Las operadoras caras cada vez son más caras. Y las baratas, también: O2, Simyo y Lowi suben precios
Subir precios a todo se ha convertido en una particular condena en los últimos meses, y ya ni siquiera productos y servicios que antes eran competitivos llegan a serlo. Las últimas afectadas son las tarifas móviles y de internet: teníamos operadoras “baratas” que eran la tabla de salvación para muchos usuarios, pero todas ellas han decidido subir precios al mismo tiempo.
Todo empezó con O2. La filial de Movistar decidió a finales de octubre hacer desaparecer su tarifa de fibra y móvil más asequible. El plan de 30 euros con velocidad de 100 Mbps y cuota de 10 GB decía adiós, y ahora el plan más barato se sitúa en 35 euros, aunque la velocidad sube a 300 Mbps y la cuota de datos móviles pasa a ser de 35 GB.
Lowi sigue sus pasos. Pocas semanas después Lowi, la marca barata de Vodafone, también eliminaba su tarifa de 29,95 euros en la que teníamos fibra a 300 Mbps y 10 GB de datos para el móvil. En lugar de eso subía el precio a 34,95 euros manteniendo la velocidad y subiendo la cuota a 50 GB.
Simyo: no hay dos sin tres. Y lo mismo con Simyo, la marca de bajo coste (ya no tanto) de Orange anunciaba también subida notable de precio. Desaparece la anterior tarifa más barata de 26,49 euros que era posible conseguir con descuentos, y ahora el precio para la oferta más asequible es de 35,99 euros, con la que tenemos 300 Mbps de fibra y 40 GB de datos en el móvil. Eso sí, es posible ahorrar hasta 3 euros mensuales eliminando los minutos ilimitados.
Las baratas dejan de serlo. Todas estas subidas de precio permiten acceder a servicios con mayor velocidad de conexión y mayor cuota de datos para los móviles, pero eliminan los casos de uso más modestos en los que los usuarios simplemente no necesitaban tanto ni de lo uno ni de lo otro. Es cierto que internet es cada vez más imagen y sobre todo vídeo (estamos en la era de TikTok y Twitch), pero eliminar esas opciones es discutible.
Pero espera: las grandes también suben precios. Que las operadoras de bajo coste suban precios es una mala noticia, pero es que sus hermanas mayores también han aprovechado para ponérnoslo más difícil a los consumidores.
Movistar va a subir sus precios un 6,8% de media para todos sus clientes a partir de l de enero, y Vodafone ha anunciado que a partir de 2023 vinculará sus tarifas al IPC interanual promedio. El (pequeño) consuelo es que esa subida será por tanto más clara y predecible. Yoigo no iba a ser menos: sube hasta 3 euros sus tarifas sin aplicar mejoras porque ya se sabe: inflación. Terrible.
A las operadoras no les salen las cuentas (y a nosotros tampoco). Todas las operadoras se excusan en la citada inflación y en cómo a ellas dar servicio les sale más caro por el incremento de costes del sector. El razonamiento es lógico, pero precisamente por ello quizás deberían seguir apostando por tarifas más modestas y baratas que nos permitieran tener la opción de hacer sacrificios en velocidad o cuota de datos. Está ocurriendo lo contrario porque como suele ser habitual, quien paga el pato es el consumidor.
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Las operadoras caras cada vez son más caras. Y las baratas, también: O2, Simyo y Lowi suben precios
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Xataka
por
Javier Pastor
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