Sarco aspiraba a revolucionar el “suicidio asistido”. En Suiza todavía afronta una barrera: los psiquiatras
A Philip Nitshke le llaman “Doctor Muerte”. Este controvertido humanista y antiguo médico australiano lleva años abogando por el derecho a la eutanasia. Es además el creador de Exit International. Esta es la empresa con la que desarrolla Sarco, una cápsula de suicidio asistido que teóricamente estaría lista en 2022. Esa promesa no se ha cumplido, así que, ¿cuál es el estado de este proyecto?
Cómo funciona. El “sarcófago” —de ahí proviene el nombre— hace uso de nitrógeno y reduce los niveles de oxígeno para evitar el pánico o la sensación de ahogo y angustia antes de que se llegue a la inconsciencia. Eso hace que según Nitshke haya como mucho una cierta desorientación e incluso ligera euforia antes de que se pierda la consciencia. La muerte se produce entre 5 y 10 minutos después a causa de hipoxia (privación de oxígeno) e hipocapnia (privación de dióxido de carbono).
Nada de médicos. Esta cápsula, creada en 2017, se puede construir con una impresora 3D, y se activa desde el interior por parte de la persona que pretende morir. El objetivo de Nitschke es “desmedicalizar la muerte”, evitando que un médico tenga que estar presente en el proceso.
Suiza, candidata. En octubre de 2022 Nitschke estaba supervisando la construcción de una nueva versión de Sarco —el tercer prototipo creado por Exit International— antes de enviarla a Suiza. Allí el primero de los candidatos está esperando para poder usarla. El país alpino es uno de los pocos en legalizar el suicidio asistido, pero los candidatos deben demostrar su capacidad mental, que debe ser evaluada por un psiquiatra.
“Algoritmo psicológico”. En Exit International quieren también evitar esa obligación creando un algoritmo muy especial. Uno con el que Nitschke espera que las personas puedan realizar una autoevaluación mental que garantice que el paciente está en plena posesión de sus facultades a la hora de tomar esta decisión. Si la persona supera esa prueba online, el programa suministrará un código de cuatro dígitos para activar el Sarco. Aún así, el creador de esta iniciativa admite que aunque ese es el objetivo, “el proyecto está demostrando ser muy difícil”.
“El segundo Sarco fue un desastre”. Así lo afirmaba el propio Nitschke, que explicaba que mientras que el primer prototipo simplemente se exhibió en Alemania y Polonia pero no se llegó a usar, el segundo tuvo problemas. Esos problemas de fabricación han sido ahora solucionados, y según este médico este tercer prototipo “es el que se usará”. Eso sí: Nitschke no ha contactado con el gobierno suizo para la aprobación del dispositivo.
Eutanasia en Europa. Según Euronews, la eutanasia es legal en Bélgica, Holanda, Luxemburgo, Alemania y España. El suicidio asistido es legal en Suiza, pero allí la eutanasia no es legal. Austria, Finlandia y Noruega permiten la eutanasia pasiva, es decir, tomar la decisión de rechazar la hidratación o nutrición artificial.
Solo en casos muy específicos. Las condiciones son similares entre unos países y otros: en Bélgica los pacientes solo pueden acceder a la eutanasia si tienen una enfermedad incurable y sufren de forma constante física o mentalmente sin que haya alivio. En Holanda la ley determina que el paciente tenga un sufrimiento insoportable sin que haya previsión de mejora y sin que haya alternativas.
¿Y en España? En nuestro país esta práctica está regulada bajo la Ley Orgánica 3/2021, de 24 de marzo de 2021. En ella se especifican términos similares: la situación debe ser de “padecimiento grave, crónico e imposibilitante o de enfermedad grave e incurable, padeciendo un sufrimiento insoportable que no puede ser aliviado en condiciones que considere aceptables”
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Sarco aspiraba a revolucionar el “suicidio asistido”. En Suiza todavía afronta una barrera: los psiquiatras
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Xataka
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Javier Pastor
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