Esquema del triángulo de exposición: qué es y cómo nos puede ayudar ayuda a hacer mejores fotos
El famoso triángulo de exposición nos servirá simple y llanamente para conseguir una exposición correcta de nuestras fotografías. Al combinar de forma equilibrada el diafragma, el tiempo de obturación y la sensibilidad lograremos una imagen perfecta desde el punto de vista técnico. Forma parte del ABC fotográfico desde tiempo inmemorial, pero conviene revisarlo porque en el mundo digital han cambiado, y mucho, esta regla básica.
Si recuerdas, por ejemplo, los Juegos Olímpicos de Barcelona y eres fotógrafo, seguro que te sabes de memoria el triángulo de exposición de tanto que lo leíste en el mítico libro de Langford o te lo repitieron en las clases de la escuela o del centro cultural.
A pesar de la irrupción de la fotografía digital y sus adelantos se sigue explicando con pelos y señales, y con el ejemplo del vaso lleno de agua. Ya no es fundamental conocerlo, pero es una buena herramienta que tenemos para saber qué es lo que pasa cuando apretamos el disparador.
Hay que adaptarlo en el siglo XXI porque ya no es tan inamovible como antes. Era un punto y final en el aprendizaje, ahora es un pequeño capítulo gracias a la fotografía computacional y a todas las ventajas de las cámaras digitales.
Así que vamos a conocerlo a fondo, por si nos pica la curiosidad y queremos hacer las cosas bien con nuestra sin espejo. Pero el objetivo que tenemos entre manos es adaptarlo a los nuevos tiempos.
Los tres pilares del triángulo de exposición
En los tiempos pasados, si no conocías ciertos principios básicos no obtenías el ‘carné de fotógrafo’. Estabas atrapado hasta que no entendías bien los entresijos del modo Manual, la ley inversa del cuadrado, la ley de la reciprocidad y en un estado más avanzado, el sistema de zonas para un revelado perfecto.
Hoy la mayoría de estas cosas se han olvidado, aunque de vez en cuando encuentras defensores a ultranza de la hiperfocal y demás. Como siempre hay que evolucionar y olvidarse de los viejos mitos, aunque conviene revisarlos para conocer nuestros orígenes. Y sí, sigue siendo importante aunque muchas cosas ya no sean esenciales.
Para conseguir una exposición correcta necesitamos tres variables trabajando juntas, el famoso triángulo de exposición:
- Diafragma
- Tiempo de obturación
- Sensibilidad
Según ajustemos cada uno de ellos lograremos exponer correctamente, o quedarnos cortos de luz o quemar la fotografía. Pero que no se nos olvide que el concepto de exposición es relativo. Y depende mucho de nuestra intención… pero no nos desviemos todavía. Vamos a ver cada uno de los pilares.
Diafragma
El diafragma es una abertura que ajusta la cantidad de luz que llega al sensor. Su diámetro se controla por un mecanismo de palas (cuantas más tenga, más circular será esa abertura y mayor calidad de imagen obtendremos).
Se mide en números f. El motivo de la escala tan extraña que tanto nos confunde (parece que va al revés) está perfectamente explicado por Michael Langford en su libro ‘Fotografía básica. Iniciación a la fotografía profesional’:
Cuanto mayor es el número f, menor será el haz luminosos que penetrará en el objetivo, y menos luminosa la imagen que se formará. Necesitamos ahora una serie útil de trabajo de los números f con los cuales indicar el control de la abertura. La elección evidente será esta serie: f1; 2; 4; 8; 16; 32… La desventaja está en que cada cambio implica reducir a la mitad la abertura efectiva, y según vimos, cada vez que se reduce el diámetro a la mitad, se reduce asimismo la iluminación a una cuarta parte… Desde el el punto de vista fotográfico resultaría más útil disponer de una escala para poder reducir la iluminación a la mitad. Esto puede hacerse añadiendo más números f a la escala, en posiciones intermedias. En lugar de una progresión de dos veces, podemos aumentar cada número f por la raíz cuadrada de dos, que es igual a 1,4. De este modo, la escala se completa con: f1; 1,4; 2; 2,8; 4; 5,6; 8; 11; 16; 22; 32…
Es decir, el número f es el resultado de dividir la longitud focal del objetivo por el diámetro del diafragma. Esta fórmula consigue que el diafragma f5,6 deje pasar la misma cantidad de luz en cualquier objetivo.
