Qué fue de Silk Road y su creador, Ross W. Ulbricht: el caso que marcó el tráfico de drogas en Internet
Si hay una detención en la crónica negra tecnológica que cumpla aquello de ‘la realidad siempre supera a la ficción’ esa es probablemente la de Ross William Ulbricht, aka Dread Pirate Roberts, el cerebro de Silk Road. Y lo es por una razón muy sencilla: salvo por su trasfondo —de una gravedad tremenda, que deja poco margen para bromas— el operativo pareció más sacado de una sitcom dominical que de una compleja maniobra orquestada por el FBI. Desde luego nada que hiciera sospechar que a quien se estaba esposando era el “rey de la droga en Internet”.
Ni al más imaginativo de los guionista de Hollywood se le hubiese ocurrido nada similar. Para empezar Ulbricht parecía cualquier cosa menos un delincuente de primer nivel buscado por los federales. Veintimuchos, larguirucho, pelo lacio y alborotado, un antiguo boy scout aficionado a tocar el yembé, licenciado en Física y profundamente interesado en la teoría económica libertaria que se pasaba día y noche pegado a su ordenador. Culto e inteligente, cierto, pero no lo suficientemente precavido como para evitar algún que otro patinazo que acabó poniendo en su pista a la policía.
El escenario y el operativo tampoco eran muy dignos de ‘SWAT’. Lo detuvieron en octubre de 2013, en una biblioteca pública de San Francisco, mientras Ulbricht tecleaba encorvado sobre su ordenador portátil. Lo único que inquietaba a los agentes cuando le echaron el guante era que al verlos Ulbricht pudiese encriptar o destruir información valiosa para el caso, preocupación que solucionaron con otra tetra que desentonaría en cualquiera de las escenas de ‘Los hombres de Harrelson’: montaron un teatrillo chusco a sus espaldas para que se despistara lo justo para arrebatarle el aparato.
Y sin embargo, apariencias aparte, aquello fue efectivamente una operación policial con una relevancia extraordinaria. Tanto para los anales de la tecnología como los de la crónica policial.
“El eBay de las drogas”
Aquel día otoñal de hace ya nueve años el FBI detuvo ni más ni menos que al creador del apodado como “eBay de las drogas duras”, un servicio de venta online con un amplio catálogo de mercancías ilegales que incluía —además de narcóticos— venenos, armas, servicios de piratería, falsificaciones o incluso foros mucho más turbios en los que supuestamente podía hablarse incluso de asesinatos a sueldo. Todo bajo el amparo del anonimato y con un sistema de pagos basado en bitcoins.
El caso fue tan sonado, tan importante y con tales ramificaciones, que recién estrenado 2023 su resaca aún no se ha desvanecido. Para entenderla no viene mal repasar quién era Ulbricht y sobre todo qué era Silk Road, la creación por la que sigue aún a día de hoy entre rejas.
A principios de 2011 y tras alguna experiencia no muy boyante como emprendedor que incluía la venta online de libros, Ulbricht decidió lanzarse al que se convertiría en su gran proyecto: “Una web donde la gente pueda comprar cualquier cosa de manera anónima sin posibilidad de ser rastreado”, escribiría en su diario. El resultado fue Silk Road, que arrancó a mediados de enero de 2011 con la venta de unas setas alucinógenas cultivadas por el propio Ulbricht. Para proteger su identidad el joven adoptó también un seudónimo de resonancias literarias: Dread Pirate Roberts.
En Silk Road los usuarios podían comprar y vender de forma anónima valiéndose de la red Tor y pagos en Bitcoin. Al menos en sus inicios prohibía cualquier mercancía con la intención de “dañar o defraudar”, lo que dejaba fuera, entre otras cosas, la pornografía infantil o las armas. Con el tiempo y lo buscase o no Ulbricht, Silk Road acabó convertida sin embargo en un vasto mercado negro online. Un repaso a la retahíla de apodos que se ganó durante aquellos años dan una idea de su naturaleza turbia: “El primer mercado de la deep web”, “el gran súper de la droga en Internet” o “el eBay de la droga”. El propio Dread Pirate Roberts acabó con la etiqueta de “el capo digital de la Red”.
This photo was taken abt 4 yrs ago. It’s me with some of my friends who are also nonviolent offenders with life sentences
So far, 3 of them got their miracle & went home. They’re doing well, they’re not a danger to anyone. I pray these other men will get their miracle too & soon pic.twitter.com/LRF5lIDF8D
— Ross Ulbricht (@RealRossU) August 4, 2022
A medida que crecía la popularidad de Silk Road lo hacía, claro está, el negocio de Ulbricht. El FBI detalla lo jugoso que llegó a resultar aquel mercadeo: “Silk Road cobraba una comisión […]. La tasa variaba según el tamaño de la transacción, pero generalmente oscilaba entre el 8 y 15% del total de la venta”. Los bitcoins del comprador se transferían primero a una cuenta de depósito en garantía mantenida por Silk Road y una vez se completaba la operación las divisas se transferían a la dirección del vendedor. Fácil, rápido y sobre todo tremendamente cómodo y anónimo.
