La segunda era de la exploración espacial se está cobrando una víctima inesperada: los vuelos en la Tierra
Los retrasos en los vuelos son habituales en todos los aeropuertos, pero algo está pasando en los aeropuertos de Florida que está empeorando la situación. El origen está en Cabo Cañaveral. El mítico lugar desde el que la misión Apollo 11 partió hacia la Luna es ahora el origen de un problema mucho más mundano, el de la congestión aeroespacial.
Disrupción del tráfico aéreo.
Para alcanzar su destino los cohetes tienen que cruzar, por necesidad, parte del espacio aéreo en las inmediaciones de los cosmódromos de los que parten. Por seguridad las autoridades encargadas de gestionar estos espacios cortan el tráfico en la región durante un tiempo que dura esta maniobra y hasta poder cerciorarse de que los aviones pueden transitar de manera segura por el área.
Los cohetes no duran mucho dentro del espacio aéreo, pero la disrupción del tráfico puede alargarse superando la hora, puesto que el parón comienza antes de la maniobra de despegue y suelen transcurrir entre 30 y 50 minutos entre el despegue y la reapertura. El motivo es que los cohetes pueden dejar a su paso restos que deben caer que los aviones retomen sus rutas en las proximidades. Solo cuando los controladores reciben la confirmación de que el cielo está despejado de escombros reabren el espacio aéreo.
Esta operación puede dilatarse más cuando el cohete cuenta con etapas que realizan maniobras de reentrada para aterrizar y ser reutilizadas. Las dimensiones del espacio aéreo cerrado varían, ocupando áreas rectangulares que superen con creces los 100 kilómetros de longitud.
La verdadera magnitud del problema.
Las autoridades aéreas reciben un aviso sobre los lanzamientos programados con un par de semanas de antelación por norma general. No es mucho si tenemos en cuenta que los vuelos suelen programarse con mucha mayor antelación, pero sirve para que los controladores aéreos tengan cierto margen para hacer preparativos y desviar algunas rutas.
Aun así, surgen problemas. 2022 ha visto un gran incremento en el tráfico aéreo de aeropuertos como el de Jacksonville en Florida, pero también un aumento en los retrasos, y parte tiene que ver con el centro de la NASA.
Pérdida de tiempo y de dinero.
Es un contexto difícil para las aerolíneas, severamente afectadas primero por la pandemia y después por el incremento en los costes del combustible. Precisamente el combustible es un factor clave, y es que retrasos y desvíos hacen que los vuelos tengan que consumir más. Un ejemplo de esto puede encontrarse con el famoso lanzamiento del Tesla por parte de SpaceX. El lanzamiento afectó a la friolera de 563 vuelos, con 4.600 minutos perdidos en retrasos y 34.400 millas aéreas de desvíos.
Un estudio realizado precisamente en Florida en 2018 estimó que para 2021 las pérdidas alcancen los 200.000 dólares por vuelo solo en combustible, y crecerían un 50% adicional en la década siguiente. El precio del combustible aéreo ha crecido sustancialmente desde 2018.
Fuerzas contrapuestas.
Los avances tecnológicos pueden ayudar a las autoridades a reducir las disrupciones, a través de mejoras en la comunicación entre los distintos agentes implicados o en la detección de restos de cohetes. El problema es que, en la medida que la tecnología pueda acortar el periodo y el área de cierre del espacio aéreo un aumento en el tráfico espacial puede deshacer los avances. O empeorar la situación.
La demanda de lanzamientos espaciales está creciendo notablemente. Esto no solo afecta a los puntos de despegue presentes como Cabo Cañaveral, el Centro Espacial de Guayana, o Baikonur, puesto que se espera que, conforme esta segunda ola de exploración aeroespacial se consolide, el número de puertos espaciales crezca notablemente. Estos nuevos cosmódromos añadirán, previsiblemente, disrupciones en cada vez más aeropuertos.
¿Esto solo afecta a los EEUU?
El problema al que se enfrentan los controladores aéreos estadounidenses no parece que pueda afectar a los españoles, pero sí a los franceses. El motivo está en el lugar desde el que parten la mayor parte de las misiones de la Agencia Espacial Europea (ESA), la Guayana Francesa. El puerto se encuentra de nuevo en una localización conveniente, cerca del ecuador para facilitar el despegue de las naves; pero con la salvedad de que se encuentra a miles de kilómetros del continente europeo.
El centro espacial europeo no se encuentra cerca de aeropuertos de gran tamaño, siendo el aeropuerto de la capital Cayenne, el único aeropuerto cercano de relativa importancia. Además el cosmódromo europeo de Sudamérica no ha visto un severo incremento en su actividad en los últimos años. La ESA hace una evaluación más bien positiva del impacto económico del cosmódromo en el territorio francés.
Algo parecido ocurre con el lugar desde el que despegan habitualmente las naves Soyuz de la Agencia Espacial Rusa, Roscosmos, situado en una zona aislada de Kazajistán, lejos del ecuador, pero en un lugar en el que no genera importantes disrupciones.
Un problema conocido.
La nueva era de la exploración espacial no está exenta de polémicas. El primero lo arrastramos ya desde hace años y también tiene que ver con la congestión y con los restos que dejan tras de sí las misiones espaciales. La basura espacial va poblando las órbitas bajas terrestres y con el tiempo aumentan los riesgos de choque entre los residuos que dejamos y las nuevas misiones que enviamos. Y son muchas misiones, tanto que incluso los astrónomos que observan el espacio desde la Tierra han mostrado su preocupación.
El segundo problema tiene que ver con también con la polución, concretamente con las emisiones de CO2. Los residuos que expulsan las misiones no solo son sólidos, sino también gaseosos. La tremenda energía necesaria para enviar objetos al espacio tiene un coste en términos climáticos que se puede añadir a la propia de aviones y otros medios de transporte.
Florida: turismo y cohetes.
Florida además de acoger las instalaciones de la NASA es una de las áreas que más turistas recibe, lo cual hace que sus aeropuertos sean importantes infraestructuras. El motivo por el que Florida fue elegida como punto de referencia para los lanzamientos tiene que ver con su geografía.
Debido a la dirección de rotación de la Tierra, los cohetes se lanzan en dirección al este. Como resulta conveniente que el cohete sobrevuele el mar en sus primeros pasos, la costa este era la más indicada. El segundo factor geográfico es que es uno de los puntos más cercanos al ecuador para así aprovechar también la rotación planetaria.
Pero Florida también destaca por su clima (para bien y para mal). Su clima es cálido y sus cielos despejados y es el lugar al que muchos jubilados estadounidenses eligen para su retiro, el Benidorm americano. Además acoge Disney World, posiblemente el parque de atracciones más famoso del mundo.
Imagen | David Mark
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La noticia
La segunda era de la exploración espacial se está cobrando una víctima inesperada: los vuelos en la Tierra
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Xataka
por
Pablo Martínez-Juarez
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