Elegir uno u otro diafragma nos permitirá aumentar o disminuir la profundidad de campo de nuestra fotografía, aparte de dejar pasar más o menos luz. Siempre recomiendo una regla mnemotécnica para no perderse:
Número pequeño, menos profundidad de campo. Número grande, más profundidad de campo.
Tiempo de obturación
Velocidad de obturación, tiempo de exposición… se conoce de muchas formas. Quizás la forma más correcta de referirse a este parámetro es tiempo de obturación, puesto que la definición es:
Intervalo de tiempo, que se controla mediante el obturador, durante el cual se permite el paso de la luz a través del objetivo para exponer el sensor (o la película).
Los tiempos de obturación están en progresión geométrica con una relación 1:2. Así, cada cambio equivale a la mitad o al doble del valor contiguo:
1 sg, 1/2, 1/4, 1/8, 1/15, 1/30, 1/60, 1/125, 1/250, 1/500, 1/1000…
Y queda claro que los tiempos más rápidos congelan el movimiento y los más lentos lo registran. Y olvidaros de las normas que ponen en libros y demás páginas. Todo depende de nuestras necesidades y de la creatividad. Y por supuesto de la situación en la que estemos.
No necesitamos el mismo tiempo para congelar el movimiento de un velocista a 500 metros de nosotros que a 100 metros. Como hemos dicho al principio, el tiempo de obturación es relativo.
Sensibilidad
Es uno de los pilares que más ha cambiado en el mundo digital. Muchas veces lo explicamos de la misma forma que cuando trabajábamos con película. Y cada vez tiene menos sentido. Pero es verdad que es la forma más sencilla de explicarlo.
La sensibilidad es, valga la redundancia, lo sensible que es el sensor a la luz para provocar una carga determinada. La sensibilidad digital es una amplificación de la señal de salida del sensor, como subir el volumen en un equipo de música (si me lo permiten los académicos).
En los tiempos químicos se medía según los estándares de la ISO (International Organization for Standardization), concretamente los ISO 6, ISO 2240 e ISO 5800. Por obra y gracia del lenguaje, la sensibilidad de la película se nombra como la organización que lo regula… y muchos creen que siguen utilizándose.
Está en progresión geométrica con una relación 1:2. Así, cada cambio equivale a la mitad o al doble del valor contiguo ¿os suena?:
100-200-400-800-1600-3200-6400-12800…
Sin embargo, en la actualidad tenemos otras normas distintas a la de la época química. (es normal puesto que no funciona exactamente igual). Las nuevas normas se formularon en 2006 y se empezaron a aplicar en 2015:
- Olympus, Pentax y Samsung han apostado por la norma SOS, que solo es oficial con archivos jpeg con un espacio de trabajo sRGB (en RAW es solo una estimación).
- Canon, Nikon, y Sony prefieren el estándar REI, puesto que permite tener un criterio propio.
Después de ver estos tres puntos, podéis suponer que el famoso triángulo de exposición ha cambiado bastante desde que disparamos con nuestras cámaras digitales.
Cómo funciona el triángulo de exposición en la fotografía digital
Los tiempos cambian. Y las normas inamovibles también. Y el triángulo de exposición no es una excepción. Eso sí, todos los fotógrafos somos libres de seguirla a pies juntillas. Yo, de hecho, sigo con ella porque me cuesta cambiar mi forma de disparar. Pero soy consciente de que no tiene sentido en pleno siglo XXI.
Así que voy a explicarla como si nada hubiera cambiado y luego vemos cómo es más realista trabajar hoy en día con ella.
Modo clásico
La clave del triángulo de exposición es que tenemos una tríada de parámetros que nos permiten conseguir la exposición correcta que estamos buscando. Y lo mejor de todo, nos deja descubrir que tenemos distintas combinaciones ganadoras que dan el mismo resultado.
¿Y qué es la exposición perfecta? Si hacemos una fotografía a una carta de grises, el gris medio (al 18%), debe grabarse con dicha luminosidad en el sensor. La combinación de los tres parámetros debería dar como resultado ese gris.
Si partimos de la regla del f16, la base de toda práctica manual, podemos disparar en un día despejado y sin nubes a ISO 100 1/100 y f16. Esta combinación da como resultado una exposición correcta.
