Por qué bajar los impuestos al combustible beneficia a los más ricos y qué alternativas hay
La gradual subida en el precio de los carburantes que experimentan los consumidores desde mucho antes de la invasión de Rusia a Ucrania ha llevado a sectores como el de las estaciones de servicio a pedir una reducción de los impuestos de los carburantes.
Una medida que ya han tomado varios países europeos y que sin embargo, alerta el grupo de presión Transport & Environment (T&E), conducirá a una rebaja poco equitativa entre los conductores con más y menos ingresos, beneficiando en mayor medida a los primeros.
Cuando una rebaja del IVA no se traduce en una bajada de precios: Alemania como ejemplo
El estudio de T&E advierte de que una rebaja en los impuestos al combustible canaliza los beneficios hacia los más ricos.
Así, el 10 % más rico de los conductores recibirá ocho veces más en recortes de impuestos sobre el combustible que los más pobres, en promedio, porque consumen mucho más combustible al conducir vehículos más grandes, explican.
“Un recorte de 15 céntimos en el impuesto sobre el combustible durante seis meses reducirá la factura del conductor de un BMW X5 en 300 euros en comparación con los 85 euros de un conductor de Citroën C3. Mientras tanto, las personas que usan el transporte público no reciben nada”.
También, advierte el grupo ecologista, las compañías petroleras ajustarán sus precios para compensar una parte de la reducción de impuestos. Es decir: la bajada de impuestos no se traduce en una baja de precios.
Algo que ya ocurrió en Alemania en 2020, cuando redujeron temporalmente el IVA aplicado a la gasolina y el diésel.
¿Cuál fue el resultado? En el caso del diésel, las estaciones de servicio transfirieron el 83 % de la rebaja tributaria a los precios. Para la gasolina, la transferencia fue entre el 40 % y el 61 %, explica Juan Luis Jiménez, Doctor en Economía y profesor de la Universidad de las Palmas de Gran Canaria.
Este experto pone sobre la mesa dos alternativas: reducir los impuestos a colectivos que sí tengan capacidad de negociación frente a los productores y mejorar la competencia en el mercado.
En España, los conductores son los que menos impuestos sobre hidrocarburos pagan en la UE (que dicta la fiscalidad en cada país), a lo que hay que sumar un 21 % de IVA. Estos ingresos se destinan a las Comunidades Autónomas para poder financiar el gasto público en sanidad o educación.
Desde la Confederación española de empresarios de estaciones de servicio se ha pedido al Gobierno una reducción temporal de la fiscalidad que soportan los carburantes. Algo que supondría, dicen, “un verdadero balón de oxígeno para las empresas españolas”, sin aludir al consumidor.
De momento, España no se plantea reducir el IVA de los carburantes, como sí lo han hecho varios países europeos como Francia, Bélgica, Italia, Irlanda, Portugal o los Países Bajos, entre otros.
Una medida que, según T&E, costará a los contribuyentes europeos cerca de 9.000 millones de euros. ¿Qué proponen? Gravar las importaciones de petróleo ruso: “Esto podría generar hasta 27.000 millones de euros en ingresos”, explica.
Algo que desde la UE, muy dependiente del gas y el petróleo ruso, ya se está poniendo sobre la mesa.
También diseñar medidas de apoyo a la renta (como cheques de consumo, impuestos laborales reducidos) enfocadas a familias de clase media y baja que no incentiven el uso del petróleo, así como reducir el precio del transporte público son otras alternativas propuestas.
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Victoria Fuentes
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