí se incluye una contribución técnica inventiva al estado anterior de la técnica, independientemente de si se implementan mediante hardware o software”. Algunos ejemplos serían la ayuda de un proceso mediante un brazo robótico o mejorar de un visualizador gráfico.
Las patentes de cada país son exclusivas, sin embargo, en los países miembros de la Organización Mundial del Comercial se tiene un plazo de 12 meses para presentar la patente en otros países y agilizar el proceso.
Alberto Segura, consultor en Propiedad Industrial, marcas y patentes, explica que “se considera que una invención es susceptible de aplicación industrial cuando su objeto puede ser fabricado en cualquier tipo de industria, incluida la agrícola”.
En España existen dos figuras legales para proteger una invención, las patentes con 20 años de duración y un modelo de utilidad, con 10 años de duración y unos requisitos de patentabilidad más relajados.
Tratándose de un tema tan complejo, Segura explica que “lo ideal es que se invierta en un despacho profesional para proteger la invención”, aunque también apunta que “cada vez es más fácil gracias a la cantidad de información disponible”.
“Al final es una inversión que merece mucho la pena y ahorrará mucho tiempo (que al final es dinero), problemas, y contará con apoyo para otros temas conexos, ya que una patente no solamente es su solicitud, sino una búsqueda previa, una buena redacción, una estrategia de protección y rentabilización…”, repasa el experto.
Cómo explicar la patente y qué detalles hay que ofrecer
La solicitud de la patente debe constar de toda una serie de apartados donde se describa el proyecto “de manera clara y completa, de tal modo que un experto en la materia pueda ejecutarla“. Esto incluye una descripción de cómo funciona, cuál es el problema resuelto o cuáles son los diferentes componentes.
Hay que definir bien qué se quiere patentar, qué nombre, qué marca, asegurar que no hay ninguna otra patente igual y un resumen de todos los aspectos. La redacción de patentes no es tarea fácil. La propia OEPM recomienda no apresurarse e intentar solicitar la patente de una manera estratégica, solicitando un abogado de patentes ya que el riesgo de cometer errores es muy alto. Estos expertos ayudarán en la correcta solicitud, recomendándose siempre firmar un acuerdo de confidencialidad.
Javier Serrano, agente de la Propiedad Industrial y abogado de Bamboo Legal, nos explica las cuatro partes principales para una memoria de patente correcta:
- Una descripción de la invención; que, a su vez, normalmente contiene cuál es el objeto de la invención, a qué sector de la técnica pertenece, cuál es el estado de la técnica conocido próximo a la invención y cómo lo mejora, una definición detallada de la invención, una descripción de los dibujos incorporados, y una explicación de lo que se conoce como realización preferente de la invención, o ejemplo de cómo el invento ha sido llevado a la práctica y de la aplicación industrial que tiene.
- Un juego de reivindicaciones, que consisten en una serie de frases que describen de manera precisa y técnica aquello sobre lo que se reclama protección. Cuando se patenta, no se deposita un prototipo en la Oficina Española de Patentes y Marcas. Se explica, por escrito, qué es lo que se está pretendiendo proteger. Las reivindicaciones son la parte más importante de la memoria de patente.
- Una serie de dibujos o figuras que sirven para ilustrar al examinador y facilitar las explicaciones.
- Un resumen, a efectos de información técnica, para facilitar las búsquedas en las bases de datos de registro.
“El principal fallo, y más grave, suele ser no definir de manera suficientemente amplia las reivindicaciones; es decir, reclamar protección sobre algo más reducido de lo que realmente se quiere proteger. Esto viene provocado, normalmente, por no poner la redacción en manos de un profesional, que sepa hacer un juego de reivindicaciones suficientemente completo como para que contemple las diferentes posibilidades de la invención y la proteja en el marco más amplio posible”, explica Serrano.
Una vez presentada la patente, ya no se permite ampliar la materia. Es decir, se puede modificar el redactado pero no ampliar el ámbito que se quiere patentar. El abogado recuerda que “si el invento ya ha sido divulgado una vez presentada la patente (por ejemplo, porque el producto se haya sacado a la venta), cualquier presentación de patente posterior que intente arreglar los errores cometidos en la primera puede no ser válida por no cumplir el principal requisito de patentabilidad: la novedad”.
Desde el bufete Audens, Eneko Delgado, también recomienda redactar la descripción después de las reivindicaciones porque “aunque formalmente las reivindicaciones aparecerán posteriormente en el escrito de solicitud de patente, no es posible reivindicar cosas no incluidas previamente en la descripción”.
“La terminología a utilizar ha de ser uniforme, y a cada elemento de la invención siempre se le nombrará de la misma manera para que la solicitud tenga la mayor claridad posible. La descripción se debe redactar en la forma más concisa y clara posible, sin repeticiones inútiles y en armonía con las reivindicaciones. Debe estar redactada de una manera clara y completa de forma que un experto en la materia pueda llevarla a la práctica, que permita una comprensión del problema técnico planteado así como la solución al mismo, indicando las ventajas de la invención con relación al estado de la técnica anterior”, describe Alberto Segura.
