La paranoia de la productividad: por qué las empresas siguen rechazando el teletrabajo cuando sí les funciona
A finales de septiembre, Microsoft publicó un estudio en el que analizaba la situación actual del formato híbrido de teletrabajo, a través de una muestra de 20.000 personas seleccionada en once países. La investigación indicaba que, mientras que el 87% de los trabajadores en régimen de teletrabajo parcial reconocían ser productivos, sólo un 12% de los dueños de las compañías confirmaban tener absoluta confianza en que sus empleados eran realmente productivos.
Vigilancia innecesaria. Esta desconfianza ha sido denominada por el gigante tecnológico como ‘paranoia productiva’. Se trata de una vieja preocupación de ciertos empresarios que, acostumbrados a vigilar a sus empleados en la oficina para comprobar que realizan correctamente su tarea, no saben cómo rastrearlos eficazmente si éstos trabajan desde su domicilio. Este supuesto vínculo que une la productividad con la presencialidad sigue muy arraigado en nuestros días: según Microsoft, el 85% de los propietarios afirma tener dificultades a la hora de confiar en que sus empleados, bajo régimen híbrido, son productivos.
Mecánicas teatralizadas. Naturalmente, esta sospecha permanente acaba por generar dinámicas como el llamado teatro productivo, que describe la situación en la que los empleados deben de estar, constantemente, dando cuenta de sus acciones, ya sea a través de formularios digitales o mediante la actualización de su estado en el chat de la compañía. Se trata de una situación que, paradójicamente, afecta a la productividad de los trabajadores, según un estudio realizado por Qatalog y GitLab, y amenaza con hacer insostenible el teletrabajo ante las dificultades de los empleados -como la pérdida de tiempo generada por los mecanismos de control- para sacar adelante un trabajo excesivo.
La sinceridad, lo más valorado. En este sentido, el estudio indica que el 81% de los asalariados considera importante que los empresarios les ayuden a dar prioridad a su volumen de trabajo, pero sólo el 31% afirma haber recibido un mensaje útil en las reuniones mantenidas con los propietarios. Esto nos lleva al valor de la comunicación, ya que casi la totalidad de los encuestados, tanto trabajadores como empresarios, coincide en que la comunicación es uno de los elementos más importantes de la dinámica del trabajo. Esta, además, ha de ser franca: la sinceridad es la característica más importante que un mánager puede tener, según los trabajadores encuestados.
Concepto erróneo. Sin embargo, el problema está en la base, pues la idea de que se es más productivo bajo la mirada del jefe en la oficina no se corresponde con la realidad. Según un estudio realizado conjuntamente por varias universidades norteamericanas, los trabajadores son hasta un 9% más productivos trabajando desde casa que en la oficina. Las evidencias son múltiples: Airbnb reconoció que el periodo 2020-22 había sido el más productivo de su historia y anunció una política de trabajo remoto específica para sus empleados.
España, a contracorriente. Por otro lado, la gran mayoría de las empresas de nuestro país siguen funcionando bajo el principio de que se trabaja más y mejor en casa. Ya no es que el número de profesionales que trabajaban total o parcialmente en casa haya descendido un 4%, después de haber aumentado durante la pandemia, es que casi un tercio de todas las empresas españolas carece de alguna forma de trabajo remoto.
Estos datos señalan dos cuestiones importantes. La primera, que el modelo productivo español basado en el sector servicios no es capaz de actualizarse tecnológicamente al mismo ritmo que las economías más avanzadas. La segunda, que la cultura del “estar por estar” en la oficina, tras realizar la tarea requerida, sigue muy extendida en España: en 2018, casi el 44% de las empresas españolas detectaron alguna forma de presentismo, según Adecco.
La tradicional silla caliente. Así las cosas, cabe preguntarse por qué hay empresas españolas que, pudiendo teletrabajar, han optado por volver a la oficina. La respuesta está en la falta de confianza de los empresarios hacia sus trabajadores, lo que hace, según la Fundación Másfamilia, que las compañías de nuestro país estén orientadas a la presencialidad. Desde la organización señalan que las “herramientas posindustriales”, como los sistemas de vigilancia del tiempo de conexión, no contribuyen a la productividad sino que perpetúan la cultura de “calentar la silla” tan extendida en España.
Imagen: Raj Rana / Unsplash
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La paranoia de la productividad: por qué las empresas siguen rechazando el teletrabajo cuando sí les funciona
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Xataka
por
Javier Fernández
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