Ahora el lince puede obligarte a ir más despacio en carretera. Límites variables para evitar atropellos
Carreteras que previenen el atropello de especies protegidas, concretamente el lince ibérico. Esta tecnología acaba de ponerse en marcha en varias vías de Extremadura. Aunque no es la única destinada a evitar los atropellos de estos animales, primera causa de muerte no natural en los ejemplares de la Península Ibérica.
Se trata de unas señales variables que se activan en caso de detectar a estos animales en las inmediaciones de la vía, avisando a los conductores y marcando un límite de velocidad específico. Son tres los que han empezado a funcionar ahora, y más adelante lo hará un cuarto. Todos se ubican en las provincias de Cáceres y Badajoz.
Este sistema, implantado por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, se incluye en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. Y a su vez se enmarca en el Protocolo de Colaboración con los ministerios de Agricultura y Medio Ambiente, con actuaciones encaminadas a mitigar el atropello de especies protegidas en las carreteras estatales.
Linces y señales interconectados para evitar que los arrolle un coche
Los trabajos de instalación de esta tecnología, basada en receptores de elevada frecuencia VHF (Very High Frequency), comenzaron en mayo y ahora ya se han puesto en activo. En total, ha supuesto una inversión de 244.904 euros.
Se ubican en tramos o puntos de enlace en las siguientes vías de las dos provincias extremeñas:
- N-432, entre los kilómetros 89 y 150 (Badajoz).
- Dos enlaces de la A-66, en los kilómetros 675 y 677 (Badajoz).
- Tres enlaces de la A-5, en los kilómetros 184, 185 y 197 (Cáceres)
Pero además, también estará operativo otro más adelante, en el enlace de la N-630 y la A-66 (kilómetro 613 de la A-66), cerca de Mirandilla (Badajoz).
Así funciona este sistema, con límite de velocidad variable. Esta tecnología se basa en señales con paneles variables LED que trabajan en conjunto con receptores VHF, cámaras y equipos de transmisión. Y a su vez con los collares que se han puesto a los linces ibéricos en esta comunidad, ya sean autóctonos o reintroducidos.
Básicamente los receptores captan la señal que emite en VHF el collar de los animales que disponen de él (que no son todos), cuando están cerca de la carretera. Al recibirla se transmiten a los equipos interconectados a estos receptores: esencialmente las cámaras y las señales variables.
Se activan durante 15 minutos desde que detectan al animal, y pasado ese tiempo, escanean si continúa en las inmediaciones. Si no es así, se apagan un minuto después.
De esta manera, se avisa a los conductores indicando “Peligro de lince en carretera”, acompañado de un límite de velocidad variable de 40 km/h. Este siempre prevalece sobre el genérico de la vía y superarlo supone un multa si se controla la velocidad en ese punto.
Pero más allá de las posibles sanciones, el objetivo es que se reduzca la velocidad para que se pueda frenar a tiempo y así evitar que los vehículos atropellen a estos animales, que ha estado cerca de desaparecer.
Solo un tercio de los linces extremeños con collar. Para que este sistema opere correctamente los animales de esta especie protegida deben contar con el collar que se comunica con las señales variables.
Pero de momento, únicamente un tercio disponen de ellos: cerca de 50 de los 164 linces ibéricos (‘Lynx pardinus’) censados en la región de Extremadura, según datos del Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico a junio de este 2022.
En total, en España y Portugal, la población del lince ibérico se sitúa en 1.365 ejemplares, la mayoría en nuestro país, incrementándose un 23 % respecto a 2020, cuando apenas superaban los 1.100.
No obstante, y pese a que su número ha aumentado, sigue estando entre las especies ‘en peligro de extinción’, según el Catálogo Español de Especies Amenazadas. Hemos mejorado mucho, ya que hace 20 años, los contabilizados no llegaban ni a los 100.
Así, tecnologías como ésta ayudarán a evitar su muerte por atropello, aunque la administración deberá ir dotando a toda la población de esta especie en Extremadura para que esta tecnología sea siempre efectiva.
