Estos científicos se preguntaban si las olas de calor eran algo puntual o un trailer del futuro. Tienen malas noticias

Estos científicos se preguntaban si las olas de calor eran algo puntual o un trailer del futuro. Tienen malas noticias

En España, sí; pero también en los países bálticos, en Nueva Delhi, en África, en China, en la costa noroeste de EEUU… 2022 se ha convertido en sinónimo de ‘olas de calor’ en todo el hemisferio norte. Olas, en muchos casos, sin precedentes en toda la historia moderna. Olas que han obligado a los científicos a preguntarse si esto es un “problema aislado” o se trata de la antesala de lo que vendrá.


¿Cómo de probable es el fin del mundo?. El problema con este tipo de predicciones es que, como explicaba el meteorólogo Ernesto Rodríguez Camino en el SMC, es relativamente habitual que en “muchos estudios sobre estimaciones futuras de variables climáticas (como temperatura y precipitación) […] se seleccionan desde el principio escenarios alternativos de emisiones de gases de efecto invernadero” y no se realicen “hipótesis sobre la mayor o menor probabilidad de los diferentes escenarios”. Eso limita la fuerza de estos trabajos y añade mucho ruido a las conclusiones que podemos extraer de ellos.

Ahora, un equipo de investigadores de las Universidades de Washington y Harvard han buscado soluciones a este problema para saber qué podemos esperar de las olas de calor en el futuro. Y esas soluciones, a decir verdad, son bastante sencillas: a diferencia de otros enfoques, estos científicos han desarrollado un modelo probabilista que usando datos como “el crecimiento de la población, el PIB y la intensidad en carbono por países” estima las emisiones de CO2 a mediados (2050) y a finales de siglo (2100).

Fig4 Extremely Dangerous Days

Las olas de calor, a lo largo del siglo. Las conclusiones parecen claras. “Los eventos de calor sin precedentes de los veranos recientes serán mucho más comunes en lugares como América del Norte y Europa”, explicaba el autor principal del trabajo, Lucas Vargas Zeppetello. Y eso que no nos llevamos la peor parte. Esa está reservada para “muchos lugares cercanos al ecuador” donde en “el año 2100 más de la mitad del año será un desafío trabajar al aire libre”.

Sin embargo, según dice Rodríguez Camino, “los mapas muestran también zonas importantes de latitudes medias, incluida la península ibérica, afectadas por un número significativo de días con estrés por calor peligroso”. De hecho, según los investigadores, “incluso si los países logran cumplir con el objetivo del Acuerdo de París y logran contener el calentamiento”, las olas de calor extremo serán entre tres y 10 veces más comunes en los EEUU, Europa Occidental, China y Japón de finales de siglo.

Casi dos meses de calor extremo. Si traducimos esto a datos tangibles, significa que en España los días de ola de calor podrían doblarse en los escenarios que el modelo dibuja como más probables. No deja de ser un modelo probabilístico; uno muy sensible a lo que hagamos en el futuro. Pero no deja de ser un elemento central en el diseño de las políticas futuras. Cada vez es más urgente preguntarse, ¿qué pasa, qué hacemos si lo que dicen los modelos se cumple? ¿Cómo nos preparamos a ello?

Imagen: GTRES


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Xataka

por
Javier Jiménez

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