Europa se las prometía muy felices como líder de la industria de los aerogeneradores. Hasta que apareció China

Europa se las prometía muy felices como líder de la industria de los aerogeneradores. Hasta que apareció China

Soplan vientos recios en la industria eólica europea. En un sector complejo, marcado por la transición hacia las energías renovables, la guerra de Ucrania, la crisis energética y un mercado que les obliga a batirse el cobre a escala global, las firmas del viejo continente se asoman a un año repleto de retos. Lo advierte The Financial Times y lo ha dejado entrever el propio sector, que a lo largo de los últimos meses no ha dudado en reconocer la dureza del escenario. “La crisis actual amenaza la posición de Europa como líder de la industria renovable”, advertía el pasado otoño Siemens-Gamesa.

Razones tienen para avanzar un 2023 duro.

¿Qué dicen las cifras? Que pese a su papel crucial para la transición energética y el respaldo institucional, grandes fabricantes europeos del sector, como Siemens Gamesa, Vestas o Nordex, afrontan un escenario complejo. A principios de noviembre el fabricante danés Vestas informaba de unos números rojos durante los primeros nueve meses del año de 1.031 millones de euros, lejos del beneficio de 129 millones que había alcanzado durante el mismo período de 2021.

Por las mismas fechas Nordex admitía la complejidad del escenario y Siemens-Gamesa cerraba el año fiscal con una pérdida neta reportada de 940 millones de euros. El horizonte también se adivina complicado. Así lo reconoce al menos Petra Manuel, analista de Rystad Energy, a The Financial Times (TFT), quien anticipa que 2023 “probablemente también será un año desafiante”.

¿Cuáles son las razones? Al exponer su situación las compañías señalan un cóctel de diferentes factores que se resume en lo que Siemens-Gamesa tacha, sin andarse por las ramas, de “contexto macroeconómico y geopolíticamente extremadamente complejo”. ¿Por qué? Desequilibrios en el mercado, la deriva de los precios e interrupciones en la cadena de suministros acentuados por la geopolítica y la pandemia, lo que interfiere a su vez con el cronograma de los proyectos.

“Tras un año complicado, comienza el ejercicio 2023 en un entorno igualmente complejo, caracterizado por una inflación elevada e interrupciones en la cadena de suministro que afectan de forma significativa al coste de los materiales”, comenta la compañía hispano-alemana, que reclama que la industria eólica europea logre la etiqueta de “estratégica”. Los retrasos en las entregas incluso derivan en ocasiones en penalizaciones por los compromisos asumidos con los clientes.

El precio de las materias primas y la guerra. Por su importancia, vale la pena desgranar algunas de las razones de ese “cóctel”. Uno de los casos más claros es el del precio de la energía y materias primas fundamentales para el sector, como el acero, marcados por la inflación y los efectos de la guerra de Ucrania. Su efecto se deja sentir de forma clara en la fabricación de las turbinas.

…Y otros factores que componen el cuadro. No es el único motivo, por supuesto. “La rentabilidad de la industria se ve actualmente amenazada por la lentitud de los permisos, subastas centradas únicamente en el precio y, en última instancia, el aumento de los precios de la energía, las materias primas y el transporte”, advierte Siemens-Gamesa, que recuerda que la crisis sanitaria ha derivado en la escasez de componentes clave para los aerogeneradores y a lo largo del año la guerra de Ucrania ha “exacerbado” los problemas de la cadena de suministros.

La asociación Wind Europe calcula que durante el tercer trimestre de 2022 los pedidos de turbinas eólicas cayeron un 36% si se comparan con el mismo período de 2021, y lanza un aviso: “Europa necesita urgentemente resolver los permisos y fortalecer su cadena de suministros de eólica”.

La sombra de China. No todo son tendencias o fenómenos que, como la guerra o la pandemia, acaban afectando al sector. En el panorama que afronta la industria eólica europea hay también un actor protagonista con nombre propio: China. La competencia del gigante asiático es cada vez más palpable, como reconoce Giles Dickson, directivo de WindEurope, a The Financial Times: “China está comenzando a ganar algunos… pedidos en Europa de turbinas eólicas. Están llamando a la puerta”.

No es el único en advertir de ese fenómeno. En octubre la compañía hispano-alemana insistía en reclamar una mayor protección para el sector europeo por el papel estratégico que desempeña. Es más, su consejero delegado, Jochen Eickolt, reclamó que la UE obligue a la potencia asiática a competir en igualdad de condiciones, con la misma normativa que las firmas europeas.

Sobre la mesa, un dato clave. Como recoge TFT, China ha logrado elevar su cuota de mercado mundial de nuevas turbinas de forma exponencial: si los principales fabricantes del país acaparaban el 36,6% de las nuevas instalaciones de turbinas a nivel mundial en 2018, en 2021 ese dato rondaba ya el 53,5%. “Nos enfrentamos a la competencia china en los mercados globales y también cada vez más en Europa”, recalca Eickholt, antes de incidir en que los fabricantes del gigante asiático a menudo reciben “apoyo adicional, generalmente de fuentes nacionales o regionales”.

“Al final del día, sentimos que hay una batalla desequilibrada, o al menos no tenemos el mismo nivel de oportunidades aquí”, subraya el directivo, que precisamente con ese telón de fondo reivindica “igualdad de condiciones” y urge plantear las turbinas eólicas como infraestructuras críticas.

¿Cuál es el horizonte más allá de 2023? “Las presiones a corto plazo siguen siendo muy altas y están afectando negativamente a nuestra rentabilidad”, explicaba Nordex en noviembre. Más allá y pese a los múltiples retos que afronta el sector, el panorama sería más positivo. “No creo que haya una amenaza existencial. Los motores a largo plazo están tan claros como siempre. Es cuestión de mirar al año que viene”, comenta a The Financial Times Sean McLoughlin, de HSBC.

Las empresas negocian mejores precios y condiciones contractuales favorables. La clave, como incide el experto, es el flujo de pedidos. “Lo que faltan son los volúmenes”, remarca. La industria confía en que la demanda de turbinas haya aumentado para mediados de la década.

Imagen de portada: Made From The Sky (Unsplash)


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Xataka

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Carlos Prego

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