Otros sistemas para atar en corto los atropellos de linces
La mayor población de linces se encuentra en Andalucía: de los 1.156 ejemplares censados en España, 519 habitan en esta comunidad. Así, en esta región también se han llevado a cabo actuaciones para minimizar este tipo de accidentes.
Otro lince atropellado: proponemos la creación de pasadores subterráneos para la fauna y minimizar los accidentes https://t.co/alxgBRTCtG pic.twitter.com/PRQiO3xP6z
— PACMA (@PartidoPACMA) April 29, 2017
Y es que, según la organización ecologista Alianza Verde, la muerte por atropello es la primera causa de fallecimiento no natural de estos animales. Por su parte, Pacma estima que cerca de un 15 % de la población de lince ibérico en Andalucía habría fallecido atropellada en los últimos nueve años.
Uno de los puntos negros donde más se producen estos fallecimientos se encuentra en el parque de Doñana, en el kilómetro 14 de la carretera A-481 (Chucena-Hinojos-Villamanrique).
Vallas virtuales y disuasores ópticos. Así, por ejemplo este año se han proyectado 24 paneles informativos variables en Andalucía, enmarcados en el proyecto europeo Life Safe-Crossing. En septiembre, entraron en funcionamiento varios de ellos en cuatro kilómetros de la A-312 en Vilches (Jaén).
Son vallas virtuales que se activan automáticamente para alertar a los conductores cuando un animal está en las inmediaciones de la carretera. Y por otro lado, sensores ubicados en los márgenes, detectan las luces de los vehículos, activando alertas lumínicas y sonoras para alejar a los linces, y otros animales, de la carretera.
Por su parte, en Córdoba, han finalizado recientemente varias actuaciones enfocadas a minimizar este riesgo. Concretamente en la carretera N-420, entre los kilómetros 51 y 63 (Montoro y Cardeña) y con una inversión de 970.000 euros.
Entre las mismas se destacan hitos de arista y disuasores ópticos reflectantes, cuyo cometido es ahuyentar animales y evitar su atropello. Aunque también se ha llevado a cabo la limpieza de cunetas o el cerramiento del perímetro con mallas metálicas de 2,50 m de altura.
También radares de velocidad. Estas medidas disuasorias se apoyan en otras con la velocidad como protagonista. Y es que en Doñana también hay varios puntos susceptibles de ser controlados por radares móviles en carreteras donde es habitual el paso de estos animales.
Es el caso de la señalada A-481, entre los kilómetros 0 y 13, así como de la A-483 desde Almonte-Matalascañas (puntos kilométricos 14 – 24; 24 – 27,3 y 27,3 – 41,3) y la A-486 (San Juan del Puerto-Bonares) entre los kilómetros 0 y 12,9. Además, en la A-483 un radar fijo siempre controla la velocidad en el kilómetro 37,6 en sentido decreciente.
Más allá de la tecnología: qué hacer para evitar atropello de animales salvajes. No obstante, como conductores podemos adoptar una serie de precauciones para no depender de estos sistemas y minimizar el riesgo de atropello de animales.
Por ejemplo, reducir la velocidad en tramos que puedan ser de paso de animales salvajes, que suelen ir señalizados mediante la correspondiente señal de peligro y normalmente a lo largo de un tramo dado. Y en muchas ocasiones van asociados a un límite específico, por lo que es sencillo guiarse.
Pero también extremar la atención en dichos puntos o tramos, aplicando la visión periférica y más allá de lo que justo tenemos delante. En definitiva, aplicar algunos de los preceptos de la conducción preventiva o defensiva.
En el hipotético caso de atropellar un animal, y si este ha fallecido por el golpe, se ha de contactar con la Guardia Civil inmediatamente, además de retirarlo de la vía. La multa por no avisar a las autoridades en estos casos se fija en 200 euros.
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La noticia
Ahora el lince puede obligarte a ir más despacio en carretera. Límites variables para evitar atropellos
fue publicada originalmente en
Motorpasión
por
Alejandra Otero
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