Hasta la detención de Ulbricht se calcula que sacaron provecho de aquella estructura para comercializar con drogas y demás mercancías ilegales más de 150.000 internautas que generaron un volumen de negocio considerable. ¿Cuánto exactamente? En 2013 se calculaba que el administrador ingresaba cerca de un millón de dólares anuales gracias a las comisiones y que los agentes habían incautado a Ulbricht bitcoins que tenían por entonces un valor que rondaba los 3,6 millones de dólares, lo que lo convertía en la mayor incautación de la divisa hasta la fecha.
Semejante volumen acabó atrayendo la atención de las autoridades y puso en marcha los engranajes de una compleja investigación que culminó con el arresto de Ulbricht, alias Dread Pirate Roberts, en una biblioteca de San Francisco en otoño de 2013. Compleja y no exenta de polémica: un agente de la DEA (Drug Enforcement Administration) fue sentenciado a prisión por el robo de bitcoins durante las pesquisas y otro del Servicio Secreto acabó también con pena de cárcel.
La operación policial de San Francisco supuso un antes y después tajante en la vida de Ulbricht. Menos de un año y medio después de la detención, en febrero de 2015, un jurado de Manhattan lo declaraba culpable de narcotráfico, blanqueo de dinero, violación informática y otros cuatro cargos criminales. En su escrito, el FBI acusaba a Ulbricht de haber pagado además 150.000 dólares a un usuario de Silk Road para acabar con otro que amenazaba con revelar datos sobre la web.
La pena para el otrora Dread Pirate Roberts fue tan rotunda como ejemplarizante: dos cadenas perpetuas, 40 años de prisión y una considerable sanción económica. “Que quede claro. Nadie está por encima de la Ley. Ahora debes pagar el precio”, zanjaba la jueza Katherine Forrests.
Casi una década entre rejas
Desde 2013 —como recoge la web Free Ross Ulbricht— el fundador de Silk Road pasa sus días entre rejas, donde ha empezado a cursar Psicología a distancia y, con ayuda de su familia, intenta mantener viva la lucha para lograr un indulto presidencial. En Change.org mantienen una campaña para pedir “clemencia” que ya suma más de medio millón de firmas. Hubo quien incluso creyó que la medida de gracia llegó a estar cerca durante el mandato del expresidente Donald Trump.
“Cumplí 38 años ayer, mi noveno aniversario en prisión. Hice una línea de tiempo de mi vida, con mi muerte estimada en 80 años. La prisión ha sido una fase importante de mi vida hasta ahora. No soy el hombre que era cuando entré. He aprendido de mis errores y el daño que he causado”, comenta Ross Ulbricht en una cita recogida en la página Freeros, que incide en su buen comportamiento entre rejas. En 2018 asegura que las autoridades tuvieron que trasladado incluso de la prisión de Florence a la de Tucson —en la que cumple condena ahora— por negarse a participar en un asalto.
Su proyección pública llega sin embargo bastante más allá de las tapias de Tucson.
En Twitter hay una cuenta de Ross Ulbricht con casi 148.000 seguidores gestionada —según se detalla en su perfil— por uno de sus “seres queridos” que aporta información actualizada sobre su vida y reflexiones. También los posts publicados en el blog de Medium que lleva su nombre y en el que se habla, entre otras cuestiones, sobre bitcoins, redes sociales o NFT. A finales de 2021 Ulbricht llegó de hecho a lanzar un proyecto de arte y NFT en una subasta en la que se recaudaron más de seis millones de dólares para su campaña y la iniciativa Art4Giving, centrada en hijos de reclusos.
Su caso sigue dejando también sorpresas. En 2020 se publicaba que la fortuna de bitcoins de Silk Road había cambiado de manos por primera vez en siete años y hace unos meses trascendían que Ulbricht había alcanzado un acuerdo para liquidar la sanción de 183 millones de su sentencia.
Quizás lo más irónico del caso es que la detención de Ulbricht y su pena ejemplarizante no servió para acabar del todo con la semilla sembrada por Silk Road. Poco después de la detención y cierre del mercado online, en Reddit saltaba la noticia de su reapertura. La bautizada como “Silk Road 2.0” tampoco duró demasiado: acabó desarticulada al año siguiente en el marco de Operation Onymous. Con más o menos éxito y recorrido, en la darknet han ido surgiendo también otras iniciativas, como Black Goblin Market, Utopia, AlphaBay, ASAP Market , Hydra o Versus Market.
De Silk Road queda un capítulo clave —y turbulento— en la historia de la Red. De Ross William Ulbricht, una de sus crónicas más polémicas, marcada aún por la doble visión que se expuso durante su juicio: ¿Se trata de un joven idealista que vio cómo un proyecto se le iba de las manos, tal como lo presentó en su día la defensa; o un capo inteligente que sacó provecho del comercio ilegal?
Imagen de portada: Freeross
–
La noticia
Qué fue de Silk Road y su creador, Ross W. Ulbricht: el caso que marcó el tráfico de drogas en Internet
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Carlos Prego
.