China está volviendo a cerrar fábricas, esta vez por la ola de calor: malas noticias para la industria tecnológica
La crisis de la cadena de suministros, que ha golpeado a todo tipo de industrias, parece no dar respiro. Tan solo unos meses después de que las fábricas chinas empezaran a dar señales de recuperación tras los cierres impuestos por el gobierno para limitar los contagios de COVID-19, el escenario que nadie quería volver a ver vuelve a pasar frente a sus ojos. Esta vez, sin embargo, no a causa de la enfermedad infecciosa, sino por una intensa ola de calor que azota al país asiático.
En muchas ciudades chinas, al igual que los recientes récords históricos establecidos en España, las temperaturas se sitúan por encima de los 40°C, lo que se traduce en una mayor presión sobre la red eléctrica a medida que aumenta el uso del aire acondicionado. Algunas regiones están padeciendo los efectos de la ola de calor más que otras. Una de ellas es Sichuan, que sumado al problema anterior está teniendo dificultades para hacer frente a la creciente demanda de energía eléctrica.
Menos energía y más consumo
Las condiciones meteorológicas han resultado en una sequía que está agotando los niveles de agua de los ríos, principalmente de la cuenca del Río Zi (Yangtsé), del que depende la generación de energía hidroeléctrica de Sichuan, que es la responsable de cubrir el 80% de las necesidades energéticas de la provincia. “La capacidad de generación de energía hidroeléctrica continúa disminuyendo”, dijo el jefe de la planta, Zhou Jian, en un comunicado oficial.
Sichuan es una pieza muy importante para la cadena global de suministros. Dentro de su territorio, en el que viven 84 millones de personas, se encuentran fábricas relacionadas a los semiconductores, paneles solares y baterías de litio, pero el gobierno, en un pedido “urgente”, ha ordenado a todas sus ciudades suspender la producción industrial de lunes a sábado. El objetivo detrás de esta decisión, según las autoridades es reducir el consumo energético y poner como prioridad a los hogares.
En respuesta al pedido urgente, los cierres de fábricas han comenzado. El gigante chino CATL, que es un actor clave en la producción de baterías para el coche eléctrico, ha suspendido todas sus operaciones en Sichuan, de acuerdo a Reuters. Intel, que mantiene dos fábricas en Chengdu, con áreas de producción, ensamblaje, pruebas, distribución y oficinas administrativas, también ha cerrado sus puertas momentáneamente. También Toyota ha suspendido sus operaciones allí.
Tesla, que es el mayor fabricante de coches eléctricos del mundo, depende de proveedores que tienen fábricas instaladas en Sichuan para la producción que realiza en Shanghai. En este sentido, según Bloomberg, la compañía dirigida por Elon Musk ha dicho que la falta de componentes debido a la ola de calor podría impactar negativamente en sus objetivos de producción. Esto habría llevado a las autoridades estatales de Shanghai a hablar con sus pares del sur para solicitar prioridad de acceso eléctrico para los proveedores de Tesla.
De momento no hay garantías de que los proveedores de Tesla puedan tener acceso prioritario a la red eléctrica para hacer funcionar sus fábricas. Otro fabricante de coches chino, SAIC, también podría verse beneficiado en caso que las autoridades den el visto bueno. Lo cierto es que de momento tampoco hay certezas sobre cuánto tiempo estará la producción en general detenida y qué impacto final podría llegar a tener en la cadena de suministros, aunque, desde luego, no es una buena noticia.
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Javier Marquez
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