‘The Batman’ se adentra en territorio desconocido para el cine de superhéroes: la mezcla con el policiaco

'The Batman' se adentra en territorio desconocido para el cine de superhéroes: la mezcla con el policiaco

‘The Batman’, como buena película de tres horazas que podría perfectamente quedarse en dos y pico con algo de edición y sentido común, tiene abundantes altibajos en su desarrollo. Pero la sensación final es que esa irregularidad viene de que está experimentando por primera vez con tonos, texturas y argumentos relativamente nuevos en el cine de superhéroes. El balance final es inevitablemente positivo: ni Pattinson funciona siempre como Batman ni todas las tramas tienen el mismo interés, pero es de agradecer un respiro al monolítico estilo de Marvel y al espectáculo desmesurado de la DC de Snyder.

De hecho, ‘The Batman’ tiene en común con otras películas de DC su propósito de forjar una identidad propia que no le deba nada a nadie. Igual que ‘Shazam!‘ parecía una película de adolescentes de los ochenta bañada en fiesta superheroica, ‘Aquaman‘ una verbena colorista que recupera lo más hortera y lisérgico del género en los setenta y ‘Joker‘ un drama indie que picotea con referencias al bat-verso, ‘The Batman’ es un oscuro policiaco procedural donde los delincuentes pertenecen a la galería de villanos del personaje.

La parte interesante es que esta aproximación es también tradicional dentro del personaje: Batman nació como un vengador que hundía sus raíces en héroes pulp como La Sombra, y bebía de los ambientes y secundarios propios del cine negro, muy popular en la época de su creación. El apodo de “El mejor detective del mundo” siempre ha acompañado al personaje, aunque nunca se ha explotado demasiado en las adaptaciones (salvo en la inolvidable serie de televisión de los sesenta). Y en las últimas décadas, comics como ‘Gotham Central’, con guiones de Ed Brubaker y Greg Rucka, han incidido en esta visión del personaje.

Es decir, Matt Reeves no ha revolucionado la visión de Batman, pero sí que ha pisado el acelerador en este sentido, haciendo una película muy poco preocupada por ser simpática, en perfecta oposición al cine de Marvel. Gotham vuelve a ser una ciudad amenazadora y perpetuamente nocturna; los villanos no tienen superpoderes, pero sus disfraces acentúan la deformidad y la extravagancia; las pistas que deja Enigma no son simples adivinanzas, sino desafíos a la inteligencia detectivesca de los personajes. Y por supuesto, el núcleo de la trama habla de sobornos, corrupción, asesinatos, poder, narcotráfico y mafiosos, al más puro estilo del cine negro.

El Batman más realista… o no

‘The Batman’ nos presenta a un Bruce Wayne ya muy en su papel del héroe orejudo, y en constante colaboración con el comisario Gordon. En este contexto se produce el asesinato de un importante político de Gotham a manos de alguien que deja sobres dirigidos al héroe. Se trata de Enigma, cuyos planes pronto se cruzan con algunos de los capos del crimen organizado de la ciudad, como El Pingüíno, y con una ladrona profesional, Catwoman, que se convierte en improvisada aliada de Batman.

La película tiene una serie de secuencias de notable espectacularidad (no demasiadas: ‘posee mucha menos acción que la media del cine de superhéroes, apenas tres escenas algo más extensas y algunas peleas rápidas aquí y allá, lo que justifica su calificación de PG-13. Pero el argumento relatado más arriba se desarrolla como un procedural oscuro al estilo ‘Seven’. Solo que uno de los detectives no lleva gabardina y fuma sin parar, sino que tiene un cinturón multiusos y una máscara con orejotas. Es decir: interrogatorios, sospechosos rotatorios, giros con cada descubrimiento y ambientación extremadamente sórdida.

La idea es estupenda, pero no siempre cuaja a la perfección. Las tramas del Pingüíno, por ejemplo, son superficiales y el personaje apenas está desarrollado, su papel podría cubrirlo cualquier jefe del hampa. Robert Pattinson -paradójicamente- funciona en las secuencias de acción, pero no tanto cuando intenta inyectar algo de sensibilidad en Bruce Wayne. Y la trama no es, en realidad, tan complicada como para justificar todas las vueltas que dan los personajes. Y el tramo final, que no desvelaremos aquí, es muy decepcionante.

Pero de ‘The Batman’ hay que quedarse con lo que mejor funciona, que es mucho: la ambientación oscura y extremadamente seria (aunque se echa de menos, para qué negarlo, la relación zumbona que siempre han tenido Batman y Catwoman); la idea de dar un giro al personaje y devolverlo a sus fundamentos detectivescos, dejando de lado su cara como héroe de acción; y la búsqueda de alternativas a un género, el superheroico, que tiene suficientes caras como para que cada película sea un mundo, pero que de un tiempo a esta parte no se caracteriza por su atrevimiento. Solo por eso, ‘The Batman’ ya merece unas considerables dosis de atención y cariño.


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John Tones

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