No, la NASA no ha alertado sobre una tormenta solar: esto es lo que sabemos sobre la posibilidad
Este fin de semana se han disparado las alertas ante una posible tormenta solar. La tormenta se ha previsto para mañana, martes. El origen: el tweet de una divulgadora experta en meteorología espacial. Aunque la predicción se ha atribuido a la NASA, la agencia espacial estadounidense no ha lanzado ninguna alerta ni aviso. Desde la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) sí se mencionan posibles impactos menores causados por la actividad solar y una posibilidad pequeña de disrupciones de radio moderadas o fuertes.
El parte del tiempo espacial.
Como ocurre con la meteorología convencional, la NOAA es la principal agencia encargada de publicar las previsiones sobre este tipo de eventos. En su página web pueden consultarse las observaciones, predicciones y alertas para impactos causados por disrupciones de radio, tormentas de radiación solar y tormentas geomagnéticas.
Por ahora los niveles observados son nulos para los tres parámetros pero existen posibilidades de cambio para mañana. Concretamente, se podrían producir disrupciones menores de radio (un 45% de posibilidades) que podrían alcanzar nivele más graves (10% de posibilidades). En cuanto a la posibilidad de impactos causados por una tormenta solar, se estima un 10% de posibilidad de impactos menores. En cuanto a tormentas geomagnéticas, la predicción es de cero impactos.
En España es AEMET la agencia encargada de vigilar en tiempo espacial. Desde esta primavera, la agencia cuenta con un portal específicamente dedicado al tema. Tampoco desde AEMET se ha lanzado ninguna alerta sobre posibles impactos de una tormenta solar.
La NASA.
El tweet que ha desatado la alerta hace referencia a una predicción de la NASA. Sin embargo no parece que las alarmas se hayan disparado tampoco en la NASA. Ni entre sus notas de prensa ni en su página dedicada a la actividad en las múltiples páginas que dedican al estudio del Sol, su actividad o su interacción con la Tierra.
Fulguraciones de origen.
El ciclo solar número 25 está dando de qué hablar, y con motivo. La actividad solar está superando las previsiones iniciales creadas por los modelos solares. Las últimas funguraciones solares (solar flares) de cierta magnitud se produjeron el 16 de julio, una pro la mañana y otra por la tarde. Se trata de eventos de magnitud M1.1 y M1.4 en la escala que utiliza la NASA para estudiar este tipo de explosiones solares.
La escala utiliza cuatro letras para denotar la intensidad de los eventos (B, C, M y X en orden de menor a mayor fuerza) seguidas de una cifra entre cero y 10. Como la escala de Richter, ésta es una escala logarítmica, cada letra representa un nivel de energía 10 veces mayor que la anterior. A partir de M5 el evento empieza a ser considerado fuerte.
Fulguraciones y eyecciones.
Las fulguraciones solares son explosiones intensas de radiación o luz que se producen en el Sol. Son eventos que pueden liberar inmensas cantidades de energía, pero no están solos. En ocasiones estas fulguraciones aparecen acompañadas de eyecciones de masa coronal Solar (CMEs). Estas eyecciones son nubes de plasma expulsadas de la superficie del Sol acompañadas por un campo magnético.
La superficie solar presenta diversos niveles de actividad en función de la fuerza del campo magnético de la estrella y la existencia de turbulencias en este campo. A mayor actividad mayor probabilidad de que se den eventos como las fulguraciones solares, puesto que éstos son causados por la liberación repentina de esta energía.
Impactos en la Tierra.
Cuando la actividad solar alcanza la Tierra puede generar distintos tipos de disrupciones como los que ya hemos visto. Estas se producen por la interacción entre estas turbulencias solares y la ionosfera y campo magnético terrestres. Los tres principales eventos meteorológicos espaciales son los antes mencionados: disrupciones de radio, tormentas de radiación solar y tormentas geomagnéticas.
Los rayos X y radiación ultravioleta expulsados por el Sol que impactan en la ionosfera terrestre pueden causar problemas en las señales de radio, generalmente concentrados en las frecuencias altas (3-30 MHz), evento al que se denomina disrupción de radio (Radio Blackout event).
Son los eventos más frecuentes de este tipo, y pueden llegar a darse en 2.000 ocasiones en un solo ciclo solar (unas 180 veces al año o una cada dos días). Son también los eventos que alcanzan nuestro planeta a mayor velocidad. Los impactos se miden en una escala entre R1 (menor) y R5 (extremo). Las predicciones de la NOAA hablan de un 45% de probabilidades de un evento R1 o R2 y un 10% de posibilidades de uno superior (R3-R5).
Tormentas de radiación solar.
Las erupciones solares pueden causar también que partículas cargadas (protones y electrones) sean expulsadas al espacio exterior, alcanzando la atmósfera terrestre. Al llegar pueden causar tormentas de radiación solar (Solar radiation storms). El campo magnético nos protege de estas partículas, aunque satélites y las zonas polares de la Tierra pueden ser especialmente vulnerables frente a esta radiación.
Estas tormentas pueden de nuevo causar la pérdida de las comunicaciones de radio de alta frecuencia en regiones polares, problemas con el GPS y altos niveles de radiación que afectarían a astronautas y a vuelos en latitudes altas. La escala de impactos es semejante a la anterior y va del S1 al S5. Según las previsiones podemos esperar una tormenta de intensidad al menos S1 con un 10% de probabilidad.
Tormentas geomagnéticas.
Las CMEs son las principales responsables de las tormentas geomagnéticas (geomagnetic storms). Éstas causan nubes de plasma que también pueden alcanzar nuestro planeta a grandes velocidades, que al impactar con nuestro campo magnético causan la tormenta.
Las tormentas geomagnéticas tienen una repercusión visibles sobre las auroras, que se intensifican y pueden desplazarse hacia el ecuador. También pueden afectar al equipamiento eléctrico. Una tormenta de intensidad G1 puede crear pequeñas fluctuaciones en la red eléctrica y afectar a algunos animales. Las más fuertes, G5, pueden causar la caída de redes eléctricas, problemas en satélites y vehículos espaciales y el desplazamiento de la aurora boreal al sur de la península Ibérica.
La última gran tormenta solar.
En cualquier caso, la predicción meteorológica espacial para mañana es bastante optimista. La probabilidad de que vaya más allá que algunas disrupciones de radio es escasa. Como referencia podemos tomar la última tormenta registrada. Se trató de una tormenta geomagnética de nivel G3 ocurrida a finales de marzo. Pese a las alarmas no causó ningún evento significativo. Esperemos que tampoco esta potencial tormenta cause mayores problemas.
Imagen | NASA
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La noticia
No, la NASA no ha alertado sobre una tormenta solar: esto es lo que sabemos sobre la posibilidad
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Xataka
por
Pablo Martínez-Juarez
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