Los principales defectos que suelen encontrarse están por tanto en el formato de la descripción, producidos habitualmente por una falta de conocimientos técnicos avanzados a la hora de describir con precisión la invención.
“Precisamente utilizaremos la descripción para evitar cualquier posibilidad de confusión derivada de la lectura de la reivindicación y para ello debemos vincular a cada término abstracto con una realización específica y concreta de la invención”, explican desde Audens. Sin embargo, ser específicos y concretos también pueden conllevar el riesgo de ser “demasiado” concretos. Hay que tener especial cuidado con los términos absolutos. Por ejemplo, utilizar expresiones como “siempre”, “en todo caso”, “necesariamente” puede conllevar a limitaciones en la defensa de la patente.
Eneko Delgado nos ofrece un ejemplo bastante aclarador. Si nuestra patente dijera “realizada de forma tal que pueda ser extraída con un movimiento de palanca” , aunque no lo hayamos indicado, se entiende que “siempre”” de ser realizada así, por lo que no podríamos después defender otras realizaciones. Si por el contrario se hubiera descrito como “realizada, preferente pero no exclusivamente, de forma tal que que pueda ser extraída con un movimiento de palanca” si podríamos después incluir otros sistemas (por ejemplo, mediante empuje o succión).
Respecto a la explicación de la invención, es importante reflejar qué solicitamos patentar y qué ventajas o diferencias presenta esta solución frente a las anteriores. En el caso de los dibujos, que deben contar con una identificación única, también es relevante evitar duplicaciones y que queden suficientemente explicados.
Aunque en nuestra legislación es suficiente con un único ejemplo, en otras (como en USA) exigen además que se señale cual es “el mejor modo” de realizar la invención, por lo que es “aconsejable incluir este apartado también independientemente de la oficina nacional en la que se presente la solicitud de patente”, apunta Delgado.
A dónde debo dirigirme y cuánto cuesta
El proceso de conseguir una patente suele durar entre dos y tres años, aunque hay un procedimiento acelerado que lo reduce a 12 meses. Por ello, la recomendación siempre es realizar el proceso con calma.
Para obtener una patente puede hacerse por la vía española, europea o internacional. En el caso de la vía nacional se realiza a través de la Oficina Española de Patentes y Marcas, pudiendo ir a los centros regionales de Propiedad Industrial o a las oficinas de Correos para poder obtener la documentación. También puede realizarse a través de Sede Electrónica en la web de la OEPM.
El coste de una patente varía entre 792,88 y 1,186,55 euros, independientemente del campo técnico o de la complejidad de la invención. A esto deberemos añadirle el coste de preparar la documentación y consultar con expertos.
Una vez conseguida la patente, también hay que pagar una cantidad por mantenimiento, desde 18,48 euros para la tercera anualidad hasta 490 euros anuales en los últimos años.
Pasos para presentar la documentación y obtener la patente
Uno de los pasos previos a la obtención de la patente es el Informe sobre el Estado de la Técnica. Se trata de un documento no vinculante donde básicamente se repasa si la idea es realmente nueva o adecuada. En este texto es donde se dictamina sobre la patentabilidad de nuestra idea y si hay otras ideas similares.
Si la documentación es correcta, se otorga una fecha de presentación y 18 meses después, se publica la invención en las bases de datos de todo el mundo, para que el resto de países pueda comprobar si se trata de algo nuevo. A partir de aquí se disponen de 6 meses para decidir si queremos proseguir con la patente y si queremos extenderla a más países.
Todas las solicitudes deben superar un examen de fondo, para comprobar que se reúnen los requisitos del Convenio sobre la Patente Europea. Aquí por norma general se pondrán en contacto con nosotros (o con nuestros abogados) hasta tres examinadores y se discutirá cómo perfilar la redacción de la patente.
Si todo es correcto, la decisión se publica en el Boletín Europeo de Patentes. Una vez publicada, queda que los distintos países donde se quiere extender validen la patente y que aquellos terceros que quieran oponerse, normalmente la competencia, presenten sus objeciones dentro de un periodo de nueve meses.
Si todos estos pasos se han cumplido, la patente será nuestra y se dispondrán de hasta 20 años desde la fecha de su presentación en la que tendremos el derecho y el deber de explotar la patente. Una vez transcurrido este periodo, la invención pasará a dominio público y ya cualquier persona podrá utilizarla libremente.
En el año 2020 se llegaron a solicitar más de 3.409 patentes, de las que finalmente se concedieron 1.479. Esto supone un incremento del 8,9% respecto al año anterior y una tendencia positiva tras varios años de reducción.
Imagen | Kaleidico
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La noticia
Tengo una idea y quiero patentarla: cómo lo hago y qué recomiendan los expertos
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Enrique Pérez
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