Cuando la URSS tuvo su propia Fórmula 1 soviética y diseñó el Moskvich G5-GD1, un coche para competir en el mundial
En pleno siglo XXI hablar de la relación de Rusia con la Fórmula 1 no resulta tan extraño. Entre Vitaly Petrov, Daniil Kvyat, Sergey Sirotkin y Nikita Mazepin el país ruso ha tenido al menos un representante en todas las temporadas desde 2010 con la única excepción de 2013. Además tienen un Gran Premio y tuvieron sus equipos, primero Midland y luego Marussia.
Lo que menos gente sabe es que la pasión de Rusia por las carreras de coches no es un acontecimiento reciente. Ni siquiera se remonta a los ’80, cuando Bernie Ecclestone quiso organizar un Gran Premio de la Unión Soviética. Antes de todo eso, la URSS ya había tenido su propia Fórmula 1 y un proyecto frustrado para correr en el mundial.
La Fórmula 1 soviética se celebró desde 1960 a 1976 con dominio de Moskvich
Para encontrar el origen de la Fórmula 1 soviética hay que remontarse hasta mitad de los ’50. Poca después de la muerte de Iósif Stalin la URSS comenzó el camino para tener su propio campeonato de carreras de coches. La federación de automovilismo soviética entró en la FIA y en Rusia se creó una Fórmula 2 con motores de 750 cc.
Pero fue la escasez de este tipo de motores en la Unión Soviética lo que poco a poco fue empujando a la organización a abrir la mano, permitir la entrada de propulsores de más potencia e ir creando poco a poco, y sin darse cuenta, una especie de Fórmula 1 soviética que más bien era una categoría libre, en la que las diferencias mecánicas eran enormes por la libertad de inscripción.
Así, en 1960 se puso en marcha la Fórmula 1 soviética. Con un reglamento deportivo calcado al del mundial, y uno técnico bastante inspirado, aunque con más manga ancha para poblar las parrillas (el tope de cubicaje de los motores era de 2.500 cc), el 28 de agosto de 1960 se disputó en Leningrado la primera carrera de la historia de la Fórmula 1 soviética.
Nadie debe imaginar un campeonato como los actuales de Fórmula 1, ni siquiera parecido a los de la época. La Fórmula 1 soviética tenía un calendario de tan solo dos carreras, y no fue el más corto de su historia. Valery Shakhverdov ganó esa primera carrera en Leningrado y fue tercero en la segunda y última, en Tallin, para ser el primer campeón.
La Fórmula 1 soviética poco a poco fue adaptando su reglamento técnico al del mundial con un claro objetivo: ser capaces de desarrollar un monoplaza lo suficientemente competitivo como para correr por todo el mundo sin hacer el ridículo. Habían tenido monoplazas muy míticos como el MADI 01 o el KhADI-8, pero eran coches que mecánicamente no hubiesen tenido nada que hacer fuera de la URSS.
El MADI 01 era un coche claramente inspirado en el Lotus 72, pero con un motor V6 de tres litros que no tenía demasiada potencia, solo 125 CV, ni era fiable. En cuanto al KhADI-8, se trataba de un pequeño coche ucraniano que tenía motores más desarrollados, pero ninguno se adaptaba a la Fórmula 1. Al primero le faltaba cubicaje para cumplir el reglamento y al segundo le faltaba potencia para competir.
Sin embargo, a finales de los ’60 desaparecieron algunos campeonatos locales de turismos y deportivos, por lo que la organización de la Fórmula 1 soviética abrió aún más la mano para dar uso a esos propulsores. El único límite reglamentario que se estableció era el de tres litros para los motores. Daba igual el peso y que fuese turbo o atmosférico.
De ahí surgió el Moskvich G5-GD1, el coche que hizo soñar a la URSS con poder correr en la Fórmula 1. Moskvich era una de las grandes empresas automovilísticas del país y ‘el moscovita’, como era la traducción literal de su nombre, estaba desarrollando 200 CV a 10.500 rpm en el banco de pruebas. Eran cifras similares a las de Ferrari o BRM, los mejores de la Fórmula 1.
El Moskvich G5-GD1 montaba un motor V8 de 1.5 litros y para su chasis se utilizó por primera vez en la historia un túnel del viento. Había arrasado en la Fórmula 1 soviética, ganando seis campeonatos, y el único hándicap que a priori podía tener respecto a los mejores coches del mundial era el peso, que superaba en torno a los 100 kilos a Ferrari, BRM y compañía.
El Moskvich estaba listo para entrar en la Fórmula 1 en 1966 y ser muy competitivo, pero de repente se encontró con un inesperado contratiempo: la Fórmula 1 cambió su reglamento técnico a motores de tres litros, lo que liquidaba las esperanzas del Moskvich G5-GD1. Se intentó desarrollar un nuevo motor que prometía en el banco de pruebas, pero fracasó en pista.
El gobierno soviético, que era quien estaba financiando el proyecto del monoplaza, retiró el apoyo ante lo que consideraron que era una invitación de la Fórmula 1 a que no ingresasen en el mundial, y Moskvich tampoco pudo seguir financiando el proyecto. Así que el Fórmula 1 soviético murió antes de siquiera competir.
El Moskvich G5-GD1 siguió arrasando en la Fórmula 1 soviética, un campeonato que nunca llegó a superar las cuatro carreras anuales hasta que se terminó en 1976. Su espíritu se mantuvo hasta 1990 en la Copa de la Amistad de Países Socialistas, pero cuando cayó el muro de Berlín se acabaron definitivamente las carreras de coches comunistas.
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Cuando la URSS tuvo su propia Fórmula 1 soviética y diseñó el Moskvich G5-GD1, un coche para competir en el mundial
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Motorpasión
por
Roberto Rodríguez
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