Según estos datos, podemos hacer una fotografía a un paisaje sin problema alguno. Tendremos la suficiente profundidad de campo con ese f16, el tiempo de obturación nos evita una imagen trepidada y la sensibilidad nos asegura una imagen limpia.
¿Pero qué pasa si necesitamos más velocidad para congelar el movimiento o menos profundidad de campo? Que si queremos conseguir la misma exposición, tendremos que variar alguno de estos parámetros.
¿Recuerdas que los tres pilares están en progresión geométrica con una relación 1:2? Eso quiere decir que cualquier paso que des en cualquiera de los tres parámetros hacia delante o hacia atrás supone que te desplazas el doble o la mitad exactamente.
Si necesitas más velocidad puedes subir a 1/200, pero para mantener la misma exposición el triángulo te recuerda que tienes que variar uno de los otros dos pilares para evitar desequilibrar el conjunto. Como al sensor va a llegar la mitad de luz (de 1/100 a 1/200 hay un paso) tienes que elegir una de las dos opciones:
- Subir la sensibilidad un paso, de 100 ISO a 200 ISO
- Abrir el diafragma de f16 a f11.
Solo así conseguiremos que la exposición sea exactamente igual. Y la elección de una u otra opción obedce solamente a nuestras necesidades. Esto que acabamos de ver es simple y llanamente la ley de la reciprocidad: Si un valor aumenta, uno de los otros dos disminuye. Y viceversa.
El triángulo de exposición en la actualidad: de los tres lados a una línea
La fotografía digital ha cambiado tanto que el triángulo de exposición está pasando a ser una línea. Hoy, con las cámaras adecuadas, podemos olvidarnos de todas las historias del triángulo y centrarnos solo en un parámetro. Ya no existe el término exposición correcta porque solo hay una. Trataré de explicarme.
Las cámaras que más éxito tienen en la actualidad son las de los teléfonos móviles. Se sirven de la fotografía computacional para conseguir resultados. Y tienen una característica principal: carecen de diafragma. Luego nos podemos olvidar de este pilar si trabajamos con un teléfono móvil.
Muchos diréis que no todos utilizamos móviles, y puede ser cierto. Pero las cámaras más avanzadas que están saliendo ahora al mercado, tienen un sensor ISO Less:
Un sensor invariable es aquel que obtiene el mismo ruido digital en un archivo RAW tanto si subes la sensibilidad como si fuerzas el revelado de un archivo subexpuesto en un programa de edición. Hoy por hoy, no hay en el mercado un sensor ISO-Less puro. Pero seguro que la próxima generación lo será.
¿Qué quiere decir esto? Que da igual como midamos la luz porque siempre vamos a poder recuperar la información y exponer correctamente en el momento del revelado. Así que, nos queda que lo único importante en lo que nos tenemos que fijar es el tiempo de obturación.
Si queremos congelar el movimiento solo hay que subirlo. Si nos da igual, y solo buscamos que la imagen no salga movida, tenemos la posibilidad de bajarlo. Pero como los sensores están estabilizados, hasta nos podemos olvidar del tiempo.
En definitiva, con cámaras tan dispares como la antigua Fuji X-T1 o la más modernas de Nikon o Sony (una buena comparativa), es que da igual cómo midas la luz que siempre nos va a quedar perfecta.
Lo que depara el futuro
De momento podemos seguir fotografiando, sin miedo, con el triángulo de exposición en la cabeza. Pero cada vez tiene menos sentido y se quedará como un recuerdo romántico. Todavía hay mucha gente que tararea un tango para saber el tiempo que le queda para revelar un carrete.
Si conocemos a la perfección los tres parámetros del triángulo de exposición, entenderemos mejor como funciona todo. Pero cada vez es más innecesario. De momento ya no sirve si hacemos fotos con el móvil.
Y muy pronto, cuando saquen una sin espejo con las entrañas llenas de fotografía computacional y un objetivo sin diafragma para abaratar costes, será un reducto del pasado. Es algo que tendrá que pasar cuanto antes para evitar desaparecer.
La fotografía ya no es lo que era, al menos desde el punto de vista técnico. Eso sí, quien siga pensando que con el mejor móvil las fotos salen solas seguirá terriblemente equivocado. Todavía nosotros podemos elegir el momento y el encuadre. La técnica ya no es nuestra.
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Esquema del triángulo de exposición: qué es y cómo nos puede ayudar ayuda a hacer mejores fotos
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Xataka
por
Fernando Sánchez
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